Sin etiquetas con Shütte

La inseguridad y las tiendas de autoservicio

Lectura: 2 minutos

Cada vez que pensamos en la inseguridad, suponemos que es una cuestión de policías, cuando en realidad el fenómeno es multifactorial y en buena medida se debe a cuestiones que parecen menores, pero no lo son. Un ejemplo de esto tiene que ver con las grandes cadenas de autoservicio, ya sean grandes almacenes o aquellas que han venido desplazando a la tiendita de la esquina y con ello generando pobreza de las familias que tenían la tiendita como el sustento familiar. Esa gente que era propietario de la tienda del barrio, sabían quién era quién en cada lugar, quiénes eran los borrachos de la cuadra y quiénes los malosos; las tienditas fiaban y la gente pagaba sus deudas, ello a pesar de los letreros de ” hoy no fío, mañana sí”.

Las tienditas eran el lugar de reunión vecinal, ¡sin ellas el tejido social se ha roto!

En las principales ciudades de Europa las tiendas de autoservicio están prohibidas y, por eso, todavía dentro de estas urbes podemos encontrar al zapatero remendón, al cerrajero, al sastre, al boticario, etc.  Las grandes tiendas de autoservicio han hecho mucho daño; éstas venden la idea de que tienen descuentos importantes, mismos que pagan los productores, pero además la gente llega a ellas en transporte público barato, pero se regresa en taxi, eliminando así cualquier ahorro que pudiera lograrse. La cantidad de empleos, de oficios desplazados y la gran cantidad de familias que de ello vivía, hoy tienen que dedicarse a otras cosas, dejando a un lado un abasto cercano no sólo geográficamente sino de conocimiento.

Me parece una gran falta de respeto aquellas tiendas en donde se revisa a la salida que el cliente no se haya robado nada. En otros países uno pasa a la caja, pasa los artículos por un lector de código de barras y desliza uno la tarjeta de crédito para pagar, en cambio, en México ¡somos tratados como delincuentes por aquellos a quienes estamos enriqueciendo!

Evidentemente los políticos responden a presiones económicas y no a las protestas sociales. De hecho, si nuestros políticos fueran responsables no existirían las tiendas de autoservicio, entendiendo que la vigilancia vecinal otorga seguridad en cada esquina. ¿Dónde quedaron las panaderías? ¿Las fondas? ¿El comercio en detalle? ¿Dónde la seguridad vecinal?

Lo que estamos viviendo es terrible, la desconfianza es una constante en la sociedad, los niños ya no van en patines, bicicleta o patineta a la tienda de “Don Chucho”, hemos perdido ese trato personal que tanto coadyuva con la seguridad de las colonias. Hoy las tiendas de autoservicio son los lugares preferidos por la delincuencia para ejercer su inaceptable oficio.

Auguro que la inseguridad a partir del 16 de septiembre crecerá de manera estrepitosa, y que durante las campañas políticas está se recrudecerá y todo porque quienes tienen la obligación de cuidar de la ciudadanía están distraídos, haciendo pactos con la delincuencia.

Por otra parte, insisto en que la Ley de Seguridad Interior es conveniente y evitará que nuestras Fuerzas Armadas sigan siendo denostadas a la falta de un marco legal adecuado, entendiendo que los policías en todos los niveles de gobierno no han sido capaces de brindar seguridad y que los políticos siguen viendo a la seguridad como moneda de cambio.

@schutte

Ley de Seguridad Interior

Lectura: 2 minutos

La seguridad interior es un pendiente del gobierno desde hace décadas, el hecho de que nuestras Fuerzas Armadas cuenten hoy con una ley que brinde un marco jurídico era algo inaplazable, aun así tuvo que pasar mucho tiempo para su aprobación y me parece que las fuerzas políticas siguen usando el tema de la seguridad pública como una moneda de cambio, esto es francamente inverosímil.

Hay quienes temen que ahora el Ejército Mexicano pueda llegar a volverse un represor, lo cual es absurdo. Entre 1968 y 1971, el Ejército siguió las instrucciones del comandante en jefe, es decir, del Presidente de la República, y desde entonces nuestros soldados y marinos se han visto forzados a intervenir en una serie de problemas que las diferentes policías no han podido resolver. Por otro lado, estos mexicanos honorables y leales a México han dedicado buena parte de sus esfuerzos a dar atención a la población en casos de desastres, pero también dando consultas médicas gratuitas, haciendo obras de infraestructura que corresponderían a los estados y municipios, llevando alimentos a los pueblos más remotos y olvidados y, por supuesto, cuidando la seguridad nacional.

El General Salvador Cienfuegos lo ha mencionado incontables veces; ellos quieren regresar a sus cuarteles, pero ante la ineficiencia e ineficacia de las policías federales, estatal y municipal, han tenido que tomar parte y esto no les ha sido conveniente. Con todo y ello el Ejército Mexicano goza de mayor prestigio y confianza que cualquier otra institución política, civil o religiosa.

Sin la menor duda ha sido la corrupción en las policías lo que nos mantiene en una inseguridad altísima. Asimismo, el gasto en entrenamiento, armamento y demás llega a cifras escandalosas, y lo peor de todo ello es que por lo menos 30% de esos recursos, se pierden en el camino por la corrupción existente en todos los niveles de gobierno.

Una última reflexión tiene que ver con las mafias instaladas en los partidos políticos a través de sus militantes, las cuales han hecho que la seguridad no prospere en virtud de que no conviene a sus intereses. De esta manera, la Ley de Seguridad Interior es la última instancia que tenemos los mexicanos, así que ¡yo le doy un voto de confianza!

@fschutte

México roto

Lectura: 2 minutos

El sismo nos dejó claro dos cosas, los políticos no tienen el respeto de la ciudadanía y los militares cuentan con el cariño y credibilidad de un México que nuevamente está cambiando.

Las fracturas producto del sismo son muchas, fracturas en las estructuras inmobiliarias de construcciones de todos los tipos y todos los años, las fracturas sociales con la clase política se exacerbaron, pero también la cohesión es digna de admiración, los ciudadanos a pesar de no estar preparados, se volcaron a las calles a ayudar solidaria y generosamente. Salvo las Fuerzas Armadas, no hubo otros representantes gubernamentales, y la verdad es que no eran bienvenidos. Todos opinamos que pretendían sacar raja política, aprovechándose de la situación; casos como “el zape” a Osorio Chong o el desprecio por Mancera, dejaron claro que en las catástrofes los mexicanos podemos hacer las cosas sin ellos.

En este momento hay fracturas en muchos sentidos, algunos partidos se encuentran fracturados y otros de plano colapsaron, los medios de comunicación al haber abandonado su vocación de informar, perdieron la capacidad de tener credibilidad y confianza.

La plusvalía de muchas zonas se ha visto seriamente afectada y el gobierno de la ciudad no tiene ni idea de cómo atacar este problema que es una fractura económica para quienes no sufrieron daños en sus inmuebles, por lo que simplemente no acaban de entender que los gobiernos deben promover y administrar las plusvalías, ¿seguirán cobrando lo mismo de predial? Con su política de ignorancia acerca de la administración de las plusvalías seguiremos expulsando a la gente hacia las periferias, con los absurdos costos en productividad y tejido familiar, mismos que se convierten en tejido social.

Tenemos un México roto y tenemos que reconstruirlo, el sismo además de ser trágico, vino a poner en evidencia que el sistema está colapsado, que los mexicanos ya no aguantamos el sistema que nos ha sido impuesto.

Lo peor de todo es la cantidad de recursos económicos que muchos conseguimos: ¿dónde está el dinero? ¿Quiénes están encargados de utilizar recursos para reconstruir? Lo que yo he visto es que hay varios operadores de políticos corruptos que se aprovecharán nuevamente del dinero que países, organizaciones, artistas y ciudadanos aportamos, ¡es el colmo! Ojalá ese dinero lo administrara SEDENA e invitara tanto a ciudadanos como auditores de transparencia, yo a los demás, no les creo.

@fschutte

Los claroscuros del sismo

Lectura: 2 minutos

El sismo que movió a México representa ya una parte importante de nuestra historia. A diferencia del terremoto del 19 de septiembre de 1985 en que la sociedad civil fue la que tomó el lugar que le correspondía a un gobierno que se manifestó por su ausencia, ahora el Ejército Mexicano y la Marina Armada de México tomaron el control de la situación, pero trabajando codo con codo con cientos de miles de ciudadanos convertidos en rescatistas.

Emocionados, dolidos, orgullosos, solidarios, organizados, valientes y hasta temerarios, los mexicanos fuimos capaces de volcarnos a las calles para ayudar en esta tragedia a donde los políticos les fue negado el espacio por una ciudadanía harta de sus políticos y gobernantes que son juzgados como ladrones, mentirosos e insensibles, la sociedad civil fue quien nuevamente mostró su desprecio hacia quienes pretendían sacar provecho intentando protagonizar su imagen durante la catástrofe. Muchos fueron los casos de donativos hechos por la ciudadanía, etiquetados por el DIF o por algún partido o gobierno, ¡qué falta de madre!

Circulaban en las redes sociales infinidad de solicitudes de apoyo y ofrecimientos. De víveres o materiales para los rescatistas y para las víctimas, pero también infinidad de denuncias, videos que se hacían virales con una vertiginosidad sorprendente, el zape a Osorio, el montaje de Peña Nieto y su mujer riendo en momentos en que el dolor era el común denominador,  acusaciones a presidentes municipales como el caso de Pátzcuaro, los hecho del gobierno de Morelos, inmorales a todas luces y un sinfín de documentales ciudadanos en los que se ve imposible rescatar a la política con sus actuales actores, insensibles, ineptos, tramposos, y además estúpidos, ya que hoy la información fluye de manera distinta y la evidencia está ahí.

Los medios de comunicación, o por lo menos los más importantes, no entendieron que su papel era el de transmitir la realidad y tratar de difundir los requerimientos de una sociedad capaz. Por el contrario, trataron de conmover telenovelezcamente inventando historias y luego tratando de justificar sus errores, en lugar de ponerse a ayudar; intentaron salvar un prestigio del que no gozan.

México, aunque tenga edificios destruidos y hayan muerto cientos de personas, está de pie y más fuerte que nunca. Estoy seguro de que este terremoto será un cisma en las formas políticas y de gobierno, ojalá el financiamiento a los partidos con recursos públicos pase a ser parte del fondo de la reconstrucción y no se lo roben.

Ojalá a los mexicanos nos dure mucho la indignación para castigar con nuestros votos a quienes merecen castigo, ojalá que con esta tragedia nos demos cuenta del valor de ser mexicano y de lo que representa, hoy somos un ejemplo en el mundo entero a donde llegaron las imágenes de hombres y mujeres, ciudadanos de a pie, trabajando por salvar a su país.

Mientras esto sucedía, sucedían también saqueos y asaltos, y lo peor fueron las declaraciones de la policía cuando mencionaron que habría cero tolerancia a los actos de estos delincuentes; yo me pregunto, ¿sin temblor ha habido tolerancia?

Lo peor de todo fue que los normalistas de la escuela Isidro Burgos de Ayotzinapa vandalizaron cobardemente el Cuartel Militar en Iguala (Guerrero), mientras nuestros soldados estaban volcados ayudando a México.

Claroscuros de un México que renace y que seguramente será mucho mejor que los 19 de septiembres.

@fschutte

¿De verdad queremos seguridad pública?

Lectura: 3 minutos

No entiendo a quién quieren tomarle el pelo, la verdad es que el modelo de seguridad pública ha fracasado rotundamente, las políticas en la materia han venido siendo inhibidas por la corrupción y la ineficacia. En este sexenio se decidió desarticular a la Secretaría de Seguridad Pública Federal, someter a la misma a un orden diferente, supuestamente para evitar lo que sucedió en el sexenio pasado en donde las luchas de poder tuvieron mayor peso que el interés de dotar de seguridad a los ciudadanos.

Yo no sé usted, pero yo estoy harto de discursos y de mirar cómo se derrochan los recursos públicos de manera tan aberrante e irresponsable, cuántas cámaras tenemos en la ciudad que no funcionan ni tienen gran alcance, o sin equipamiento y personal, más que para cuando tienen visitas oficiales de algún jefe de Estado.

Los políticos prometen sin darse cuenta que cumplir con la promesa de seguridad, es imposible sin arriesgarse a que se cuestione su vocación democrática o su futuro político.

Aunque existen policías muy valiosos, como corporaciones las policías están corrompidas. Hoy se habla mucho de sancionar de mayor manera la portación de armas de fuego, cuando existen lugares como Texas en donde la posesión legal de éstas ha hecho que la inseguridad disminuya. Si analizamos sólo un poco, las policías continúan siendo ineficientes, el sistema judicial sigue igual o más corrupto que las policías, el sistema penitenciario no deja de ser una vergüenza en donde no se logra, ni se logrará, con el actual modelo la reinserción social, sino por el contrario, son escuelas del crimen.

Cada vez se dota de mayores recursos al tema de seguridad pública, y la inseguridad sigue creciendo, se inventan fiscalías especiales para periodistas, para las mujeres, etc. Demagogia pura, porque si existiera seguridad para todos no tendría que atenderse de manera especial a cualquier sector social.

Son muchos los encargados de la seguridad que nadan de muertito, que son incompetentes por ineficacia propia o por un diseño equivocado en los puestos que desempeñan, que no son capaces de demostrar su amor a México, haciendo lo necesario para mejorar las condiciones de vida de los mexicanos y la gobernabilidad del país.

Yo creo que los mexicanos estamos cansados de que los gobernantes sigan persiguiendo a los capos de narcotráfico, haciéndole de esta manera la tarea a nuestros vecinos de Norteamérica. Queremos que se ataque la inseguridad, el robo, el secuestro, el homicidio, es decir, esos delitos que nos afectan a todos y no sólo la siembra, cosecha, trasiego o contrabando de drogas. Las armas que llegan a México son para narcos y ellos las usan para protegerse de quienes atacan sus negocios ilegales, pero también para llevar a cabo múltiples delitos que permean toda la sociedad; esas armas y no las legales son las que deberíamos estar combatiendo.

Entiendo que mi propuesta preocupará a algunos, a otros les aterrorizará, a otros más les parecerá escandaloso, pero yo desaparecería a las policías mandándolas a capacitarse por el tiempo necesario a las regiones militares y pondría a la policía militar a dar seguridad a los mexicanos. Cuando nuestros policías estén listos, serían los militares quienes los dirigirían y de ninguna manera los políticos, ya que como hemos visto no han podido con el tema.

El Ejército Mexicano es la institución con mayor credibilidad y la han obligado a actuar fuera del marco legal y muy lejos de su vocación castrense.

Si queremos resultados diferentes dejémonos de cuentos, tenemos que hacer algo muy distinto a lo que ha venido sucediendo, ni mandos únicos, ni más recursos hará que los gobernadores logren cambiar la realidad y mucho menos la federación.

Por nosotros y por nuestros hijos tenemos que lograr un ¡México seguro!

@fschutte

España, ¡me duele!

Lectura: < 1 minuto

El terrorismo es una de las peores expresiones del fanatismo, asimismo, la intolerancia es la expresión de la ignorancia.

Los seres humanos no hemos acabado de entender que hasta las religiones que fueron inventadas para sostener y contener al hombre, no sólo no están exentas de ello, sino que existen facciones de las mismas que promueven el terrorismo como una forma de obtener el poder que los grupos que están detrás de estas religiones desean, manipulando no sólo a los hombres, sino también la “palabra divina”.

Lamentablemente no existe religión que se salve de haber cometido los horrores más aberrantes y todavía hay quienes luchan en contra de la laicidad en donde no necesariamente se está desprovisto de valores.

Me duele España, un país al que conozco tan bien, que se encuentra entre mis pensamientos más nostálgicos y que ha sido mi Ítaca innumerables ocasiones.

La única intolerancia que concedo es en favor de la violencia, la homofobia, la ignorancia y la pobreza.

Libertad, igualdad y fraternidad son los valores más sublimes del hombre y son justo lo contrario de lo que hemos estado presenciando durante varios siglos, pero más de cerca debido a las redes sociales y los medios de comunicación. El terrorismo de los últimos tiempos me hace pensar que si la humanidad ha involucionado, no podemos ser presas del miedo o terror, no podemos ceder en combatir aquellos anticalores que son precisamente los que generan conductas tan aberrantes, ¡mis pensamientos y mi corazón con España!

@fschutte

“Nomás” piénsele

Lectura: 2 minutos

Otra vez, como cada 6 años, empieza la desmesurada carrera por la Presidencia de la República. Además de quienes quieren ser o son candidatos, se suman aquellos que están molestos por tener que soltar una lana, en ocasiones a uno y a veces a varios; también, se trepan al carro los amigos de los amigos del compadre de un candidato, así como sus esposas y amigas con quienes juegan canasta. Y, a propósito de los que comparten la canasta, si somos mal pensados me refiero a la del mercado, a la canasta básica.

Ya unos juzgan y otros también, pero la mayoría “opina” lo que los opinadores ‒generalmente mal informados‒ quieren que los demás piensen.

La broncas en los chats iniciaron con harto furor, que si los hijos de AMLO tienen Ferraris, que de qué vive ese cuate, que nadie le ha podido probar nada, y que va a ganar a menos que otra vez haya fraude; que Manlio tiene chance; que Osorio ha robado mucho y no ha hecho nada, que si por lo menos hubiera arreglado lo de la inseguridad entonces la gente votaría por él; que Meade es el más decente; que Margarita ya no tiene dinero y por esa razón compite… bueno, ¡bueno!

No se imaginan las cosas que me escriben, los insultos de los que soy objeto, la cantidad de gente que me fue a ver cuando me lancé para la gubernatura de la Ciudad de México; otros me acusan de haber sido priista, otros porque soy pejista, algunos cuantos ‒debo de confesar que no muchos‒ me acusan de nunca ser panista, incluso me señalan de haber sido empresario. Ridículas este tipo de aseveraciones. Sin embargo, lo que me queda claro es que nuevamente nuestra sociedad se está polarizando y eso no nos hace bien como nación.

Las elecciones en México son tomadas con sorna por unos y con pasión por otros, los primeros por cínicos y los segundos por rabia, y es esta rabia la que debemos de temer. La gente está cansada, pero seguramente habrá un momento propicio ‒que hasta ahora no haya llegado es una cosa‒ en donde el México violento del que hablaba Fidel Velázquez se desatará y peor de lo que acontece en nuestro país ya es mucho qué decir, pues nunca tuvimos más violencia ni delincuencia como hoy en día. Si optamos por la democracia, juguemos bajo sus reglas incluyendo el respeto y la tolerancia; si el juego es otro, el riesgo de una mayor ingobernabilidad es muy alto; y si le entramos al orden, que de una vez por todas sea el ejército quien se encargue de la seguridad y así dejaría de seguirse politizando un tema tan serio y delicado, por lo que entonces sí, adiós democracia y viva el orden; nomás falta saber qué queremos y por eso no se vota, ello se mostrará en las calles.

@fschutte

El gran socavón, Venezuela y AMLO

Lectura: 2 minutos

Llevamos años viendo cómo a México le socavan diferentes valores. Por supuesto, bienes materiales y económicos, bienes sociales, derechos políticos, libertad de expresión, credibilidad política, libertad de información […] ¡nos han socavado la confianza!

Lo que ha venido sucediendo con la SCT (Secretaría de Comunicaciones y Transportes) no tiene nombre, o ¿sí? ¿Se llama falta de profesionalismo? ¿Falta de vergüenza? ¿Corrupción? ¿O todas esas juntas? Todo el mundo se echa la bolita y no han dejado que salga a relucir la verdad y la verdad tiene que ver con que la corrupción y la impunidad en un círculo vicioso, va de lo federal a lo estatal y del cinismo al soslayo de la verdad. En una red de complicidades que vuelve el asunto tan escandaloso como los escándalos acallados en muchas otras materias.

En México nos quejamos de nuestra incipiente democracia, misma que además de incierta, no ha hecho sino volverse la tapadera de gobiernos y partidos en sus negocios ilícitos; nuestra democracia no existe porque no es participativa salvo en periodos electorales y eso cuando no nos dejan la sospecha o la certeza de un fraude como en el 2006.

En algún medio de comunicación escuché al Señor Fox ‒quien fue parte del fraude antes referido‒, hablar de democracia en una visita que hizo a Caracas el mes pasado, a lo que considero, primero, una falta de vergüenza y calidad moral. Segundo, este señor no representa a los mexicanos, así no estemos de acuerdo con la dictadura venezolana. Tercero, fue precisamente gracias a él ‒que, por cierto, en mucho me recuerda a Trump‒ que México perdió muchas cosas, por ejemplo, perdimos la Doctrina Estrada y comenzamos a ser injerencistas y todo por pretender un exceso de protagonismo que nos ha traído aún más problemas; perdimos las clases de Civismo en las escuelas; perdimos la oportunidad de que los mexicanos tuviéramos una mejor formación al casi desaparecer el servicio militar obligatorio cuando decidió no volver a solicitar cartilla para sacar el pasaporte; en su tiempo hicimos una marcha en contra de la inseguridad donde más de dos millones de personas reclamamos una mayor responsabilidad de parte del Estado Mexicano y no hizo nada al respecto.

Lo que pasa en Venezuela no me gusta nada, he sido profesor en ese bello país durante muchos años, me gusta su gente, sus playas, su comida, y me gustaba su alegría. Hoy es un país cada vez más triste y el mundo sigue de brazos cruzados mirando hasta dónde puede llegar un político inMaduro que habla sin congruencia evocando a un Chávez que por lo menos tenía inteligencia.

México dice que no está de acuerdo con la dictadura que se está gestando en Venezuela, mirando la paja en el ojo ajeno y no mirando la viga en el propio. ¿Lo digo porque es peor aquí que allá? No, pero estamos muy cerca porque aquí todo se simula; allá por lo menos dicen menos mentiras y hablan de su proyecto político abiertamente, mientras aquí están viendo cómo hacer el siguiente atentado en contra de la democracia, ya que si gana Andrés Manuel López Obrador harán otro fraude para impedir “democráticamente” que México caiga en una dictadura.

@Fschutte