Naciones Unidas (ONU)

¿Qué son los Derechos Humanos?

Lectura: 3 minutos

El pasado 10 de diciembre se conmemoró el Día Internacional de los Derechos Humanos, definido desde sus orígenes como un espacio para la reflexión en un “tiempo concreto” en torno a repensar las posibilidades de avance-retroceso de nuestros estados-naciones contemporáneas en relación al cumplimiento de los propios “deberes” institucionales que garanticen el disfrute de las garantías inherentes a cada individuo; aun a pesar de las diversas discrepancias, producto de las disparidades ideológicas, que se materializan en la construcción dialéctica y exigencia de los mismos. 

Nuestros países en el orbe han “padecido” a lo largo de la historia “tensiones” de diversa naturaleza que se concretizan en la permisión-represión de los comportamientos ciudadanos, que ha sido tolerado por las empatías y antipatías con los regímenes de turno. Aquí es cuando cabe soslayar la idea de que “no hay verdad absoluta”, pues siempre hay disparidades en la gestión de los diversos asuntos que acaecen cotidianamente en la sociedad.

migracion
Imagen: Behance.

Al respecto, en febrero de 2017, en un escrito de opinión periodística María Clara Ospina, retomaba pensamientos cartesianos y reinstalaba la idea de que “El criterio de la verdad es la evidencia y su contenido es la sabiduría como ciencia”. Esto indudablemente debe hacernos pensar –en mayor o menor medida– que la insatisfacción de los derechos de nuestro “prójimo” pasan en un principio por el “olvido” de “el otro”, el cual no es conocido a través de una interrelación concreta, sino por medio de lo difundido mediática o socialmente en nuestra era.

En ese sentido es que si desde nuestras propias capacidades personales y comunitarias inmediatas no somos capaces de gestionar ni de promover una readecuación de las propias condiciones de vida en estas ecologías comunitarias, entonces “el sufrimiento” tiende a hacerse mayúsculo en los diversos espacios socioecológicos de nuestro planeta. Y esto es porque nos movemos bajo sistemas de pensamiento limitados por la imposibilidad de recursos, visiones humano-tecnológicas de diversa naturaleza; pero, sobre todo, es porque siempre parece latente la idea de que quien sufre es por ser un “inadaptado” para “avanzar” en la “conquista” del bienestar propio y familiar.

A mi parecer, el concepto de derechos humanos debe estar precedido por la idea de igualdad en el acceso al servicio público, desligado de perversidades ideológicas que solamente aportan al bienestar de ciertos sectores socio-históricos, olvidándose de “el otro” en sufrimiento (un “doloroso” ejemplo es el caso de los migrantes de diversas nacionalidades varados en el norte de México en tiempos de la actual pandemia).

derechos humanos
Imagen: Liberties.

En definitiva, los derechos humanos de cada sujeto “viviente” se hacen posibles en tanto se posibilitan escenarios de respeto y “reconocimiento” de las virtudes de cada ciudadano (en tanto promotor y gestor de un intrabienestar, que trasciende después a los espacios familiares y se extrapolan en beneficio de nuestras sociedades); pero bajo una ética de impulso de los talentos de cada persona como un ideal de reivindicación de los propios espacios sociohistóricos.

Posdata: El Día de los Derechos Humanos tiene su génesis contemporáneo en 1948 cuando la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Dos años más tarde, mediante la resolución 423, la ONU ha invitado a estados y organizaciones “interesadas” a celebrar esta efeméride como “Día de los Derechos Humanos”.  


 También te puede interesar: Dar gracias en medio de la tempestad.

El Secretario General de las Naciones Unidas, António Guterres, y el cambio climático

Lectura: 5 minutos

El mundo vive una situación de extremo peligro por el cambio climático y el muy acelerado proceso de destrucción de la naturaleza en todos sus ámbitos, a pesar de los esfuerzos reflejados en el Acuerdo de París de 2015 y de la Agenda 2030 de Naciones Unidas. Este año que termina, esta crisis se vio severamente complicada por la pandemia del COVID-19.

Frente a este panorama, António Guterres, Secretario General de las Naciones Unidas, declaró la semana pasada que parece que estamos en guerra con la naturaleza y que es necesario hacer las paces, así como detener este suicidio colectivo. También urgió a la comunidad internacional a detener el cambio climático y señaló que en 2021 se debe articular una coalición global para lograr la neutralidad de carbono en 2050. Es necesario retomar el Acuerdo de París en el sentido de que la temperatura media del planeta no supere 1.5ºC respecto de los niveles pre-industriales.

En relación con el COVID-19 y la crisis económica y social que ha provocado, señaló muy puntualmente que es lamentable que el G-20 esté auspiciando más inversión en combustibles fósiles que en energías renovables, en los planes de recuperación de la situación económica generada por la pandemia. Es absurdo, agrega Guterres, que las futuras generaciones tengan que pagar una enorme deuda que se habrá utilizado para continuar destruyendo el planeta.

calentamiento global
Imagen: Loop Barbados.

Ante esta situación y frente a un año perdido por la pandemia, se plantea que el 2021 puede ser determinante para afrontar los daños derivados del calentamiento global y por la destrucción de la naturaleza. Por eso, se propone una coalición global para lograr la neutralidad de carbono en 2050.

Este llamado de Guterres se da en el contexto de un profundo cambio del panorama político internacional. El triunfo de Joe Biden y Kamala Harris en la reciente elección presidencial en Estados Unidos reorientará en muchos aspectos las políticas de ese país. Uno de los ámbitos en los que se tienen más expectativas es en materia de combate al cambio climático. Biden anunció que se creará una oficina en la Casa Blanca para tal efecto, la cual estará a cargo de John Kerry, experimentado político. Asimismo, anunció el regreso de Estados Unidos al Acuerdo de París. Esto le dará viabilidad al mismo. De esta forma se pone fin a las irresponsables y torpes políticas de Trump en la materia. De igual forma, la Unión Europea ha articulado sus políticas de recuperación de la crisis generada por la pandemia, a través de un conjunto de políticas, que tiene entre sus ejes rectores el Pacto Verde y la Agenda Digital.

El triunfo de Biden ha motivado que incluso políticos populistas como Boris Johnson se comprometan a colaborar en el combate al cambio climático y a tomar medidas como las de prohibir el uso de automóviles de combustión interna en 2030, decisión ya anunciada por otros países europeos como Alemania y Francia. Asimismo, otras naciones de Europa ya han establecido esta prohibición en plazos más cortos. También China se ha comprometido a lograr la neutralidad en materia de carbono a más tardar en 2060.

global warming
Imagen: Osservatorio Balcani.

Varios organismos internacionales como el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional, la OCDE y la CEPAL han asumido actitudes proactivas para combatir y mitigar el cambio climático. Lo mismo sucede con muchos agentes económicos del sector privado, que van desde el fondo de inversión Blackrock, hasta bancos, aseguradoras y empresas petroleras. En el primer caso, Larry Fink, CEO de Blackrock, anunció desde hace ya casi un año, la intención de esa empresa de dejar de hacer inversiones en energías fósiles. Asimismo, varias de las grandes petroleras privadas globales han perdido severamente su valor accionario y algunas de ellas han anunciado desinversiones en proyectos de hidrocarburos, así como el inicio de proyectos de energías limpias. Pero, como lo señaló António Guterres, el panorama no es lineal, ya que ante la urgencia de salir de la crisis económica y social provocada por la pandemia, se están canalizando recursos a energía fósiles, con las consecuencias antes apuntadas.

Sin embargo, es importante señalar que el problema del cambio climático es de solución urgente. Recientemente, Jørgen Randers, Profesor Emérito de la Universidad de Oslo, Noruega, publicó un estudio en el que señala que aun si se suspendiera de inmediato el uso de combustibles fósiles, los efectos del calentamiento global, como el derretimiento de los polos, el permafrost, Groenlandia, entre otras áreas, son ya imparables, con todas las consecuencias que esto conlleva. Por eso es necesario no sólo detener la emisión de gases de efecto invernadero sino de su captura.

Basta recordar que tres de los últimos cinco años son los más calurosos a nivel mundial, desde que se lleva registro. Además, la concentración de dióxido de carbono y otros gases de efecto invernadero en la atmósfera son los más altos, no sólo en la historia de la humanidad sino en buena parte de la vida del planeta. De igual forma, recordemos que la acelerada destrucción de los ecosistemas está directamente vinculada a las crecientes epidemias y pandemias.

calentamiento globaal
Imagen: New Atlas.

El mundo vive un conjunto de riesgos de carácter global sin precedentes, derivados tanto del acelerado proceso de destrucción de la naturaleza, el cambio climático, el crecimiento demográfico, la sobre-explotación de los recursos naturales, entre otros problemas. Estos no son, desde luego, los únicos riesgos globales, que comprenden muchos otros, como las armas nucleares, diversos fenómenos naturales o los graves problemas de la economía global, capturada por la especulación financiera.

Vivimos en la época de mayor progreso científico y tecnológico de la historia humana, el cual se ve potenciado por la digitalización y la Inteligencia Artificial. Estamos en la Cuarta Revolución Tecnológica-Industrial. Nunca antes tanta gente había salido de la pobreza, como en China y otros países del Asia Pacífico. Pero la pobreza y la desigualdad persisten para una parte muy elevada de la población mundial.

Frente a la falta de solución de problemas ancestrales, han surgido en el mundo una serie de líderes populistas, que han propuesto soluciones simples, siempre alejados del conocimiento científico. Esperemos que esta ola llegue a su fin. La derrota de Trump es un buen augurio para retomar una agenda global urgente. Una coalición en 2021 contra el carbono es un buen comienzo.


También te puede interesar: La noche quedó atrás: El triunfo de Biden y su impacto global.

Ciudades resilientes para ser sostenibles

Lectura: 3 minutos

Como nativa y habitante de nuestra gran Ciudad de México que integra un complejo mosaico de expresiones de riqueza, diversidad y contrastes, donde conviven distintas realidades, no podía dejar de escribir sobre ella en el marco del Día Mundial de las Ciudades, que tuvo lugar el pasado 31 de octubre.

Como en muchos ámbitos, la pandemia del COVID-19, que parece no tener fin, ha trastocado las dinámicas de los entornos citadinos y puesto en evidencia la necesidad de cambiar la forma en que vivimos y nuestra relación con el medio ambiente si queremos seguir existiendo.

El Plan de Respuesta COVID-19 de ONU Hábitat de 2020 confirma que más de 1,430 ciudades en 210 países se vieron afectadas por esta enfermedad, y que más del 95% de los casos se detectaron en áreas urbanas.

En este contexto sanitario, se agravan los problemas de las capitales como la exclusión y marginación, la inseguridad, los asentamientos humanos irregulares, la violencia, la pobreza y la desigualdad. Se alteran los roles en las familias, sobrecargando a las mujeres que han sido las más afectadas, y se plantean mayores retos de cobertura y calidad en la prestación de servicios.

nueva realidad
Ilustración: Nick Muncy.

Cuando se presentan fenómenos naturales o provocados por el hombre que impactan severamente, las ciudades tienen que volverse resilientes; es decir, ser capaces de adaptarse y continuar; de evaluar, planear y actuar, con responsabilidad, para sortear todo tipo de obstáculos. Significa que puedan resistir y recuperarse de una crisis, estar preparadas para proteger y mejorar la vida de sus habitantes, y asegurar su desarrollo.

De acuerdo con datos de la ONU de 2019, se estima que la población mundial alcanzará 9.700 millones en 2050, y como se advertía en el World Cities Report 2016 de ONU Hábitat, el 54% de la población está en zona urbanas.

De ahí la importancia de diseñar ciudades inclusivas, seguras, resilientes y sostenibles, como se plantea en el objetivo número 11 de la Agenda 2030 sobre el Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas.

Como parte de sus metas, se busca que las ciudades adopten políticas y acciones que reduzcan el impacto ambiental mediante una adecuada gestión de desechos, o a través de la construcción de espacios verdes, seguros y accesibles, sobre todo para grupos vulnerables; que se planifiquen los asentamientos urbanos; que los recursos se usen con eficiencia, que se garanticen los servicios; y se generen protocolos contra desastres.

ciudades resilientes
Imagen: Ensia.

Las tecnologías de la información y de la comunicación y otros medios pueden contribuir a mejorar el entorno, los servicios y la atención de necesidades. Ejemplos de ello, son: i) el edificio de oficinas Plus-Energie Bürohochhaus en Austria, que devuelve a la red eléctrica más energía de la que usa, ii) el sistema de abastecimiento de agua de Bombay en India, que ha propiciado una reducción del 50% de las fugas, mediante el uso de contadores inteligentes que se controlan a distancia, o iii) o el huerto urbano que está siendo desarrollado en París por el despacho Valode & Pistre que, valiéndose de una técnica avanzada de hidroponía, pretende alimentar a parte del pueblo francés de manera sostenible.

Cecilia Goya de Riviello, Directora General de Natura, afirmaba que “ser sustentable no es sólo lavar las culpas ni sólo cuidar el medioambiente, sino ser socialmente justo, ser responsable por todo lo que está en mi ámbito de acción, y a partir de ello, también ser económicamente viable”.

Ésta es justo la visión que debe guiar a las grandes urbes, como la Ciudad de México, para que, de forma resiliente, supere las adversidades, y oriente su andar hacia un crecimiento sostenible.


También te puede interesar: Lo que no se mide, no se puede mejorar.

Citas diplomáticas vs. distanciamiento social

Lectura: 3 minutos

La Organización de las Naciones Unidas (ONU) ha desarrollado este mes de septiembre sus “naturales” reuniones de asamblea general en su 75 aniversario de manera atípica, debido a la ausencia física de dignatarios de diversas partes del mundo y el impulso de las intervenciones videograbadas a causa de la pandemia de la COVID-19. En este escenario, la palabra multilateralismo se ha convertido en el mantra que busca anteponer los intereses globales de la humanidad ante la efervescencia nacionalista que ha estado en boga en varios países en los últimos años.

Sin lugar a dudas que este inusual e inimaginable cónclave 2020 sólo denota que lo imprevisible ha sido una constante en la historia de la humanidad y únicamente proyecta una imagen de vulnerabilidad ante riesgos de diversa naturaleza a la que se puede estar expuesto. Si bien es cierto, el hecho de la no presencialidad y sí la virtualización de discursos de mandatarios de todo el planeta, no es indicativo de que estas reuniones tengan los efectos de ser menos productivas, sino más bien debe motivar la adhesión de los propios paradigmas sociopolíticos locales a un ideal común de la humanidad como lo es el progreso y el florecimiento de nuestras sociedades. Hemos podido observar cómo en la cumbre de este año se ha antepuesto una visión sanitaria de la realidad, y lo político-diplomático se ha gestionado a través de espacios alternativos mediados por la virtualidad y la “sana distancia”.

onu virtual
Imagen: Diplo.

Por otra parte, es en este escenario de crisis global, como la actual, cuando surgen “nuevas” propuestas como la idea promovida por filósofos y activistas del orbe en relación a crear una constitución mundial que sirva de guía a los estados-naciones para “el buen gobierno del mundo”. Hay que rescatar que esta iniciativa fue anunciada formalmente en Roma en diciembre del año pasado y cuyo líder visible es el periodista italiano Raniero La Valle.

En mi opinión, el problema principal en la imposibilidad de llegar a soluciones duraderas y sostenibles a largo plazo en torno a los inquietantes problemas que acaecen en nuestro mundo, pasa por la observancia de lo que yo podría considerar una ética humana. Es decir, desmarcarnos de todo aquello que causa sufrimientos y daños a “el otro”. Por ejemplo, ¿por qué atacar una región determinada para dar con terroristas específicos en lugar de diseñar estrategias que logren aprehender estos grupos criminales sin causar daños a sus habitantes?

diplomacia virtual
Imagen: Diplo.

En definitiva, es interesante reflexionar cómo desde el inicio de la actual enfermedad viral, desde la Organización Mundial de la Salud (OMS) se ha hecho hincapié en la necesidad de realizar acciones concertadas y urgentes, al tiempo que han advertido que “nadie estará a salvo en tanto no estén todos a salvo”. Esta afirmación sólo constata una “necesidad” global que ha cobrado auge en las últimas décadas de globalización de las tecnologías y comunicaciones, y es que, a raíz del vertiginoso desarrollo de las mismas, el mundo se ha convertido en una “aldea”, producto de las amplias posibilidades de movilidad, lo cual evidentemente incrementa de manera exponencial los riesgos. Por tanto, sólo con trabajo conjunto y transparente interpaíses podrá afrontarse desafíos como el actual.

Posdata: El diplomático turco Volkan Bozkir se convierte a partir de ahora hasta septiembre 2021 en el presidente de la Asamblea General. En su discurso de investidura el emisario turco afirmó que “el unilateralismo sólo fortalecerá la pandemia. Nos alejará de nuestro objetivo común. En este momento de crisis es nuestra responsabilidad fortalecer la fe de la gente en la cooperación multilateral y las instituciones internacionales”.


También te puede interesar: Brutalidad policial: barbarie a neutralizar.

75 años de Naciones ¿Unidas?

Lectura: 4 minutos

Desde que nació en 1945 el más importante organismo multilateral atestiguó vuelcos inesperados en la política de sus 193 miembros, que trastocaron el status quo en todo el planeta. El balance no es alentador. De la segunda posguerra mundial, la Humanidad transitó a la perversa confrontación ideológica que por décadas oxigenó la Guerra Fría y en este siglo, ven emerger a nuevas potencias y otras que se repliegan. Hoy, bajo los efectos colaterales de la pandemia por COVID-19, miles de millones ven cómo se calientan las tensiones geopolíticas que anticipan una era de crisis multidimensionales donde las guerras híbridas impedirán que la Organización de Naciones Unidas (ONU) garantice la paz y seguridad internacional.

La sesión inaugural de la Asamblea General (AG) del organismo, en su 75 aniversario, fue el escenario de un duelo geopolítico entre las dos mayores potencias económicas y tecnológicas. El retador fue el presidente de Estados Unidos, Donald John Trump, que en los siete minutos de su mensaje a teledistancia enfiló contra China y aseguró que, “Al igual que hace 75 años cuando se fundó la ONU, hoy estamos en una gran lucha global, esta vez contra un enemigo invisible: el virus chino que ha costado incontables vidas”.

En lo que podría ser su última aparición ante el organismo –si no se reelige–, el neoyorquino también denostó la neutralidad de la Organización Mundial de la Salud porque, aseguró, está virtualmente controlada por China. Por ello, pronosticó que su país pronto distribuirá una vacuna que vencerá la pandemia y así entrará en una nueva era de prosperidad, paz y cooperación sin precedentes.

naciones unidas y trump
Imagen: Wesser Kurier.

Sin pronunciar una palabra sobre Rusia, por décadas perfilada en el imaginario estadounidense como su gran amenaza política, Donald Trump también obvió las críticas a su deficiente gestión de la pandemia que hizo de su país el que suma más decesos y contagios; y remató: “Mientras perseguimos este futuro brillante, debemos hacer rendir cuentas al país que desató esa plaga”.

El magnate inmobiliario usó el tono fuerte y provocador. Venía de lograr un gran éxito diplomático por los Acuerdos Abraham, que alinearon a dos multimillonarias monarquías del Golfo Pérsico a Estados Unidos e Israel contra Irán. Con ese movimiento geoestratégico, el mensaje de Trump a Beijing fue: no permitiremos que maniobres más con Teherán. 

Declarado el duelo, llegó la réplica de la República Popular China. Ante el vacío discursivo de su antecesor, el presidente Xi Jinping ofreció respuestas y propuestas: anunció que el coronavirus será derrotado, abogó por que la OMS conduzca la reacción internacional contra la pandemia y rechazó el intento de politizar y estigmatizar ese asunto.

Xi, hábil conocedor del softpower, denunció el unilateralismo y el bullying, así como la propagación de “virus políticos” y aseguró que su país no mantendrá “ningún tipo de guerra, ni fría ni caliente”. Desafió a Trump al comprometerse a cumplir la meta de emisiones de carbono y anunció la donación de 100 mdd para que la ONU y sus órganos ayuden a combatir el COVID-19 en países vulnerables. Por ello el énfasis del embajador chino, Zhang Jike, al decir que: “el ruido estadounidense es incompatible con la atmósfera general de la Asamblea General”.

xi jinping naciones unidas
Imagen: Sputnik News.

Ese duelo de gigantes recuerda que el segundo secretario general de la ONU, Dag Hammarskjöld, reflexionó que esa organización “fue creada no para llevar a la humanidad hasta el cielo sino para salvarla del infierno”. Y en efecto, algunos viven en el cielo y millones de sus 193 miembros en el infierno. Hoy la pandemia por COVID-19 es el mayor evento disruptivo global de las últimas décadas, y sin ser un evento geopolítico, perturbó al sistema hasta modificar el orden establecido y generar una crisis multidimensional en cascada de efectos socioeconómicos, sanitarios y políticos, imprevistos y que diferirán la consecución de la Agenda de Desarrollo 2030 para un mundo sostenible.

A 75 años del nacimiento de la ONU ya no existe la Unión Soviética, China ya no es un país feudal, Estados Unidos pierde hegemonía, la Europa culta y humanitaria cierra sus puertas a refugiados y migrantes mientras persiste el acoso capitalista sobre los ricos recursos de América Latina donde la pandemia trastocó su agenda social. De ahí que ante la ONU el presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel, pidiera el fin del genocida bloqueo estadounidense que dura más de 50 años y que, aunque Donald Trump lo recrudeció brutalmente, los cubanos lograron contener la pandemia y enviar misiones humanitarias a países afectados.

La ONU no es indiferente a las nuevas sorpresas geopolíticas como el ingreso al mundo de la Inteligencia Artificial, la militarización del espacio exterior, nuevas amenazas a la bio y ciberseguridad y efectos por el cambio climático. En el mediano plazo, los países miembros del organismo atestiguarán una inminente reordenación geopolítica en la que habrá ganadores y perdedores. Todos, como México, serán parte de ese cambio en el mapa mundial.


También te puede interesar: Allende, Bush y el 11-S: el trasfondo del terror.

¿Crisis global?: el sistema internacional en el contexto del COVID-19

Lectura: 4 minutos

¿Cuáles son las consecuencias internacionales del COVID-19?, contestaría que muchísimas, pero hay una que llama la atención de manera especial y urgente, la del sistema internacional.

El sistema internacional entendido como el andamiaje institucional encargado de proveer la gobernanza internacional, organizado en torno a temas políticos, económicos, sociales, culturales y de justicia que, a través de instituciones como la ONU, el FMI o la Corte Internacional de Justicia, han intentado construir un mundo mejor.

Dichas instituciones han funcionado a pesar de los cambios en el contexto internacional: la guerra fría, la post-guerra fría inmediata, la era de la globalización y el terrorismo, las crisis financieras y ahora, la era de la pandemia.

El sistema de Naciones Unidas forma parte de este andamiaje, entre ellos, los organismos regionales y las organizaciones no gubernamentales vinculadas al sistema, por poner un ejemplo.

sistema internacional covid
Imagen: Mariano Vior.

La importancia del sistema internacional y su capacidad de gestionar la gobernanza mundial radica en un principio muy importante del derecho internacional: la cooperación internacional. Y que se puede dar en distintos campos, ya sea para la cooperación para el desarrollo; para la solución pacífica de las controversias; avanzar en el tema de derechos humanos; crear mecanismos e instrumentos variados de gobernanza internacional; y para fomentar la cooperación entre regiones.

Hoy todo este andamiaje está más cuestionado y amenazado que nunca y nos lleva a plantearnos seriamente la pregunta de “si este sistema desaparece, qué lo podrá sustituir”.

El contexto internacional pre-COVID-19 vivía un momento de tensión entre el surgimiento de nacionalismos populistas y el orden liberal internacional. Al parecer los gobiernos enmarcados ideológicamente en este fenómeno disruptivo, buscan desordenar el orden mundial liberal y establecer una postura anti-establishment.

En esta ocasión, les tocó a las organizaciones dedicadas a los temas de la salud, como la OMS y sus contrapartes a nivel regional. En el continente americano la relación OMS (Organización Mundial de la Salud) y la OPS (Organización Panamericana de la Salud) han visto limitada su capacidad para “obligar” a los gobiernos a responder a la pandemia de acuerdo a los lineamientos planteados por dichos organismos. Cada gobierno ha respondido a la pandemia según sus capacidades, pero sobre todo, debido también a la forma de liderazgo que cada país tiene, al momento político en el que se encuentra, a la popularidad del líder en cuestión, etcétera (la lista podría ser larga).

ajustes economicos
Imagen: Lugram Pinn.

Esta situación afecta también la viabilidad de las regiones en cuanto a su propia organización. La fractura, por ejemplo, que se ha dado dentro de la Unión Europa para responder a la pandemia, es muy clara y profundizó la división entre países del norte y los países del sur más afectados, como España o Italia y, por otro lado, la poca cooperación trilateral en América del Norte y entre países latinoamericanos.

Tal vez es el momento para que la comunidad internacional se ponga a pensar en nuevos formatos de cooperación internacional que sean más efectivos y que puedan encontrar el ejemplo en el funcionamiento de muchas organizaciones no gubernamentales, que parece que funcionan mejor, como puede ser el caso de las organizaciones de asistencia médica internacional.

En la crisis post-COVID-19 uno de los grandes retos del sistema internacional será también la viabilidad económica de las instituciones que los componen, ya que la crisis económica va a afectar mucho a los países que seguramente van a tener dificultades para cumplir con sus compromisos monetarios con dichas organizaciones. Este tema seguramente dará pie a muchos líderes “anti-establishment” para promover sus críticas al sistema, e incluso proponer su salida de dichas instituciones, como la ha hecho el presidente Donald Trump de la OMS.

Distintos líderes mundiales han usado la pandemia para su beneficio personal. Ya sea porque están en elecciones, o porque así les ha convenido a sus intereses políticos, “como anillo al dedo”.

Tomemos como ejemplo el caso de Estados Unidos. Debido al poco liderazgo que a nivel internacional en el tema de la pandemia ha tenido Donald Trump, vemos en la escena a líderes como Putin o Xi-Jinping participando fuerte en el juego del poder. El liderazgo mundial hoy compite en la arena del nacionalismo de las vacunas, como la nueva forma de influencia internacional. Quien saque primero la vacuna será el líder del mundo de la pandemia.

trinidad politica
Imagen: John White.

Es de sorprender el nombre de las vacunas, como Oxford o Sputnik V, o programas de investigación como el de Estados Unidos llamado “Operación Warp Speed” (nombre que se da a la máxima velocidad de una nave espacial en la serie Star Trek), elaborado por el Departamento de Salud que busca entregar 300 millones de vacunas de manera segura y efectiva. Operación que implica la cooperación con otras instituciones estadounidenses como: el Departamento de Defensa, o la FDA, entre otras, pero de escasa cooperación con agencias internacionales. El esfuerzo de generar su propia vacuna puede ser positivo para la población norteamericana y los países que puedan tener acceso a la vacuna estadounidense. Pero en un contexto electoral, en donde la visión un tanto populista del presidente Trump, empaña el esfuerzo. Recordemos que esta semana se descubrió que había minimizado la pandemia para “no provocar pánico en la población”, con el fuerte deseo que desapareciera como por arte de magia.

La pandemia ha sido secuestrada por la política y sus actores, que ponen en segundo plano la solución sanitaria y por ende provocan el fracaso del sistema internacional para imponer soluciones de alcance global.


También te puede interesar: De amor y desamor en las relaciones de Trump con sus vecinos.

Conversatorio: El Ingreso de México al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas

Lectura: < 1 minuto

Después del recién nombramiento de México como miembro del Consejo de Seguridad de la ONU para el periodo 2021-2022 con 187 votos –lo cual representa el 97% de apoyo de los países de las Naciones Unidas–, el pasado miércoles 19 se llevó a cabo el conversatorio organizado por la Facultad de Derecho de la UNAM. Como invitado de honor estuvo el Dr. Juan Ramón de la Fuente (Embajador Representante Permanente de México ante la ONU), y los especialistas participantes, el Dr. Raúl Contreras Bustamante (Director de la Facultad de la Derecho, UNAM), la Dra. Norka López Zamarripa (Presidenta del Colegio de Profesores de Derecho Internacional Privado de la Facultad de Derecho, UNAM), el Dr. Alfonso Muñoz de Cote (Presidente del Colegio de Profesores de Derecho Internacional Público), y el Dr. Gerardo Gil Valdivia (Presidente del Club de Roma en México).

https://www.facebook.com/DerechoUNAM/videos/1029599304125322/

La Agenda 2030 de Naciones Unidas y el COVID-19

Lectura: 5 minutos

La Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó en septiembre de 2015 un plan de acción denominado la Agenda 2030 para implementarse en los siguientes 15 años. Su finalidad es erradicar la pobreza y lograr el desarrollo sostenible, a nivel global, en tres dimensiones, económica, social y ambiental. Esta Agenda 2030 de Naciones Unidas comprende 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y tiene 169 metas, así como 232 indicadores. Estos 17 ODS dan continuidad a los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) 2000-2015.

La Agenda 2030 de Naciones Unidas se aprobó tres meses antes del Acuerdo Climático de París de diciembre de 2015. La Agenda 2030 busca mejorar las condiciones de vida presentes sin comprometer los recursos para las futuras generaciones. El Plan de Acción tiene cuatro componentes:

1.- Visión y principios para transformar al mundo;
2.- Marco de resultados de los 17 ODS y las 169 metas;
3.- Medios de implementación y Alianza Global;
4.- Seguimiento y examen.

onu coronavirus
Ilustración: Mario Chaparro.

Sin embargo, la pandemia del COVID-19 y la crisis económica y social que ha provocado, han generado graves obstáculos y probablemente provoque retrasos en la consecución de los ODS, como lo reconoce la propia ONU. Esto es, se ven problemas adicionales, como consecuencia de la pandemia, en 13 de los 17 ODS.

Antes de la pandemia del COVID-19, según el Informe de los ODS de 2019 existían diversos desafíos entre los que se encuentran:

55% de la población mundial, de casi 7700 millones de personas, no tiene derecho a la protección social;
736 millones de personas vivían en pobreza extrema en 2015;
821 millones padecían desnutrición en 2017;
750 millones de adultos son analfabetas, de los cuáles dos tercios son mujeres;
617 millones de niños y adolescentes no alcanzaron el nivel mínimo en lectura y matemáticas;
785 millones de personas no contaban con servicios de agua potable en 2017;
20% de los jóvenes en el mundo no cursan estudios, ni trabajan o reciben formación;
2 mil millones de personas no cuentan con servicios de recolección de desechos;
9 de cada 10 residentes urbanos respiran aire contaminado;
El crecimiento de la huella material, cantidad total de materia prima extraída para satisfacer la demanda de consumo final, sobrepasa al aumento de la población y al crecimiento económico;

coronavirus y medio ambiente
Ilustración: Daniel Hertzberg.

– La temperatura media mundial en 2018 fue aproximadamente 1°C superior a la línea de base pre-industrial (El objetivo es que no pase del 1.5  o 2°C en el curso del siglo XXI).
– Los desastres climáticos y geofísicos cobraron la vida de 1.3 millones de personas entre 1998 y 2017;
– 3 mil millones de personas carecen de combustibles y energías limpias;
– La acidificación de los océanos aumento 26% desde el período pre-industrial y se prevé un fuerte incremento de 100 a 150% para 2100;
-La degradación de los suelos afecta al 20% de la superficie terrestre y la vida de mil millones de personas;
– 80% de las víctimas de homicidios son hombres, pero las mujeres son el 64% de las víctimas de homicidio cometido por el compañero íntimo o por un miembro de la familia;
– En los países desarrollados más del 80% de las personas tiene acceso al internet, comparado con el 45% en países en desarrollo y 20% en países pobres.

Adicionalmente, un documento de la ONU señala los nuevos obstáculos que se van a enfrentar por el COVID-19 en la consecución de 13 de los 17 ODS. Una breve descripción, en la que no se conservan los números originales de la clasificación de la propia Agenda 2030, es la siguiente:

1. Fin de la pobreza. La pandemia provoca la pérdida de ingresos lo cual lleva a los segmentos más vulnerables de la sociedad a caer por debajo del umbral de la pobreza;
2. Hambre cero. La producción y distribución de alimentos se podrían interrumpir;
3. Salud y bienestar. El COVID-19 tiene un efecto devastador en la salud a nivel mundial;
4. Educación de calidad. Esta pandemia ha provocado el cierre de muchas escuelas, el aprendizaje a distancia puede generar inconvenientes y no es accesible para todo el mundo. Sin embargo, también debo aclarar que la actual pandemia está generando un mayor impulso a la digitalización;
5. Igualdad de género. Los beneficios económicos de la mujer están en peligro y aumentan los niveles de violencia de género. Las mujeres representan la mayoría de las trabajadoras de la salud y de la asistencia social por lo que están más expuestas al COVID-19;
6. Agua limpia y saneamiento. Las interrupciones de suministro y la escasez de agua en algunas zonas dificultan el acceso a instalaciones limpias para lavarse las manos, que es una de las medidas más importantes para prevenir el COVID-19;
7. Energía asequible y no contaminante. La escasez de suministro y de personal puede provocar la interrupción del acceso a la electricidad. Es también importante insistir en la transición a las energías limpias;

onu lucha contra covid
Ilustración: Public Affairs Latinoamerica.

8. Trabajo decente y crecimiento económico. La pandemia ha causado actividades económicas suspendidas, menores ingresos, reducción de las jornadas laborales, crecimiento del desempleo;
9. Reducción de las desigualdades sociales. La pandemia está ampliando la brecha social derivada de la crisis económica y el desempleo;
10. Ciudades y comunidades sostenibles. La población que vive en los barrios marginales se enfrenta a una mayor exposición del COVID-19 debido a la alta densidad de la población y a las malas condiciones sanitarias;
11. Acción por el clima. Podría haber menor compromiso con la acción climática pero también menor impacto ambiental por la disminución de la producción y del transporte. Pero esto puede conllevar que el rápido regreso a la actividad se efectúe recurriendo a los medios tradicionales altamente contaminantes;
12. Paz, justicia e instituciones sólidas. Los conflictos impiden la adopción de medidas eficaces para luchar contra el COVID-19. Quienes se encuentran en zonas de conflicto son los que tienen mayor riesgo de sufrir pérdidas devastadoras a causa de esta pandemia;
13. Alianzas para lograr los ODS. Esta crisis agrava la respuesta contra la globalización, pero también pone de relieve la importancia de la cooperación internacional en materia de salud pública. Reitero que no se mencionaron los ODS en los que el impacto del COVID-19 no es tan alto.

En suma, la pandemia del COVID-19 plantea nuevos obstáculos en la consecución de los ODS, más allá de los problemas conceptuales y de estructura de los mismos. Por eso es necesario renovar los esfuerzos para lograr el éxito de la Agenda 2030 de Naciones Unidas.


También te puede interesar: Las tendencias globales después del COVID-19 y sus riesgos.