Aprovechando la noticia de moda acerca de la suspensión en la venta de algunas marcas y tipos de queso, ¿qué oportunidad podemos observar sin polarizarnos?
Hace ya tiempo que el consumidor busca que los quesos y otros productos sean más naturales y bajos en grasa por enterarse de que los alimentos industrializados pueden dañar la salud. Se han puesto de moda, inclusive en grandes ciudades de México, las personas que te venden el queso desde su auto o su casa ofreciendo productos frescos, de rancho o simplemente más natural en su proceso de fabricación por ser en algunos casos artesanales. Aun así, los quesos del supermercado y tiendas de conveniencia se siguen consumiendo sin mucha preocupación.
El nuevo etiquetado que nace en junio y que debe de cumplirse por los fabricantes a más tardar en diciembre de este mismo año, ha traído una nueva oportunidad para identificar qué ingredientes no saludables contienen en exceso algunos de los productos que consumimos. Esto por supuesto que ayuda a la consciencia del consumidor, aunque estará por verse, ya que en el anaquel todos muestran casi los mismos sellos.
Estamos frente a un cambio de paradigma interesante en cuanto al consumo de alimentos. El reto es que en paralelo exista una innovación para el desarrollo de nuevos productos saludables. Si esto no sucede habrá una mayoría que seguirá consumiendo lo mismo olvidándose de su salud como hasta ahora. Podemos observar que con la pandemia del Covid-19 nuestro país fue impactado con una cantidad importante de enfermos y muertes debido al nivel de diabetes y otras enfermedades relacionadas con una mala alimentación.
El anuncio de la cancelación en la comercialización de los quesos es un llamado también para muchos otros productos que rebasan los porcentajes máximos de ingredientes no saludables. Existen otros casos en donde mienten en la mercadotecnia del producto mismo, posicionándolo como saludable en el empaquetado cuando en realidad no lo es. Esto que está sucediendo es una forma de despertar la consciencia del fabricante y del consumidor.
Seguro hay mejores maneras para manejar el comunicado de nuestro gobierno, ya que impactó de forma negativa a marcas reconocidas de productos lácteos en México. Al final esperemos que los que están bien puedan reivindicar su posicionamiento y los que no han cumplido se enfrenten a la ley. Sin embargo, esto debe hacerse con mayor cuidado porque también de estas empresas dependen miles de empleos que pueden quedar en riesgo.
Este “parteaguas” servirá para que todos los otros productos de alimentos que se comercializan cumplan con las reglas y no abusen del consumidor. Es momento de un cambio de cultura en la alimentación de los mexicanos, desde la fuente de fabricación hasta la consciencia de consumo.
Hoy tenemos la oportunidad de empezar a modificar la forma en que nos alimentamos. Principalmente, en cómo nos organizamos para que la mayoría de la gente que no tiene acceso a la información pueda empezar a construir una cultura de consumo saludable. Esto es responsabilidad de todos. Es entendible que no se puede cambiar un producto de la noche a la mañana, pero sí se puede rediseñar la industria de los alimentos centrando la estrategia de desarrollo de nuevos productos en la salud del ser humano en vez de únicamente centrarse en la ambición de mercado y las utilidades.
Estamos frente a cambios globales de consciencia. Si no lo hacemos en este rubro, también nos quedaremos atascados en el mismo lugar como lo menciona el libro ¿Quién se ha llevado mi queso? de Spencer Johnson. Estaremos paralizados sin ir a buscar algo nuevo y perderemos la oportunidad de construir una mejor calidad de vida para los mexicanos. Tendremos que romper los paradigmas de la alimentación y empezar a consumir diferente para que se inicie un proceso de cambio. No son cambios radicales los que se requieren, lo importante es empezar a intentarlo, consiguiendo un equilibrio saludable en todo aquello que producimos y consumimos. Aprovechemos a las nuevas generaciones para impulsarlo y lo demás se irá construyendo en el camino que habrá que tomar. ¿Ya sabes dónde encontrar tu queso?
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