Es indignante presenciar el espectáculo grotesco del Estado y su indiferencia ante los asesinatos de mujeres. ¿Por qué protegen a los asesinos? ¿Por qué solapan y encubren la impunidad? ¿Es un asunto ideológico, es parte de sus “creencias”, pretenden que los asesinatos se detengan milagrosamente? Es muy fácil matar en este país, la impunidad es una motivación muy grande, recomendar “jalones de orejas y rezos nacionales” debe ser para los criminales una invitación a que continúen masacrando vidas, y se deben retorcer de la risa cada vez que escuchan esos razonamientos. Pues van a seguir matando, el maltrato y el asesinato a las mujeres es parte de la idiosincrasia nacional, que se niegan a cambiar. Mientras en los pueblos originarios sigan repudiando a las mujeres que quieren estudiar y casando a la fuerza a las niñas, truncando los estudios por los embarazos adolescentes, la violencia va a continuar.
El populismo multicultural se niega a educar y condenar esas “tradiciones”. Mientras sigan culpando a las mujeres por su forma de vestir, van a seguir las violaciones. El poder de no hacer es ominoso, ofensivo, esa inacción es deliberada, no se aplican las leyes, no se investigan los crímenes, no hacen nada, la ineficiencia es encubrimiento. Las mujeres no tenemos que convencer de que somos seres humanos, que merecemos justicia, respeto y paz, eso lo debería saber el Estado, y parece que cada hora hay que recordárselos. En vez de tirar el dinero en publicaciones feministas que no leen ni las escritoras que publican ahí, en vez de pagar comisiones que viajan a los congresos internacionales de feminismo, inviertan en educación y en procuración de justicia.
No están haciendo nada, no hay campañas, no hay acciones en las escuelas, las adolescentes sufren violencia con sus novios, las golpizas ya son parte de los noviazgos en todas las clases sociales. Imaginemos que desapareciéramos todas las mujeres del país, todas, incluso las que solapan al Estado y su dejadez, incluso las que mienten y dicen que nunca han padecido acoso o racismo en sus trabajos, ¿qué van a hacer los machines sin nosotras? ¿Se van a golpear entre ellos? ¿Van a ser felices gritando que ahora sí, ellos son los reyes del país, de su casa y de los trabajos? ¿Se van a sentir reivindicados, van a sentir que por fin son libres? ¿Se van a insultar y degradar entre ellos?
Lo debería responder el Estado que nos quiere asustadas, indignadas o muertas, su negligencia así lo demuestra. La denuncia es todo lo que tenemos, las mujeres que mienten y dicen que nunca ha sufrido violencia física o verbal por ser mujeres, que niegan que tenemos un lugar menor en la sociedad, las que lucran con las políticas falsas de promoción y cuotas, también son responsables de esto, y deben asumirlo, cada centavo gastado en feminismos partidistas y de enchufe político repercute en la nula administración de justicia. El Estado debería rezar por sus burócratas, sus amigos y seguidores, recen mucho, para que su dios les perdone su negligencia.
También te puede interesar: Todos somos responsables de los feminicidios.