Año del COVID-19

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Sin duda el 2020 es el año del COVID-19 y aunque estimo que el virus vino para quedarse, el próximo año ya no será novedad y si realmente, como creo yo, había alguna planificación, en otras palabras, conspiración, los objetivos han sido, en su mayoría logrados. Los objetivos aparentemente eran muchos y respondían a diversos intereses que se fueron despertando a lo largo de los meses.

Al haber pasado muchos meses con cuarentenas largas, muy largas, hoy es claro que todo el objetivo, ante lo contagioso del virus, era intentar evitar que haya un colapso general por la falta de unidades de cuidado intensivo, conocido como UCI. Los datos que nos informan no son confiables para mí, pues fui testigo que, salvo el COVID-19, todas las demás enfermedades en la práctica fueron desatendidas –tengo varios testimonios, incluida mi propia experiencia–. Eso no sólo me llevó a perder confianza en los políticos que manejan la lucha contra el COVID-19, sino en los médicos que han dejado de cumplir su obligación de revisar a los pacientes y se dejaron llevar por las órdenes “del sistema”. Lamento la cantidad de personal sanitario que se ha enfermado, contagiado o incluso falleció en este periodo, pero recordemos que una cosa es morir de COVID-19, y otra, morir con éste.

defunciones covid
Imagen: Ullas Sebastian.

Y esa información no es proporcionada. Worldometer nos brinda muchos datos que son tan válidos como la información que nos brindan los gobiernos en cuanto a COVID-19. Sólo en cuestión de salud comparto los siguientes números (dato del 7 de septiembre de 2020, 1:14 a.m., hora Colombia):

5,206,287 niños menores de 5 años han muerto este año,
1,151,524 muertos de SIDA/AIDS,
5,625,840 muertos de cáncer,
671,904 murieron de malaria,
734,559 suicidios y,
924,682 muertos en accidentes de tráfico. Y sabemos que debido a las cuarentenas hubo una sustancial reducción del tráfico. En Colombia en el año 2019 hasta el 16 de diciembre, se registraron 6,329 personas y en este año tal como se publica hoy han fallecido 2,663 personas.

El coronavirus indica que en el mundo hay 27,296,207 enfermos y de ellos han muerto 887,596. Del total de 7,029,133 casos activos hay 59,998 casos graves o críticos. Como en mi nota anterior, tomo los datos relevantes de total de muertos y el total de muertos por cada millón habitantes y agrego el porcentaje de incremento desde el 27 de agosto de 2020 –de la nota anterior–.

Estados Unidos  253       583     +04.58%
Colombia           412       420      +15.94%
Argentina           859      218      +22.47%
Israel                   019       111      +15.27%

Estos son los datos que disponemos y estoy convencido que no son confiables, en especial por la mala atención médica general.

ano del covid
Imagen: Dan Lehman.

Uso del cubrebocas

Inmediatamente al aparecer la información del virus y la conveniencia del uso del cubrebocas, lo hemos adoptado como parte de la vestimenta al salir a lugares públicos o cerca de otras personas. Durante años en mis paseos por el mundo, en especial en Europa, he visto turistas de Japón, Corea, China, Vietnam, Tailandia, utilizar este elemento y confieso que me reía un poco de ese fenómeno. Hoy vemos claramente los resultados. Frente a la lista de muertos por cada millón antes detallada, encontramos que Japón tiene 11, Corea del Sur 7, Singapur 5, Tailandia y Vietnam menos de 1. Y les creo. No menciono China ni Venezuela, por ejemplo, porque se tiende a pensar que sus informes no son reales.

No comprendo las manifestaciones contra el uso del cubrebocas tal como he visto en Madrid y Buenos Aires y me apena que se haga un uso político del tema. No es casual, como dice el titular de la nota: Mascarillas contra el coronavirus: cómo el rechazo al tapabocas une a la extrema derecha y la extrema izquierda Redacción BBC News Mundo. Supongo que es fruto del enojo de las personas ante el fenómeno de la pandemia. Y si bien yo me adhiero a las teorías de la conspiración, mi posición no se adhiere a manifestar que no hay pandemia. Ella está y eso es un hecho. En el edificio donde resido hay varios vecinos que no utilizan los tapabocas y me he visto obligado a presentar quejas a la administración que no hace nada, por desidia o posiblemente falta de autoridad. Los manifestantes consideran que las autoridades están violando nuestros derechos y estoy de acuerdo cuando en la práctica no tengo ninguna herramienta para protegerme de quienes no utilizan el tapabocas. Y muchas de las medidas que han tomado los políticos fueron en realidad negativas e ineficientes y los daños producidos por ellos serán dignos de ser juzgados.

cubrebocas covid
Imagen: Maks Graur.

La cuarentena

De cuarenta no tiene nada y hay países que ya tienen seis meses aproximadamente y no por eso han evitado que las personas se enfermen, en porcentajes incluso mayores que países que no impusieron cuarentena o confinamiento obligatorio. La cantidad de muertos por cada millón tal como figura antes es un claro índice de que en los países latinoamericanos la cuarentena fue un freno impuesto por las autoridades sin saber exactamente qué beneficios obtendrían o qué daños causarían. He visto publicaciones en las cuales el gobierno manifiesta que hubo reducción sustancial de accidentes de tránsito, pero se olvidan de manifestar que es un parámetro absoluto e inútil porque las limitaciones a la movilidad fueron extremas –podría mencionar el caso de Colombia donde resido, pero prefiero dejarlo como una manifestación general y global–. Lo mismo puede pasar con las estadísticas de la cantidad de hurtos y asesinatos. El confinamiento obligatorio sin duda también limitó los movimientos y las facilidades de los criminales.

Argentina y Colombia, dos de los países más grandes de Sudamérica, el primero con un gobierno de izquierda y el segundo con un gobierno de derecha, tomaron las mismas medidas dando la pauta para que los políticos y los intentos de politizar la pandemia fueran incorrectos y no ayudaran para nada en superarla. No dudo que la confinación obligatoria tenía el objetivo de frenar la contaminación o de dispersarla a lo largo del tiempo, tenía otro un gran objetivo, el de frenar la protesta pública emergente de la imposibilidad de recaudar dinero para la supervivencia. Será por eso que no se aplicaron grandes medidas contra los que no cumplían los decretos –en Colombia fue evidente–.

Desde un comienzo se sabía que las personas con determinadas enfermedades crónicas eran más propensas a sufrir el COVID-19 –una nota mía lo deja bien claro–. Sorprendentemente en Bogotá, sólo a finales de julio, se emitió un decreto que limitaba –al parecer para protegerlos– a las personas con diabetes, presión arterial, obesidad, etc. No leí todo el decreto pero me pareció que eso debía haber sido al comienzo de la cuarentena cuando el presidente decretó que las personas mayores de 70 años no podían salir hasta el 31 de agosto. Antes del decreto, como yo había fumado durante muchos años y no sabía cómo responderían mis pulmones, decidí restringir mis salidas y comencé a utilizar el cubrebocas. En otras palabras, yo no necesito que un funcionario ineficiente me cuide, y digo ineficiente porque es un hecho de que no han logrado proteger a los que necesitan protección.


También te puede interesar: COVID-19, fin de julio, 2020.

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Gise

Coincido plenamente contigo.
Perú colapsado a pesar de haber sido paralizado cuando solo habían 71 contagiados.
He estado confinada sin salir 90 días y rompí el encierro porque mi economía fue al piso.
Vamos llegando a 31 000 fallecidos y un Congreso que se da el lujo de estar en dimes y diretes con el presidente justo en este caos sanitario.
La pandemia es real pero detrás de ella hay cosas ocultas

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