Arte y Dinero

Durga, divina y absoluta

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La ignorancia, el caos y la maldad, son las armas del demonio Mahishá, un búfalo que se puede trasformar en hombre, elefante o lo que su ira le ordene. La destrucción de su fuerza se agita en remolinos de alaridos, Mahishá entra en nuestras más impuras obsesiones, en la negación de saber quiénes somos, en la autodestrucción de nuestras culpas, nos levanta con las masas de su fétido canto, nos lanza a la violencia, y destruimos la belleza, la vida y el silencio. Invencible gracias a la servil y miserable debilidad de nuestra condición, Mahishá no podía ser asesinado por una fuerza masculina, y reinaba en el mundo, es decir, en la realidad, en la existencia, todo lo conocido era lo que el demonio sembraba, y seducidos por su poder, cautivos por su complacencia, medrábamos en nuestros miedos, y nos regodeábamos en los odios.

Shiva, Brahma y Agni, juntos pelearon con sus armas, no podían destruirlo, y Mahishá, ayudado por la horda que lo veneraba, crecía poderoso. Los dioses decidieron crear una entidad divina con la fiereza del fuego, grande como una montaña, que naciera de sus propios cuerpos, y crearon una mujer para atacar la semilla incontrolable de Mahishá. La grandeza divina es una mujer guerrera: Durga, que se considera creada en sí misma, es una deidad más allá de la dualidad, es completa y posee su propia fuerza, Shakti.

Durga enfrentando al demonio Mahishá
Durga enfrentando al demonio Mahishá (del libro libro sagrado “Devi Mahatmya”). Obra de Mankot, 1680.

En esta pintura está Durga con sus armas, el tridente que proveniente del tridente de Shiva, el disco que le otorgó Krishna, la espada flamígera de Agni, las flechas son energía que va más allá de lo femenino o lo masculino, acaba con las ilusiones que nos engañan de nuestra propia condición. El demonio Mahishá se ha trasformado en un elefante para engañar a Durga, pisotea a un guerrero que muere destrozado, y Durga serena, coronada por su divinidad, pelea con todas sus armas, montada en el tigre que simboliza su poder ilimitado, compañero que protege su virtud.

El libro sagrado Devi Mahatmya narra la historia de la potencia creadora de las diosas, Shakti, y termina con el relato del triunfo de Durga sobre Mahishá, en esta obra pintada por el artista Mankot en 1680. La maestría de los artistas está dirigida por la devoción y la veneración, cada obra es una ofrenda, y se realizaban con ese cuidado. Durante siglos el arte sacro de la India se perfeccionó y en la colonización británica continuó sumando técnicas europeas como la litografía. El elefante enfurecido se lanza contra Durga, ella levanta su espada, el conocimiento de sí mismo, y al tocarlo, de la sangre brotará el búfalo bramando; la mirada de la diosa no se separa de Mahishá, lo enfrenta, ella no evade esa mentira, ella no niega esa negra presencia, la conquista, su silencio calla los aullidos, su belleza y la de su tigre, son un solo cuerpo, el valor y la virtud, la lealtad y la valentía. Vencedora de la ignorancia, restauradora de la paz, Durga, extiende sus armas, la noción del ser es el paseo sobre el tigre de la virtud.

Anestésicos

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Crear una obra exige la existencia, destruirla pide un instante. Tomar de la decisión de manifestar las más íntimas ideas y pesadillas, a través de las virtudes que cultivamos, llevarlas al escenario de la galería o el museo, es la aventura de hacer arte, mientras destruirla sólo pide el vicio autoindulgente de la envidia. Recuperar y conservar una pintura o una escultura, el trayecto novelesco de una obra que sobrevivió siglos, pasando por guerras, herencias, persecuciones, censura, pasiones, y alcanzar el reposo en las salas de un museo, hasta que llega alguien cargado de ira y se lanza en contra de esa historia. La Gioconda y el dibujo de La Virgen, el Niño Jesús y Santa Ana de Leonardo, La Piedad de Miguel Ángel, La Venus del espejo de Velázquez, La Ronda Nocturna y Dánae de Rembrandt, El pensador de Rodin, el Guernica de Picasso, han sido atacados, demostrando que la violencia es un retroceso en la capacidad creadora.

Restaurar la pintura Dánae de Rembrandt fueron 12 años largos y tortuosos, el criminal le arrojó ácido y la acuchilló, destrozando la belleza de la estéril princesa, cubierta de la lluvia dorada que Zeus obsequia para fecundarla. En muchos casos argumentan que los ejecutores padecían una enfermedad mental, y sin embargo eso no explica el odio que desata el portento de la inteligencia materializado en una obra de arte. Los griegos llamaban “anestésico” al que era incapaz de apreciar el arte y la belleza, era “insensible”, de ahí se deformó el uso de la palabra para llevarlo a la medicina.

En los museos desde que el selfie invade las salas, muchas obras han sido dañadas sólo por el gusto de tener del instante de la fotografía. Las innumerables manifestaciones sociales con consignas de variada temática destrozan lo que ven a su paso, incluido el arte, en ellos y en los selfie adictos no cabe el argumento de enfermedad mental. Son evidentes las coincidencias entre los criminales psiquiátricos, los turistas y los criminales con “causa”: la primera es la decisión que ellos son más importantes o valiosos que esa obra; ellos tienen la autoridad para destruirla; la presencia estética de esa obra es un motivo para destruirla; desprecian el valor comunitario del arte que está en la calle o en los museos; la obra les permite exhibirse a través de ella; finalmente, sus motivaciones destructoras son más fuertes que las motivaciones creadoras.

El criminal que dice que es Jesucristo y rompe La Piedad con un martillo, es igual que el “justiciero social” que hace lo mismo en su protesta, porque los motivos no cambian el resultado. Es incongruente que nos pidan solidaridad con una causa y repudio con la obra. El arte y la belleza son buenos para la sociedad, un entorno con obras públicas, y en los museos, crea un ambiente armonioso. El origen de la palabra “vándalos” está en los invasores bárbaros que en la guerra saquearon a la antigua Roma, son los destructores. El saqueo cultural y moral se hace destruyendo al arte.  

Slogan y sueños

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“La ilusión religiosa” se ha terminado, dice Freud, que es más difícil que creamos las promesas de la religión y que con esa angustia tenemos que enfrentarnos a las crueldades de la realidad, en la desolación y sin bendiciones. Creo que Freud se equivoca, ahora estamos viviendo el resurgimiento de esa ilusión religiosa, de un pensamiento mágico que nos aglutina y nos conduce a una falsa realidad que todo lo consigue, otorga y permite. La sobrepolitización de la sociedad, el maniqueísmo simplista y cómplice de las reacciones viscerales, ha convertido a las ideologías en las nuevas religiones que permiten las ilusiones de la masa. Derribar el Muro de Berlín no fue suficiente, los bloques se trasfiguraron en populismos que son igualmente fragmentarios, la gran diferencia es que pensamos que somos libres, así de efectiva ha sido la manipulación.

La gran bandera de esta ilusión es el arte contemporáneo VIP, que tuvo un crecimiento exponencial con la caída del Muro. Las exposiciones, los premios, las becas y la fama están en donde está el slogan, “a mayor compromiso social, mayor reconocimiento artístico”, y la ilusión, el espejismo milagroso opera convirtiendo en obras un montón de uniformes de guerrilleros o pasamontañas, etcétera, la politización es el arte.

Dislikes.
Ilustración: Eko.

“Las crueldades de la realidad” que dice Freud que no podemos soportar sin la magia de una religión, hoy el arte VIP las evade y las niega, ser ambientalista, feminista, activista, es decir, estar afiliado al maniqueísmo ideológico, los protege de su condición de personas sin talento. “Rendirnos a la realidad” es imposible, la realidad de no saber hacer nada se conjura con el performance de fotografiarse diario para ver cómo crece la barba o la barriga. La mediocridad tiene derecho a sus propios mitos y creencias. Las obras por estultas que sean, si van acompañadas de un slogan, son arte y esa es la más grande ilusión que podría haber inventado un sistema. ¿Cómo los artistas VIP se van a someter a un psicoanálisis masivo para enfrentarse a la realidad, si soñar es tan relajante? La fórmula es muy sencilla, alineados a una consigna se consigue hacer arte, es como comprar votos, “si votas por mí eres artista”.

La caída del Muro hizo de la ilusión de libertad el camino para imponer un nuevo absolutismo, el de la irresponsabilidad. La realidad como tal ya no existe, todo es arte, todos son artistas y los que estén en contra son enemigos, de la misma manera en que el populismo divide su realidad en buenos-nosotros y malos-ellos. La creencia subsiste, el fanático obtiene más que en una religión teológica, la religión ideológica les da privilegios aquí y ahora, el arte VIP es el opio de los intelectuales.

Cámara oscura, más que la realidad

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El cuerpo humano inspira a la tecnología, intriga a la ciencia y excita al arte. La realidad es percibida y padecida, vemos, escuchamos, vivimos creando maquinaria que imite a nuestros sentidos para  aumentar nuestra experiencia de la realidad. La invención de la cámara oscura explicó cómo funciona el ojo humano y es capaz de llevar imágenes al cerebro, dando una certeza de la vida para ser reproducida. La ciencia y el arte se unieron en esa obsesión, y la luz, ese prodigio que llega desde el Sol, ese dios omnipotente, entra por nuestro ojo llevando en cada rayo una partícula de los objetos que se interponen en su camino, reflejándolos en la retina. La física y la óptica descubrieron que vemos la luz. La cámara oscura es una habitación cerrada, la luz entra por un pequeño orificio y refleja en una pantalla de papel los objetos que están iluminados en el otro lado. La geometría óptica, la perspectiva, la incitación a experimentar este mundo como un fenómeno sin supersticiones religiosas, y además llevarlo al arte, nos dio un falso control de nuestra noción de la existencia. La cámara oscura detonó la invención de la cámara fotográfica y sin embargo para el arte, la imagen supuestamente sometida, no es el objetivo. La imagen reflejada en ese papel o ahora por un video proyector, no son una propuesta artística, porque la realidad tampoco lo es, la realidad es un inicio insuficiente, mentiroso, inestable.

Cámara oscura.
Imagen: Revista Rambla.

Ni las obras de Vermeer, o los paisajes de Canaletto son resultado de un truco tecnológico, lo podemos ver hoy mismo, tener un video proyector más potente que una rudimentaria cámara oscura, no permite volver a pintar como Vermeer. La imaginación, la composición, la creación de un lenguaje no son un producto tecnológico, por eso el hiperrealismo fotográfico está encerrado en la trampa de la imitación por la imitación, en la pirotecnia sin contenido, porque lo que buscamos del arte es justamente lo que no existe en la realidad. Caravaggio es señalado entre los que usaron cámara oscura, el contraste de la luz del Barroco, el dramatismo de su obra no es un efecto óptico, es un efecto filosófico. La imitación de la fotografía, sin la modificación de la composición y el color, la burda información llevada a la pintura produce obras mediocres, sin consistencia suficiente para justificarse como pinturas. Reducir la pintura o el dibujo a trucos y habilidades es una obcecación por denigrar el arte casi a un asunto de suerte, la creación de un lenguaje, la imaginación, son resultado de trabajo, observación y decisión de plasmar eso que la realidad no tiene. Los retratos que copian las fotos hechas por un teléfono, reducen el lenguaje pictórico a la limitada estética del consumo masivo. La tecnología avanza y el arte retrocede porque confunden a lo trascendente con el consumo. La pintura que imita este consumo es pintura desechable. No hay truco, pintar va más allá de copiar, no es mimesis, es invención.

JOKER

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Cornudos, médicos, abogados, mentirosos, nobles, cortesanos, mujeres famosas, criados abusivos, la debilidad humana víctima de Moliere. “¡Se está burlando de mí¡”, “Es un vulgar difamador”, “¡Excomunión para el maldito!”, aullaban desde las gradas entre el rugido de las carcajadas. La comedia es antisocial, se regodea con la enclenque vanidad y egolatría humana, al presenciar el patetismo de los personajes de Moliere todos se sentían aludidos, se veían ridiculizados en cada escena, y el autor murmuraba despectivo, oculto detrás del telón: “¿De qué se ríen imbéciles?”. El dolor nos enaltece, el martirio nos santifica, limpia nuestras culpas, pero la comedia no, esa nos aniquila, descubre lo que ocultamos, y lo señala con el escarnio grotesco de un payaso. Enemigo social, en la película Joker de Todd Phillips, interpretada por Joaquín Phoenix, la risa del personaje es su propia tragedia, esa carcajada estridente y molesta, detona el odio. La felicidad y el optimismo son una enfermedad social, nos obliga a ver la existencia como una agotadora satisfacción y no alcanzarla nos hace culpables de vivir. Joker padece la miserable carga de reír, de jalar la boca hasta la deformación con la mueca de la felicidad, brutalmente abusado, desde niño memorizó a golpes que “con una sonrisa la vida es mejor”. Terapias de la risa, la industria del optimismo, drogas, consumismo, y todos a sonreír, la vida lo merece.

Joker.

Moliere los miraba, “¿De qué se ríen imbéciles?, la comedia es basura”, Joker baila con la dolorosa coreografía de Marcel Marceau, lastimosa, buscando la piedad, en Joker alcanza la dimensión de un castigo, es el suicida que baila al borde del precipicio. Los famélicos payasos callejeros de Picasso del Periodo Azul, la pobreza de actuar en la calle, comer mendrugos, dormir con hambre, las cretinas risas y unas monedas, limosnas, te pago para no golpearte. El payaso recibe golpes, patadas, como en el circo, la realidad es ese escenario de la crueldad, y con cada acto, con cada humillación se levanta y sobrevive, el dolor lo hace invencible. La catarsis de la risa dolorosa del Joker y la violencia de sus crímenes, la sensación de justicia, de que todos merecen la burla y la muerte “what s so funny?”, la vida pide que nos burlemos de ella. “I used to think that my life was a tragedy, but now I realize, it s a comedy”. El invisible miserable ha conseguido que lo miren, sin corazón, sin remordimientos, con su maquillaje, su cinismo, es alguien, no volverán a ignorarlo. En la comedia somos peores, somos degradantes, es violencia, nos quita la posibilidad de redimirnos, nos estigmatiza, y nos deja a expensas del ridículo. Joker no busca la lástima, él, como Moliere, sabe que la comedia es venganza, que se hizo para destruir, y lo lleva al paroxismo, el payaso ya no es la escupidera de las risas cretinas, ahora es el verdugo, ahora se encumbra en el filo de su hacha. “¿De qué se ríen imbéciles?”. ¿No ven que ustedes son peores, no ven que la realidad es más desgraciada?

Vandalismo con causa

Lectura: 2 minutos

Más excitante que el sexo, tan adictivo como las drogas, visible y contagioso, el vandalismo es la diversión urbana de moda. Patrocinado por los gobiernos de grandes capitales, en sociedad con los especialistas de la industria del entretenimiento, se inauguró el primer parque temático vandálico Destroyer Park. Los visitantes recibirán a la entrada dos latas de pintura en aerosol, un pasamontaña o un pañuelo para cubrirse el rostro, un garrote y si pagan el pase Platino Plus, una bomba molotov y lo más importante: podrán elegir entre distintas consignas para motivar a sus grupos de choque y divertirse destruyendo. Los que deseen darle el international touch, pueden comprar un chaleco amarillo.

En las consignas a elegir están los temas álgidos en las redes: anarquismo, reivindicación de luchas, feminismo, libertad, boletos gratis para el cine, y lo que vaya apareciendo. Sociólogos de masas asesoran a los visitantes de que en este parque todos son víctimas inocentes, y ejerzan sus derechos despedazando lo que esté en su marcha al éxtasis del caos. En la entrada del Destroyer Park hay un gran letrero que anuncia: “No vamos a reprimir a nadie”, es la regla principal de este gran juego que ofrece nuevas experiencias. En el interior está la escenografía completa de una ciudad para quemar y romper con automóviles y patrullas, escaparates, monumentos, esculturas, paradas de autobús, semáforos, una universidad, todo a disposición de los grupos de vándalos que descargarán su furia reivindicando la consigna elegida.

Alentar el vandalismo es un excelente placebo político-social, con un poco de diversión la sociedad se siente “poderosa y visible”, “descargan su enojo”, y el gobierno conserva el poder presumiendo de tolerante y democrático, en este juego todos ganan. Sin ejercer proselitismo, no importa que el visitante no tenga idea qué es el anarquismo o la lucha de clases, o la consigan que grite, la finalidad es pasarla bien en la impunidad de desahogar sus instintos en condiciones de libertad, pasando por encima de la civilidad ahora considerada represora. Los participantes pueden dejar su grupo y unirse a otro con distintas consignas, la solidaridad camaleónica y oportuna es parte de los derechos del vandalismo, eso le da dinamismo al recorrido y les permite hacer amigos.

Los gobiernos que disfrazan la complicidad con buenas intenciones democráticas, usan el Destroyer Park para incentivar la nueva ideología de la irresponsabilidad, la impunidad y empatizar con los votantes, saben que cada vándalo es un voto. En la sociedad de la no-culpa, de la no-responsabilidad, el adversario ejerce un dominio represor que el vándalo repudia y debe ser atacado, está representado por todo lo inmóvil, lo que se interponga entre el vándalo y su marcha, desde la Torre Eiffel hasta el Ángel de la Independencia. En perspectiva del éxito del Destroyer Park los gobiernos darán boletos gratis para grupos, y se otorgarán becas a los guías que organicen visitas masivas. La diversión también es un Derecho Humano.

Vandalismo con causa

Lectura: 2 minutosMás excitante que el sexo, tan adictivo como las drogas, visible y contagioso, el vandalismo es la diversión urbana de moda. Patrocinado por los gobiernos de grandes capitales, en sociedad con los especialistas de la industria del entretenimiento, se inauguró el primer parque temático vandálico Destroyer Park. Los visitantes recibirán a la entrada dos latas de pintura en aerosol, un pasamontaña o un pañuelo para cubrirse el rostro, un garrote y si pagan el pase Platino Plus, una bomba molotov y lo más importante: podrán elegir entre distintas consignas para motivar a sus grupos de choque y divertirse destruyendo. Los que deseen darle el international touch, pueden comprar un chaleco amarillo.

En las consignas a elegir están los temas álgidos en las redes: anarquismo, reivindicación de luchas, feminismo, libertad, boletos gratis para el cine, y lo que vaya apareciendo. Sociólogos de masas asesoran a los visitantes de que en este parque todos son víctimas inocentes, y ejerzan sus derechos despedazando lo que esté en su marcha al éxtasis del caos. En la entrada del Destroyer Park hay un gran letrero que anuncia: “No vamos a reprimir a nadie”, es la regla principal de este gran juego que ofrece nuevas experiencias. En el interior está la escenografía completa de una ciudad para quemar y romper con automóviles y patrullas, escaparates, monumentos, esculturas, paradas de autobús, semáforos, una universidad, todo a disposición de los grupos de vándalos que descargarán su furia reivindicando la consigna elegida.

Vandalismo.
Fotografía: Pixabay.

Alentar el vandalismo es un excelente placebo político-social, con un poco de diversión la sociedad se siente “poderosa y visible”, “descargan su enojo”, y el gobierno conserva el poder presumiendo de tolerante y democrático, en este juego todos ganan. Sin ejercer proselitismo, no importa que el visitante no tenga idea qué es el anarquismo o la lucha de clases, o la consigan que grite, la finalidad es pasarla bien en la impunidad de desahogar sus instintos en condiciones de libertad, pasando por encima de la civilidad ahora considerada represora. Los participantes pueden dejar su grupo y unirse a otro con distintas consignas, la solidaridad camaleónica y oportuna es parte de los derechos del vandalismo, eso le da dinamismo al recorrido y les permite hacer amigos.

Los gobiernos que disfrazan la complicidad con buenas intenciones democráticas, usan el Destroyer Park para incentivar la nueva ideología de la irresponsabilidad, la impunidad y empatizar con los votantes, saben que cada vándalo es un voto. En la sociedad de la no-culpa, de la no-responsabilidad, el adversario ejerce un dominio represor que el vándalo repudia y debe ser atacado, está representado por todo lo inmóvil, lo que se interponga entre el vándalo y su marcha, desde la Torre Eiffel hasta el Ángel de la Independencia. En perspectiva del éxito del Destroyer Park los gobiernos darán boletos gratis para grupos, y se otorgarán becas a los guías que organicen visitas masivas. La diversión también es un Derecho Humano.

Buena conducta

Lectura: 2 minutosNobel al mejor portado, al que no altere el orden social, al que no contradiga las buenas costumbres, al que enaltezca los valores que estén de moda, ecología, multiculturales, integracionistas, anticomunistas, y moderados, porque los extremistas están descartados. El valor literario está supeditado a que el autor tenga una biografía impecable y que su obra contenga únicamente buenas intenciones. La literatura, la ficción, la reunión alrededor de la fogata para escuchar los relatos orales de aquellos que podían describir la realidad y transformarla con sus palabras, poco a poco fueron inventando distintos géneros y argumentos. La poesía, la filosofía, el cuento, vienen de las voces primigenias. El misterio de la palabra y el pensamiento está infectado por el virus políticamente correcto.

En la elección de los actuales premios Nobel, con el escritor austriaco Peter Handke, el jurado cayó en su propia trampa. Handke se caracteriza por una sencillez naif que a los jurados del Nobel les encanta porque la ven muy correcta, su elección se parece a la elección de Le Clézio, el hombre blanco europeo que admira la simplicidad del mundo, eso es muy apropiado. Lo que olvidaron los jueces es que la corrección estaba acompañada de una posición política antiética, porque él apoyó a los genocidios de Milošević en la ex Yugoslavia, asistió a sus funerales y declamó una elegía. En el extremo le otorgan el otro Nobel a la polaca Olga Tokarczuk, una escritora que es un compendio de la corrección política imperante, ella tiene limpio su expediente, y además escribe fantasía con valores ecológicos, feministas, buenismo; aunque su pensamiento sea de un alcance muy corto, lo más importante es que no transgrede. En eso los dos escritores son iguales, producen libros y visiones que no alteran el pensamiento.

Premio Nobel.
Ilustración: La Voz.

¿Qué están buscando con estos premios? ¿Literatos o líderes de autoayuda? Si la exigencia va a ser que cada libro y autor sean impolutos, que su obra sea un manual de buena conducta, va a desaparecer la literatura. En estos días, imposible premiar a Shakespeare, ¡cómo!, sus obras de teatro con asesinatos entre familiares, incestos, traiciones, descripciones racistas, y con lo poco que sabemos de su biografía, menos. A García Márquez lo descalificarían de un plumazo: cosifica a las mujeres, hace un erotismo masculino o lo que se les ocurra a los vigilantes del puritanismo. No ven la diferencia entre ficción y realidad. Los lectores somos un grupo que ejerce su criterio y no necesitamos una guía pedagógica cada vez que leemos un libro. Los jueces creen que deben cuidar nuestra pureza intelectual, y librarnos de los escritores peligrosos, como si careciéramos de la capacidad analítica de comprender lo que estamos leyendo. El paternalismo puritano va a acabar con la literatura y el pensamiento. Somos afortunados de que existan escritores que nunca van a premiar y de tener siglos de valiosa y bella literatura que nunca pasó por un concurso, ni por un jurado censor.