Organización Panamericana de la Salud (OPS)

Cadenas de frío, un obstáculo más para las vacunas

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La temperatura será otro obstáculo para distribuir algunas de las vacunas contra el Covid-19, entre ellas la de Pfizer.

Este miércoles, la Organización Mundial de la Salud (OMS) advirtió que las vacunas contra el virus SARS-CoV-2 que deben ser almacenadas a temperaturas muy bajas requerirán una gran “cadena de frío” para poder ser entregadas.

La doctora Kate O’Brian, experta en vacunas de la OMS, explicó en una conferencia virtual que esta tecnología deberá ser implementada a lo largo de hospitales y otras instalaciones.

“Hay algunas vacunas que deben ser almacenadas a temperaturas entre -60 y -80 grados, que es el caso por ejemplo de la vacuna de Pfizer. Hay tecnologías que ya tenemos, pero estamos analizando cuidadosamente otras más. Ya tenemos experiencia por ejemplo con la vacuna del ébola en algunos países, pero no se trata de algo simple de abordar”, aseguró O’Brian.

Por su parte, el subdirector de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), el doctor Jarbas Barbosa, señaló que dos de las diez vacunas que se encuentran en la tercera fase de ensayos clínicos, utilizan “material genético del virus”, una novedosa tecnología que ninguna otra vacuna en el mundo comparte estas características.

“Entonces ningún sistema de salud en el Caribe, en América del Sur, en los Estados Unidos, en Europa están listos para manejar estas vacunas porque para ello se necesita tener un almacenamiento a -70ºC. Si los países van a utilizar esas vacunas tendrán que preparase. Las otras ocho vacunas que están en fase 3 sí se pueden manejar en las cadenas de frío que encontramos hoy en cualquier país”.

Ante esto, Barbosa indicó que la Organización Panamericana de la Salud está hablando con instituciones financieras para fortalecer las cadenas de frío de los países, ya que cualquier nación del mundo que quiera usar la vacuna va a necesitar cambios o conseguir nuevos almacenes para conservarla a esa baja temperatura.

“El problema va a encontrarse en los almacenes centrales y en el transporte y ahí ha de haber una inversión, pero este es un desafío para todo el mundo ya que por primera vez vamos a tener vacunas con estas características disponibles”, destacó.

El doctor Marcos Espinal, director del Departamento de Enfermedades Transmisibles, indicó que la farmacéutica Pfizer está alcanzando acuerdos bilaterales con varios países, entre ellos los latinoamericanos, como en Argentina, Chile, México, Ecuador y que sigue negociando con Perú y Brasil.

México suma más de 95 mil defunciones

En México han muerto un aproximado de 95,842 personas, víctimas del nuevo coronavirus, superando el panorama ‘catastrófico’ que había previsto el Gobierno de México de 60 mil decesos. La tasa de letalidad es del 9.9%, muy por encima de la media mundial reportada por la Organización Mundial de la Salud, correspondiente al 2.6%. 

En cuanto a fallecimientos, México es el país número cuatro en el mundo que más perecidos ha registrado, por encima de China, Reino Unido, España, Francia, Italia, Rusia, Suecia, entre otros; y por debajo de Estados Unidos, Brasil e India.

LZV.

¿Crisis global?: el sistema internacional en el contexto del COVID-19

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¿Cuáles son las consecuencias internacionales del COVID-19?, contestaría que muchísimas, pero hay una que llama la atención de manera especial y urgente, la del sistema internacional.

El sistema internacional entendido como el andamiaje institucional encargado de proveer la gobernanza internacional, organizado en torno a temas políticos, económicos, sociales, culturales y de justicia que, a través de instituciones como la ONU, el FMI o la Corte Internacional de Justicia, han intentado construir un mundo mejor.

Dichas instituciones han funcionado a pesar de los cambios en el contexto internacional: la guerra fría, la post-guerra fría inmediata, la era de la globalización y el terrorismo, las crisis financieras y ahora, la era de la pandemia.

El sistema de Naciones Unidas forma parte de este andamiaje, entre ellos, los organismos regionales y las organizaciones no gubernamentales vinculadas al sistema, por poner un ejemplo.

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Imagen: Mariano Vior.

La importancia del sistema internacional y su capacidad de gestionar la gobernanza mundial radica en un principio muy importante del derecho internacional: la cooperación internacional. Y que se puede dar en distintos campos, ya sea para la cooperación para el desarrollo; para la solución pacífica de las controversias; avanzar en el tema de derechos humanos; crear mecanismos e instrumentos variados de gobernanza internacional; y para fomentar la cooperación entre regiones.

Hoy todo este andamiaje está más cuestionado y amenazado que nunca y nos lleva a plantearnos seriamente la pregunta de “si este sistema desaparece, qué lo podrá sustituir”.

El contexto internacional pre-COVID-19 vivía un momento de tensión entre el surgimiento de nacionalismos populistas y el orden liberal internacional. Al parecer los gobiernos enmarcados ideológicamente en este fenómeno disruptivo, buscan desordenar el orden mundial liberal y establecer una postura anti-establishment.

En esta ocasión, les tocó a las organizaciones dedicadas a los temas de la salud, como la OMS y sus contrapartes a nivel regional. En el continente americano la relación OMS (Organización Mundial de la Salud) y la OPS (Organización Panamericana de la Salud) han visto limitada su capacidad para “obligar” a los gobiernos a responder a la pandemia de acuerdo a los lineamientos planteados por dichos organismos. Cada gobierno ha respondido a la pandemia según sus capacidades, pero sobre todo, debido también a la forma de liderazgo que cada país tiene, al momento político en el que se encuentra, a la popularidad del líder en cuestión, etcétera (la lista podría ser larga).

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Imagen: Lugram Pinn.

Esta situación afecta también la viabilidad de las regiones en cuanto a su propia organización. La fractura, por ejemplo, que se ha dado dentro de la Unión Europa para responder a la pandemia, es muy clara y profundizó la división entre países del norte y los países del sur más afectados, como España o Italia y, por otro lado, la poca cooperación trilateral en América del Norte y entre países latinoamericanos.

Tal vez es el momento para que la comunidad internacional se ponga a pensar en nuevos formatos de cooperación internacional que sean más efectivos y que puedan encontrar el ejemplo en el funcionamiento de muchas organizaciones no gubernamentales, que parece que funcionan mejor, como puede ser el caso de las organizaciones de asistencia médica internacional.

En la crisis post-COVID-19 uno de los grandes retos del sistema internacional será también la viabilidad económica de las instituciones que los componen, ya que la crisis económica va a afectar mucho a los países que seguramente van a tener dificultades para cumplir con sus compromisos monetarios con dichas organizaciones. Este tema seguramente dará pie a muchos líderes “anti-establishment” para promover sus críticas al sistema, e incluso proponer su salida de dichas instituciones, como la ha hecho el presidente Donald Trump de la OMS.

Distintos líderes mundiales han usado la pandemia para su beneficio personal. Ya sea porque están en elecciones, o porque así les ha convenido a sus intereses políticos, “como anillo al dedo”.

Tomemos como ejemplo el caso de Estados Unidos. Debido al poco liderazgo que a nivel internacional en el tema de la pandemia ha tenido Donald Trump, vemos en la escena a líderes como Putin o Xi-Jinping participando fuerte en el juego del poder. El liderazgo mundial hoy compite en la arena del nacionalismo de las vacunas, como la nueva forma de influencia internacional. Quien saque primero la vacuna será el líder del mundo de la pandemia.

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Imagen: John White.

Es de sorprender el nombre de las vacunas, como Oxford o Sputnik V, o programas de investigación como el de Estados Unidos llamado “Operación Warp Speed” (nombre que se da a la máxima velocidad de una nave espacial en la serie Star Trek), elaborado por el Departamento de Salud que busca entregar 300 millones de vacunas de manera segura y efectiva. Operación que implica la cooperación con otras instituciones estadounidenses como: el Departamento de Defensa, o la FDA, entre otras, pero de escasa cooperación con agencias internacionales. El esfuerzo de generar su propia vacuna puede ser positivo para la población norteamericana y los países que puedan tener acceso a la vacuna estadounidense. Pero en un contexto electoral, en donde la visión un tanto populista del presidente Trump, empaña el esfuerzo. Recordemos que esta semana se descubrió que había minimizado la pandemia para “no provocar pánico en la población”, con el fuerte deseo que desapareciera como por arte de magia.

La pandemia ha sido secuestrada por la política y sus actores, que ponen en segundo plano la solución sanitaria y por ende provocan el fracaso del sistema internacional para imponer soluciones de alcance global.


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Covid-19 en México, posturas encontradas sobre el control de la epidemia

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Surgen dudas sobre el control de la epidemia del Covid-19 en México

El gobierno insiste en haber controlado la propagación del Covid-19 en México; sin embargo, la OPS señala que la pandemia no muestra señales de disminución.

‘Van tres semanas consecutivas con señales de disminución de casos COVID-19 en México’, fueron las declaraciones del subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell, quien insiste en que las estimaciones de su modelo no se contraponen al reporte diario de nuevos casos y fallecidos por el virus que va al alza.

El encargado del control de la pandemia de la COVID-19 en México insistió que existen señales una desaceleración de los contagios en el país y como muestra es el porcentaje de personas que presentaron síntomas en los últimos 14 días.

“Ir sumando los casos da una idea errónea del tamaño de la epidemia, porque la epidemia no nada más aumenta, llega un momento donde empieza a disminuir y llevamos ya tres semanas consecutivas en donde existen estas señales de disminución”, indicó el subsecretario durante la conferencia matutina del martes 21 de julio.

Explicó que existe la inquietud sobre cómo es posible una reducción cuando el número de casos es mayor cada día, pero afirmó que no existe contradicción en ello, pues aunque los casos del lunes serán menos que los que se registrarán esta jornada todavía, el porcentaje de cambio de un día para otro es menor.

Para detallar esta información, presentó una gráfica en la que se observa que al inicio de la epidemia de coronavirus había un 26 por ciento de cambio de un día para otro.

“Luego se fue reduciendo: en abril bajó a cerca del 12 por ciento. En mayo, alrededor del 10 y 8 por ciento; en junio, 6 a 7 por ciento. Y en julio de 5 a 6 por ciento. En este momento, a casi terminar julio, estamos a 1.2 por ciento”, declaró.

En este sentido, continuó, habrá un momento en el que se llegará al 0 por ciento de crecimiento de la epidemia. Esto no quiere decir que terminará la epidemia, destacó, sino que habrá menos casos hoy que ayer. Después se empezará a ver en forma negativa, es decir, -1, -2 por ciento.

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La opinión contrapuesta de la OPS

Bajo en análisis de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), la pandemia del nuevo coronavirus no ‘ muestra señales de disminución’ en América, e incluso el virus está llegando a países de la costa noreste del continente como Bolivia, Ecuador, Colombia y Perú, donde la población más vulnerable al virus es la indígena.

Carissa Etienne dijo en una rueda de prensa virtual desde la sede de la OPS en Washington que algunos países de América Central estaban registrando su mayor aumento semanal de casos desde la llegada del virus.

Y agregó que debido a la fuerte carga de enfermedades infecciosas y condiciones crónicas en América, tres de cada 10 personas -325 millones- tenían un “mayor riesgo” de sufrir COVID-19 o de desarrollar complicaciones.

“El impacto de las co-morbilidades sobre la propagación del virus debería ser una llamada de atención para todos los países de América: usen los datos para adaptar su respuesta y conviertan a la salud en su principal prioridad”, dijo Etienne.

La funcionaria informó 900.000 casos nuevos y casi 22.000 muertes reportadas en la región en la última semana, en su mayoría en Brasil, México y Estados Unidos.

Hasta el lunes, se han registrado 39 mil 485 muertes por el nuevo coronavirus, así como 349 mil 396 casos confirmados acumulados. De estos, 46 mil 820 son casos activos estimados, de acuerdo con la Secretaría de Salud.