América Latina y el Caribe (ALC)

México-Alianza del Pacífico: continúa la decepción profunda

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En los primeros 11 meses del año 2020, la exportación mexicana a los países que integran la Alianza del Pacífico registró un decremento de -25.46%, es decir, disminuyó -1,560 USD en relación con el año 2019.

La importación procedente de esos países también registró un decremento mismo que fue de -26.61%, equivalente a -929 millones USD.

Se podría decir que, tradicionalmente, la exportación total de México a esos países en los primeros once meses del año mostró una tendencia creciente, misma que llegó a la cifra récord de 8,685 millones USD en el año 2012, precisamente, el año en que entró en vigor al Acuerdo de la Alianza del Pacífico, mismo que se fijó como objetivo lograr una Integración Profunda.

Paradójicamente, a partir de ese año, las exportaciones mexicanas han mostrado una tendencia decreciente misma que en el 2020 llegó al nivel más bajo del período 2012-2020 con 4,567 millones USD, y registró un decremento de 1,560 millones USD en el 2020, siendo el más alto del período.

Las importaciones procedentes de ese bloque también mostraron una tendencia creciente en el período alcanzando su máximo nivel, antes de la entrada en vigor del Acuerdo de la Alianza del Pacífico, en 2008, con 3,815 millones USD, año a partir del cual se presentan importantes variaciones con una tendencia descendente. Sin embargo, en 2018 se registra el récord de importación para el período de vigencia del Acuerdo con 3,697 millones USD.

Como consecuencia, esto también ha generado importantes variaciones en el saldo de la balanza comercial, el cual en el período 1999-2006 fue deficitario para México y, en el resto del período 1993-2020, fue positivo para nuestro país. En el año 2012, primer año de vigencia del Acuerdo, México registró el mayor superávit con el bloque, mismo que alcanzó la cifra de 6,130 millones USD. No obstante, a partir de ese año muestra una tendencia decreciente, alcanzando la cifra más baja en el año 2020 con sólo 2,005 millones USD, lo que podríamos calificar como una decepción profunda.

Como resultado de la evolución de estas variables, en general, México tuvo una tasa de cobertura positiva de 1993 al 2020, excepto en ocho años que comprenden el período 1999-2006. El máximo nivel fue en el año 1996, con 360% y, en el año 2012, el segundo nivel más alto con 340%. Pero, a partir del 2013, la tasa de cobertura muestra una tendencia decreciente hasta caer a 178% en 2020.

Además, en los nueve años de vigencia de la Alianza del Pacífico, la tasa de cobertura fue consistentemente decreciente, pues pasó de 340% en 2012, a 178% en 2020, con un porcentaje de sólo 177% para el período completo.

Comentarios

La evolución de los intercambios comerciales con los países de la Alianza del Pacífico a partir del 2012, año en que entró en vigor el Acuerdo de la Alianza del Pacífico, nos muestra una tendencia muy pronunciada de decremento en nuestras exportaciones, mismas que en el período pasaron de 8,685 millones USD en 2012, a 4,567 millones en 2020, es decir, hubo un decremento de -47.42, equivalente a -4,118 millones USD.

Por lo que se refiere a las importaciones, aunque hubo un importante incremento de 2012 al 2018, en que pasaron de 2,555 millones USD a 3,697 millones USD, para el año 2020 sólo alcanzaron la cifra de 2,562 millones USD.

Para el período 2012-2020 en que ha estado en vigor el acuerdo de la Alianza del Pacífico, el incremento de las importaciones fue de sólo 7 millones USD, sin embargo, se puede señalar que las distancias y diferencias de las cifras de comercio exterior de México con esos países se han venido acortando, fundamentalmente, por la reducción de las exportaciones mexicanas a esos países.

Apuntes finales

El importante decremento de las exportaciones mexicanas a la Alianza del Pacífico contrasta con la relativa estabilidad de las importaciones procedentes de ese bloque.

Esta dispar evolución se manifiesta en la reducción del saldo favorable para México mismo que pasó de 6,130 millones USD en 2012, a 2,005 millones USD en 2020, período en el que la tasa de cobertura se redujo grandemente al pasar de 340% a sólo 178%.

También hay que señalar que la importancia de la Alianza del Pacífico en nuestro comercio exterior ha decrecido pues, si en el año 2011 absorbía el 2.6% de nuestras exportaciones, para el año 2020 sólo alcanzó el 1.22% y, por el lado de las importaciones nos proveyó el 1.66% en el año 2006, sin embargo, para el 2020 sólo lo hizo en 0.7%.

Lo que durante largo tiempo se consideró como supremacía de México en la relación con los países de América del Sur, incluyendo a los ahora miembros de la Alianza del Pacífico, se atribuyó a un supuesto mayor grado relativo de desarrollo de nuestro país, mismo que se ha venido reduciendo de una manera dramática como consecuencia de un grave proceso de desindustrialización que hemos sufrido a partir del año 2000.

El factor determinante de este proceso de deterioro es no contar con un marco sistémico que ayude a la planta productiva nacional a elaborar bienes en un nivel competitivo, ya que a partir de ese año se ha generado una importante fractura de las cadenas productivas en nuestro país.

Esto ha orillado a importar insumos de manera creciente, fundamentalmente de Asia, para producir bienes orientados al mercado interno y al de exportación, con reducido y decreciente valor agregado, mismo que en el período 1993-2018 descendió de 59% a 37%.

Lo más sorprendente y deprimente es que, de acuerdo con información proporcionada por BANCOMEXT, en sectores en los que tradicionalmente éramos muy eficientes y hábiles, pues producíamos y exportábamos en grandes cantidades siendo líderes a nivel mundial, el valor agregado ha caído a niveles ridículos como es el caso del textil y la confección con 29%, equipo médico 3.4%, automotriz 26%, equipo de comunicación 0.7% y equipo de audio 0.7%, entre otros.

La situación generada en los 26 años más recientes en materia de comercio exterior ha sido caótica y la única posibilidad de evitar que continúe este enorme retroceso es abandonar la improvisación y la simulación, y definir una estrategia integral realista que incluya políticas públicas en materia de competitividad, fomento, comercio exterior y promoción de las exportaciones e inversión extranjera directa.


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En México han asesinado a 118 periodistas: UNESCO

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Desde 1993, 1414 es la cifra de periodistas a nivel mundial que han sido asesinados en el ejercicio de sus labores.

Un estudio de la UNESCO sobre la seguridad de los comunicadores señala que durante la última década, un periodista ha sido asesinado en promedio cada cuatro días. El año 2019 muestra el menor número de muertes registrado por la UNESCO en la última década con 57 muertes en todo el mundo.

En el periodo 2018-2019, América Latina y el Caribe encabezaron el número de atentados mortales con el 31% del total de asesinatos de periodistas registrados en todo el mundo, seguida de la región de Asia y el Pacífico, con el 30% de los asesinatos.

México fue la nación con más asesinatos durante 2019 con 12 y ocupó el segundo lugar en 2018, solo superada por Afganistán, con 13.

El mismo informe dicta que a finales de septiembre de 2020, 11 periodistas habían sido asesinados en los primeros meses del año en la región de Asia y el Pacífico, 7 en la región de los Estados Árabes, 5 en África y finalmente 16 en la región de América Latina y el Caribe, de los cuales en México se han registrado el saldo de 3 hombres y 2 mujeres.

En su mensaje por el Día Internacional para Poner Fin a la Impunidad de los Crímenes contra los Periodistas, el Secretario General de las Naciones Unidas, António Guterres, destacó que la pandemia de coronavirus ha puesto de relieve nuevos peligros para los informadores y que se ha topado también con otras limitaciones, como amenazas de enjuiciamiento, detenciones, encarcelamientos, denegaciones de acceso periodístico y negativas de investigar y enjuiciar los delitos cometidos contra ese colectivo. 

“Cuando se ataca a un periodista, toda la sociedad paga el precio. Si no protegemos a los periodistas, nuestra capacidad para mantenernos informados y adoptar decisiones fundamentadas se ve gravemente obstaculizada.  Cuando los periodistas no pueden hacer su trabajo en condiciones de seguridad, perdemos una importante defensa contra la pandemia de información errónea y desinformación que se ha extendido por Internet”, alertó António Guterres.

Por su parte, la directora general de la UNESCO, Audrey Azoulay, destacó la obligación que tienen los Estados de proteger a los comunicadores y de velar por que los autores de los delitos cometidos contra ellos rindan cuentas.

La directora general también llamó a todo el mundo a unirse a la campaña #EndImpunity de la UNESCO que busca poner de relieve algunos de los riesgos que los periodistas afrontan en su búsqueda por descubrir la verdad.

“Solo investigando y enjuiciando los delitos contra los profesionales de los medios de comunicación se puede garantizar el acceso a la información y la libertad de expresión. Solo diciendo la verdad al poder lograremos que progresen la paz, la justicia y el desarrollo sostenible de la sociedad”, concluyó.

¿México en una Unión Aduanera?

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Prácticamente, la inserción de México en el proceso de globalización mundial se inició en el período del presidente Carlos Salinas de Gortari a través de reformas y la desregulación de diversos sectores de la economía, así como del Programa de Modernización de la Industria y el Comercio Exterior basado en cinco ejes:

1. Internacionalización de la industria mexicana mediante su adecuada inserción en el proceso globalizador.
2. Desarrollo de la tecnología e incremento de la productividad y la calidad.
3. Desregulación de sectores.
4. Promoción de las exportaciones.
5. Fortalecimiento del mercado interno y mejora del nivel de vida de la población.

En un principio, este proceso se puede considerar exitoso ya que se tradujo en mayor competitividad y la modernización de la economía mexicana. La culminación de dicho proceso fue la firma del TLCAN que tenía cinco objetivos fundamentales:

1. Establecer un área de Libre Comercio en América del Norte, en lo que será el mercado más grande del mundo, mediante una integración comercial y productiva.
2. Aprovechamiento de las ventajas comparativas de cada país en la producción compartida.
3. Incremento de la competitividad en la producción de bienes y servicios en el mercado regional y en el internacional.
4. Aumento de la inversión extranjera directa en la región.
5. Generar empleos y elevar la calidad de vida de la población.

Ambos elementos dieron un impulso inicial a las exportaciones mexicanas y a la captación de inversión extranjera, sin embargo, la aplicación del axioma de que la mejor política industrial es la que no existe promovido por el Doctor Jaime Serra Puche, la carencia de una estrategia realista y la pérdida de competitividad, aunada a la aberrante negociación y firma de TLC’s con Bolivia, Colombia, Venezuela y Costa Rica durante 1994, generaron una pérdida total de rumbo que impidió capitalizar las supuestas ventajas negociadas en el TLCAN de tal manera que, ninguno de los cinco objetivos de México para realizar su negociación se ha cumplido y, por el contrario, se ha generado un terrible proceso de desindustrialización y decreciente generación de riqueza en el país.

Paradójicamente, el título del cargo del Doctor Serra Puche cuando profirió la frase que hizo celebérrimo al conductor de nuestra política de fomento y comercio exterior, señalaba que estaba a cargo del Fomento Industrial de México, por lo que su paso por la SECOFI es recordado por el empresariado mexicano muy amargamente.

Es importante mencionar que, con la dogmática actitud de apertura comercial, basada en la firma compulsiva de TLC’s y en una desgravación arancelaria unilateral, se deterioró la situación de la planta productiva nacional creando una competencia desleal para el empresariado mexicano, misma que los discípulos de Jaime Serra han continuado muy diligentemente hasta nuestros días y, algunos de ellos, lo han superado aplicando vehementemente sus ideas.

El Foro Económico Mundial señala que las instituciones públicas mexicanas son de baja calidad, lo que incide negativamente en el nivel de competitividad de nuestro país y en la confianza que se tiene en las mismas, pues son incapaces de diseñar una estrategia que genere resultados positivos para el desarrollo de México.

A la fecha se han negociado TLC’s con 54 países con los que nuestra relación y resultados no se puede decir que hayan sido exitosos, como tampoco lo es el resultado de la apertura comercial totalmente ilógica que se implementó basada en una desgravación unilateral, según podemos constatar a través del creciente número de países con los que registramos déficit, mismo que cada día es más elevado y que en el período 1993-2019 corresponde al 173% del PIB de México en el año 2019.

La propuesta que hace el Doctor Jaime Serra Puche, de crear una Unión Aduanera, está muy lejos de ser lógica, acertada y, mucho menos, de ser benéfica para México.

En términos generales, actualmente, el arancel mexicano promedio es superior al de Estados Unidos y Canadá por lo que la idea del Doctor Serra, de optar por una Unión Aduanera, agravaría la situación de la planta productiva nacional, dejándola en completa indefensión.

Al parecer, el Doctor Serra no entiende que la Unión Aduanera es el tercer nivel de un proceso de integración económica, mismo al que se puede y debe acceder cuando se ha agotado la etapa anterior, es decir, cuando se haya logrado una integración comercial y productiva que es el objetivo fundamental de una zona de libre comercio; cuando se ha avanzado en las diversas variables económicas y hay convergencia en las mismas con sus socios, situación que desgraciadamente México no ha alcanzado con sus socios del TLCAN en esta etapa pues, en general, en las principales variables, las distancias se han incrementado peligrosamente según podemos ver en la evolución del PIB mundial y el PIB total de los tres países.

Este deterioro lo podemos ver más drásticamente en la evolución del PIB per cápita mexicano en que, de 1981 pasó de estar 48% por arriba del PIB per cápita mundial, a sólo 29% en 2001, y a -12% por abajo en el 2019, debido a que en dicho periodo el crecimiento económico del país fue de sólo 144%, en comparación con el mundial que fue de 309%, el de Canadá de 275% y el de Estados Unidos de 366%.

Esta negativa situación es consecuencia de la carencia de una estrategia de fomento y de comercio exterior; de que la generación de valor agregado y riqueza en nuestro país ha sido decreciente debido a que, durante los 26 años de su vigencia, la supuesta ventaja de México en la manufactura no fue debidamente aprovechada y, en este periodo, el descuido prevaleciente convirtió a nuestro país en un maquilador básico con procesos de ensamble simple.

Así, de 1993 al 2018, el valor agregado en la exportación mexicana cayó de 59% a 37% y, excluyendo al petróleo, se redujo a sólo 31%.

Como consecuencia, tampoco se ha logrado el objetivo final del TLCAN de crear más y mejores empleos, así como mayor bienestar para todos los mexicanos, sino todo lo contrario.

Por estas circunstancias, la propuesta del Doctor Serra Puche está fuera de toda lógica y de la posibilidad de favorecer a la planta productiva nacional pues no hay un marco sistémico que permita que nuestra planta productiva compita en los mercados internacionales, ni con los numerosos productos extranjeros que están entrando a nuestro país favorecidos por la incoherente apertura comercial realizada en los 26 años más recientes; sin duda, menos se podrá lograr con la nueva propuesta del Doctor Jaime Serra Puche.

Asimismo, es relevante el enorme retroceso que han registrado todas las variables económicas de nuestro país en esos mismos 26 años, pero especialmente a partir del 2001 en que los beneficios de las reformas realizadas en la década de los 80 y principios de los 90, terminaron de diluirse, y a pesar de que han estado en vigor los 54 TLC’s y los 33 APPRIS negociados por México, mismos que los altísimos funcionarios prometieron que iban a generar enorme desarrollo y riqueza en nuestro país.

En este sentido, podemos ver que México ha caído como país competitivo del 34º al 48º lugar; como potencia económica, de la 8ª a la 15ª posición; que su participación en el PIB mundial, es decir, en la generación de riqueza se redujo de 2.65% a 1.47%; que nuestro PIB per cápita descendió del 49º al 69º lugar; y que pasamos de ser el 4º destino preferido de la IED al 16º, motivo por el cual también nuestra participación en la captación de flujos de IED cayó de 4.3% a 2.14%. 

A pesar de la advertencia que realicé sobre el peligro que representaba firmar el TPP-11, los altísimos funcionarios irresponsablemente insistieron en negociarlo y promovieron su ratificación, sin embargo, ahora vemos que la entrada en vigor del TPP-11, hace 19 meses, nos ha causado un daño terrible, sobre todo, en el sector manufacturero.

Desafortunadamente, el déficit de México con los seis nuevos socios de México en este periodo totalizó -27,465 millones, de los cuales -17,602 millones USD, correspondieron al año 2019 y -9,863 millones a los primeros siete meses de 2020.

Para el período de enero de 1993 al mes de julio de 2020, el déficit total con esos seis países fue de -177,983 millones USD, equivalente al 14% del PIB de México en el año 2019 y, desgraciadamente, este negativo desarrollo no fue tomado en cuenta por los altísimos funcionarios como una advertencia de lo que podría ser el negro futuro de la relación con esos países, mismo que se manifiesta en un saldo negativo creciente.

Con la propuesta dogmática de creación de una Unión Aduanera, lo poco que nos queda como defensa ante países terceros se reduciría aún más y, al poner en práctica la incoherente propuesta del Doctor Serra, el daño sería aún mayor y haría más rápida la desaparición de lo poco que resta de la planta productiva nacional, principalmente en el sector de manufacturero, sector en donde si hubiera habido política de fomento, así como una estrategia lógica y realista desde hace 26 años, podríamos haber avanzado enormemente y logrado el ansiado el desarrollo económico de México.

A pesar de los numerosos y enormes desaciertos registrados en la “política de fomento y de comercio exterior” de nuestro país, especialmente en relación con el sector manufacturero, hoy aún podemos empezar a hacer algo muy positivo si logramos aprovechar la recomposición y reestructuración que necesariamente registrará el comercio internacional pero, para ello, será necesario que se dejen a un lado las teorías exóticas, los dogmatismos y la simulación, y en su lugar haya ideas prácticas para aprovechar las ventajas comparativas y competitivas que todavía tenemos, mediante la definición de una estrategia realista.


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China-Estados Unidos: a cubetazos… e implicaciones globales

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Pareciera ser obsesivo e inútil insistir –en plena pandemia global del COVID-19– en la profunda crisis y “competencia entre grandes potencias” como lo reconoce Estados Unidos desde 2017, entre Estados Unidos y China, tal y como lo hemos realizado insistentemente en esta columna desde 2019. El tema, sin embargo y desgraciadamente, nos acompañará en América Latina y el Caribe (ALC), y en México, en las próximas décadas.

En esta columna hemos insistido que tendremos que acostumbrarnos globalmente –y por ende en ALC y en México– a que la competencia arriba señalada nos acompañará en las siguientes décadas: los gobiernos de ALC y en México tendrán que tomar postura al respecto –les guste o no– en esta “nueva relación triangular” entre Estados Unidos y China y ALC-México; la preparación institucional –en los sectores públicos, privados y académicos– será fundamental. En plena crisis del COVID-19 se están dando “duro y a la cabeza”: cierre de Institutos Confucio en Estados Unidos, tensiones con respecto a Hong Kong y Taiwán, salida de Estados Unidos de la Organización Mundial de la Salud, retiro de visas a periodistas estadounidenses y chinos, respectivamente, retiro de investigadores en temas vinculados con la “seguridad nacional” respectiva, dadas de baja de estudiantes vinculados al sector público en China y de China en Estados Unidos, y ni hablar de la “guerra comercial” y su aparente tregua en enero de 2020.

relaciones China-Estados Unidos
Ilustración: Craig Stephens.

En los últimos días, sin embargo, estas tensiones han incluido un sector que, hasta el momento, había sido “prohibido”: el sector financiero, sabiendo que se trata de las dos principales dos economías globales y de que, hasta antes de 2019, eran sus respectivos principales socios comerciales.

El contexto es relevante: la Administración Trump busca, desde hace un par de semanas, cuestionar y prohibir –todavía no como Ley– que fondos de inversión estadounidenses inviertan en activos de empresas chinas: el precedente legal es el caso del fondo de inversión público (Federal Retiment Thrift Investment) que fue explícitamente increpado por la Administración Trump en mayo de 2020. Como resultado, en mayo 20 de 2020 el Senado de Estados Unidos aprobó una Ley (Holding Foreign Companies Accountable Act) en la que se exige que todas las empresas serían dadas de baja de las bolsas de valor de Estados Unidos –incluyendo de países que no permiten hacer pública la auditoría de empresas locales de países como Bélgica, China y Francia– si las empresas que realizan la auditoría no cumplen con las exigencias de contaduría estadounidenses durante al menos tres años. Esta Ley exige inspecciones estadounidenses por parte de la PCAOB (por sus siglas en inglés), sabiendo que la legislación china, desde marzo de 2020, sólo permite el acceso a esta información si así lo permite el Consejo de Estado de la República Popular China.

guerra comercial
Ilustración: Revista Fortuna.

Todo lo anterior pareciera ser un problema burocrático y secundario: alrededor de 200 empresas chinas, lideradas por Alibaba, han logrado a financiamiento por alrededor de $35,000 millones de dólares y representando un mercado cercano a un billón de dólares. Existen especulaciones de que estas empresas chinas bien pudieran trasladar sus actividades en mercados de valores en Hong Kong, aunque con importantes costos.

Lo anterior, sin embargo, refiere a un nuevo escalamiento en las relaciones Estados Unidos y China: “todo se vale”. La Administración Trump toca un muy sensible y nuevo sector en la relación Estados Unidos-China y a nivel global: el sector financiero. No sería espectacular esperar el siguiente escalamiento y respuesta por parte de China: la simple intención por parte de China de “indicar” comprar menos bonos del Tesoro de Estados Unidos –con importantes implicaciones por su devaluación ante los acreedores chinos– y así llegar a una de las “desintegraciones” (decoupling) más significactivas entre Estados Unidos y China. A marzo de 2020 China había comprado el 15% de los bonos del Tesoro y deuda de Estados Unidos, con importantes efectos en la tasa de interés en Estados Unidos y a nivel global.

Las implicaciones para América Latina y el Caribe, incluyendo a México, serán de la mayor relevancia en el mediano y largo plazo, seguir “nadando de muertito” no será opción ante estas tensiones.


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México y China: Perdón…

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Hemos sido en esta columna crecientemente críticos de la política del gobierno de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) con respecto a la falta de iniciativa, estrategia e incluso oscurantismo –acaba de llevarse a cabo la reunión del Grupo de Alto Nivel de Economía entre México y China y… nadie se enteró ni incluyeron los temas prioritarios entre México y China, para continuar con el don´t worry be happy de la relación bilateral a cargo de la Secretaría de Economía y la Cancillería–, pero también es importante reconocer avances en la relación bilateral. El canciller Marcelo Ebrard Casaubón y su subsecretario Maximiliano Reyes Zúñiga ojalá y estuvieran planeando seriamente (¡!) la Presidencia de México en la Comunidad de Estados de América Latina y el Caribe (CELAC) y particularmente el Foro CELAC-China. La responsabilidad de México con respecto a China en América Latina y el Caribe (ALC) es de la mayor relevancia para ALC y para China.

Más allá de lo anterior, es importante reconocer que el actual gobierno y la 4T ha realizado cambios cualitativos con respecto a China. Hace apenas unos días la Secretaría de Gobernación invitó a un reconocimiento por parte del Gobierno de México –y concretamente por parte de la Secretaría de Gobernación– a un “acto de petición de perdón a miembros de la comunidad china” y puntualmente durante las décadas de 1930-1960. El evento, adelantándose a un evento posterior con el propio presidente de México en 2021, fue extremadamente emotivo: las palabras de la secretaria de Gobernación que reconoció errores y lamentó los agravios del Estado mexicano en su momento, fueron escuchadas por un grupo de mexicanos-chinos de la comunidad china en México que vivieron atroces racismos, persecuciones y hasta la expulsión de México durante estos períodos.

Trabajadores chinos en México a principios de siglo XX.

Las palabras de Mónica Cinco –chino-americana y académica comprometido con las condiciones de la comunidad china en México desde hace décadas– fue violenta: la inmigración de chinos a la Nueva España y durante el Porfiriato y hasta la actualidad, se concentró inicialmente en ciudades como Hermosillo, Guaymas, Culiacán, Mazatlán, además de Torreón, Tampico y en la Ciudad de México en múltiples actividades económicas: en 1911 más de 300 chinos fueron masacrados por los maderistas y, no obstante el “crimen contra la humanidad”, la comunidad china en México subsistió y continuó; al igual que las comunidades perseguidas mexicanas en Estados Unidos.

La Dra. Evelyn Hu-DeHart –catedrática de Historia de la Brown University, y con docenas de artículos y libros sobre la temática desde hace décadas– destacó la importancia del creciente orgullo de la raíces chinas de la población en ALC y en México, así como la creación de una identidad comunitaria, no obstante los movimientos anti-chinos en el siglo XX: la interacción con el Estado mexicano hasta hace muy poco generaba temor, “lograr un acuerdo general para obtener una reconciliación histórica como la que propone el presidente de Andrés Manuel López Obrador, significa sumar voluntades, y en este camino, reconocer que, en la construcción de la nación mexicana de principios del siglo XX, las políticas de la diferencia y la pertenencia se convirtieron en políticas de exclusión, discriminación e indiferencia, restaron la posibilidad de toda una generación de chino-mexicanos de permanecer en el país.”

chinos en Mexico
Carro en colonia china (fotografía: Blog chino, arte y lengua).

El tema, más allá de empresas, comercio, proyectos de infraestructura y financiamiento por parte de China, además de sus tensiones con Estados Unidos, son de la mayor relevancia en la relación México-China y al ser autocríticos en la relación con el pésimo trato histórico con las comunidades chinas. Es al menos tan importante reconocer que las élites económicas y políticas mexicanas siguen siendo profundamente racistas con respecto a China: las cosas están “en chino”, te voy a pagar “a lo chino”…, etc. El agravio, desde esta perspectiva, continúa en 2019.

Será importante darle seguimiento a esta muy importante iniciativa de AMLO y la 4T que, desde una perspectiva china y de la comunidad china, es de la mayor relevancia.

Bienvenido el perdón a la comunidad china ¡después de casi 100 años!