Económicamente hablando, el término “Zapatero a tus zapatos” puede hacer referencia a la especialización ya sea a nivel laboral, o a nivel país en los productos en los que se tiene ventaja comparativa para salir beneficiado en el comercio. Laboralmente, existe especialización, tenemos obreros calificados en las diferentes industrias, y existe de igual forma una diferenciación salarial en ese sentido. Las empresas aplican sofisticados métodos de selección y/o reclutamiento para favorecer la productividad y hacerse de la mejor mano de obra calificada que le reditué la inversión que está realizando.
En materia comercial, nos especializamos en los productos en los que hacemos mejor, bueno, al menos eso lo dice la teoría del comercio internacional. Justo estamos a nada de reiniciar como país las negociaciones de actualizar el TLCAN. Voces de los distintos sectores industriales se manifiestan a favor o en contra de tal o cual cosa. La idea esencial es lograr que el saldo de la balanza comercial sea superavitario de comercializar con los países de América del Norte.
Un tema que no debe excluirse de la mesa de negociación es la brecha salarial que existe entre los países, de no hacerlo, es empezar las negociaciones con una gran desventaja para todos y cada uno de los actores que están vinculados o relacionados con el quehacer económico actual. De igual forma se debe tener precaución con los alcances de los cambios que se propongan en materia de Derechos de Propiedad Intelectual; debe de anteponerse las necesidades nacionales sobre los intereses de las grandes empresas de Norte América.
A 23 años de puesta en marcha del TLCAN, al menos en el sector farmacéutico han desaparecido (“fusionado”, le dicen en términos económicos) muchas empresas nacionales; y la investigación (medida por patentes) tiene más de 95 por ciento de titulares no mexicanos. Algo no se hizo bien, y por ende, debe privilegiarse el interés nacional del sector salud en México, porque uno de los motivos de la escasez de los medicamentos en dicho sector es su elevado costo; y sin una industria nacional que esté tecnológicamente capacitada para hacer frente a cualquier eventualidad, nos estamos condenando a una dependencia que no es deseable, y que es evitable hoy en día.
Tenemos investigadores capaces y empresas comprometidas, sólo falta que las condiciones en el mercado sean más equitativas y no sigan privilegiando el interés internacional.
Así como es cierto que hay perjudicados con el TLCAN, también es cierto que se debe de entrar a la renegociación, privilegiando las capacidades que han ido desarrollándose en todos los sectores y subsectores durante estos años de libre comercio; la industria automotriz es un caso de estudio en cuanto a su mutación y capacidad de adaptación de los distintos escenarios económicos en las últimas décadas; la manufactura de electrónicos permitió fomentar la especialización laboral de acuerdo a sus necesidades. Capacidad que puede implementarse en muchas otras áreas de interés nacional, y no sólo de atracción de inversión de extranjera directa o indirecta.
Las decisiones que se tomen en esas negociaciones afectarán a todos y cada uno de los mexicanos; es una oportunidad única de privilegiar el interés social sobre el particular, ojalá que así se dé. Se lee un tanto utópico que llegue a pasar, y tal vez no suceda, pero este tema es un claro ejemplo de una aplicación económica de la frase “Zapatero a tus Zapatos”. Propiamente hablando, hace referencia a interactuar en temas en los cuales tienes algún espectro de conocimiento sobre el mismo.
El gran problema que enfrentamos es que quienes nos representan internacionalmente, pueden llegar a tener declaraciones como la siguiente, VIDEGARAY: Yo no conozco la Secretaría de Relaciones Exteriores más que como se puede conocer desde fuera. No soy diplomático, nunca he tenido más allá de los encargos propios de la Secretaría de Hacienda (…). Ustedes han dedicado su vida entera a ello. Se los digo de corazón y con humildad: vengo a aprender de ustedes, (…).
Ese mismo personaje meses después puede hacer declaraciones sobre lo que pasa en otras latitudes de América Latina, y tal vez como está en proceso de aprender es que anda de opinólogo de otras realidades sin ver la suya. Es un claro ejemplo de miopía política y que si realmente aplicáramos el dicho de “Zapatero a tus zapatos” otro gallo nos cantaría. No cabe duda que llevamos las de perder en la negociación del TLCAN, resta esperar que las decisiones que tome la delegación Norteamericana y, sobre todo, la Canadiense, tenga efectos secundarios favorables para la economía mexicana. ¡Eso sí, ojalá, así sea!