Tenemos, por un lado, al Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), o North American Free Trade Agreement (NAFTA, por sus siglas en inglés); y por el otro, la así llamada naftalina, misma que se usa como fumigante y es de gran toxicidad; en pocas palabras es un excelente pesticida.
¿El NATFA es el pesticida del comercio de América del Norte? El título es muy sugerente a que la respuesta sea afirmativa; sin embargo, será responsabilidad de cada uno de los lectores, al final de esta colaboración, hacerse de su propia idea, y por ende que su respuesta sea la más apropiada.
Lo primero que haré es contarles un poco del contexto histórico del NAFTA (se usará esta abreviación para darle coherencia y sentido al título). Entra en vigor el 1 de enero de 1994, fue firmado por George W. Bush (Estados Unidos), Brian Mulroney (Canadá) y Carlos Salinas de Gortari (México). La historia oficial habla del poder de persuasión y negociación del presidente mexicano, para su puesta en marcha; sin embargo, cabe mencionar que Canadá y Estados Unidos ya contaban con un acuerdo comercial.
¿Les convenía que México fuera parte de su acuerdo comercial? El contexto económico dijo que sí. En México, tras su entrada a la OMC, se instauró el libre mercado como política económica, adiós al proteccionismo; estábamos listos para hacerle frente al comercio mundial.
El primer paso fue implementar los cambios legislativos que implicaban el Acuerdo sobre los Aspectos de los Derechos de Propiedad Intelectual (ADPIC) (o TRIPS, por sus siglas en inglés) relacionados con el comercio. Cambios que se dieron en 1991 y el NAFTA entró en vigor años después. Por lo tanto, sí les convenía que México entrara a su acuerdo comercial.
No se puede hablar del NAFTA sin escuchar las grandes repercusiones; veamos algunos números tomados de “UN (United Nations) Comtrade Database”.
La actividad comercial de Canadá antes del NAFTA (1986-1993) en promedio, es la siguiente: del total de sus exportaciones era 0.4% a México, 76% a Estados Unidos, y 23.6% al resto del mundo; mientras que sus importaciones eran de 1.4%, 66.4% y 32.4%, respectivamente.
Ya dentro del NAFTA (1994-2015), los datos en promedio en cuanto a las exportaciones, 0.8% se dirigió al mercado mexicano; 80.6% al de Canadá; y 18.5% al resto del mundo; mientras que en ese mismo orden las importaciones se comportaron de la siguiente manera: 4.0%, 58.8% y 37.2%.
En otras palabras, Canadá pasó de exportar 76.4% (1986-1993) a 81.5% (1994-2015), tanto a México como Estados Unidos; e importar 67.6% (1986-1993) a 62.8% (1994-2015).
En el caso de México, su actividad comercial con estos países antes del NAFTA (1986-1993) fue, de sus exportaciones totales, 1.6% a Canadá y 72% a Estados Unidos; mientras que el resto del mundo representó 26.4%; las importaciones fueron: 18%, 68.8% y 29.5%, respectivamente.
México dentro del periodo 1994-2015 en promedio, exportó a Canadá 2.4%, 83.6% a Estados Unidos, y 14.0% al resto del mundo; mientras que las importaciones en este mismo orden fueron de 2.5%, 59.6% y 37.9%.
Las exportaciones (a Canadá y Estados Unidos) de un periodo a otro pasaron de 73.6% (1986-1993) a 86.0% (1994-2015); mientras que las importaciones pasaron de 70.5% (1986-1993) a 62.1% (1994-2015).
Finalmente, Estados Unidos exportó a Canadá en promedio 21% e importó no más de 17%; asimismo, al mercado mexicano pasó de exportarle 7.2% (1986- 1993) a 12.6% (1994-2015), e importarle 5.7% (1986- 1993) a 10.7% (1994-2015). Tanto México como Canadá le representan en promedio (1986-2015) 31.2% del total del destino de sus exportaciones, como 25.5% de las importaciones.
Esto en un lenguaje más coloquial quiere decir que nuestra necesidad comercial (México-Canadá) se centra en el mercado de Estados Unidos; mientras que para Estados Unidos es el resto del mundo. Eso nos da una pauta de quién tiene y tendrá la batuta en América del Norte.
Recientemente se habló de renegociar al NAFTA, tras la amenaza de la salida de Estados Unidos del mismo. ¿Qué significa esa renegociación? Abarcar dentro del comercio, esferas que están excluidas del mismo ADPIC. No nos sorprenda que próximamente, por ejemplo, el espectro de las patentes que no está permitido, sufra alguna modificación. No nos sorprenda que la edad para laborar sufra alguna modificación en cuanto a los años trabajados y/o inicio de la misma en aras de la productividad. En resumen, que no nos sorprenda nada de lo que traiga consigo la renegociación del NAFTA, porque si bien es cierto que tenemos voz, los datos nos demuestran que no tenemos mucha capacidad de voto.
Por tanto, ¿será el NATFA el pesticida del comercio de América del Norte? Eso les corresponde contestarlo a cada uno de ustedes, ¡vaya responsabilidad!