José Luis Carazo Vega

Recordando a Arenero

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Hace unos días, el 11 de noviembre de 2020, se conmemoró un aniversario más de la partida a la Gloria de José Luis Carazo Vega y su recuerdo sigue presente, pues lo añoramos sus familiares y todos sus amigos; quienes siempre tienen el gran detalle de hablar alrededor de esa fecha, para evocar lo mucho que lo estimaron y que aún lo tienen en su mente.

Y recién le acaba de alcanzar en la Gloria, quien fue su compañero de muchas andanzas periodísticas y taurinas, Guillermo Salas, un gran reportero y cronista taurino, que ocupó por muchos años importantes espacios, entre otros, en La Afición y en El Universal, dejando lecciones de cómo manejar la información taurina, hoy tan reducida en la mayoría de los medios. Como José Luis hizo el intento por ser torero y era un ser de gran bonhomía.

Saludarlo cada año en la Feria de San Marcos de Aguascalientes con su esposa era un gusto enorme, pues significaba ratos de charla de lo que había vivido y de aprender de su entendimiento de lo actual.

Ellos dos, Memo y José Luis, creían en el buen o mal fario –en castellano suerte– y, curiosamente, al que escribe le acaba de pasar un detalle que pintará de lo que estoy tratando de chamullar –en lenguaje gitano charlar– porque me acaba de suceder algo que tiene el fario pintado.

Guillermo Salas
Guillermo Salas, gran aficionado práctico y periodista taurino (Foto: El Heraldo).

Resulta que el que escribe, el sábado pasado 21 de noviembre, estaba a punto de salir de casa a una cita con mi doctora y estaba presenciando la corrida de la Gira de Reconstrucción que con gran tino organizó la Fundación del Toro en España y se lidiaba una corrida de Miura.

Poco antes de salir a la cita, saltó a la arena de la plaza de Logroño el tercero de la tarde de nombre “Arenero” –que le correspondió a Pepe del Moral–, y la verdad que se me iluminó la mirada porque en unos minutos iba a conocer el resultado de mis exámenes médicos.

Me dio la sensación de buen fario y me encomendé a la Guadalupana y a Dios porque así fuera; sin más si lo fue y sin echar las campanas al vuelo, las noticias del estudio fueron positivas y sentí que en la vida hay veces que ciertas coincidencias pudieran no serlo tanto y creo en ello.

Así somos los que hemos crecido en el ritual del toreo, como diría aquel gran torero gitano de apodo Cagancho: “no creo en las supersticiones porque eso trae mala suerte”. Lo que les platico es como fue y sinceramente me estremecí al sentir la conexión entre lo que vi en la pantalla que sucedió en Logroño y el resultado clínico.

arenero pepe del moral
José Moral Fernández, torero español (Foto: El País).

Arenero de Miura, que por cierto no fue en sus cualidades en la lidia positivo, a mí me levantó la moral solamente con su nombre y, cómo no, si me recordó el nombre de guerra de cronista taurino de mi señor padre.

Y para concluir, platico con gusto sobre el cierre de los festejos organizados en el Cortijo de los Ibelles; el gran triunfador fue el novillero de Aguascalientes, Miguel Aguilar, quien con tres trofeos ante los novillos de Barralva el sábado 21 de noviembre tuvo una actuación rotunda.

Entiendo que los  novillos de Barralva estuvieron bien presentados y, en general, se prestaron al lucimiento, destacando el tercero que recibió arrastre lento y el codicioso quinto.

Sebastián Ibelles y Cristian Antar, un trofeo para cada uno, desafortunadamente varios subalternos fueron lesionados y también Sebastián Ibelles, aunque todos se recuperan satisfactoriamente de la Final del Encuentro Mundial de Novilleros.

Cierro este espacio enviando un abrazo fraternal a la familia de Memo Salas, lo vamos a extrañar a quien siempre demostró bonhomía y sencillez, y le pido le dé un abrazo en la Gloria a mi Arenero, que en el nombre de un toro de Miura, me hizo saber que las conexiones amorosas son más fuertes de lo que muchas veces creemos.


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