La idea es entender (ABC) a que nos referimos cuando hablamos de globalización; la idea final es conocer más a detalle y ver la palabra como lo que realmente es, un proceso histórico. Esto lo haremos en las siguientes dos entregas.
Al final entenderemos la globalización como un proceso histórico, y no como una palabra mal usada o su uso en demasía; en ese sentido, su definición en la RAE es: “tendencia de los mercados y de las empresas a extenderse, alcanzando una dimensión mundial que sobrepasa las fronteras nacionales.” Es una palabra (concepto) que no sólo se encuentra en el argot académico, sino que ya ha trascendido a la vida cotidiana, de ahí la importancia de conocerla a fondo.
Lo que sí, es que no tienen un único significado; es decir, es necesario tomar medidas precautorias en el uso de la misma; para ello, un primer acercamiento se puede hacer en torno al debate sobre su concepto, al definir las tesis que existen sobre la misma, como a continuación se muestra:
Para la tesis hiperglobista, además de los argumentos centrales enunciados en el cuadro, la globalización se define como una nueva época de la historia humana, en donde el declive de la autoridad del Estado es producto de la emergencia de la autoridad de otras instituciones –principalmente el mercado– y asociaciones internacionales –Banco Mundial, Fondo Monetario Internacional– en el sistema económico mundial. El eje central de esta tesis es que la autoridad del Estado-nación está siendo seriamente modificada y desplazada por parte del mercado, como ente regulador de la economía.
En cambio, en la tesis escéptica hace énfasis en que el papel del Estado-nación en ningún sentido se ha disminuido, tal vez se ha configurado en cuanto al interés en su actuar, pero no así en su autoridad. Muy por el contrario, tiene el control de la internacionalización económica, de la cual se han valido las grandes empresas en la continua liberalización económica.
La crítica a la tesis hiperglobista se centra en la señalización de las falacias en las que incurre al defender esta postura. Dentro de ellas se enfatiza que la globalización no es un fenómeno nuevo; no es un proceso homogéneo ni un proceso homogeneizador; no conduce al progreso y al bienestar universal, ni tampoco a la globalización democrática, y no acarrea la desaparición progresiva del Estado-nación. De esta manera se encubre la realidad para inhibir la voluntad de cambiarla (Vilas, 1999:70).
No es nuevo porque el proceso de globalización está ligado íntimamente al desarrollo del capitalismo como modo de producción intrínsecamente expansivo. Además “(…) lo que permite a la globalización el carácter y la fuerza de que actualmente goza, y que la ubica como un concepto renovado (mas no nuevo) de las formas de organización de la producción y de flujo de capitales y difusión de tecnologías a nivel internacional es, evidentemente, la aplicación creciente de las tecnologías de la información y la comunicación, cuyo avance más espectacular corresponde a los años noventa” (Gutiérrez, R., 2002).
No es homogéneo porque la globalización resulta ser un proceso de desenvolvimiento desigual. En la actualidad no es igualmente desarrollado su carácter financiero, como el propiamente comercial. Pensar que conduce al progreso y al bienestar universal, es totalmente erróneo. Muy por el contrario, se asiste al agravamiento de las disparidades económicas, políticas y sociales. La idea de que la globalización económica conduce a la globalización democrática es también falsa, porque restringe la práctica democrática al acto electoral, al mismo tiempo que el poder queda concentrado en un número cada vez más pequeño de actores. La idea que la globalización acarrea la desaparición progresiva del Estado-nación, es falsa si se observa que el componente estatal del mundo actual de los mercados globalizados es el mayor de la historia (Vilas, 1999:73-91).
Finalmente, la tesis transformacionalista retoma elementos de las dos anteriores y de la misma forma es crítica en otros tantos. En ese sentido, desde esta tesis se ve la globalización como una fuerza conductora central que determina el rápido cambio social, político y económico que ha transformado a la sociedad y al orden mundial. Se considera que la globalización presenta características sin precedentes históricos, como la mercantilización de muchas relaciones sociales, así también el que se permeé el tejido social tanto horizontal como verticalmente. Es decir, se asiste a la penetración de las relaciones capitalistas en espacios que no estaban o sólo estaban formalmente subsumidas al capital.
El papel del Estado-nación, mismo que se reconfigura y reconstituye como un actor importante, es imprescindible en la inserción de empresas nacionales al mercado mundial. Ejemplo claro de esta tendencia de Estados Unidos (Estado-nación) que apoya fuertemente a sus empresas (petroleras, farmacéuticas, software, entre muchas otras) en su participación en el mercado mundial.
Continuará…