La diversificación comercial de México

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En mi pasada colaboración terminé diciendo que la diversificación comercial es una de las salidas que tenemos que tomar ante las amenazas de Estados Unidos de su salida del TLCAN; sin embargo, aunque somos uno de los países con el mayor número de tratados o acuerdos comerciales firmados, dicha diversificación, desafortunadamente, no se ve reflejada en las cifras de comercio exterior, y seguimos dependiendo de lo que nos quiera vender y comprar nuestro socio del norte; y eso que en 1995 empezamos con la firma de más acuerdos y tratados.

Para que se den una idea de cuantos, la Secretaría de Economía informa en su portal de Internet en su sección Acciones y Programas “Comercio Exterior / Países con Tratados y Acuerdos firmados con México” que “México cuenta con una red de 12 Tratados de Libre Comercio con 46 países (TLCs), 32 Acuerdos para la Promoción y Protección Recíproca de las Inversiones (APPRIs) con 33 países y 9 acuerdos de alcance limitado (Acuerdos de Complementación Económica y Acuerdos de Alcance Parcial) en el marco de la Asociación Latinoamericana de Integración (ALADI).” “Además, México participa activamente en organismos y foros multilaterales y regionales como la (…) (OMC), el (…) (APEC), la (…) (OCDE) y la ALADI.”

En resumen, o en pocas palabras, tenemos los acuerdos necesarios para lograr una diversificación a corto o mediano plazo; en ese sentido, e independiente del desenlace de la novela de “ciencia ficción trumpiana”, de la salida o continuidad de Estados Unidos en el TLCAN, se debe empezar a tratar este tema y realmente empezar (paulatinamente) a quitar la dependencia hacia lo que hace Estados Unidos.

Se debe sí o sí fortalecer la esfera productiva nacional, garantizar un salario no competitivo al exterior sino con poder adquisitivo al interior; asimismo, debe privilegiarse la innovación en sectores estratégicos e impulsarse los recursos humanos altamente calificados, en todos los sectores productivos.

Es necesario cambiar el chip; porque cabe aclarar y acotar que de seguir el TLCAN, no vamos a lograr nada más allá de lo que se viene haciendo y cómo se viene haciendo en cuanto a garantías y movilidad de productos y servicios en condiciones de desigualdad, y eso es lo que debe cambiarse.

La diversificación tiene que estar acompañada de un estímulo real a la esfera productiva nacional. En números les puedo decir que de 1999 a 2017 (tercer trimestre) fueron 494,164.50 millones de dólares que entraron a México en su calidad de Inversión Extranjera Directa (IED).

Estados Unidos ocupa el primer lugar con un monto de 242,002.36 millones de dólares y con un 48.97% en promedio. La historia de nuestra dependencia colonial se mantiene en segundo lugar, España en este periodo invirtió 59,345.88 millones de dólares, que equivale a un 12.01%.

Canadá invirtió en el periodo un total de 31,993.26 millones de dólares, que le representan un 6.47 %. Inversión que se sustenta por el TLCAN, indudablemente. Siendo el sector minero, y en los últimos años el aeronáutico donde más se destinan esos montos. Sin olvidar su papel activo en la creación de medicamentos genéricos del sector salud.

Japón y Países Bajos oscilan entre el 4.28% y 4.01%, con montos de 21,164.53 y 19,810.15 millones de dólares, respectivamente. La electrónica japonesa es una de las de mayor impacto en la sociedad por su estrategia de diversificación a través de segmentos de ingresos. Es decir, tienen productos para todos los niveles de ingreso.

Países con porcentajes de IED que oscilan en el 3%, esta Bélgica 3.80%, Alemania con 3.59% y Reino Unido 3.13%, con montos en millones de dólares de 18,773.28, 17,738.49 y 15,479.79, respectivamente. Mientras que Francia y Argentina, son parte del top 10 de la IED en México, 7,179.85 y 6,841.95 millones de dólares, 1.45% y 1.38%, respectivamente.

Entre los 10 países invirtieron en México cerca de 440,329.56, millones de dólares y con un 89.11% del total en el periodo. El tema es que esta inversión debe venir no sólo del vecino del norte, sino en todo caso deber ser de todos los países con los que tenemos acuerdo; y digo en todo caso porque de fomentarse la inversión en la estructura productiva, se podría seleccionar qué países podrían invertir y en qué sectores; todo bajo la óptica de las necesidades nacionales.

La IED, pilar macroeconómico del modelo económico imperante, se fomenta con las tasas de interés o con la participación crecientes en activos públicos (privatización o reformas estructurales, como se les conoce) que les son preferenciales a los inversores; sin embargo, la IED debe fomentar la formación bruta de capital fijo (que en muchos casos importamos), incentivar empleo bien pagado; que los componentes de nuestras exportaciones sean en su mayoría de origen nacional y no importados como lo es actualmente. Para entonces sí, no tener sólo crecimiento económico, sino desarrollo económico, eso es lo que debemos estar haciendo ya, y no pensado si Estados Unidos sigue o no en el TLCAN.

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