¿De verdad vamos bien?

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En los últimos días hemos recibido sólo noticias alentadoras sobre el Covid de parte de las autoridades gubernamentales, tanto de las autoridades sanitarias, como de la cancillería e incluso del jefe del Poder Ejecutivo. La llegada de algunas dosis de vacunas y el inicio de su aplicación y el intento de minimizar los efectos económicos de la pandemia han robado el protagonismo durante la difusión, especialmente durante la conferencia cotidiana del señor presidente. Desde luego que la llegada de las primeras dosis de vacunas y el inicio de su aplicación deben ser, y es, motivo de esperanza y aliento. Pero habrá que esperar largo tiempo para que el efecto de la prevención a través de la vacunación sea evidente, la extensión del tiempo se verá marcada por la verdadera eficiencia de las vacunas para prevenir la enfermedad, la aplicación extendida vendrá a confirmar o no su verdadera valía; la velocidad de la aplicación tendrá resultados sobre la velocidad de difusión del SARS-CoV-2; si disminuimos rápidamente a los posibles receptores del virus, limitaremos en el mismo grado la posibilidad de su difusión.

En todo el mundo se ha decidido iniciar la vacunación por los grupos más expuestos, mayormente afectados y en los que la enfermedad es más grave: el personal de Salud (en México esto es particularmente notable y no ha tenido una explicación suficiente), los mayores de 60 años de edad y los que tienen comorbilidades, aunque sean menores de esa edad. No contamos con datos exactos acerca de cuál la cifra del personal de Salud que será vacunado, se dice que la recibirán los que están asignados a los Hospitales Covid, sin embargo, los datos son confusos, la primera fase (ésta) no incluye a los médicos, enfermeras, personal técnico, personal auxiliar y directivos de otros hospitales gubernamentales y a ninguno de los hospitales privados atiendan o no enfermos afectados por Covid.

Esta decisión carece de visión de Estado, el Sector Salud está conformado por las instalaciones gubernamentales, independientemente del nivel de gobierno del que dependan (federal, estatal o municipal) y por las organizaciones privadas, sacar al personal que trabaja en estas últimas es más un gesto demagógico que una decisión de estadistas, porque están expuestos igual que quienes laboran en un hospital público. Por cierto, diferenciar entre hospitales Covid y no Covid para vacunar al personal es inadecuado, porque todo el personal está expuesto al virus de manera continua, quizá habría que hacerlo en etapas diferentes pero una inmediatamente después de la otra.  En todo caso, el personal de Salud asciende varias decenas de miles, en los últimos datos confiables (2018), los mayores de 60 años éramos unos 14 millones y no contamos con información confiable acerca de cuántos menores de 60 años tienen comorbilidades que aumentan el riesgo ante la Covid.

lucha contra covid
Imagen: MUTI.

La vacunación se inició el 24 de diciembre pasado y hasta el momento se han aplicado unas 92 mil dosis, todas en la Ciudad de México, hoy se inicia en otros sitios su aplicación, se dice que hasta unas 400 mil dosis más. De hecho, el día de hoy (14-I-2021) se debe iniciar la aplicación de la segunda dosis a los que se les puso el 24 de diciembre. Se ha desdeñado el sistema de vacunación que en nuestro país se había venido desarrollando durante varios años y que tuvo muchos éxitos, entre ellos, en 2009 logró aplicar 30 millones de dosis para la influenza A-H1N1, la cual se convirtió también en una pandemia.

Es cierto que esta variedad de influenza resultó menos letal que lo que hasta ahora ha sido la Covid, y que probablemente sus mecanismos de difusión eran menos eficientes, pero los logros contribuyeron a controlar considerablemente la epidemia en México; si revisamos algunos documentos nos podremos dar cuenta cómo en corto tiempo, y en cuanto fue posible, se adquirieron las vacunas, se distribuyeron entre todas las instituciones del sector público y varias organizaciones del sector privado. Como uno de los organismos centrales para la adquisición, pago y distribución de los biológicos se utilizó a BIRMEX, unos meses después  hubo repunte de la enfermedad por lo que hubo que realizar una nueva vacunación intensiva, que se desarrolló también con éxito.

Ahora se decidió una nueva estrategia, las vacunas se han ido adquiriendo a través de la Cancillería, se ha diseñado un sistema de distribución en el que sólo una parte del gobierno federal participa y en el que predominan las fuerzas armadas, se han diseñado nuevas estrategias de aplicación que incluyen la formación de brigadas que están formadas por varios miembros, sólo dos dedicados a su administración, el resto a la vigilancia; parece que el hecho de la honestidad y la demostración que lo hace solamente el gobierno federal son quienes las consiguieron, la compraron, la pagaron y la administran; así se han podido aplicar sólo 92,000 dosis en 20 días, 4,600 por día y únicamente se han adquirido 24,0000 dosis, las que serán abastecidas en las próximas semanas. Las metas se ven difíciles a este paso.

En tanto el 12 de enero sucedieron más de 1,300 fallecimientos por Covid, la cifra más alta desde que se inició la pandemia, las camas de hospital destinadas a la atención de enfermos afectados por el virus SARS-CoV-2 están saturadas en todos el país, con pequeñas diferencias entre un estado y otro; todo a pesar de que su número se ha ampliado considerablemente en los últimos días, lo que por cierto también ha tenido consecuencias en los cuidados de pacientes con otras patologías al verse reducidas sus áreas de atención.

En unas gráficas hechas por mí, pero realizadas con datos de Johns Hopkins University COVID-19, les muestro a ustedes dos hechos que me parecen sorprendentes y muy desafortunados: el primero es el que concierne a la letalidad, que en nuestro país es de 8.5% en promedio a lo largo de toda la pandemia, ayer conocimos la letalidad por semana en 2019 y observamos cómo ha tenido semanas en que ha sido inclusive de 20%, y otras en que se ha reducido hasta 6%; en las semanas recientes ha sido alrededor de 8%, cercana al promedio; no hay una explicación suficiente para que tengamos una letalidad tan elevada, el triple de la que sucede en otros países y en los mejores momentos del doble.

Debe haber alguna razón de por qué ocurre esto pero las autoridades no lo abordan, sólo hablan de tendencias y pronósticos, a los que, por cierto, no aciertan. La otra variante que les muestro es la mortalidad por millón de habitantes, ahí estamos también mal situados sólo por detrás de Bélgica, Reino Unido e Italia, al mismo nivel, prácticamente, que Perú, España, Argentina, Francia y Estados Unidos, y por delante de Chile, Brasil y Alemania; el hecho que superemos a Brasil y Chile es un dato muy alarmante, porque en esos países al principio la mortalidad fue muy alta, aunque después parece haber disminuido. Sólo estos datos bastarían para estar alarmados y no optimistas como intentan ponernos durante las conferencias de la mañana del señor presidente ni en las vespertinas del señor subsecretario.

Para colmo, las medidas para la contención económica de la pandemia no han resultado todo lo exitosas que se esperaba. Estamos ante una situación muy delicada, es cierto que ha afectado a todo el mundo, nunca como hasta ahora, pero los resultados son diferentes en otros países; ¿por qué en la India, con todos sus déficits sanitarios, conflictos económicos y sanitarios, se obtienen mejores resultados? ¿Por qué en España y Alemania, con menor experiencia en vacunación, se han podido ya aplicar muchas más dosis que nosotros? ¿Por qué Chile y Perú han podido ir revirtiendo sus curvas de incidencia y mejorando la letalidad?

Necesitamos una actitud realista y reflexiva para enfrentar adecuadamente el más grave problema al que nos hemos enfrentado en los últimos años.

Lecturas recomendadas:
DG Alerts. COVID-19.
México–Pirámide de población.
Birmex | Memoria de gestión Vacuna Pandémica AH1N1.


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Ricardo Juárez

Excelente comentario Dr
Como usted sabe la mayoría de los especialistas en Medicina trabajamos en dos instituciones diferentes o más, en mi opinión falta liderazgo para establecer un lineamiento a nivel nacional, que reconozcan y acepten protocolos de manejo y actuación ante las diversas fases de la enfermedad, en cada institución u en cada hospital de estas instituciones los protocolos son diferentes, los manejos médicos se basan en la existencia y adaptación del abasto de medicamentos , así como de la infraestructura, los criterios de hospitalización y aceptación a las unidades de cuidados intensivos también sufren de esta falta de liderazgo y creación y aceptación de lineamientos
Todos hacen lo mejor que pueden en este mar de instituciones y desigualdad de recursos y carencia de liderazgo

Anónimo

Excelente información, aunque muy desalentadora, siempre leo tus artículos y los de Cecilia

Carlos

Estamos en el
Mundo del revés
Nada el pájaro
Y vuela el pez
Votemos por Morena y así se acabará México
O seamos inteligentes y pensemos nuestro voto

Alberto Lifshitz

Tienes razón. Lo primero es un díagnóstico realista, sin autocomplacencia, y lo segundo es rectificar lo que sea necesario

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