José Luis Rodríguez Zapatero, quien fuera presidente de España de 2004 a 2011 –inmediatamente después de José María Aznar–, estuvo en México la semana pasada y, entre otras actividades, se reunió con empresarios del Club de Industriales y con miembros del COMEXI (Consejo Mexicano de Asuntos Internacionales), el único foro plural y multidisciplinario de México, abocado al debate y análisis sobre el papel de México en el mundo y la creciente influencia de los acontecimientos internacionales en el quehacer nacional.
Como era de esperarse, el presidente dio su visión del mundo desde una perspectiva de izquierda, y si no hubiera sido por su posición radical sobre la necesidad de limitar la riqueza, su visión parecería razonable.
Luego de un sentido agradecimiento a México, en el 80 aniversario del exilio español, y de lamentar que su ejemplo aún no sea suficientemente conocido en el mundo, se refirió a la gran crisis de 2018 que ha generado populismo, nacionalismo, soberanismo y el cierre de fronteras en el mundo, especialmente notable en los Estados Unidos y el Reino Unido, y vaticinó que el dominio anglosajón no volverá a imperar en el mundo.
En su discurso, refirió que hay un reequilibrio en el que China sobresale luego de 30 años consecutivos de progreso continuo, de haber logrado el mayor incremento en el ingreso per cápita en la historia del mundo y de haber sacado a 700 millones de personas de la pobreza. Aseguró que China se empeña en construir una nueva diplomacia pública que la acerque a otras culturas, tal como está sucediendo con América Latina y África.
Rodríguez Zapatero señaló que en la competición por la hegemonía mundial, la lucha contra la pobreza y las desigualdades exigía un compromiso social que obligue a abolir la pobreza y limitar la riqueza, y vislumbró que se obligará a distribuir la riqueza de quienes la acaparan, a fin de lograr establecer una sociedad de semejantes en un multilateralismo con una ordenanza global.
Explicó que la revolución tecnológica que vivimos, caracterizada por la conectividad universal y las redes sociales, ha provocado el surgimiento de fuertes movimientos sociales espontáneos que han convulsionado al mundo y presentan un futuro impredecible. Dijo que hace falta que las sociedades racionalicen y pongan límites a la influencia de las redes sociales en la política, mediante el desarrollo de la filosofía y la ética en esta materia, para desarrollar legislaciones que las hagan mas humanas.
También hizo mención de que actualmente hace falta capacidad de perspectiva de largo plazo, y que la clave está en perdurar; hizo ver el riesgo en que fácilmente se cae al observar el pasado y equivocadamente creer que éste fue mejor. Aseguró que el siglo XX fue muy malo para la humanidad, luego de sus dos guerras mundiales y de las múltiples dictaduras generadas en todas las latitudes, y negó que ese pasado se deba añorar.
Subrayó la importancia de cerrar filas en favor del multilateralismo, la globalización y la democracia como único camino al desarrollo.
Respecto de México, el presidente Rodríguez Zapatero aseveró que no hay mejor oportunidad histórica para resolver sus principales problemas que hoy, pues AMLO cuenta con el respaldo popular para hacerlo. Para ello, aseguró, se tienen que fortalecer las instituciones y las políticas públicas que permitan lograr una mejora substancial en la seguridad pública y en la seguridad social, aboliendo la pobreza y limitando la riqueza.
Dijo que México requiere de instituciones fuertes, tales como un poder legislativo estable que permita un consenso político básico y funcionarios públicos competentes y profesionales que transiten de un gobierno a otro, de un régimen a otro, brindando la estabilidad requerida. Aseguró que México es un big player en América Latina y sugirió que pudiera lanzar la gran propuesta para integrar un consenso social-demócrata en el que la cuestión social sea prioritaria, que permita reducir las monstruosas desigualdades, no una revolución, sino un consenso basado en reglas democráticas sustentadas en un legítimo Estado de Derecho y en la independencia del poder judicial.
Negó que razonar económicamente signifique conspirar socialmente ya que –aseguró–, no se puede repartir, si no hay riqueza, e informó que incluso el FMI ha modificado sus postulados en favor del interés social, ya que las doctrinas económicas no son permanentes ni los instrumentos de política económica deben ser usados dogmáticamente.
Sobre Venezuela, aseguró que es el país más rico del mundo y descalificó las intervenciones de Trump y del Grupo de Lima basadas en análisis falsos que pretenden aislarlo, sin ningún éxito. Explicó que Maduro está más fuerte que nunca y que la solución está en pacificar el país mediante el diálogo, reto que en lo personal, él está enfrentando.
Concluyó su presentación haciendo notar la utilidad del funcionamiento de la ONU en su lucha por la paz –que ha logrado contener el número de guerras–, y aseguró que su Consejo de Seguridad cuenta en la comunidad internacional, e hizo un llamado a una alianza de civilizaciones que nos lleve a la integración de una sola humanidad que permita una auténtica cooperación internacional, objetivos de desarrollo comunes y un orden mundial sostenible.
Quedan a la vista del lector los graves retos que enfrenta la 4T para lograr la transformación requerida: el fortalecimiento de instituciones y políticas públicas, así como funcionarios públicos competentes y profesionales. No parece haber otro camino que éste.