Inventos modernos

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Actualmente pocas cosas nos sorprenden respecto a innovación y/o tecnología. Por ejemplo, en cuanto a los celulares, es muy común estar al pendiente del lanzamiento del nuevo modelo de tal o cual marca; no hablemos de televisión o de algún otro electrodoméstico, porque la situación es la misma, año con año las mejoras en los nuevos modelos dejan obsoletos los anteriores en un rango muy pequeño de tiempo, uno o dos años a lo máximo. Situación que nos ha hecho consumidores de tecnología que no conocemos o que no aprovechamos al cien por ciento.

¿Es la demanda la que genera la oferta de tecnología, o es la oferta de tecnología la que genera su demanda?

Las empresas deben contemplar en sus estudios de mercado, ingresos de los consumidores, preferencias, entre otras variantes, antes de lanzar un producto al mercado. Con esta tendencia al cambio de tecnología, los consumidores están al asecho de los nuevos lanzamientos. Filas, preventas, modelos agotados, encarecimiento del producto. Nos metemos en un círculo vicioso de dependencia tecnológica.

Eso sería en cuanto a los avances tecnológicos; sin embargo, pensar en algo nuevo trae consigo poder pensar que ya lo hizo alguien en el mundo, y no nos sorprende que sea de Japón, Estados Unidos, e incluso Alemania; eso en cuanto a calidad del producto, pero ya si nos vamos a su nivel manufacturero (no dando tanta importancia a la calidad), no nos sorprende que diga “Made in China”.

Es un razonamiento hasta “normal” y no es que seamos malinchistas, sino que la experiencia misma nos ha demostrado que la calidad de un producto depende del origen del mismo. Cabe resaltar que Japón, Estados Unidos y Alemania no iniciaron teniendo grandes innovaciones, ellos copiaban a los demás; la política industrial era copiar y mejorar, ingeniaría a inversa se dice en los libros especializados. Ahora esos mismos países no permiten que otras industrias se fortalezcan con esa misma técnica que usaron años antes. Actualmente se oponen dentro de la OMC (Organización Mundial del Comercio) que algo así de “inaudito” llegue a aprobarse. En otras palabras y, resumiendo lo hasta aquí expuesto, podemos decir que acceso a la tecnología tenemos pero la importamos.

¿Saber que somos precio-aceptantes de la tecnología nos define como consumidores informados? o ¿estamos ante una dinámica económica mundial que nos proporcionó jugar ese papel en el orden económico mundial actual?

Me inclinaría un poco más hacia la respuesta afirmativa de la segunda pregunta, éste es mi porqué: dentro de la economía mundial, cada país juega un papel importante, y el nuestro es el de importador (bueno, no sólo de tecnología, sino de muchas otras cosas). Dentro de la teoría del comercio mundial nuestra ventaja absoluta y la relativa se centra en productos agrícolas y manufacturados, y dentro de esta idea es muy bueno que estemos importando aquello que no tenemos la capacidad de producir, o que si produjéramos estaría por encima de ese costo de importación que pagamos actualmente.

Por tanto, el papel que se nos dio en la economía mundial lo estamos realizando al pie de la letra. El engrane está bien atornillado y engrasado para que así funcione, así de sencillo o fácil es el comercio mundial.

¿Eso es malo o bueno? Creo que los juicios de valor no entran en este tipo de análisis, más bien entran y son oportunas las propuestas. Un pesimista diría que no es posible cambiar una forma de pensar que tiene años arraigada en nuestras entrañas.

¿Cómo puede creerse que lo que estoy ideando tiene cabida en esta economía global? ¿Qué incentivos tengo para plasmar mis ideas en papel?

Alguna respuesta debemos encontrar a estas inquietudes, no es un trabajo aislado sino en conjunto, el cual permitirá trazar las líneas a seguir para dejar de ser importadores de tecnología a pioneros de la misma. Implica cambios de paradigma ‒como dice la literatura‒, implica cambio de política industrial, y que tal vez no podremos ver a corto o mediano plazo. Pero el objetivo de redactar estas ideas es que al leerlas no te creas que los inventos modernos tienen su denominación de origen, es decir, que son exclusivos de los países desarrollados.

Hay que conocer lo que son capaces de hacer en las universidades, que realmente seamos consumidores informados en la decisión de nuestras compras, sabiendo diferenciar lo que realmente queremos de lo que realmente necesitamos. Se lee bastante complicado porque se viene el nuevo modelo del celular que tanto nos gusta.

Es contra uno mismo con quienes nos vamos a enfrentar cuando consumamos tecnología, excluyendo obviamente al más del 50 por ciento de la población en México que se debate entre saber si están en pobreza o pobreza extrema.

Un consumidor informado no sólo conoce de alcances y precios de lo que va a comprar, sino de la realidad misma que lo rodea. No queda más que esperar a que estas ideas aquí expuestas formen incipientes consumidores informados.

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Sergio Quiroz

Muy buen artículo, solo me quedan algunas preguntas a manera de reflexión: ¿Chino significa mala calidad? ¿La obsolescencia es mera casualidad o es toda una estrategia para frenar la caída tebdencial de la tasa de ganancia? Ahí me refiero a que la oferta obliga a la demanda, ya sea psicológicamente o de forma real cuando tu gadget no se puede reparar o, bien, es mas barato comprar nuevo que repararlo. Saludos cordiales amigo. Sergio Quiroz.

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