Carlos Rogelio Ponce y Vargas

El rugido del tigre

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 En la carrera y en la vida ni le cortes ni te rajes.
Carlos Rogelio Ponce y Vargas.

Son muchos años desde que El Semanario y Sam me abrieron las puertas. Desde entonces, he buscado promover y demostrar las ventajas de adquirir una mejor educación financiera y en particular participar en el mercado accionario bajo una visión de empresario. La cercanía con nuestros lectores (frecuentes correos), me ha permitido la confianza de reflexionar en ocasiones temas personales que considero que pueden contribuir a mejores decisiones de manera integral.

Mi Tigre

En la madrugada el martes 19 de enero falleció mi Papá, Carlos Rogelio Ponce y Vargas. No pudo contra el COVID. Cuando les ha sucedido a mis amigos, les he llamado. Pero no es hasta que te pasa, que entiendes realmente el torbellino de sentimientos y recuerdos que te bombardean y agradeces enormemente las muestras de cariño y atenciones de muchos, algunos que nunca imaginaste o que llevas años sin ver. No me da este espacio para platicar del “Tigre”, como cariñosamente le decían a mi Pa’ su grupo de amigos de Corredores del Bosque de Tlalpan, asociación que fundó hace años. Hizo muchas cosas, pero para mí, la orientación y el consejo de acabar una carrera profesional, de lanzarme a buscar oportunidades laborales, de aprender un idioma, de no endeudarme de recién casado para comprar una casa, de abandonar el básquet, para atender temprano un trabajo, y de acompañarme a todas mis competencias, conferencias y presentaciones de libros, entre otras, no sólo me ayudó, me acercó siempre a él. Lo voy a extrañar como todos los que pierden a un Papá lo hacen, pero me digo a mismo y a mis hijos lo que les he dicho a otros, siempre vivirán con nosotros, en nuestros pensamientos y acciones. Supo trascender y me dejó la misma estafeta que todo padre deja a un hijo para hacer lo mismo en su momento. No puedo más que agradecer todas las muestras de solidaridad para conmigo y mi familia y doy gracias a Dios por la decisión que tomó, él sabe por qué. Ya lo hemos platicado muchas veces en otras columnas, aunque importante, la creación de patrimonio no debe ser un fin, es un medio, para atender cosas más importantes: estar cerca siempre de los que quieres y te quieren.

¡Cuídense Mucho!

Cuando creíamos que estábamos tomado todas las medidas necesarias, el COVID nos sorprendió y contagió a mis papás (mi Mamá va de salida gracias a Dios). No encontramos camas en hospitales (y te advertían de muchos casos en donde la hospitalización ha sido peor), los médicos no atienden a domicilio por precaución (gracias a Dios el Dr. Fermín Rodríguez fue la excepción y los atendió en casa), la medicina para atenderlo estaba agotada (con ayuda de amigos logramos tenerlas pero fue muy difícil) y el costo de equipamiento de su casa para intentar salvarlo no fue menor. Fallecer en esta época te impide realizar un funeral o misas de manera tradicional por precaución al contagio. Tampoco los puedes visitar de no ser con un traje especial y por poco tiempo. Es terrible. Pensé en las millones de familias que han pasado y están pasando por esta pesadilla. Esto no va a ser fácil de combatir, y va a durar más. Me preocupa México. Así que por favor cuidémonos todos mucho. Sirva la columna de hoy como un breve homenaje a mi Tigre. Nos quedamos sin pendientes y llenos de recuerdos maravillosos que al final es lo único que nos llevamos.

¡Muchas gracias Marthita, eres maravillosa!