La pandemia ha estremecido todas las economías del mundo, en especial la de las potencias mundiales como Estados Unidos. En aquella nación se han perdido 22 millones de empleos desde el inicio de la emergencia sanitaria en marzo de este año, casi 18 millones se han contagiado de coronavirus y más de 300 mil han perdido la vida a causa del COVID-19, convirtiéndolo en el primero de la lista a nivel mundial en esas dos categorías.
Ante esto, el Senado en Estados Unidos aprobó, en la mañana del lunes 21 de diciembre, un segundo paquete económico de casi un billón de dólares con el fin principal de ofrecer un apoyo directo a los principales afectados durante la pandemia.
Este paquete de estímulo a la economía norteamericana se suma al ya aprobado el 27 de marzo del presente año cuando el gobierno federal liberó una ley de estímulo fiscal por 2 billones de dólares con el que se beneficiaron, en su momento, cerca de 150 millones de estadounidenses afectados por la crisis económica y sanitaria.
Los desempleados por la pandemia, quienes a partir del 26 de diciembre iban a dejar de recibir los beneficios del primer paquete económico que se aprobó, percibirán un bono de seguro de desempleo por 300 dólares, además se extiende el plazo por un mes más a inquilinos en situación moratoria con el objetivo de evitar desalojos y un cheque de estímulo por 600 dólares. Todo esto entrará en vigor el 26 de diciembre próximo.
De igual forma, en este último paquete económico, se incluye la aportación a pequeñas empresas a partir de subsidios, escuelas y quienes ofrecen servicios de salud, sumado al dinero que será destinado a la producción y distribución de la vacuna contra la COVID-19.
En lo que va de 2020, para combatir la crisis de la COVID-19, Estados Unidos ha destinado 2.6 trillones de dólares del presupuesto federal, de los cuales se han gastado 1.6 trillones de dólares, pero se prometieron utilizar 1.8 trillones al cierre del año.
Curiosamente, el departamento de Salud y Servicios Humanos fue el cuarto en el rubro de más recursos empleados durante este año, gastando 113 billones de dólares, a pesar de la crisis sanitaria y sobreocupación que existe en los hospitales a lo ancho y largo de la unión americana.
Por ejemplo, en el estado de California se han contagiado casi 2 millones de personas más que todos los contagiados en España o Alemania, además cerca 23 mil han muerto a causa del virus, es decir, 80 personas han muerto diariamente desde que el presidente Donald Trump declaró la emergencia sanitaria el pasado 13 de marzo.
El departamento de Salud fue ampliamente superado por el primer puesto, el departamento del Tesoro que utilizaron una suma superior a los 577 billones de dólares, el 36% del 1.6 trillones que ha gastado el país.
Todo esto, en medio de una crisis económica global que pueda seguir viéndose afectada por la detección de una nueva cepa de coronavirus en Reino Unido que, según afirman las autoridades de la nación británica, parece propagarse de forma más rápida que la versión original, lo que ha obligado al cierre de todo tipo de negocios no esenciales y la prohibición de reuniones por navidad.
Otro cierre de actividades para Estados Unidos sería catastrófico para su economía, la cual se contraerá en un 4,3% al cierre de 2020 según las estimaciones realizadas en octubre por el Fondo Monetario Internacional.
El coronavirus sigue devastando las vidas y economías las economías de países emergentes y potencias mundiales sin ninguna discriminación, todos se han visto afectados por esta situación inédita.
Para el presidente electo, Joe Biden, al momento de asumir su mandato tendrá un reto importante al tratar transmitir la seguridad financiera que muchos estadounidenses necesitan, pero por sobretodo una seguridad a la vida garantizándoles acceso a la salud ante esta emergencia.