Este par de semanas me tomaré el atrevimiento de hacerle caso al título de mi columna “El cuento de la economía”, y aunque no económico, les quiero contar un cuento.
La idea es que estas dos semanas, esperando que estén de vacaciones con sus familias ‒si no en la playa sí en sus hogares‒, se den unos minutos y empiecen a leer este cuento. Lo dividí en dos, así que tendrás que esperar a que llegue el viernes 29 de diciembre para saber en qué acaba. Aquí les dejo la primera parte, ojalá lo disfruten y sea de su agrado. No omito señalar que se llama: “Motivos de la calvicie”.
Hay muchos estudios que asocian a la calvicie con el daño a la raíz, o folículos capilares, que no permite el crecimiento del cabello; es decir, técnicamente la calvicie se presenta cuando la caída del cabello excede a su crecimiento; una aclaración más es pertinente: la calvicie es entonces el resultado algebraico de la suma de la caída del cabello, y la no recuperación del mismo, dicha aclaración es pertinente para resaltar la importancia del uso algebraico en el quehacer diario.
Hablando algebraicamente, si se le ponen números a este fenómeno, se estaría hablando de la caída de entre 50 y 150 cabellos diarios (por dar un dato), los cuales se regeneran en la mayoría de los casos porque la raíz permanece allí, pero cuando ésta es dañada (y no hay regeneración) es que se presenta la calvicie.
A la calvicie se le denomina también alopecia, misma que se asocia a una cuestión hereditaria (androgenética) en primer lugar; asimismo, se asocia a otros factores como las cuestiones alimenticias (malos hábitos), y finalmente se relaciona con la edad (envejecimiento).
Con la finalidad de darle un toque más rimbombante al asunto, cabe aclarar que la calvicie masculina se asocia con la acción de las hormonas llamadas andrógenos, que inhiben el funcionamiento normal de la raíz que da origen al cabello; y científicamente se explica como una afección que ocasiona parches redondos de pérdida del cabello, generalmente en parte posterior de la cabeza.
Para rematar y darle mayor credibilidad a la información presentada hasta ahora, sólo restaría decir que todo lo anterior es citado o más bien tomado de revistas científicas internacionales, y uno que otro Journal (indexadas). Con aquello que actualmente lo internacional ha tomado mucho prestigio y mucho más la educación; asimismo se podría hacer mención, a favor de mayor credibilidad, que los comités editoriales de estas revistas reúnen a los expertos más calificados y letrados en el tema, mismos que tienen estudios de posgrado, si no en Europa mínimo en Estados Unidos.
La certeza final, la daría una oración de esta magnitud, fenómeno que han estudiado ampliamente los investigadores más renombrados de la universidad más importante y con mayor prestigio a nivel internacional, ubicada en el decimoquinto país más importante en cuanto a niveles de educación con especialidad en el tema que nos convoca. En pocas palabras, en este tipo de ejercicios citar a una universidad le da mayor credibilidad a lo que estás mencionando o refiriendo.
Es por eso que, la credibilidad no te la da la información misma, sino el sustento académico que tiene. Incluso así, la ironía es que este tipo de actitudes no las aprendes en la escuela, ni en las aulas académicas de las universidades, sino en las calles y en la vida diaria.
¿Cuántos reportajes televisivos no hemos visto que empiezan diciendo que científicos de no sé qué universidad descubrieron no sé qué cosa? Es ahí donde las referencias cobran sentido y sobretodo mucho peso.
Estas ideas tienen su origen en un reportaje, en el diario, sobre un shampoo que evita la calvicie, y ¡claro!, empezó haciendo citas de muchas universidades. A lo que me puse a pensar, si realmente un consumidor revisa dichas citas, o simplemente es una estrategia de marketing. Honestamente no hice ese ejercicio, pero sí observar si existía un patrón de comportamiento que pudiera explicar la calvicie, claro, que no fueran las cuestiones hereditarias, alimentarias y de la edad, que ya tantos análisis existen.
Y vaya que me sorprendieron los resultados…
De ahora en adelante no habrá especificaciones técnicas sobre el tema, más bien se recurrirá al sentido común, mismo que nos dicta y determina caminos menos complejos en el entendimiento de cualquier fenómeno, tan es así que se puede expresar a la calvicie, en términos peyorativos, como un: “te estás quedando pelón”, o un “eres como la vida, cada día más cara”. Sin embargo, tampoco recurriremos a la mofa del tema, existe, se plantea como extremo, pero hasta ahí.
La observación directa es lo que va a determinar los resultados, y a la vez la veracidad de los mismos, bien es cierto que ¡hasta no ver no creer! En este tenor, ahí les va el motivo real, único y verdadero de la calvicie: “venir sentado en el transporte público”.
Quizás les parezca absurdo el contenido de este artículo, pero esperen… terminen de leer la segunda parte y se darán cuenta que la certeza es la que escribe estas palabras.
Continuará…