Una mirada a la economía mundana

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Debido a mis actividades, frecuentemente tengo la oportunidad de platicar con personas de diversa índole y actividades diferentes, con inteligencias varias, que aportan enfoques y perspectivas por demás interesantes. Es casi inevitable que los temas recaigan en la gestión del gobierno, en los eventos o declaraciones de personajes públicos o en la economía del país y este último punto con frases peculiares como “¿Qué tal te está yendo?”, “¿Cómo ves las cosas?”, de ahí se desencadenan conversaciones, confesiones y a veces catarsis.

Sin embargo, durante los últimos días esas preguntas las tomé más en serio y decidí averiguar en vez de preguntar “¿Qué tal le está yendo a las personas?”, “¿Cómo ven las cosas?”, y las respuestas fueron interesantes, dándome una perspectiva diferente a la que se conversa o que vemos en las noticias o redes sociales.

Empecé este ejercicio con uno de los personajes más interesantes y entrañables de esta ciudad, la persona que me corta el cabello. Buen conversador, enterado, receptor de muchos y diversos pensamientos vertidos por sus clientes, en síntesis, un pozo de opiniones e ideas. Me platicó que las personas están espaciando más el tiempo entre corte y corte, de tres semanas se van a cinco, de un mes a dos meses, además están perdiendo clientes que buscan opciones más baratas del servicio, aunque esto se compensa con otros que acuden a él y han abandonado a peluqueros más caros. Al comparar el año anterior contra este año, literalmente expresó: “estamos vendiendo menos que el año pasado”.

Visité un local donde venden unos “burritos” deliciosos, local bien acreditado y con clientela regular, las respuestas a las preguntas anteriores fueron: “sigo teniendo el mismo número de clientes, pero ahora gastan menos cada vez que vienen, el año pasado vendí más”.

Hice las mismas preguntas a una persona que se dedica a dar servicios gráficos,  expresando lo siguiente: “pues ahora estoy además vendiendo ropa para poder completar mis gastos, porque de esto no puedo vivir ya, el año pasado me fue muy bien, pero mis clientes están gastando menos en esto. Es lo primero que quitaron del presupuesto, porque ellos están vendiendo menos”.

En total fueron 10 personas de diferentes giros o negocios con las que platiqué y en términos generales todas las respuestas fueron similares, salvo un caso, todos ellos están ganando menos que el año pasado, la excepción fue un locatario de un mercado público que me dijo: “este año me está yendo muy bien, me cambiaron de local y como estoy en la entrada me compran a mi primero, ya no van hasta el fondo del mercado”.

Platiqué con seis personas que durante la segunda mitad del año pasado y este año perdieron sus empleos, los comentarios se dividieron en dos grupos:

~ Los que no han podido conseguir empleo, algunos tienen más de un año en la búsqueda, han reducido sus expectativas de contratación y están en la búsqueda de “lo que sea”, pero tampoco consiguen algo.

~ Los que han encontrado trabajo (dos casos), pero se contrataron por un sueldo y prestaciones menores a las del año pasado, se sienten agradecidos de tener un trabajo.

economia mundana
Imagen: Sin Embargo.

Estas pláticas en algunos casos estuvieron llenas de muchas emociones, añoranzas y coraje, pero sobre todo de un profundo sentimiento de no entender por qué estaban pasando por esta situación, había en todos los casos culpas y culpables.

Las conclusiones son sencillas, las personas están percibiendo menos dinero este año que el año pasado y ese dinero les está costando más trabajo obtenerlo, por supuesto, están gastando menos, y las tarjetas de crédito se han vuelto hasta donde alcanzó el límite, una ayuda para subsistir. En la mayoría de los casos ese recurso está agotado por falta de pago.

La otra fuente de apoyo es la familia, se afianzan los lazos, se recurre a los ahorros, a los padres, a los hermanos, entre todos se enfrenta el problema. Tenemos la gran fortuna de ser una sociedad donde la familia sigue siendo el eje sobre el cual se construye.

Entiendo y tengo perfectamente claro que este ejercicio no tiene, ni con mucho, los elementos para considerarse un estudio formal, ni pretendo que lo sea. Sólo recopilo opiniones de un microcosmos de esta ciudad.

Al comentar estos hallazgos con diversas personas, surgieron comentarios como: “las crisis son momentos de oportunidad”, “si se hubieran preparado para el cambio”, “es un proceso cíclico”, “ya vendrán tiempos mejores”, etc., múltiples comentarios similares. Pero la realidad es que las personas están ganando menos que el año pasado y que se están ajustando el cinturón.

Comentaba que hubo mención de culpas y culpables, que se daban muchas soluciones por hacer o se señalaba lo que no se había hecho aún y estaba pendiente para salir adelante, pero evidentemente el problema es mucho más profundo y no tenemos como sociedad acceso a la información necesaria para poder dar opiniones sobre la forma de hacer las cosas para ayudar a estas personas en sus problemas.

Son muchos los elementos y personajes que participan en el problema y, por tanto, son muchos quienes tienen que aportar en la solución. No hay un responsable único, no hay soluciones mágicas. Se espera que las personas que tienen la influencia, fuerza, información y posición para tomar las decisiones adecuadas, lo hagan con el conocimiento, inteligencia y buena voluntad para que como nación salgamos adelante.

Al final de todo este ejercicio, sólo me quedo con una idea: Si las personas no ven una mejora en su bienestar y seguridad en su vida, no podemos pensar que las cosas están bien.

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