Reflexión: “La Paz del mundo comienza con La Paz en mi propio corazón”.
Presenciamos, escuchamos y sentimos acerca de los grandes retos que día a día presenta la vida en cualquier lugar, en diferentes momentos y a distintas personas.
Circunstancias que transforman, sucesos que marcan, historias que comienzan, relaciones que terminan, movimientos que generan cambios.
Todo ello, natural y sabiamente encaminado al crecimiento y evolución, tanto individual como colectivo.
La tan anhelada paz mundial lleva consigo una verdad espiritual: La verdad de que “La Paz del mundo comienza con La Paz en mi propio corazón”.
Reza el dicho: “No te preocupes de lo que vas a recibir, ocúpate de lo que vas a dar”.
El mundo es una gran lupa, solamente magnífica lo que hay dentro de cada uno de nosotros… Y todos juntos, seres humanos, seres vivientes, seres animados; creamos día a día, momento a momento, instante por instante todo lo que existe.
Tal cual una semilla lleva dentro de sí toda la información, el registro completo de lo que de ella va a germinar. Así nosotros llevamos dentro toda la información de la misión que cada uno venimos a plasmar y aportar para la evolución del mundo.
Descubrir esa misión es en la mayoría de las veces un reto complicado y lo primero que hacer es justamente hacer a un lado todo el ruido tanto interior como exterior, tener la capacidad de acallar la mente, acallar el entorno y entonces será más fácil llegar a esa paz interior que se logra cuando reconocemos que es lo que venimos a hacer en esta vida.
A la pregunta de:
¿Quién eres tu?
La mayor de las veces la respuesta es equivocada. Pues muchos hemos pensado en algún momento que la contestación correcta es:
Médico o enfermera.
Arquitecto o ingeniero.
También hay quien responde soy la madre de… o el hijo de… Etcétera.
Y la pregunta nunca fue: ¿Qué haces?
Si no ¿quién eres? No a qué te dedicas de profesión ni el rol que desempeñas en tu familia o sociedad.
La pregunta es: ¿Quién eres?
Difícil de contestar
Merece la pena reflexionar sobre esto, ir al interior, buscar la razón más profunda de cuál es mi misión y quién soy verdaderamente… Y una vez “encontrada” esa paz y armonía interior y la congruencia del pensar, decir y hacer en absoluta alineación y recordando la gran verdad de “no hagas a otros lo que no te gustaría que te hagan a ti”.
Que podamos dar, y dar lo mejor de cada uno de nosotros, contribuyendo a esa anhelada paz mundial que no es mas que la suma de todos y cada uno de los principios, valores, actitudes traducidas en hechos y verdades tangibles.
Transformación global.
Paz interior. Paz exterior.
El universo dentro de mi y yo dentro del universo.