El cuento de la Economía

17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (Parte II)

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Lo que sí podemos hacer por el planeta

Cada uno de los 17 objetivos nos representan un gran reto como países y sobre todo como ciudadanos del mundo. Nos es ajeno creernos parte de las todas y cada una de las consecuencias que estamos viviendo con el llamado cambio climático; pensamos que son parte de las acciones de los demás, no de las nuestras. La idea de estas participaciones es dárselos a conocer y también, tratar de concientizarlos que algo desde nuestra trinchera se puede hacer al respecto. En ese sentido, en esta ocasión abordaremos hasta el objetivo 11; y ya en la Parte III acabaremos con todos. Vayamos pues.

O6: Agua limpia y saneamiento

Con el fin de garantizar el acceso universal al agua potable segura y asequible para todos en 2030, es necesario realizar inversiones adecuadas en infraestructura, proporcionar instalaciones sanitarias y fomentar prácticas de higiene en todos los niveles.” Nuestra tarea es vigilar que se estén haciendo leyes en favor de este punto. Sin embargo, el camino a su privatización, es decir, su “liberalización en favor del consumidor”, está en marcha y no nos sorprenda que pase como todos los servicios que se han puesto al servicio del mercado: mala calidad y precios elevados, principalmente.

O7: Energía asequible y sostenible

El principal reto es “expandir la infraestructura y mejorar la tecnología para contar con energía limpia en todos los países en desarrollo, es un objetivo crucial que puede estimular el crecimiento y a la vez ayudar al medio ambiente.” Será un poco complicado, por no decir, imposible, cumplir con este objetivo.

La reforma energética actual le apuesta al mercado del petróleo, y no así al mercado de energías sustentables. Es un tema por demás oneroso y de poca cabida en la vida económica actual; por ejemplo, un carro eléctrico es un lujo, y no hay intención por parte de ningún nivel gubernamental fomentar el cambio de padrón vehicular; tan es así que en este momento se invierte para combatir la emisión de contaminantes en el cambio para verificar la circulación de los vehículos, y no en una estrategia integral de integración de energías asequibles y sostenibles.

O8: Trabajo decente y crecimiento económico

Resulta un poco moral hablar de un trabajo como “decente”, la conceptualización más adecuada sería hablar de un trabajo con una remuneración adecuada de conformidad a las necesidades económicas del trabajador. Con un trabajo con una remuneración acorde, se puede estimular tanto el consumo como la inversión, y ello traería un crecimiento económico. En este sentido, en este objetivo se “(…) apuntan a estimular el crecimiento económico sostenible mediante el aumento de los niveles de productividad y la innovación tecnológica. Fomentar políticas que estimulen el espíritu empresarial y la creación de empleo es crucial para este fin, así como también las medidas eficaces para erradicar el trabajo forzoso, la esclavitud y el tráfico humano.

O9: Industria, innovación, infraestructura

La inversión en infraestructura y la innovación son motores fundamentales del crecimiento y el desarrollo económico.” El tema es poder implementarlo en la realidad, investigación existe, innovación también, lo que falta es estimularlo no por un fin privado, sino un alcance global. Se trata de implementar políticas públicas con fines públicos no particulares. Que la infraestructura sí sea financiada con deuda pública pero que el beneficio sea social y no particular (con tanta concesión) como lo es ahora.

O10: Reducir inequidades

En este objetivo se plantea que la “(…) desigualdad de ingresos es un problema mundial que requiere soluciones globales. Éstas incluyen mejorar la regulación y el control de los mercados y las instituciones financieras y fomentar la asistencia para el desarrollo y la inversión extranjera directa para las regiones que más lo necesiten.” Además, es necesario acabar con la polarización del ingreso, ése es un tema por demás central para poder lograr reducir las inequidades.

O11: Ciudades y comunidades sostenibles

Este objetivo sí esta en mucho en nuestras manos; no contaminar la calle, independientemente del servicio de recolección de basura, es algo que debemos hacer sí o sí. Ahorrar agua, luz, nos beneficiara no sólo en el bolsillo sino como comunidad. Lo que le toca hacer al gobierno está muy claro en el objetivo, y debe mejorar “(…) la seguridad y la sostenibilidad de las ciudades implica garantizar el acceso a viviendas seguras y asequibles y el mejoramiento de los asentamientos marginales. También incluye realizar inversiones en transporte público, crear áreas públicas verdes y mejorar la planificación y gestión urbana de manera que sea participativa e inclusiva.”

Para lograrlo debemos quitarle un peso que no debe tener el mercado, no debe privilegiarse el interés común sobre el particular. Vaya tarea que nos espera.

Resta la Parte III, y con esto cerramos la exposición y análisis de los 17 objetivos de Desarrollo Sostenible. Nos leemos en ocho días.

17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (Parte I)

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Lo que sí podemos hacer por el planeta

En esta ocasión conoceremos cada uno de los 17 objetivos para lograr el Desarrollo Sostenible del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). En esta entrega sólo podremos abarcar hasta el objetivo 5.

En teoría, debemos cumplir con los 17 objetivos en 2030. Por lo que sospecho que el tiempo no nos alcanzará y ya sólo tenemos escasos 12 años para lograrlo; indudablemente todos y cada uno hablan de una realidad idónea, una relación equitativa entre todos hacia el medio ambiente; el gran problema radica cuando vemos la realidad de cada uno de los países que “deben” cumplir con estos objetivos. Lo entrecomillo porque no dejan ser enunciados del “deber ser”, y el deber ser a veces es tan ajeno y lejano para nuestro quehacer diario.

En primer lugar, retomo la idea de que es momento de dejar de ser pasivos o pensar que nos es ajeno todo lo que tiene que ver con nuestro entorno, y es hora de tomar conciencia de lo que está en nuestras manos poder hacer y que no estamos haciendo; vayamos a los objetivos (O1 al O17).

O1: Poner fin a la pobreza

Vaya objetivo tan ambicioso, simplemente en México, más de la mitad de la población vive en pobreza. El PNUD plantea o requiere, en este punto, un “(…) compromiso audaz para finalizar lo que comenzamos y terminar con la pobreza en todas sus formas y dimensiones para 2030. Esto requiere centrarse en los más vulnerables, aumentar el acceso a los recursos y servicios básicos y apoyar a las comunidades afectadas por conflictos y desastres relacionados con el clima.” El problema central es la desigualdad y la distribución del ingreso; eso más que los conflictos y desastres, es generar condiciones de desigualdad y pobreza; pareciera o da la impresión que la pobreza es hereditaria, y no hablo solamente en México, sino en gran parte del mundo.

¿Qué podemos hacer? Vaya pregunta, lo ideal sería cambiar la política económica, o usarla en favor de la igualdad.

O2: Hambre Cero

Se trata de “(…) velar por el acceso de todas las personas, en especial los niños, a una alimentación suficiente y nutritiva durante todo el año. Esta tarea implica promover prácticas agrícolas sostenibles a través del apoyo a los pequeños agricultores y el acceso igualitario a la tierra, la tecnología y los mercados.” El PNUD habla de apoyos, ése es el cambio que debe de existir en el gobierno. El mercado no resolverá el problema del hambre; y en cuanto a los niños, podríamos informarnos sobre albergues de niños y apoyarlos en la medida de nuestras posibilidades.

O3: Buena Salud

En donde el “(…) objetivo es lograr una cobertura universal de salud y facilitar medicamentos y vacunas seguras y asequibles para todos. Una parte esencial de este proceso es apoyar la investigación y el desarrollo de vacunas.” En nuestro caso, falta apoyarnos en las universidades para que, a través de la investigación y desarrollo, se logre obtener medicamentos necesarios a nuestros males más importantes. Buscar esquemas de salud que han sido exitosos, para ver la mejor forma de aplicarlo de acuerdo a nuestra realidad, pero lo más importante es fomentar una cultura de la prevención, pero no mediáticamente, sino a través de las escuelas y en las casas.

O4: Educación de Calidad

El principal objetivo es “(…) lograr una educación inclusiva y de calidad para todos se basa en la firme convicción de que la educación es uno de los motores más poderosos y probados para garantizar el desarrollo sostenible”. Indudablemente la educación es el motor para la movilidad social; formar recursos humanos capacitados, nos permitirá poder planear estrategias industriales a mediano y largo plazo. Estrategias no orientadas al mercado, sino a las necesidades nacionales, y en favor de cumplir con cada uno de estos objetivos; lo que impactará en mejores salarios y mayores condiciones de desarrollo económico.

O5: Igualdad de Género

Culturalmente es uno de los más complejos de implementar, ya que desafortunadamente, al día de hoy cargamos un lastre de una herencia basada en el machismo; lo cual contrasta con la realidad, ya que la participación de las mujeres en todos los aspectos de la vida política, económica, social, y hasta moral, es trascendental para definir el rumbo a seguir de cualquier sociedad.

El reto en este objetivo es garantizar “(…) el acceso universal a salud reproductiva y sexual y otorgar a la mujer derechos igualitarios en el acceso a recursos económicos, como tierras y propiedades, son metas fundamentales para conseguir este objetivo.” Nos toca implementar este tipo de valores desde nuestras casas, que es el aula más importante para nuestros pequeños ciudadanos, esos que estamos formando, y que dependen totalmente de nosotros.

Round 2. Las energías renovables para México, el reto es nuestro

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En esta misma lógica de entender los desafíos y saber qué estamos haciendo, es que inicia el Round 2. Los temas son: energía; gobernanza ambiental; igualdad de género; industria extractiva; medio ambiente bajo revisión; objetivos de Desarrollo Sostenible; océanos y mares; productos químicos y desechos; tecnología; y transporte.

El primer tópico se trata de promover la eficiencia energética y el uso de energía de fuentes renovables, que es el reto en materia de Energía, un tema que nos es muy incipiente, por no decir desconocido, lo asociamos a los países desarrollados y ajeno a nuestra realidad económica y política.

Gobernanza ambiental, en donde el desafío se orienta a una demanda que menciona no podremos proteger y restaurar nuestro planeta sin leyes e instituciones ambientales sólidas, sino una utopía porque la tendencia mundial es que se esté regulando en tal sentido; si suena un tanto lejano para poder verlo palpable, y hablo de décadas para poder ver una institución ambiental sólida, ojalá que esté muy equivocado en ese punto.

Igualdad de género; en América Latina uno de los males es la proliferación del llamado machismo, el gran desafío en este tema es que las mujeres sufren de forma desproporcionada del impacto del cambio climático y otros desastres ambientales, especialmente en los países en desarrollo. Sufren de igual forma desproporcionada, la desigualdad económica, política y social. Es un gran estigma que debemos cambiar como sociedad. No serán las instituciones quienes lo logren, eso se debe hacer desde nuestros hogares.

Industria extractiva; vaya tema, recientemente con las negociaciones del TLCAN se ha tocado el punto del interés de las mineras canadienses en seguir contando con sus privilegios que hasta ahora tienen, en aras de seguir fomentando el “empleo” y la explotación de los distintos recursos naturales del país. El desafío en este punto es lograr el apoyar (…) cambios positivos en las prácticas de negocios y gobernanza del sector extractivo.

Medio ambiente bajo revisión; las naciones tienen como propósito el empoderar (…) a los Gobiernos y otros actores en la toma de decisiones en base a evidencias, en donde la pregunta más importante que se plantea es: ¿Cómo sabemos si estamos en camino a lograr los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas? Si es verdad que la tecnología nos deja saber en tiempo real lo que pasa en cualquier parte del mundo, el tema o el desafío es como la usamos para saber que estamos o no haciendo en este tema.

Enlisto rápidamente los 17 objetivos: fin de la pobreza; hambre cero; salud y bienestar; educación de calidad; agua limpia y saneamiento; energía asequible y no contaminante; trabajo decente y crecimiento económico; industria, innovación e infraestructura; reducción de las desigualdades; ciudades y comunidades sostenibles; producción y consumo responsables; acción por el clima; vida submarina; vida de ecosistemas terrestres; paz, justicia e instituciones sólidas; y las alianzas para lograr los objetivos. Siendo honestos, sería una maravilla que se cumplieran cada uno de ellos; en otra colaboración, abordaré cada uno de ellos y lo que debemos hacer para lograrlo y no esperar a que las instituciones nos digan cómo actuar.

Objetivos de Desarrollo Sostenible; es otro tópico y el desafío es que en 2015, la comunidad internacional adoptó 17 objetivos ambiciosos, cada uno con metas específicas que deben ser alcanzadas para el 2030 o antes. Estamos a 12 años de que se cumpla el paso, es urgente ya hacer algo al respecto.

El desafío del siguiente tópico menciona que nuestros océanos están siendo degradados por actividades que dañan la vida marina, perjudican a las comunidades costeras y afectan la salud humana. Hablamos invariablemente de Océanos y mares; desconocemos todo lo que pasa para que los productos del mar lleguen a nuestra casa.

Productos químicos y desechos; evitemos que sigan prácticas indebidas en el tema. Resta tecnología; y transporte, puntos nodales que necesitamos para lograr un cambio de paradigma. En este sentido, nos falta mentalizarnos más allá de lo que podemos o no hacer; tomar el poder en la toma de decisiones y empezar a llevar a cabo las acciones que realmente están en nuestras manos y que pueden hacer frente a toda esta problemática.

Esta pelea de tres caídas la perdimos en dos; sin poder meter las manos, de nosotros depende levantarnos, prepararnos para la siguiente pelea que será en no más de 12 años. Debemos lograr una victoria a favor de cada uno de los que habitamos este tercer planeta del sistema solar. Por mi parte, les daré a conocer cada uno de los 17 objetivos y lo que considero que cada uno puede hacer desde su trinchera para poder lograrlos. Creo que es momento de dejar de ser pasivos en el tema o pensar que nos es ajeno, pues está en nuestras manos hacer algo.

Las energías renovables para México. Round 1

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Hablar de energía renovable es hacer alusión en primer lugar al Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, mismo que la analiza desde varios tópicos. Para hablar de ellos hay que entenderlos, tales como: agua; aire; biodiversidad; cambio climático; desastres y conflictos; economía verde; ecosistemas; educación y capacitación; eficiencia de recursos; energía; gobernanza ambiental; igualdad de género; industria extractiva; medio ambiente bajo revisión; objetivos de Desarrollo Sostenible; océanos y mares; productos químicos y desechos; tecnología; y transporte.

En esta colaboración lo que haré es explicarlos, resaltando sus actuales desafíos en los distintos temas y tratando de entender qué avances se tiene en México, desde el punto de vista cultural. En este Round 1, veremos cómo vamos, si ganando o perdiendo en los distintos tópicos.

Agua y su gran desafío: “El agua es fundamental para la vida en nuestro planeta, pero este precioso recurso es cada vez más demandado y amenazado.” En México se avanza en la llamada privatización del recurso, que sean las empresas privadas que logren hacer más competitivo este mercado. Los resultados de dinámicas así son conocidos por todos.

Aire en donde el desafío consiste en que “La contaminación del aire causa 1 de cada 9 muertes. Es el riesgo de salud ambiental más importante de nuestro tiempo.” La Ciudad de México es una de las ciudades más contaminadas, no se trata de sacar de la circulación a los autos con las verificaciones, sino de realmente promover un cambio de parque vehicular desde el Gobierno; es decir, que se otorgue el financiamiento, porque con los intereses de los bancos y los costos de las agencias, se hace de carácter futurista poder tener en circulación autos eléctricos. ¡Ah, sin contar que no contamos con la infraestructura para algo así!

Biodiversidad, en donde el desafío que “(…) puede generar muchos beneficios, pero existe la preocupación de que también podría causar impactos adversos sobre la biodiversidad y la salud humana.” El tema más preocupante, en este sentido, es la producción y la etiquetación de productos transgénicos; como consumidores tenemos el derecho de saber qué compramos.

Cambio climático, uno de los desafíos más latentes es que “incluso con los compromisos adquiridos en el Acuerdo de París, las temperaturas globales aún podrían aumentar hasta 3.4 ° C este siglo, lo que obligaría a las personas a adaptarse a nuevos patrones climáticos extremos.” El problema es que para todos les es ajeno; lo ven como si hablar de cambio climático no tuviera que ver con tirar basura, no lo ven como algo malo. Se autojustifican con la ineficiencia de los servicios públicos de recolección de basura.

Desastres y conflictos; igualmente, no es ajeno cuando no se vive en carne propia, y el principal dato de alarma es que “más de dos mil millones de personas han sido afectadas por desastres y conflictos desde el año 2000.” Ojo, pues hablamos que para 2017 éramos 7,5 mil millones de personas en el mundo.

Economía verde, vaya término, se lee muy bonito; y si se revisa en qué consiste, mucho más rimbombante queda el concepto “(…) se promueve la transición hacia economías bajas en carbono, eficientes en el uso de los recursos y socialmente inclusivas.” Una tremenda utopía con el tipo de producción actual y sobre todo con el actual modelo de distribución del ingreso.

Ecosistemas, el desafío principal es “la pérdida de la biodiversidad se está acelerando en todas las regiones del mundo, a pesar de los numerosos compromisos de los gobiernos.” Caza furtiva, el tráfico de animales como su principal cáncer. No hay una cultura de inclusión con la naturaleza, pareciera que todo lo merecemos.

Educación y capacitación, el anhelo de hace décadas es que las “(…) personas de todo el mundo deben tener la oportunidad de desarrollar los conocimientos y las habilidades necesarias para construir un futuro sostenible.” Sin embargo, se habla de cerca de 760 millones de adultos analfabetas en el mundo para 2017. Con datos de la UNESCO, y en el caso de México, con datos de CONEVAL hablamos de Población en situación de pobreza de 53.4 millones de personas. Un universo enorme de desinformación y exclusión.

En cuanto a la eficiencia de recursos, estamos nuevamente ante una gran utopía, y que sería increíble que lográramos lo que se plantea como desafío en este tópico; imagínese, querido lector, poder “(…) desvincular el desarrollo económico de la degradación ambiental, mientras aseguramos que la transición hacia economías verdes genere oportunidades y promueva el bienestar para todos.” Impensable con la orientación marcada de energías fósiles que representa la llamada reforma energética.

Desafortunadamente en esta colaboración se debe de cumplir con cierto número de palabras que ya estamos por superar. Me resta decir que nos vemos en el Round 2, ¡ah, y el primero lo perdimos a un nivel que ni las manos metimos!

El peso real de la Inversión Extranjera Directa

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Según el portal de la Secretaría de Economía la Inversión Extranjera Directa (IED) es aquella que tiene como propósito crear un vínculo duradero con fines económicos y empresariales de largo plazo, por parte de un inversionista extranjero en el país receptor.

Es en este sentido que la IED es uno de los datos macroeconómicos que se exaltan más en aras de la demostración de la estabilidad de un país, y obviamente en México no es la excepción. En términos reales, les puedo decir que de 1999 a 2016 fueron 472,409.6 millones de dólares que entraron al país; e indudablemente Estados Unidos ocupa el primer lugar con un monto de 231,613.83 millones de dólares, que representa el 49.03%.

¿Cuándo hablamos de IED, propiamente de qué hablamos?, o más bien, ¿qué tipos de IED existen? En primer lugar, tenemos las Nuevas inversiones (NI); las Reinversión de utilidades (RdU); y Cuentas entre compañías (CeC); cada una hace referencia a los siguientes conceptos:

Las NI  se refieren a los movimientos de IED asociados a: inversiones iniciales realizadas por personas físicas o morales extranjeras al establecerse en México; aportación al capital social de sociedades mexicanas por parte de los inversionistas extranjeros; transmisiones de acciones inversionistas nacionales a extranjeros; entre otros; mientras que la RdU, hace referencia a la parte de las utilidades que no se distribuye como dividendos y que se considera IED por representar un aumento de los recursos de capital; finalmente, las CeC, hace referencia a las transacciones originadas entre empresas relacionadas, pertenecen a un mismo grupo corporativo.

Si a los tipos de inversión, le ponemos números, propiamente millones de dólares, tenemos para el periodo 1999-2016, en promedio, que las NI fueron por 12,467.2; mientras que la RdU ascendió a 7,448.7; y finalmente las CeC el monto fue de 6,329.1.

En términos reales, y en millones de dólares, para el concepto de NI, en el periodo de análisis, se invirtió en México 224,409.4, 47.50% respecto al total; mientras con 134,075.8, tenemos a al monto destinado a la RdU; y finalmente a las CeC el monto es de 113,924.4. Si súmanos estos dos conceptos y sacamos el porcentaje respecto al total, tenemos 52.50%. Esto quiere decir, que más del 50% de la IED, o se está reinvirtiendo o se queda dentro de las mismas filiales de las empresas, que no beneficia a la esfera productiva nacional.

Si hacemos un análisis con la tasa promedio anual tenemos los siguientes montos, 36.3% NI; 15.9% RdU; y 22.9% CeC. Sin embargo, en términos reales (2016, respecto a 1999) la tasa de crecimiento de NI fue de 64.8%; mientras que la IED en el rubro de RdU presento una tasa de crecimiento de 289.7%; y finalmente, el tipo de IED CeC creció en términos reales en 87.5%. Lo que en pocas palabras se puede interpretar como montos que no benefician a la esfera productiva, ya sea porque se queda entre sus filiales (CeC) o se reinvierten las utilidades (RdU); presentando un monto muy bajo de la IED que realmente se establece en nuevos productos y servicios.

Decir que creció la IED, sin analizar el tipo de inversión a la que se está haciendo referencia es un gran error; si ha crecido la IED, pero mucha de ella se les queda a las mismas empresas o es para reinvertirlas, no especificándose si es en el sector productivo o financiero, que muy probablemente sea en el financiero.

No cabe duda que la IED, es uno de los datos que se interpretan o se exponen que dan muchos beneficios para el país; sin embargo, contrastan con la realidad económica nacional; en ese sentido, la IED para el periodo 1999-2016 representa, en promedio, 2.7% del Producto Interno Bruto. Siendo en 2001 cuando represento el mayor número porcentual con 4.1%; mientras que 2012 ha sido el año con el menor ratio en cuanto a la relación IED/PIB con un 1.8%. Lo que de inicio nos hace ver lo oscilante que es este indicador. Si se le aplica una línea de tendencia a los datos se puede observar que presenta una pendiente negativa durante el periodo de análisis. Esto quiere decir, que ya no es el pilar que tanto se creía en términos macroeconómicos.

Geográficamente, la IED con un total de 101,257.0 millones de dólares se sitúa en la CDMX con un 21.4% respecto al total; le siguen el Estado de México y Nuevo León con el 9.4%; mientras que Chihuahua representa el 6.4%; y finalmente tenemos con 5.8% a Jalisco. Lo que explica la centralización del país en grandes urbes, focalizadas.

Resta decir, que la IED es un tema que tiene infinitas vertientes de análisis; lo que sí es necesario, es establecer y definir qué tipo de inversiones son las que necesita el país, y qué esferas productivas es necesario apoyar, muchas de las actuales industrias a las que se van la IED (maquiladora, principalmente) no permean en nada en las capacidades productivas locales y mucho menos nacionales.

La diversificación comercial de México

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En mi pasada colaboración terminé diciendo que la diversificación comercial es una de las salidas que tenemos que tomar ante las amenazas de Estados Unidos de su salida del TLCAN; sin embargo, aunque somos uno de los países con el mayor número de tratados o acuerdos comerciales firmados, dicha diversificación, desafortunadamente, no se ve reflejada en las cifras de comercio exterior, y seguimos dependiendo de lo que nos quiera vender y comprar nuestro socio del norte; y eso que en 1995 empezamos con la firma de más acuerdos y tratados.

Para que se den una idea de cuantos, la Secretaría de Economía informa en su portal de Internet en su sección Acciones y Programas “Comercio Exterior / Países con Tratados y Acuerdos firmados con México” que “México cuenta con una red de 12 Tratados de Libre Comercio con 46 países (TLCs), 32 Acuerdos para la Promoción y Protección Recíproca de las Inversiones (APPRIs) con 33 países y 9 acuerdos de alcance limitado (Acuerdos de Complementación Económica y Acuerdos de Alcance Parcial) en el marco de la Asociación Latinoamericana de Integración (ALADI).” “Además, México participa activamente en organismos y foros multilaterales y regionales como la (…) (OMC), el (…) (APEC), la (…) (OCDE) y la ALADI.”

En resumen, o en pocas palabras, tenemos los acuerdos necesarios para lograr una diversificación a corto o mediano plazo; en ese sentido, e independiente del desenlace de la novela de “ciencia ficción trumpiana”, de la salida o continuidad de Estados Unidos en el TLCAN, se debe empezar a tratar este tema y realmente empezar (paulatinamente) a quitar la dependencia hacia lo que hace Estados Unidos.

Se debe sí o sí fortalecer la esfera productiva nacional, garantizar un salario no competitivo al exterior sino con poder adquisitivo al interior; asimismo, debe privilegiarse la innovación en sectores estratégicos e impulsarse los recursos humanos altamente calificados, en todos los sectores productivos.

Es necesario cambiar el chip; porque cabe aclarar y acotar que de seguir el TLCAN, no vamos a lograr nada más allá de lo que se viene haciendo y cómo se viene haciendo en cuanto a garantías y movilidad de productos y servicios en condiciones de desigualdad, y eso es lo que debe cambiarse.

La diversificación tiene que estar acompañada de un estímulo real a la esfera productiva nacional. En números les puedo decir que de 1999 a 2017 (tercer trimestre) fueron 494,164.50 millones de dólares que entraron a México en su calidad de Inversión Extranjera Directa (IED).

Estados Unidos ocupa el primer lugar con un monto de 242,002.36 millones de dólares y con un 48.97% en promedio. La historia de nuestra dependencia colonial se mantiene en segundo lugar, España en este periodo invirtió 59,345.88 millones de dólares, que equivale a un 12.01%.

Canadá invirtió en el periodo un total de 31,993.26 millones de dólares, que le representan un 6.47 %. Inversión que se sustenta por el TLCAN, indudablemente. Siendo el sector minero, y en los últimos años el aeronáutico donde más se destinan esos montos. Sin olvidar su papel activo en la creación de medicamentos genéricos del sector salud.

Japón y Países Bajos oscilan entre el 4.28% y 4.01%, con montos de 21,164.53 y 19,810.15 millones de dólares, respectivamente. La electrónica japonesa es una de las de mayor impacto en la sociedad por su estrategia de diversificación a través de segmentos de ingresos. Es decir, tienen productos para todos los niveles de ingreso.

Países con porcentajes de IED que oscilan en el 3%, esta Bélgica 3.80%, Alemania con 3.59% y Reino Unido 3.13%, con montos en millones de dólares de 18,773.28, 17,738.49 y 15,479.79, respectivamente. Mientras que Francia y Argentina, son parte del top 10 de la IED en México, 7,179.85 y 6,841.95 millones de dólares, 1.45% y 1.38%, respectivamente.

Entre los 10 países invirtieron en México cerca de 440,329.56, millones de dólares y con un 89.11% del total en el periodo. El tema es que esta inversión debe venir no sólo del vecino del norte, sino en todo caso deber ser de todos los países con los que tenemos acuerdo; y digo en todo caso porque de fomentarse la inversión en la estructura productiva, se podría seleccionar qué países podrían invertir y en qué sectores; todo bajo la óptica de las necesidades nacionales.

La IED, pilar macroeconómico del modelo económico imperante, se fomenta con las tasas de interés o con la participación crecientes en activos públicos (privatización o reformas estructurales, como se les conoce) que les son preferenciales a los inversores; sin embargo, la IED debe fomentar la formación bruta de capital fijo (que en muchos casos importamos), incentivar empleo bien pagado; que los componentes de nuestras exportaciones sean en su mayoría de origen nacional y no importados como lo es actualmente. Para entonces sí, no tener sólo crecimiento económico, sino desarrollo económico, eso es lo que debemos estar haciendo ya, y no pensado si Estados Unidos sigue o no en el TLCAN.

Los días contados del bloque económico de América del Norte

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Desde el 1 de enero 1994 al hablar de América del Norte, se hace referencia a los tres países que conforman el TLCAN: México; Estados Unidos, y Canadá. Una relación por demás desigual desde sus orígenes, y que ha dejado muchas industrias al borde la quiebra y/o en el olvido.

Hablamos de relaciones comerciales e incluso de instalación de muchas de las industrias de los países socios en nuestro país, pero existe un desinterés por la libre movilidad de los factores productivos. Es más que evidente que los migrantes son un problema para los países vecinos, y mucho más con la nueva administración del vecino próximo colindante al norte.

En este sentido, la teoría económica, dentro del comercio internacional, plantea que existen diferentes maneras de integrase con otros países en materia comercial, dentro del llamado libre mercado. Por un lado, puede ser a través de pactos comerciales; acuerdos bilaterales; que se otorguen preferencias aduaneras; la así llamada zona de libre comercio; la unión aduanera; y la unión económica. En cada una de ellas se llega a niveles mayores de integración; tal es el caso de la unión económica que alude a una completa integración económica e incluso pare tener la misma moneda, como las autoridades monetarias; el caso más reciente es la conformación de la Unión Europea.

Para los pactos comerciales, puede incluir algunos acuerdos sectoriales para que el comercio sea factible entre dos países: mientras que los acuerdos bilaterales, dinamiza el intercambio entre los países, y ya no exclusivamente entre alguno que otro sector. Las preferencias aduaneras, aluden a tratos concretos de ventajas en diferentes productos, con la peculiaridad de no ser extensibles a tercero, antes de la entrada en vigor de la OMC.

Con la entrada en vigor de la OMC, se conforma el “Comercio sin discriminaciones”, en donde se da el trato de “Nación más favorecida (NMF): igual trato para todos los demás.” Esto quiere decir en resumen que “(…) Si se concede a un país una ventaja especial (…), se tiene que hacer lo mismo con todos los demás Miembros de la OMC.

Estos tres países se asociaron a través de una Zona de Libre Comercio, a 24 años de entrada en vigor de dicho tratado; al día de hoy se está en espera de la sexta mesa de renegociación del mismo, y hay mucho que decir al respecto. De acabarse el TLCAN, dudo que alguno de los tres países deje de ser miembro de la OMC, por lo que puede pelear por no ser discriminado y apelar a la cláusula de “Nación más favorecida” y poder seguir intercambiando en el mercado internacional y, de ser el caso, con los países hasta ahora miembros del acuerdo. Recordemos que son sectores industriales y no sólo los gobernantes los que están de por medio en la continuidad o no del tratado.

La Sexta Ronda de negociaciones que se da en Montreal, Canadá (del 23 al 28 de enero del 2018), será determinante en cuanto al futuro del Bloque económico de América del Norte. Desafortunadamente no podemos pensar en seguir abriendo fronteras a las mercancías, y proponer construir muros a la mano de obra. El libre mercado no es sólo de las mercancías, sino de los factores productivos, incluida la mano de obra.

Lo que pase en la Sexta Ronda, se puede entender si observamos algunos números, mismos que nos determinarán la postura y peso de los países en las negociaciones.

México. Postura: seguir o seguir. Números: en promedio depende del 87.07% de la región para acomodar sus mercancías (exportaciones) (84.80% con Estados Unidos y Canadá con 2.27%); mientras que sus importaciones dependen en 64.87% de sus socios (62.46% con Estados Unidos y Canadá con 2.42%).

Canadá. Postura: seguir los tres o mantener el acuerdo previo al TLCAN con Estados Unidos.  Números: las exportaciones en promedio es un 83.15% en el área comercial (82.44% con Estados Unidos y 0.70% con México); mientras que sus importaciones son del 64.80% (61.52% Estados Unidos, y 3.28 México).

Estados Unidos. Postura: seguir si hay cambios favorables, sino salir. Datos: con ellos se entenderá el porqué de su postura ante la continuidad del TLCAN; a nivel exportaciones depende del área comercial con un 34.82% (22.8% con Canadá, y 12.02% con México). Mientras que las importaciones le representan un 27.64% de sus socios. 17.74% de Canadá y 9.9% de México.

En pocas palabras, no le es un mercado que le cause problema mantenerse o salirse del mismo; y pues si se lograra obtener alguno que otro beneficio con estos de la renegociación, será bienvenido. La diversificación comercial es una de las salidas que tenemos que tomar; sin embargo, aunque somos uno de los países con el mayor número de tratados o acuerdos comerciales firmados, dicha diversificación no la estamos logrando.

Voto 2018: la mercancía en escasez

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La escasez se define, según el diccionario de la lengua española, como la “poquedad o mengua de algo”; o bien como la “pobreza o falta de lo necesario para subsistir”, o la “cortedad, mezquindad con que se hace algo”.

Económicamente la escasez es o representa un desequilibrio entre las necesidades ilimitadas de los consumidores, y los medios de producción limitados para satisfacerlas esas necesidades en algún mercado en particular.

En este 2018, enfrentamos el mercado electoral en su total auge y apogeo; y la mercancía más importante será el voto. En ese orden de ideas, la escasez para 2018 es el voto. El voto como aquella mercancía que quieren obtener (si se puede asegurar comprándola, lo harán) los distintos partidos políticos, y aunque es escasa no les es difícil acceder a ella.

El mercado de votos de acuerdo al padrón electoral del INE para 2018 es de 87’308,602; de los cuales 45’289,761 son mujeres que representan el 51.87%; y el restante 48.13% (42’018,841 votantes) son hombres. Los partidos quieren acceder al mayor número de esos votos. Al hacerlo, les representa enormes cantidades de dinero, desde los puestos que obtienen, como los recursos que se les da con instituciones políticas.

Un gran mercado está en juego, las reglas de juego están dadas, las omisiones y/o lagunas en la ley son las que aprovecharán todos y cada uno de los partidos, para obtener el mayor número de votos.

Eso le da valor creciente a cada uno de los votos; pero son 87 millones; ¿qué tiene que ver la escasez?, y pareciera que no tiene que ver, sin embargo, para 2012 el padrón electoral era de 84’605,812, de los cuales 52’523,288 fueron los que votaron, representando el 62.08%. Con una abstención del 37.92 % (32,082,524 votantes). Hasta acá sigo sin entender la escasez, diría alguien. La coalición ganadora lo hizo al obtener 19’226,784 votos, que representa el 22.73% en relación al total del padrón electoral.

Es ahí que se entiende la escasez, fueron escasos casi 20 millones de cerca de 84 inscritos en el padrón; porcentaje que sería menor si se contempla que somos cerca de 110 millones de mexicanos, los que decidieron el futuro del país en ese momento. Esos votos implicaron la continuidad de la política económica de los últimos seis lustros. Así funciona la democracia representativa en este país. Resultados que hacen cuestionarla, y de hecho salen a colación propuestas como la segunda vuelta, que hace menos llamativos o preocupantes este tipo de resultados.

El mercado electoral para este año, al menos para el INE, implica gastar nada más y nada menos que 18 mil 226.4 millones de pesos, sin contar lo que gastarán cada uno de los partidos. Si en este momento, en la etapa de pre-campaña, ya estamos siendo saturados por todos los medios posibles de sus rostros y promesas de campaña, se viene lo más intenso. Es inconmensurable lo que falta o lo que se viene; calles llenas de rostros maquillados, radio, televisión, ahora internet y en redes sociales.

Todo esto tienen un porqué, ya que el voto es una mercancía escasa de quienes llegan a ir a las urnas, y que son muy pocos; los partidos harán todo lo posible de lo que está legalmente permitido (y también lo que no) para obtener el mayor número de votos que, por cierto, no les sale muy caro obtener.

Un problema que no se ha enfrentado es el abstencionismo, no se trabaja como un punto de mejora de la institución encargada de las elecciones; y eso que en 2006 el nivel de abstención fue del 41.5%, 39.7%, 52.9% para 2012 y 2015 respectivamente. En promedio de las dos elecciones presidenciales pasadas, se espera un 39.7% de abstencionismos para las elecciones de este año.

Se piensa que las campañas mediáticas harán que la gente salga a votar, que no es necesario educar cívicamente a los ciudadanos. No hay cultura cívica sobre el ejercicio de ejercer el voto. No hay conciencia de que el poder ciudadano es el que realmente determinará el futuro del país.

El desinterés generado por el hartazgo hacia los políticos es lo que preocupa más a los partidos, que el abstencionismo mismo. Pero quienes se abstienen de votar, no tienen problema; los partidos, saben qué estrategias pueden hacer con el fin de lograr obtener los votos necesarios para poder ganar; sin embargo, los que promueven la abstención al voto, que por tal o cual cosa les es más incómodo, les genera incertidumbre. Por eso, hasta ahora el voto es una mercancía escasa y de fácil acceso para los partidos; pagan no más de 500 pesos por ese tipo de votos. Sin embargo, sería totalmente distinto si realmente tuvieran que convencer no a 19 millones para ganar, sino a más de 87 millones. Se acabarían las promesas al aire; no harán especulaciones ni encuestas a modo, pero cívicamente no estamos listos para salir todos a las urnas; sería increíble que este 2018 nos regalara ese fenómeno atípico. Ojalá hagamos historia.