Otro posible crimen de guerra que no todos escucharon, fue entre Azerbaiyán y Armenia que se disputan el territorio de Nagorno-Karabaj (o el Alto Karabaj). Ambos países pertenecían a la Unión Soviética, pero eran pueblos mucho más antiguos que la mismísima URSS. Azerbaiyán es un país musulmán y Armenia cristiano (iglesia ortodoxa), y el conflicto surgía de la población armenia que vivía en una zona que, supuestamente, pertenencia a Azerbaiyán. El cese de fuego del 10 de noviembre se logró por la mediación del presidente ruso, Vladímir Putin, y 2000 soldados rusos garantizarán el cumplimiento de los acuerdos.
Entre los antecedentes se encuentran: los enfrentamientos que se derivan de la disputa sobre la región del Alto Karabaj en el que habita una minoría armenia dentro de Azerbaiyán, que actualmente está en manos de la autoproclamada República de Artsaj. La guerra del Alto Karabaj que terminó con un alto el fuego en 1994, con Armenia al mando de la protección de la región del Alto Karabaj y territorios circundantes. Durante tres décadas se han producido múltiples violaciones del alto al fuego por parte de Azerbaiyán, las más graves fueron los enfrentamientos de Alto Karabaj de 2016 y los enfrentamientos en julio de 2020.
Menciono esta guerra por el poco eco que tuvo en la prensa y en la televisión, por lo menos en América, y sinceramente me gustaría que aquellos que lean esta nota manifiesten cuánto han escuchado o saben de los acontecimientos ocurridos. Me llegan muchas noticias del mundo y este conflicto nunca estuvo en los titulares. Personalmente me enteré de la existencia de esta guerra por una información publicada por la cual Armenia retiraba a su embajador en Israel como acto de protesta por la venta de armas de Israel a Azerbaiyán. Una buena muestra que la fuerte industria fabricante de armas no tiene banderas.
Una guerra un poco anterior tuvo más eco en la prensa, mucho más. Me refiero a la guerra de Crimea (2014) entre Rusia y Ucrania, y por razones, seguramente políticas, tuvo eco público porque EE.UU. manifestó su oposición a la acción militar a diferencia del conflicto Armenia-Azerbaiyán, en el cual no es clara la posición del gobierno de Trump y que posiblemente optó por cierta neutralidad y sólo tuvo intentos de mediación. En Crimea la población rusa deseaba unirse a Rusia y lo han hecho por medio de un plebiscito. En este caso no hubo mediación y la solución fue cuidar los intereses de Rusia.
Para complicar un poco más el panorama copio la siguiente cita: “Irán siempre ha apoyado a Armenia a pesar de reconocerla como inversora desde 1992. Siempre ha querido que el Alto Karabaj permanezca en posesión de Armenia. (…)El experto dice que las relaciones diplomáticas de Armenia con Turquía, Georgia y Azerbaiyán son problemáticas y que se abre al resto del mundo a través de Irán” (21 oct. 2020).
Recordemos que Armenia es un país cristiano e Irán musulmán como Azerbaiyán.
Y el último elemento que complica el panorama, es la participación de Turquía a favor de Azerbaiyán, en parte con la excusa que la participación del PKK (Partido de los Trabajadores de Kurdistán) a favor de Armenia es un peligro para Turquía.
El PKK es kurdo y eso nos recuerda otro conflicto bastante olvidado en el Occidente, la lucha por la independencia kurda, un pueblo milenario al que se le niega la independencia. Dos elementos han tenido más eco en la prensa occidental, el conflicto kurdo y el holocausto armenio y todo eso desde que el presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdoğan, se ha convertido en un dictador y propagador del islam descuidando sus compromisos con el Occidente.
Y eso me lleva a otro conflicto, más interesante si lo medimos desde la perspectiva del eco público: el conflicto israelí-palestino. Los palestinos son un pueblo que quiere su independencia y lo mismo los kurdos. Existe una población de judíos en territorio palestino. Igual que los armenios en Azerbaiyán o los rusos en Ucrania.
El pueblo palestino sufre de tener dirigentes que no se preocupan de su bienestar y hay muchas pruebas de ello. El dinero que fluye es mal aprovechado y eso incrementa las diferencias entre ambos pueblos.
Con los años, las instituciones mundiales como las Naciones Unidas (ONU) y sus diferentes secciones, la Organización de Estados Latinoamericanos (OEA), han perdido su imagen ante mis ya veteranos expertos ojos. Nunca dejaron de ser, al fin y al cabo, instrumento de las grandes potencias.
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