mortalidad

AMLO habla de humanismo cuando su gestión juega con la vida de los mexicanos

Lectura: 3 minutos

Con más de 162 mil defunciones por COVID-19, el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) se atrevió a decir que la pandemia está humanizando a la población. Su mensaje resulta incongruente con la falta de sensibilidad y fracasada estrategia que su administración ha implementado a fin de contener al virus SARS-CoV-2

La jornada de ayer, el primer mandatario anunció que dio negativo a la prueba de antígeno del coronavirus. En un video grabado desde Palacio Nacional, expresó que se mantiene optimista y hasta aseguró que su fórmula ha dado resultados para “sacar adelante a México”. 

“No sé ustedes, pero yo estoy notando que nos estamos humanizando más los mexicanos. Hay más fraternidad, más solidaridad. Estamos haciendo a un lado el egoísmo, individualismo, racismo, el clasismo, la discriminación, el odio, el rencor”, dijo el funcionario. 

El discurso moralista del jefe del Ejecutivo demuestra que contrario a sus dichos, se mantiene muy alejado de la realidad mexicana. Incluso, parece que López Obrador  forma parte de un mundo paralelo al actual, porque no alcanza a dimensionar la alta mortalidad, la severa crisis económica y la poca esperanza que tienen algunos mexicanos. 

Optimismo de AMLO alza defunciones

Con una estrategia basada más en el optimismo que en la evidencia científica; por medio del levantamiento prematuro de la Jornada Nacional de Sana Distancia y medidas que en aras del “no autoritarismo”, pusieron en riesgo la vida de muchos, la autollamada Cuarta Transformación ha fracaso en la contención del virus SARS-CoV-2

Desde la llegada de la COVID-19 a México, el presidente de la República puso de manifiesto su entusiasmo para enfrentar el problema sanitario. Su confianza llegó a tal grado que incluso desestimó la gravedad del asunto y recomendó “dar abrazos” a lo largo de la contingencia para “evitar pleitos”. 

“Hay quien dice que por lo de coronavirus no hay que abrazarse. Pero hay que abrazarse, no pasa nada; así. Nada de confrontación, ni de pleitos”, apuntó el tabasqueño en la mañanera del 4 de marzo. 

Sumado a su medida pacificadora, desde el 29 de abril del 2020, López Obrador advirtió que “se estaba aplanando la curva de contagios”. Hoy, casi un año después, los picos de infectados son constantes y ya se registran 1 millón 899 mil 820 casos acumulados de coronavirus

Todavía, con más y más defunciones a la bolsa, hasta el pasado mes de noviembre —cuando México superó los 100 mil decesos— el primer mandatario negó la necesidad de cambiar su estrategia contra la COVID-19. Incluso, apuntó que quienes critican su plan únicamente lo hacen con fines políticos. 

Optimismo de AMLO no ve crisis económica 

En su mensaje de ayer, el líder de la autollamada Cuarta Transformación señaló que si en cuestión sanitaria se mantiene optimista, en el área económica más. Argumentó que el 2021 “pinta bien” y aseguró que en el mes de enero y los primeros días de febrero no se han perdido empleos. 

Contrario a las declaraciones de López Obrador, HR Rating pronosticó una caída del 1 por ciento de la economía mexicana para el primer trimestre del año. A ello se le suman las manifestaciones de algunos gremios como los restauranteros, que advirtieron este jueves que el confinamiento todavía no les permite seguir adelante.  

Lo anterior no es de extrañar, si se toma en cuenta que el mandatario tabasqueño siempre tiene “otros datos” con relación a la crisis actual del país. Tal fue el caso de cuando el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) publicó que durante los primeros tres meses del 2020, México perdió un millón 886 mil empleos. 

“Yo tengo información de que hay más oportunidades de trabajo en la actualidad, no se mide porque no todo lo está registrando el Seguro Social”, advirtió el funcionario el 17 de mayo. 

El descaro de López Obrador siguió incrementando al grado de que el pasado 9 de noviembre aseguró que la crisis económica en México no se debió a la pandemia. A su decir, la caída financiera de la nación tiene como principal causa “el fracaso del modelo neoliberal”. 

Así, con una estrategia más reactiva que propositiva; caídas financieras justificadas y optimismo pese a las defunciones en el país, ahora AMLO sale a decir que la COVID-19 humanizó más a la población.  ¿Y la Cuarta Transformación para cuando reacciona?

Cifras de mortalidad contradicen dichos de López-Gatell

Lectura: 3 minutos

De nueva cuenta, la realidad contradice las declaraciones de Hugo López-Gatell-Ramírez, subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud. Mientras el funcionario advirtió que la mortalidad del país ha bajado en un 60 por ciento, de una jornada para otra México registró casi 2 mil pérdidas humanas

Y es que la transición del 2 al 3 de febrero quedó comprobado que los picos de defunciones siguen muy presentes en la República Mexicana. Tan es así que en un día se sumaron 1 mil 707 nuevos decesos dejando un total de 161 mil 240 bajas  —según cifras oficiales—.

Dichos datos son totalmente distintos al escenario proyectado por el subsecretario de Salud. En la conferencia vespertina de este miércoles, López-Gatell afirmó que la mortalidad ya se redujo hasta en más de un 60 por ciento, e incluso, calificó el hecho como algo “sustancial”. 

De acuerdo con el epidemiólogo, México llegó a tener días fatídicos de hasta 1 mil 200 decesos por día. Sin embargo, señaló que ahora hay en promedio 460 0 465 fallecimientos diarios. ¿Y el repunte de ayer?

“Es una reducción sustancial, cerca del 60 por ciento. Eso es importante tenerlo presente, cuál es la intensidad de la pandemia”, dijo el funcionario. 

Ramírez puso de manifiesto que la hospitalización a causa del virus SARS-CoV-2 tampoco sigue aumentando y comentó que  en general, la pandemia en el país comenzó a irse para abajo en un 20 por ciento. Pero, quizás para ello, el funcionario no tomó en cuenta que con 12 mil 153 nuevos casos, en el territorio ya ha habido 1 millón 886 mil 245 personas infectadas. 

Cabe señalar que las de anoche, son declaraciones que bien podrían sumarse al cúmulo de pronósticos fallidos. Ese que se integra por su ineficiencia en la detección del pico máximo en el mes de mayo, sus deficientes previsiones de 60 mil muertes en el territorio o sus imperdonables dichos sobre la poca gravedad de la COVID-19. 

Enero: un mes catastrófico para el país

Este 2021 abrió sus puertas con récords constantes de contagios y fallecimientos por coronavirus. A casi un año de la llegada del padecimiento, las cifras se fueron al alza de manera constante al grado que del 31 de diciembre al 31 de enero el país reportó 32 mil 729 muertes adicionales a causa de la enfermedad. 

Aunque Hugo López-Gatell prometió un pico máximo de la epidemia para el 8 de mayo del 2020, lo cierto es que la verdadera crisis comenzó apenas el mes pasado. Con ello quedó demostrado que la curva epidemiológica nunca se aplanó y que, todo lo contrario, se alimentó a diario por un largo tiempo. 

Y es que con cada reporte dado por la Secretaría de Salud en enero, el país presentó un escenario peor al del día anterior. Tan sólo el 21 de enero el territorio reportó un total de 22 mil 339 nuevos contagios.  No obstante, hubo otras jornadas con niveles parecidos. 

Por ejemplo, el 15 de enero se presentaron 21 mil 366 casos; el 22 hubo 21 mil 007; el 20 reportó 20 mil 548; el 16 presentó 20 mil 523 y el 23 apuntó 20 mil 057. 

En cuanto a los fallecimientos, el territorio también tuvo grandes crecimientos. Tan es así que el pasado 29 de enero, México pasó al tercer lugar en mortalidad a nivel mundial, sólo por debajo de Estados Unidos y Brasil. 

Por su parte y en la misma dirección, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), tiró las cifras oficiales sobre los fallecimientos por coronavirus en la nación. En este sentido, señaló que de enero a agosto del 2020, la República presentó 108 mil 658 fallecimientos por COVID-19. Es decir, 44 mil 244 pérdidas humanas más que las anunciadas por las autoridades sanitarias —64 mil 414 al 31 de agosto del año pasado—. ¡Hasta el momento, quién sabe cuántas más habrá!

Finalmente, la saturación hospitalaria y los semáforos rojos también regresaron a la escena mexicana. En entidades como la Ciudad de México la ocupación de centros médicos llegó al 90 por ciento y hasta el momento continúa teñido de restricciones hacia la población. 

Letalidad, incidencia y mortalidad por COVID-19

Lectura: 7 minutos

Me parece que la manera de apreciar la evolución de la COVID-19 como pandemia, es observando el número de casos que sucede entre la población en un tiempo determinado. Para ello comentaremos la incidencia en casos por 100,000 habitantes, que también resulta trascendente observar la mortalidad en la población en general, y lo haremos con fallecimientos por millón de habitantes y, por último, la letalidad, es decir, el número de muertos de acuerdo con el número de casos. Todo lo haremos durante el tiempo en que se han presentado los casos de esta nueva enfermedad y hasta el 28 de junio.

Utilizo los datos de la página datosmacro.expansion.com, la cual es fundamentalmente económica, pero que ha venido haciendo un seguimiento puntual de los casos de la enfermedad causada por SARS-CoV-2. Como se trata de una pandemia, se pueden hacer comentarios en los resultados obtenidos en diferentes países, y aunque la enfermedad no inició simultáneamente en todos lados, sí es posible hacer comparaciones puesto que se extendió rápidamente como una ola.

Comentaba en una nota anterior que la COVID-19 es en realidad una sindemia, ya que además de ser una epidemia por presentarse más casos de lo esperado, tiene notables repercusiones económicas y no sólo las ocasionadas por el gasto que provoca su atención, sino aquellas relacionadas con la producción y la productividad de todos los países y las graves afectaciones sociales, fundamentalmente surgidas por las restricciones en los intentos para contenerla; pero también en los temores y miedos por la gravedad de la situación y sus consecuencias políticas porque los gobiernos han tenido éxitos y secuelas por las medidas adoptadas ante la enfermedad.

Les muestro unas tablas y unas gráficas en las que vierto los datos obtenidos sobre incidencia, mortalidad y letalidad de diez países americanos, ocho europeos y dos asiáticos. Podemos observar que los resultados obtenidos en China y Corea del Sur son destacadamente buenos frente al resto, China logró contener la enfermedad en una zona específica de su territorio y también consiguió mantener una letalidad que ahora vemos baja al compararla con otros países; aunque, claro, tomaron medidas sanitarias drásticas que incluyeron aislamiento social absoluto y obligatorio, la realización de un gran número pruebas diagnósticas consiguieron levantar rápidamente en las zonas afectadas hospitales bien equipados para la atención de los pacientes. En Corea del Sur hubo una inmediata reacción con las medidas sanitarias y consiguieron muy buenos resultados, a pesar de tener una mayor incidencia al conseguir una letalidad muy baja. En ambos países los casos nuevos son muy bajos y llevan varios días con mortalidad en 0 o cercana a cero.

letalidad covid 19

En Europa los resultados son contrastantes, se comenta que la respuesta fue tardía y algunos países como Italia, España y Reino Unido van teniendo muy malos resultados con gran número de casos por cien mil habitantes y una mortalidad elevada por millón de habitantes, a pesar de que los tres contaban y cuentan con servicios de salud catalogados como de los mejores del mundo. Finalmente, tuvieron que tomarse medidas sanitarias estrictas que han conducido a una disminución considerable del número de casos y una mortalidad de varios días en 0. Al comparar los datos de Suecia, Noruega y Portugal se pueden obtener observaciones interesantes, en los dos últimos las medidas sanitarias, el aislamiento social y la realización de pruebas diagnósticas amplias fueron estrictas, mientras que en Suecia fueron muy laxas e incluso voluntarias, la diferencia entre el número de casos y el número de fallecimientos son notables.

Entre los países de América, la pandemia, aunque se inició posteriormente, se extiende hasta ahora, y mientras en Europa el número de casos y fallecimientos ha disminuido considerablemente en nuestro continente, la incidencia y la mortalidad se encuentran en los puntos más altos. Aquí las medidas gubernamentales han sido dispares, en Estados Unidos se inició la invasión por SARS-CoV-2 y las medidas sociales para aislar a la población fueron diferentes en distintos estados, en Nueva York tuvieron al inicio un gran número de casos y una elevada mortalidad, sin embargo, con medidas severas, tomadas por el gobernador y el alcalde, lograron contener la COVID-19; esto no ha sucedido en otros estados y en California y Texas tienen la incidencia más alta, con mortalidad y letalidad elevadas. El caso es que, a pesar de tener un gran servicio de salud, tienen la mayor mortalidad por millón de habitantes del continente.

letalidad covid 19

En algunos países centroamericanos, aun sin contar con un sistema de salud tan avanzado, los resultados han sido buenos o muy buenos, como en Costa Rica y Honduras donde por las medidas sanitarias aplicadas, los resultados son exitosos; se puede decir que son países pequeños y menos transitados, pero los datos ahí están. En algunos países sudamericanos el inicio de la pandemia fue caótico, como ejemplo Ecuador y Perú, sin embargo, posteriormente establecieron medidas sanitarias estrictas y los resultados al momento no son tan malos, en Chile el número de casos por cien mil habitantes es muy elevado, no obstante, la mortalidad y la letalidad son mejores que en otros sitios; quizá se deba a la práctica amplia de pruebas diagnósticas (PCR) que se llevó a cabo y, por lo tanto, el número de casos confirmados mayor.

En Brasil se presentaron y siguen manifestándose muchos casos nuevos, pero mantienen una letalidad y una mortalidad mejor que la que está sucediendo en Estados Unidos. En México los resultados han sido intermedios, aunque la letalidad es la más alta de América, lo que probablemente se deba a que han estado haciendo muy pocas pruebas diagnósticas y por eso el número de casos leves o asintomáticos están subdiagnosticados, lo cual puede elevar artificialmente la letalidad y disminuir la incidencia.

Como hemos estado enfrentando a una enfermedad desconocida, a pesar de que lleva ya seis meses entre nosotros, las respuestas han sido diferentes y no necesariamente se pueden criticar, sólo se podrá hacer a posteriori, dado que las medidas sanitarias tienen repercusiones económicas y sociales notables. Las medidas en China y Corea del Sur con aislamiento social y confinamiento obligatorio y forzado, aunado a la realización de muchas pruebas diagnósticas, han conseguido buenos o muy buenos resultados, aunque han sido calificadas en otros sitios –no sabemos si al interior– como autoritarias.

También consideremos que los llamados rebrotes son manejados de una manera similar, con aislamiento de los enfermos y los contactos, así como la realización amplia de pruebas diagnósticas para detectar enfermos no sólo graves sino con enfermedad leve e incluso asintomáticos. A los gobiernos de España e Italia se les acusa de haber tomado las medidas de manera tardía, sin embargo, consiguieron abatir los casos, los fallecimientos, y con ello la letalidad, la incidencia y la mortalidad. Las medidas de confinamiento fueron estrictas, obligatorias y vigiladas, y ahora han iniciado un periodo de flexibilización, cuando sus cifras de casos nuevos son muy bajas y la de fallecimientos aún más; tuvieron una respuesta enorme para conseguir atender a los enfermos que en un momento fueron muchos y, para otros periodos, la saturación de camas de hospitalización y terapia intensiva fue absoluta, llegando a tener problemas incluso para manejar los cadáveres de las víctimas de la enfermedad. Ahora están cuidando enormemente los rebrotes, realizando muchas pruebas, identificando los casos de contagio, y cuando los descubren practican un aislamiento extremo de los enfermos y sus contactos.

En Suecia el confinamiento fue voluntario y sin vigilancia, obteniendo resultados menos buenos, todavía a fin del mes de junio tenían varias centenas de casos nuevos y varias decenas de fallecimientos. En América han sucedido casos que llaman mucho la atención. Los únicos gobernantes que no usan cubrebocas son Bolsonaro, López Obrador y Trump, quienes continúan con sus actividades acercándose a la población en giras y actividades políticas, y que han mandado mensajes contrastantes acerca de la gravedad de la COVID-19. En América se han iniciado las medidas sanitarias que, en México, Brasil y Estados Unidos no fueron estrictas, teniendo muchos miles de casos nuevos y muchos cientos de muertos diariamente. En México aún no se realiza la búsqueda de casos con pruebas de PCR amplias. No sabremos el éxito de los resultados hasta después de un tiempo, e indefinido; es cierto que las consecuencias económicas han sido notables, pero es difícil compararlas con las sanitarias.

 Creo que dos actividades serán de gran riesgo en el futuro del control de la enfermedad, las actividades de ocio (casi un oxímoron) y el turismo, los empresarios de ese sector han presionado muchísimo para que sus actividades se abran y que no cabe duda de que los beneficios económicos de hacerlo serán notables, pero lo que pasará con el SARS-CoV-2 no lo sabremos hasta que suceda.

El director de la OMS, Tedros Adhanom, ayer comentó que lo peor está por suceder y pareciera que no todo mundo lo escucha. Es destacada la inversión conjunta de los países de la Unión Europea que han creado un fondo de muchos miles de millones de euros para apoyar la búsqueda de una vacuna; la que aún no se ve cercana y que sería una verdadera solución a la crisis. Dos acciones gubernamentales curiosas, aunque no necesariamente negativas para sus gobernados, han sido las realizadas por los presidentes de Brasil y Estados Unidos; Bolsonaro hizo un donativo (inversión) de varios cientos de millones de dólares a una compañía inglesa (Sanfer) que le garantiza obtener cien millones de dosis de la vacuna que dicen están a punto de conseguir. Con medios menos claros, Trump acaba de lograr que toda la producción de remsedivir se quede en Estados Unidos para garantizar el tratamiento de los americanos y que, por cierto, no está absolutamente evidenciado que el antiviral sea realmente tan efectivo.

Todos los países tuvieron que hacer un esfuerzo extraordinario para contar con instalaciones hospitalarias; en otros, el primer nivel también fue privilegiado. En ese sentido, México lo consiguió, reconvirtiendo hospitales, haciendo varios de manera provisional, y aunque la atención seguramente no ha sido homogénea, sí ha resultado suficiente. Me parece, no obstante, que la disponibilidad de camas de hospitalización y de terapia intensiva no debiera ser el indicador para flexibilizar las medidas sanitarias, sólo debería influir la disminución en la presentación de casos nuevos y la mortalidad por la COVID-19.

Estamos ante una sindemia no vista en cuando menos 100 años, y a pesar de que ahora se cuenta con mayores medios científicos y tecnológicos, el desconocimiento de su historia natural ha impedido su control.


También te puede interesar: Murió Carlos Ruiz Zafón.