Entorno complicado

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De manera desafortunada, el pasado lunes 9 de marzo se alinearon las estrellas para que los mercados financieros vivieran una de las peores jornadas de los últimos años. El mundo se encontraba ya inmerso en una coyuntura de menor actividad económica que apuntaba a profundizarse aún más con la propagación del coronavirus en buena parte del mundo.

El impacto económico que se empezaba a percibir por las afectaciones a las cadenas de suministro, así como a sectores clave como el turismo, transporte, servicios, etc., alrededor del mundo, derivaron en una reunión de emergencia el 3 de marzo, de los ministros de finanzas y gobernadores de los bancos centrales del G7. De ésta se desprendió un comunicado que aseguró que las economías más poderosas del planeta estaban monitoreando la propagación del coronavirus y su impacto en la actividad económica mundial, así como en los mercados financieros.

El comunicado lanzó una señal positiva a los agentes económicos, al asegurar que se echaría mano de todas las herramientas de política monetaria y fiscal, a fin de asegurar un crecimiento sostenido y mitigar los riesgos de desaceleración. Si bien no se presentaron medidas concretas en el lenguaje del comunicado, se percibía la voluntad conjunta por parte de las autoridades financieras internacionales de actuar de manera coordinada para apoyar el crecimiento decididamente.

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Ilustración: BS Media.

Poco después de liberarse el comunicado del G7, y ante la mirada atónita de operadores, traders y financieros globales, la Reserva Federal de Estados Unidos decidió dar un paso contundente para dejar en claro que el país más poderoso del mundo no dudaría en actuar con firmeza para sostener la actividad económica.

En una acción fuera de calendario, la FED (Sistema de Reserva Federal) decidió inyectarle esteroides a la economía estadounidense al recortar 50 pbs al rango de la tasa de política, para ubicarlo entre 1.0 y 1.25%. El recorte no sólo fue sorpresivo sino el más agresivo en más de una década, ya que la última vez que el Banco Central de Estados Unidos decidió instrumentar un recorte de tales proporciones y fuera de calendario, fue el 8 de octubre de 2008, momento en el que igualmente disminuyó la tasa en 50 pbs para dejarla en 1.0%.

En ese entonces, y cuando en México nos disponíamos a festejar las fiestas patrias –15 de septiembre de 2008–, se dio a conocer la quiebra del banco de inversión Lehman Brothers, suceso que marcó oficialmente el inicio de la mayor crisis económica mundial desde la Gran Depresión de los años 30 del siglo pasado.

Con el recorte del 3 de marzo, la Fed busca apuntalar el objetivo de máximo empleo y estabilidad de precios. Adicionalmente, la FED emitió las siguientes declaraciones que no se deben tomar a la ligera: a) se realizará un monitoreo puntual del virus y su impacto en las condiciones económicas y, b) la FED expresa su amplia disposición para utilizar todas las herramientas a su alcance a fin de apoyar la actividad productiva, lo que significa que la Reserva seguirá recortando las tasas de interés. No debería extrañar que inclusive las llevara a un nivel de 0%, sobre todo a la luz de los últimos acontecimientos.

Pero la vida siempre tiene sorpresas guardadas, y la expansión del coronavirus y el recorte sorpresivo de las tasas por parte de la FED, se vieron aderezados por un importante desacuerdo en el seno de la OPEP (Organización de Países Exportadores de Petróleo).

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Ilustración: Neil Webb.

Dos poderosos productores de petróleo, Arabia Saudita y Rusia, no lograron llegar a un acuerdo para reducir los niveles de producción de petróleo, y con esto apoyar la recuperación del precio del combustible fósil, evento que se esperaba ante la desaceleración económica mundial y la menor demanda de petróleo.

En este contexto, el domingo 8 de marzo Arabia Saudita decidió, de manera sorpresiva, iniciar una guerra petrolera contra Rusia al decretar unilateralmente un recorte de 30% en el precio del barril de petróleo, lo que representó el mayor recorte de una sola vez desde la guerra del Golfo Pérsico en 1991.

Esta situación impactó de manera negativa el desempeño de los mercados financieros el lunes 9 de marzo: las Bolsas de valores registraron fuertes caídas en todo el mundo, las principales monedas se depreciaron, incluyendo al peso mexicano, y el precio de los bonos se ajustó de manera dramática.

En el caso particular de las Bolsas estadounidenses, éstas registraron caídas de 7% en promedio, lo que representó el peor ajuste desde el estallamiento de la crisis financiera en 2008. En este lunes negro las acciones de los productores de petróleo listados en el S&P 500 cayeron 20% y los gigantes Exxon Mobily y Chevron más de 12% en una sola sesión. El Índice de la Bolsa Mexicana de Valores registró un retroceso de 6.42%, su peor caída desde el 9 de enero de 1995 cuando se ajustó 6.65%.

En la fatídica sesión del 9 de marzo, el precio de la mezcla mexicana de petróleo se hundió casi 32% para ubicarse en 24.43 dólares por barril, la cotización más baja desde febrero de 2016 y menos de la mitad del precio establecido por el gobierno federal en el presupuesto de 2020, que es de 40 dólares por barril.

Esta situación, lejos de corregirse se sigue profundizando toda vez que Arabia Saudita decidió endurecer la guerra con Rusia, al anunciar que incrementará su producción de crudo a niveles record de 12.3 millones de barriles diarios a partir de abril, lo que significa un incremento de 25% respecto a la producción actual. Rusia por su parte, decidió aumentar igualmente su producción a un nivel récord de 11.8 millones de barriles versus la producción actual de 11.3 millones de barriles.

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Ilustración: El Colombiano.

El resto de los países miembros de la OPEP decidieron actuar en el mismo sentido. En un escenario de menor actividad económica mundial, esta guerra traerá consigo una fuerte reducción en la demanda de petróleo, lo que se reflejará en nuevas caídas en los petroprecios.

Hacia adelante, seguramente seguiremos viendo fuertes ajustes en los mercados de valores, toda vez que la actividad económica en el mundo claramente se desacelerará. Para tratar de mitigar esta desaceleración, los bancos centrales seguirán recortando las tasas de interés de manera coordinada y agresiva. Al igual que la FED, el Banco Central de Inglaterra decidió recortar su tasa de referencia en 50 pbs, llevándola a 0.25%, en lo que fue el primer ajuste extraordinario desde la crisis de 2008. Otros países que han actuado en el mismo sentido son Australia, Ucrania, Canadá, República Dominicana, y la lista crecerá en el futuro cercano.

La siguiente reunión de la FED será el 17-18 de marzo, cuando seguramente veremos un recorte de al menos 25 pbs, mientras que la Junta de Gobierno del Banco de México se reunirá el 25 de marzo, con fuertes presiones para disminuir en 50 pbs la tasa de referencia. Difícilmente el Banco de México asumirá una política monetaria relativa más restrictiva en un entorno de menor actividad económica.

Desde el punto de vista de estrategia de inversión, habrá que ser extremadamente prudente y privilegiar la liquidez. Después de la crisis financiera de 2008, el mundo aprendió a actuar de manera rápida y coordinada para evitar que las condiciones económicas empeoren, lo que es sin duda una buena noticia, sin embargo, y aunque aparentemente haya buenas oportunidades, hay que tener presente que en momentos de alta incertidumbre no existe un precio confiable para los activos.


Manuel Guzmán M. es VP de Negocios Estratégicos en Samurai Capital. manuel@samurai.science


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