Prácticamente, la inserción de México en el proceso de globalización mundial se inició en el período del presidente Carlos Salinas de Gortari a través de reformas y la desregulación de diversos sectores de la economía, así como del Programa de Modernización de la Industria y el Comercio Exterior basado en cinco ejes:
1. Internacionalización de la industria mexicana mediante su adecuada inserción en el proceso globalizador.
2. Desarrollo de la tecnología e incremento de la productividad y la calidad.
3. Desregulación de sectores.
4. Promoción de las exportaciones.
5. Fortalecimiento del mercado interno y mejora del nivel de vida de la población.
En un principio, este proceso se puede considerar exitoso ya que se tradujo en mayor competitividad y la modernización de la economía mexicana. La culminación de dicho proceso fue la firma del TLCAN que tenía cinco objetivos fundamentales:
1. Establecer un área de Libre Comercio en América del Norte, en lo que será el mercado más grande del mundo, mediante una integración comercial y productiva.
2. Aprovechamiento de las ventajas comparativas de cada país en la producción compartida.
3. Incremento de la competitividad en la producción de bienes y servicios en el mercado regional y en el internacional.
4. Aumento de la inversión extranjera directa en la región.
5. Generar empleos y elevar la calidad de vida de la población.
Ambos elementos dieron un impulso inicial a las exportaciones mexicanas y a la captación de inversión extranjera, sin embargo, la aplicación del axioma de que la mejor política industrial es la que no existe promovido por el Doctor Jaime Serra Puche, la carencia de una estrategia realista y la pérdida de competitividad, aunada a la aberrante negociación y firma de TLC’s con Bolivia, Colombia, Venezuela y Costa Rica durante 1994, generaron una pérdida total de rumbo que impidió capitalizar las supuestas ventajas negociadas en el TLCAN de tal manera que, ninguno de los cinco objetivos de México para realizar su negociación se ha cumplido y, por el contrario, se ha generado un terrible proceso de desindustrialización y decreciente generación de riqueza en el país.
Paradójicamente, el título del cargo del Doctor Serra Puche cuando profirió la frase que hizo celebérrimo al conductor de nuestra política de fomento y comercio exterior, señalaba que estaba a cargo del Fomento Industrial de México, por lo que su paso por la SECOFI es recordado por el empresariado mexicano muy amargamente.
Es importante mencionar que, con la dogmática actitud de apertura comercial, basada en la firma compulsiva de TLC’s y en una desgravación arancelaria unilateral, se deterioró la situación de la planta productiva nacional creando una competencia desleal para el empresariado mexicano, misma que los discípulos de Jaime Serra han continuado muy diligentemente hasta nuestros días y, algunos de ellos, lo han superado aplicando vehementemente sus ideas.
El Foro Económico Mundial señala que las instituciones públicas mexicanas son de baja calidad, lo que incide negativamente en el nivel de competitividad de nuestro país y en la confianza que se tiene en las mismas, pues son incapaces de diseñar una estrategia que genere resultados positivos para el desarrollo de México.
A la fecha se han negociado TLC’s con 54 países con los que nuestra relación y resultados no se puede decir que hayan sido exitosos, como tampoco lo es el resultado de la apertura comercial totalmente ilógica que se implementó basada en una desgravación unilateral, según podemos constatar a través del creciente número de países con los que registramos déficit, mismo que cada día es más elevado y que en el período 1993-2019 corresponde al 173% del PIB de México en el año 2019.
La propuesta que hace el Doctor Jaime Serra Puche, de crear una Unión Aduanera, está muy lejos de ser lógica, acertada y, mucho menos, de ser benéfica para México.
En términos generales, actualmente, el arancel mexicano promedio es superior al de Estados Unidos y Canadá por lo que la idea del Doctor Serra, de optar por una Unión Aduanera, agravaría la situación de la planta productiva nacional, dejándola en completa indefensión.
Al parecer, el Doctor Serra no entiende que la Unión Aduanera es el tercer nivel de un proceso de integración económica, mismo al que se puede y debe acceder cuando se ha agotado la etapa anterior, es decir, cuando se haya logrado una integración comercial y productiva que es el objetivo fundamental de una zona de libre comercio; cuando se ha avanzado en las diversas variables económicas y hay convergencia en las mismas con sus socios, situación que desgraciadamente México no ha alcanzado con sus socios del TLCAN en esta etapa pues, en general, en las principales variables, las distancias se han incrementado peligrosamente según podemos ver en la evolución del PIB mundial y el PIB total de los tres países.
Este deterioro lo podemos ver más drásticamente en la evolución del PIB per cápita mexicano en que, de 1981 pasó de estar 48% por arriba del PIB per cápita mundial, a sólo 29% en 2001, y a -12% por abajo en el 2019, debido a que en dicho periodo el crecimiento económico del país fue de sólo 144%, en comparación con el mundial que fue de 309%, el de Canadá de 275% y el de Estados Unidos de 366%.
Esta negativa situación es consecuencia de la carencia de una estrategia de fomento y de comercio exterior; de que la generación de valor agregado y riqueza en nuestro país ha sido decreciente debido a que, durante los 26 años de su vigencia, la supuesta ventaja de México en la manufactura no fue debidamente aprovechada y, en este periodo, el descuido prevaleciente convirtió a nuestro país en un maquilador básico con procesos de ensamble simple.
Así, de 1993 al 2018, el valor agregado en la exportación mexicana cayó de 59% a 37% y, excluyendo al petróleo, se redujo a sólo 31%.
Como consecuencia, tampoco se ha logrado el objetivo final del TLCAN de crear más y mejores empleos, así como mayor bienestar para todos los mexicanos, sino todo lo contrario.
Por estas circunstancias, la propuesta del Doctor Serra Puche está fuera de toda lógica y de la posibilidad de favorecer a la planta productiva nacional pues no hay un marco sistémico que permita que nuestra planta productiva compita en los mercados internacionales, ni con los numerosos productos extranjeros que están entrando a nuestro país favorecidos por la incoherente apertura comercial realizada en los 26 años más recientes; sin duda, menos se podrá lograr con la nueva propuesta del Doctor Jaime Serra Puche.
Asimismo, es relevante el enorme retroceso que han registrado todas las variables económicas de nuestro país en esos mismos 26 años, pero especialmente a partir del 2001 en que los beneficios de las reformas realizadas en la década de los 80 y principios de los 90, terminaron de diluirse, y a pesar de que han estado en vigor los 54 TLC’s y los 33 APPRIS negociados por México, mismos que los altísimos funcionarios prometieron que iban a generar enorme desarrollo y riqueza en nuestro país.
En este sentido, podemos ver que México ha caído como país competitivo del 34º al 48º lugar; como potencia económica, de la 8ª a la 15ª posición; que su participación en el PIB mundial, es decir, en la generación de riqueza se redujo de 2.65% a 1.47%; que nuestro PIB per cápita descendió del 49º al 69º lugar; y que pasamos de ser el 4º destino preferido de la IED al 16º, motivo por el cual también nuestra participación en la captación de flujos de IED cayó de 4.3% a 2.14%.
A pesar de la advertencia que realicé sobre el peligro que representaba firmar el TPP-11, los altísimos funcionarios irresponsablemente insistieron en negociarlo y promovieron su ratificación, sin embargo, ahora vemos que la entrada en vigor del TPP-11, hace 19 meses, nos ha causado un daño terrible, sobre todo, en el sector manufacturero.
Desafortunadamente, el déficit de México con los seis nuevos socios de México en este periodo totalizó -27,465 millones, de los cuales -17,602 millones USD, correspondieron al año 2019 y -9,863 millones a los primeros siete meses de 2020.
Para el período de enero de 1993 al mes de julio de 2020, el déficit total con esos seis países fue de -177,983 millones USD, equivalente al 14% del PIB de México en el año 2019 y, desgraciadamente, este negativo desarrollo no fue tomado en cuenta por los altísimos funcionarios como una advertencia de lo que podría ser el negro futuro de la relación con esos países, mismo que se manifiesta en un saldo negativo creciente.
Con la propuesta dogmática de creación de una Unión Aduanera, lo poco que nos queda como defensa ante países terceros se reduciría aún más y, al poner en práctica la incoherente propuesta del Doctor Serra, el daño sería aún mayor y haría más rápida la desaparición de lo poco que resta de la planta productiva nacional, principalmente en el sector de manufacturero, sector en donde si hubiera habido política de fomento, así como una estrategia lógica y realista desde hace 26 años, podríamos haber avanzado enormemente y logrado el ansiado el desarrollo económico de México.
A pesar de los numerosos y enormes desaciertos registrados en la “política de fomento y de comercio exterior” de nuestro país, especialmente en relación con el sector manufacturero, hoy aún podemos empezar a hacer algo muy positivo si logramos aprovechar la recomposición y reestructuración que necesariamente registrará el comercio internacional pero, para ello, será necesario que se dejen a un lado las teorías exóticas, los dogmatismos y la simulación, y en su lugar haya ideas prácticas para aprovechar las ventajas comparativas y competitivas que todavía tenemos, mediante la definición de una estrategia realista.
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