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Sapiens: De animales a dioses

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Yuval Noah Harari es sin duda un escritor excepcional, uno de sus libros más leídos es el que ahora reseñamos, Sapiens: De animales a dioses, un texto sobre historia universal en el que nos da un paseo que va desde el origen mismo del universo, hace aproximadamente 13 mil 800 millones de años hasta nuestra época. Harari con una narrativa accesible, amena y seductora, nos explica los acontecimientos más importantes de la historia del planeta y particularmente de la evolución humana.

En este contexto nos lleva en un viaje hacia atrás que nos permite comprender el proceso evolutivo tanto de plantas como de las diversas especies animales que han coloreado el paisaje terrestre. Nos explica cómo surge el inicio de la biología, con los primeros organismos vivientes, por allá de 3 mil 800 millones de años atrás, y como era de esperarse, se centra en la aparición del ser humano. Acaecida aproximadamente hace 2,5 millones de años.

Nótese la distancia en el tiempo, los primeros organismos vivientes datan de hace 3 mil 800 millones de años, y los primeros y más rudimentarios humanos aparecieron en África hace 2,5 millones apenas. Ésta sola idea, en lo personal, me resulta escalofriante pero ilustradora, particularmente cuando hablamos de “la humanidad”.

Tomando como referencia ese punto de partida, los primeros homínidos tardaron cerca de 500 millones de años para salir de África y extenderse hasta Euro Asia y un millón y medio más años fueron necesarios para que aparecieran los neandertales en Europa y Oriente próximo.  

evolucion humana
Imagen: XL Semanal.

Contrario a lo que se cree, nos dice Harari, la evolución humana no fue lineal, coevolucionaron diversas especies de humanos, de los primeros homínidos derivados del Australopitecos, surgieron variadas especies de humanos. Se cree, que muchas de ellas surgieron y desaparecieron sin siquiera haberse enterado de la existencia de las otras.

El argumento central de Harari es que todo parece indicar que hemos vivido en una idea equivocada: la idea de la evolución lineal del ser humano.

Llama mucho la atención que una de las especies más duraderas fue el Homo Neandertal (Hombre del valle del Neander) que pobló diversas regiones de Asia y Europa, por al menos dos millones de años. Una cantidad de tiempo que, muy probablemente, rebasará por mucho, el tiempo que el Sapiens exista en la Tierra.

Así es, el Homo Sapiens, nuestro verdadero antecesor, apenas tiene en el planeta un par de cientos de miles de años, y la colonización de Europa por los Sapiens apenas data de alrededor de 70 mil años. De hecho, la llegada a América de los Sapiens tiene escasamente 16 mil años.

Yuval Noah Harari
Imagen: Medium.

A lo largo de la existencia de las diferentes especies de “homos” que fueron poblando la Tierra, un punto en común es que todos fueron nómadas, eran cazadores-recolectores, siendo apenas hace unos 12 mil años cuando los Sapiens lograron domesticar las plantas y los animales, lo que les permitió dejar el nomadismo y crear asentamientos permanentes.

Este hecho, la domesticación de plantas y animales, es la primera revolución tecnológica y quizá la de mayor impacto en la historia de la humanidad. Pasar de nómadas a sedentarios, cambió radicalmente el mundo, cambió de raíz la propia evolución de nosotros Homo Sapiens. La domesticación de la agricultura resultó más importante que incluso el descubrimiento del fuego por parte de nuestros antecesores.

Y hoy el Homo Sapiens, con apenas unos cuantos miles de años de existencia, está cerca no sólo de cambiar el mundo sino de cambiarse a sí mismo. Hoy como nunca, con el surgimiento de las biotecnologías, estamos cerca de autodefinirnos, de auto-reconstruirnos.

Sapiens, la especie que tardó más de 50,000 años en poder desplazarse hasta América, está a punto de reinventarse, quizá en los próximos 100 o 200 años lograremos olvidarnos de la evolución natural para, con el barro de las tecnologías, modelarnos como si fuéramos los mismos dioses.   


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Con ojos de esperanza

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Al observar con atención toda la creación se descubren tres aspectos fundamentales para reflexionar:

1. La belleza que tiene en sí misma,
2. La inter-dependencia de todo lo creado y
3. La exactitud con la cual cada uno de sus miembros cumple con el papel que le corresponde.

Estas tres características ocurren sin importar si se pertenece al macrocosmos, al microcosmos, a los más simples entes o a las más complejas estructuras de la existencia, en todos se observan estas tres particularidades y todas se mueven dentro de una realidad que siempre es cambiante.

En efecto, esto sucede porque tanto la manifestación y como el comportamiento obedecen a las leyes o instintos que les son propios y condicionan su existencia. El desarrollo del saber humano ha podido observar, descubrir y estudiar las reglas que les rigen e incluso predecir sus comportamientos futuros como en el caso de los astros.

especie humana espiritualidad
Ilustración: Diego Maxx.

Sin embargo, hay una especie, la humana, que si bien de alguna manera fluye en medio de este mismo dinamismo, no está condicionada de forma absoluta y, por lo tanto, su comportamiento es impredecible. ¿Qué hace diferente al ser humano frente al resto de las especies existentes? ¿Qué objetivo tiene esta diferencia al conjunto de la creación? ¿Qué tiene que ver esto con la espiritualidad?

La diferencia radica en tres características que han acompañado la evolución de la especie humana desde sus orígenes: la rebeldía, la creatividad y la planificación. La rebeldía le permite revelarse frente a la situación que se le presenta, la creatividad le habilita para generar ideas e imaginar otras opciones para enfrentar la realidad, la planificación le faculta para proyectar el futuro y dirigir sus pasos hacia esa meta.

Identificar el objetivo es un asunto por mucho más complejo que hasta el momento no es posible explicarlo a través de las diferentes ciencias que estudian la realidad, por eso su razón o sentido se articula a partir de otros saberes englobados en conceptos metafísicos, dentro de los cuales se encuentran, desde luego, los argumentos de las diversas religiones.

La espiritualidad es precisamente el talante que le impulsa y que está íntimamente vinculado a la libertad humana. Es decir, cada ser humano dirige su existencia tanto en sentido como en actitud ética en la dirección que libremente su voluntad y sus oportunidades determinan.

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Ilustración: Penelope Dullaghan.

Estas tres características humanas pertenecen al orden de la inteligencia, pero hay otro conjunto de particularidades que surgen de otra fuente y que están relacionadas con la cooperación, el afecto y el cuidado mutuo.

En efecto, estas tres últimas características han sido vitales para la evolución de la especie humana. La capacidad de cooperar mutuamente ha superado los límites que como especie tenemos frente a otras especies. El vínculo afectivo que desarrollamos por nuestros seres cercanos supera su muerte y hace que su legado y existencia permanezca, incluso en descendientes que nunca le conocieron. El cuidado mutuo permite extremar esfuerzos para conservar la existencia y el bienestar de los otros.

Estas características no sólo han garantizado la permanencia de la especie humana en la existencia, sino han sido también la fuente de su evolución, a pesar de los múltiples errores que como humanidad se hayan cometido en la historia.

Además, estas características inducen a contemplar el futuro con ojos de esperanza a pesar de las vicisitudes que brotan en el devenir personal y comunitario. En efecto, por dura y complicada que se presente una situación, la rebeldía se resiste a aceptarla sin ofrecer resistencia; la creatividad impulsa a inventar nuevas formas o encontrar otras soluciones; la planificación determina el camino a seguir para lograr el objetivo; la cooperación nos lleva a trabajar en equipo; el afecto nos mantiene unidos y el cuidado mutuo permite ayudarnos para salir de la adversidad.


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