La Cultura en la Política. La Política de la Cultura

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Estamos ante la posibilidad de observar un experimento sociológico muy interesante y particular. Con diferencia de unos cuantos días han sido electos como presidentes de dos países occidentales muy poderosos dos personajes muy singulares con algunas similitudes y grandes diferencias. Podríamos decir que los sujetos del estudio social fueron seleccionados al azar aunque en su selección hayan participado muchos millones de electores, quiero decir que el resultado, dos personajes con algunas coincidencias pero tantas discrepancias resultó azarosa.

La elección de Trump en Estados Unidos y Macron en Francia sucedió con sólo unos meses de diferencia. Las similitudes a las que me refería antes consisten en que al inicio de las campañas electorales nadie apostaba que ninguno de los podría resultar ganador, los dos provienen de un actitud anti establishment. Aunque en Estados Unidos perduró el bipartidismo, nadie pensaba que Trump fuera el candidato Republicano y lo consiguió a pesar de la oposición de muchos Republicanos y después venció a la candidata Demócrata de manera inesperada, es bueno decir que el ahora Presidente Trump ha pasado de ser Demócrata a ser Republicano en varias ocasiones. Macron aunque estuvo un breve tiempo en el Ministerio de Economía del Presidente Hollande, renunció haciéndolo también al partido socialista y compitió en las elecciones con un nuevo partido alineado en una actitud política de centro es decir de Liberalismo Progresista y de esa manera compitió y gano, más sorpresivamente en la primera vuelta que en la segunda, dejando fuera a los partidos políticos que tradicionalmente habían competido en las elecciones de Quinta República Francesa. La coincidencia se establece en haber ganado sin haber partido como favoritos y con singularidades partidistas que fueron poco comunes. Otro punto de coincidencia es que ambos, aunque uno de manera más clara que el otro, son hombres ricos por sus actividades previas. Macron que proviene de una familia con posibilidades, durante su actuar como gestor financiero hizo una fortuna; Trump ha sido un empresario con actividades muy diversas pero que ha acumulado una gran fortuna.

Me parece que de ahí son todo diferencias. Macron fue un alumno destacado que tiene la licenciatura en Filosofía y que después estudió en la Escuela Nacional de Administración, cuna de grandes empresarios y políticos franceses, durante muchos años y de manera muy formal fue un estudiante destacado de música, es además un gran lector aunque no hace mucha ostentación de ello, sin embargo, con frecuencia sustenta algunas de sus acciones en corrientes filosóficas, mostrando su dominio. De la preparación de Trump poco se ha dicho oficialmente, se sabe que acabo el College en la Wharton  School de la Universidad de Pensilvania. Lo que sí se sabe, porque él lo ha comentado, es que sólo ha leído dos libros en su vida, ambos de autoayuda y que criticado y se ha opuesto a diversas manifestaciones artísticas empezando por algunas cinematográficas y otras de la pintura y la escultura. Macron va cumplir 40 años y Trump tiene 70, una diferencia más.

Trump ha tenido enormes dificultades para conformar su gabinete tanto el muy cercano como el que no lo es tanto, con sonoras dimisiones y destituciones en cargos claves. Macron en unos días formó un gabinete plenamente aceptado; con integrantes de muy diversas tendencias políticas empezando por su Primer Ministro; varios de sus otros ministros no tienen antecedentes políticos ni gubernamentales.

Macron nombró como Ministro de Cultura a una mujer muy particular, a Françoise Nyssen, quien es bióloga molecular de formación, lectora asidua y formal de toda la vida, al terminar su preparación su padre la llamó a Arles para hacerse cargo de una editorial que había fundado unos años antes; ha hecho una destacada labor como editora independiente, contando actualmente con catálogo de 10,000, libros consiguiendo salud económica, éxito en la publicación, dando trabajo a 300 persona y además ha creado un centro cultural que mantiene una actividad muy diversa en la que destaca la música que es otro de sus motivos de interés. Además con el pedagogo Edgar Morin, ha formado un sistema escolar alternativo basado en la libertad sin exámenes fundamentado en las lenguas, la naturaleza y el arte. Por lo pronto ha echado en marcha un programa de ampliación de los horarios en bibliotecas y museos para los jóvenes, énfasis en la educación cultural y artística y un bono de 500 euros para los menores de 18 años para gastos culturales.

En Estados Unidos la política cultural no se maneja a través de un ministerio se hace a través de un organismo no gubernamental la National Endowment for the Arts, maneja muchos millones de dólares y los resultados visto hacía atrás son muy buenos, los museos, las bibliotecas, las orquestas están entre las mejores del mundo, podría criticarse la difusión cultural. El dinero proviene de fondos presupuestales pero fundamentalmente de donaciones altruistas, las condiciones fiscales favorecen esto enormemente. La organización funciona con un grupo de expertos profesionales, pero el Presidente nombra al Director sin necesidad de ratificación por el Congreso. Trump intento nombrar a Sylvester Stallone, sin embargo, Stallone no aceptó la designación.

Estamos ante un Presidente que piensa que la cultura es útil, que promueve una mejor calidad de vida y que las sociedades cultas alcanzan mayores éxitos y uno que no a precia los bienes culturales.

El periodo gubernamental de Trump será de cuatro años y se puede extender a ocho, en el caso de Macron inicialmente serán cinco aunque se pueden extender a diez. Después de este tiempo podremos observar si un Presidente culto obtiene mejores resultados en lo político, en lo económico en lo social y en sus relaciones con otros países y si para gestionar políticamente la cultura es necesario creer en ella. Lo más malo que nos puede pasar es que esto no influyera.

Referencias

http://www.huffingtonpost.com.mx/2016/12/16/sylvester-stallone-de-actor-a-posible-secretario-de-trump/

Alex Vicente. Una ministra con buena letra. Ideas. El País. 28 mayo 2017.

 

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