El pasado 19 de junio falleció en Los Ángeles, California, Carlos Ruiz Zafón. Él había nacido en Barcelona en 1964, Ruiz Zafón fue un escritor extraordinario, exitoso y diferente. El camino hasta llegar a ser el escritor admirado es heterodoxo. Después de estudiar en su ciudad natal con los jesuitas, se hizo profesionalmente publicista, tuvo éxito y llegó a ser director creativo de varias agencias publicitarias, entre ellas algunas internacionales. En 1993 escribió El príncipe de la niebla, con el que obtuvo un premio. Pero decidió emigrar a Estados Unidos, específicamente a Los Ángeles, donde se desempeñó con cierto renombre como guionista y musicalizador de películas, en tanto escribió El palacio de la medianoche (1994) y Las luces de septiembre (1995), que después fueron agrupadas como Trilogía de la niebla, y Marina (2000), todas fueron consideradas como de literatura infantil y juvenil. Pero en el año 2000 acabó La sombra del viento, la que presentó sin resultados al Premio Fernando Lara de Novela. A mucha insistencia de uno de los jurados, Terenci Moix, la obra fue publicada (2001) a regañadientes por Planeta y así de repente empezó a ser aceptada por los lectores, llegándose a vender 15 millones de ejemplares, siendo además traducida a muchos otros idiomas, y desde luego, una edición en catalán.
Rápidamente recibió múltiples ofertas para que la obra fuera llevada a la televisión o al cine, lo que nunca aceptó a pesar de su relación con el medio cinematográfico; siempre dijo que era mejor que el lector hiciera una película de cada una de sus obras. Para la segunda parte de la saga de El cementerio de los libros olvidados, El juego del ángel (2008), las cosas fueron diferentes y la editorial apostó fuerte y el primer tiraje de la primera edición tuvo un millón de ejemplares y obtuvo nuevamente un gran éxito entre los lectores, y ahora sí ya de la crítica.En 2011 apareció El prisionero del cielo y en 2011 El laberinto de los espíritus, las cuales también fueron ampliamente aceptadas por los lectores. Todas las obras de El cementerio de los libros olvidados tienen por personaje central a los libros y su guarda, y vemos transcurrir a sus guardianes, los Sampere, en diferentes generaciones, así como a Lain Coubert el guardián físico del cementerio en ese laberinto; el otro “personaje” es la misma ciudad de Barcelona, la que es descrita a la perfección y en diferentes épocas por Ruiz Zafón.
El gran premio del autor fue obtener una cantidad desmesurada de lectores, quienes compraban los libros impresos cuando se hablaba de la caída de la publicación física. Ruiz Zafón obtuvo reconocimientos en otros países, Noruega, Portugal, Italia, pero en España sólo obtuvo reconocimientos por “El libro más vendido” –¡faltaba más!–. Pero nunca fue plenamanete aceptado por el “mundillo literario” o establishment, no aparecía mucho en tertulias ni programas literarios, aunque de vez en cuando era mencionado en la prensa como un personaje muy vendedor de libros. Quizá también contribuía el que –decían– era tímido y retraído, aunque las pocas veces que yo lo vi en vivo y en televisión, era un personaje cordial, jovial, sencillo, y yo diría que muy simpático; gran defensor de su obra y su ciudad.
Sin embargo, los grandes vendedores de libros (best sellers) nunca son muy bien aceptados en el ámbito literario. La única explicación racional de un miembro destacado del establishment es que se convirtió en un escritor muy bueno y reconocido, de los que publican una obra destacada cada tres o cuatro años y que en la primera edición imprimen de 5 a 10 mil ejemplares, y van consiguiendo nuevas ediciones cada tanto; y, claro, resulta indispensable que las editoriales tengan escritores de grandes tirajes, porque de lo contrario no podrían publicarle a los demás autores.
En un “Día de San Jorge” cuando en Barcelona se celebra el “Día del libro”, Ruiz Zafón nos regaló Rosa de fuego (2012), un relato corto en el que nos cuenta el origen de la fantasía del laberinto del cementerio de los libros olvidados; se publicó en un periódico y en una revista, no se consigue en papel, pero se tiene libre acceso en la red. Es una pena que, entre otras muchas cosas, Ruiz Zafón haya fallecido tan joven, porque seguramente nos hubiera dado a leer más obras, producto de su maestría literaria, aunque su técnica fuera diferente, rompedora, nueva e innovadora.
Al leer las notas sobre Ruiz Zafón, me enteré que Ildefonso Falcones también está muy enfermo. Falcones es también un escritor a contracorriente del mundo literario, no sé si ambos piensan que éste tiene más de mundillo que de literario como decía Carlos Monsiváis. Pero ha tenido un éxito enorme en un género más difícil y competido que el de Ruiz Zafón –como fue el de la imaginación y la ficción–, ya que el de Falcones es la novela histórica, que tiene muchos competidores y buenos, actualmente, y por los que diversas editoriales apuestan fuertemente. Falcones dice que siempre quiso ser escritor pero al quedarse huérfano a los 17 años tuvo que cambiar sus planes y estudiar una carrera más convencional; estudió derecho, al mismo tiempo que era un deportista destacado en equitación y hockey sobre pasto –¿habrá algo más inaceptable para el establishment literario?–.
Falcones alcanzó una carrera destacada como letrado –así le llaman en España a los abogados–, pero decidió buscar su metas literarias y en 2006 publicó La catedral del Mar que rápidamente fue publicada por Grijalbo y alcanzó récords de ventas y fue traducida a varios idiomas, y por supuesto con ediciones en catalán; es una obra grandiosa, perfectamente estructurada con personajes y situaciones creíbles y entrañables, todo alrededor de la Barcelona del siglo XII y la construcción de una de sus catedrales. Su segunda obra (2009), La mano de Fátima, a mí me parece incluso mejor lograda y trata de la dificil integración de musulmanes, judíos y católicos en la España del final de la Edad Media. En 2013 aparece La reina descalza y en 2016 Los herederos de la tierra, que es una continuación de La catedral del mar, de cómo las catedrales tardaban tanto en construirse; ésta se sitúa muchos años después. Para 2019 publicó El pintor de almas, que no he leído por esto de no poder ir a las librerías.
Así, Ildefonso Falcones es otro escritor de formación heterodoxa pero sumamente exitoso, porque además de dominar su técnica literaria tiene una gran imaginación, una amplia cultura y una seguridad que le permiten acceder a los más destacados niveles. Ojalá que Falcones supere su problema de salud y nos pueda brindar más obras de su autoría. Falcones sí acepto que su Catedral del mar tuviera una versión televisiva, que al parecer también ha alcanzado gran aceptación, aunque no tanta como la versión literaria. Con motivo de esta nota la vi y Ruiz Zafón tenía razón, “la versión cinematográfica que yo filmé en mi imaginación es mejor que la consiguió TV3 española”, a pesar que no se puede negar que es entrañable, que tiene una fotografía con una luz grandiosa, y muchos de los personajes están logrados muy cercanamente.
Leer es uno de los grandes placeres de la vida y hacerlo en libros de papel tiene un disfrute aún mayor. Recientemente escuché a un experto literario que mencionaba que los libros conseguirán reproducir las obras que ya no puedan ser leídas por haber sido hechas en versiones electrónicas, que para entonces resulten obsoletas.
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