Tal cual, ¡no pasa nada! Éste es el lastre que cargamos como sociedad, y que es a la vez un gran freno para poder avanzar tanto social como económicamente. Muchas veces culpamos al gobierno de lo que no pasa o de lo que pasa y no nos gusta; y en muchos casos tal vez tengamos la razón, pero tal vez es inútil tenerla si no hacemos las cosas diferentes.
Sin embargo, la idea del “no pasa nada” es una bola de nieve que crece con auto justificaciones de cada uno de nosotros, y los ejemplos son infinitos que hacen que realmente sea una cultura. Desde tirar basura, hasta la corrupción misma, de eso estamos hablando. Las implicaciones económicas son tan grandes, que me atrevería a decir que se compromete el crecimiento mismo de la economía.
Las malas decisiones macroeconómicas que se orientan al mercado exterior y no fortalecen la esfera productiva nacional, junto con el desinterés que provoca el sólo pensar en no hacer las cosas bien porque no pasa nada, eso es lo que realmente nos tiene sumidos en esta idea de subdesarrollo.
Pues sí, no pasa nada, se sabe de casos de corrupción y el resultado es el esperado por todos, no pasa nada. Esto lo único que provoca es una actitud que permea todos los niveles de la sociedad. Es muy simple, los demás lo hacen, ésa es la justificación para no sentir remordimiento y hacerlo también porque no pasa nada.
Es tan sencillo como tirar basura, un acto tan cotidiano para muchos que habla de la educación de cada uno de nosotros y qué tan arraigada tenemos esa cultura. Aunque la gente sabe que esto provoca contaminación y que es una de las causas principales de las inundaciones, aun y así se hace porque no pasa nada seguir haciéndolo.
¿Debe castigarse el acto del no pasa nada? ¿Quién lo debe de castigar? ¿Confiamos en quién debe castigar ese tipo de casos?
De éste es el tamaño de la llamada cultura del no pasa nada; ejemplos hay muchos y creo que todos sabemos a qué me refiero con este tipo de actos. Algunos no son realmente dañinos a la sociedad, otros la permean tan negativamente que viene acompañada de la muerte.
Sí hay cosas por hacer afortunadamente; de inicio, preguntar por lo que no se hace, preguntar por lo que se está haciendo mal, y reconocer lo que sí se hace y se hace bien. Esto es lo que debe ser el pilar de la nueva idea colectiva.
Por tanto, la democracia representativa debe de tener sus días contados, ya que es el punto cumbre de este tipo de actos, el clímax de esta cultura del no pasa nada. ¿Cualquiera puede ser candidato? Sí, cualquiera, y es por sumas y restas que se determina quién puede ganar. ¿Cuántas calles veremos llenas de propaganda? ¿Cuántos rostros nos pedirán nuestro voto? Es eso, sólo un voto. No les interesa nuestra participación más allá de ir a la urna, en verdad ganan y se olvidan de los votantes, algunos hacen más que otros, pero en su mayoría sin tomar en cuenta a sus votantes.
Bien lo decía Eduardo Galeano, “si votar sirviera para algo, estaría prohibido”. Mi llamado va más allá de las urnas, va en respetarnos como sociedad, como vecinos, como amigos, simplemente como familia; si logramos realmente eso, las cosas podrán ir cambiando paulatinamente.
A ustedes que leen esto y están de acuerdo, vaya que tenemos una tarea muy grande por delante. Es cambiar una forma de pensar en la que todo nos es ajeno y tomar un papel más activo como sociedad.
Sí, es una bola de nieve enorme y pareciera que nos va a terminar por consumir como sociedad; estamos insertos en un círculo vicioso sin pies ni cabeza; puede que hasta estas palabras estén de más porque no creo que cambien este tipo de conductas.
Sí, eso indudable, pero no hablo de las generaciones que ya están sumidas en este tipo de actuar, sino por las que vienen y están por llegar que no están viciadas. Es por ello que las cosas deben de cambiar a la de ya, y debemos de pensar en hacer las cosas no de mejor manera, sino hacerlas bien. “El no pasa nada” no se irá de la noche a la mañana, pero espero poder escribir en unos años que ya es parte de los estudios de una conducta ya desarraigada de la cultura popular. Se valen las utopías y las letras es el lugar en donde nacen, depende de nosotros llevarlas a la realidad.