Opinión

La Catrina y la conmemoración del Día de muertos

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El mínimo de línea y el máximo de expresividad.

Octavio Paz sobre José Guadalupe Posada.

(Citado por Miguel Ángel Morales en

Diseño Gráfico en México. 100 años).

José Guadalupe Posada fue un grabador mexicano que vivió numerosas vicisitudes a lo largo de su vida. Nacido en Aguascalientes a mediados del siglo XIX, falleció en los albores del México posrevolucionario en enero de 1913, un mes antes de la llamada Decena Trágica, cruento episodio de la historia de México marcado por el fusilamiento de Francisco I. Madero.

Sin duda, José Guadalupe Posada es un referente en México. Siendo adolescente, comenzó a trabajar en un taller litográfico e inició sus primeros trabajos como dibujante, siempre bajo un matiz de crítica social derivado de las condiciones de pobreza que sufrió en su infancia. Poco después radica en León, Guanajuato, y hacia 1888 se establece en la Ciudad de México.

La importancia de Posada va de la mano de otro grabador, Manuel Manilla y del impresor Antonio Vanegas Arroyo. El papel de editor (como hoy lo denominaríamos) de Vanegas junto con la labor de estos dos excelentes dibujantes, perfiló una serie de ilustraciones que van a ser de influencia preponderante en otros trabajos, no sólo caricaturistas o ilustradores de folletos, hojas sueltas, cuadernillos, periódicos y revistas, sino del muralismo mexicano en pleno.

Posada convirtió variadas y muchas veces, desgarradoras escenas de la vida política, social, económica, cultural y sobre todo cotidiana, en obras que reflejan espléndidas soluciones en cuanto a recursos técnicos y artísticos, no sólo a través del dibujo y el grabado sino mostrando un universo de estereotipos, cánones o modelos que reflejaron el sentir de toda una época; no sólo la decadencia social del periodo de gobierno de Porfirio Díaz sino a su vez, la esperanza de un cambio a partir de la Revolución.

Una de las innovaciones que Posada realiza es hacer resurgir el grabado como una opción ante la proliferación de impresiones litográficas; se constituye como el gran restaurador de la labor del grabado en su época. En términos de representación, fue un artista que siempre supo resolver una serie de problemas gráficos a través de significativas ilustraciones. Fue un estratega del diseño. Sus mensajes fueron siempre más allá y no se limitaron a la admiración propia de un simple dibujo o una representación graciosa de una calavera. Representó argumentaciones que incluso hoy, siguen estando vigentes.

Recordemos que uno de los lemas del movimiento de la Revolución Mexicana fue “Tierra y Libertad”. Ricardo Flores Magón, autor de esa conocida frase, se refería a ella como una manera de hacer notar la gran desigualdad existente entre ricos y pobres.  El trabajo de Posada influyó de forma notable, en la configuración de ese panorama de lucha social. Las representaciones en sus grabados, en los que tanto ricos como pobres, todos caracterizados como calaveras (“muertos en vida”), son reflejo de relaciones de sometimiento, disputa y desdén, y provocaron una identificación en varios sentidos: a favor o en contra. Sin duda, esto contribuyó a desarrollar una conciencia social, que fue la base para no solo la caída de Díaz sino de impulso a las huestes revolucionarias.

La manera en que sus grabados, plasmados en múltiples hojas sueltas, que eran repartidas por las distintas calles de la ciudad además de ser pegadas en las paredes o a través de pasquines anónimos (si bien, todo el mundo reconocía sus ilustraciones), constituyeron otro medio de lucha para denunciar la desigualdad en ese periodo.

A la muerte de Posada, sus dibujos entraron en cierto olvido. Es Diego Rivera quien recupera parte de su obra, sobre todo la hoja suelta donde se publicó por primera vez “La calavera garbancera” (posterior a la muerte del grabador), y que fue acompañada en un texto que refleja distintos comportamientos sociales, sobre todo femeninos.

Rivera plasma la imagen en uno de sus murales y la nombra “La calavera catrina”. El Diccionario de la Academia Española nos dice que catrín/catrina se refiere a una persona “bien vestida, engalanada”. Sobre todo, durante la segunda mitad del siglo XIX, se acostumbró a nombrar así, de forma despectiva, a miembros de la elite dominante pero también a personas que, sin pertenecer al grupo dominante, aparentaban la procedencia de cierta estirpe. Posada le llamó “garbancera”, por vender garbanzos (que provenían del Mediterráneo) y que, por tanto, de forma sarcástica, les otorgaba cierto matiz europeo por el origen de la semilla.

Hoy podemos apreciar “La Catrina” en muchas partes. Donde quedó inmortalizada –más allá de la hoja suelta que era pegada en las paredes de las calles, haciéndola un impreso efímero para la época– fue en el mural “Sueño de una tarde dominical en la Alameda central” de 1947 (actualmente en el Museo-Mural Diego Rivera en la misma Alameda).

Hoy todos la mencionamos como “La Catrina” y en un fenómeno social, muy reciente, se ha convertido en uno de los ejes de las festividades del Día de Muertos, situación que ni Posada ni Rivera contemplaron. Se ha perdido el sentido de denuncia social para convertirse en una diversión para la gente. No perdamos el trasfondo. Recordemos la muerte, sí, pero para celebrar la vida sin dejar de observar nuestro entorno para fomentar nuestra conciencia social, que tanta falta nos hace en estos momentos.

Veamos una pequeña nota informativa que se realizó con motivo de la exposición “Posada. Fantasías, calaveras y vida cotidiana”, realizada por el Instituto de México en España en 2015, a cargo de Agustín Sánchez González, uno de los especialistas en la caricatura del periodo:

“Posada. Fantasías, calaveras y vida cotidiana”. Nota informativa de “Hoy es arte”. Instituto de México en España en 2015. Agustín Sánchez González, comisario de la exposición.

Y si queremos ir más allá, visitemos el Museo-Mural Diego Rivera: Avenida Balderas, esquina Colón, s/n. Lado poniente de la Alameda. Centro histórico de la Ciudad de México.

Martes a domingo, de 10 a 18 hrs. Boleto general, 30 pesos.

Entrada libre para estudiantes y profesores con credencial vigente y adultos mayores con credencial INAPAM. Domingos, entrada libre. La visita guiada tiene un costo de 20 pesos (se las recomiendo).

El “coding” como una competencia escolar

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¿Qué es el coding?

Antecedentes. En los años ochenta tuve la suerte de conocer a Luis Germán Escorcia y a Luis Guillermo Valverde. En esa época ambos colaboraban en el Centro Científico de una importante empresa transnacional de tecnología digital. Su impulso al pensamiento computacional, difundido por América Latina, en particular en Costa Rica, era muy destacado. Las ideas nacieron en el MIT y el Media Lab. Seymour Papert había desarrollado un ambiente para computadoras personales, LogoWriter que conectó con los bloques del sistema Lego. Su aporte fue de inmediato aprovechado por muchos educadores en América Latina y empresas como LLC o Vermic hicieron de este ambiente la base para desarrollar un enfoque educativo aplicable en las escuelas. El grupo de mexicanos que tuvimos la oportunidad de conocer este enfoque, dio lugar y emprendió el primer envión para utilizar la programación o coding como una forma de mediación para el desarrollo de habilidades intelectuales y la construcción de conocimientos.

Durante los últimos 28 años tuve la oportunidad de probar dicho enfoque en al menos cuatro escuelas privadas de la Ciudad de México y en mi clase en la UNAM. Puedo compartir mi experiencia. La sintetizo en este artículo.

La pregunta es: ¿Qué es y cuál es la importancia del coding en la escuela?

Coding y desarrollo de habilidades metacognitivas

El coding es esencialmente el arte de escribir algoritmos, recetas mecánicas para “transformar símbolos en símbolos”, como ha escrito Alex Byrne, profesor del MIT. Cuando utilizamos lenguajes o programas muy difundidos como Logo Writer o Scratch en un aula, los estudiantes tienen a su disposición una herramienta que les permite desarrollar procedimientos, escribir recetas, para que el dispositivo digital realice algunas tareas. Pedir a un chico que elabore un programa que permita a la computadora o dispositivo trazar una figura geométrica en la pantalla lo lleva por un proceso intelectual en el que se ponen en juego una diversidad de habilidades, destrezas o competencias intelectuales de enorme importancia.  En estos últimos 28 años, he constatado que la esencia de pedir a los chicos que elaboren programas en una computadora o en cualquier dispositivo digital es su capacidad para que aprendan a pensar sobre cómo pensar.

No son pocas las iniciativas institucionales que buscan apoyar los procesos intelectuales de los estudiantes. Su valor radica en que es imposible aprender una disciplina concreta, digamos matemáticas o historia, sin tener una forma personal de aprenderlas. Los maestros nos empeñamos en darles algunas rutas. Lo hacemos más de una manera intuitiva que con un fundamento teórico o pedagógico. Nuestros estudiantes luchan por encontrar la mejor manera de aprender, memorizan, repiten, resumen, pero en pocas ocasiones reciben de los profesores una ruta para comprender cómo se debe aprender una disciplina.

De ahí que encontrar en la tecnología digital y en el pensamiento computacional un asidero para ayudar a los estudiantes cómo pensar el pensar sea una de tanta importancia.

Cuando un chico es retado a crear un programa para que la computadora realice una tarea, el chico pone en juego dos habilidades o conjunto de habilidades intelectuales muy importantes: su capacidad ejecutiva y la autorregulación de sus procesos intelectuales.

La capacidad ejecutiva es muy similar a la de un controlador aéreo. Su misión es mantener un orden en el desplazamiento de los aviones que se aproximan o que despegan de un aeropuerto. Debe tener en mente la posición de diferentes móviles en un espacio determinado sin que colisionen y para cumplir la tarea de desplazarse de manera ininterrumpida a su destino final. Si observamos nuestro día a día, cada uno de nosotros es un controlador aéreo que debe tener en mente una serie de procesos realizándose simultáneamente: nuestra vida privada con todas sus acciones pendientes (pagar la luz cargar gasolina, pagar colegiaturas, etcétera), la vida laboral (entregar a tiempo reportes y proyectos, hacer pedidos, llenar formatos a tiempo) y nuestra vida social (invitaciones a fiestas, compra de obsequios, llamadas de felicitación a amigos, y más). Cada una de esas esferas es organizada en nuestra mente. tomamos decisiones y realizamos acciones con base en ciertos criterios personales. Esta capacidad para mantener nuestra vida lo más organizada y eficiente es resultado de un proceso muy largo que se desarrolla de manera general en la escuela. De ahí que cualquier esfuerzo, más allá del currículo que nos permita desarrollar esa capacidad devendrá en mejores resultados en nuestra vida cotidiana. Cuando usemos el coding no por el coding mismo, sino como una forma para desarrollar habilidades intelectuales que nos permitan percibir la manera en la que se deben resolver varios problemas de manera simultánea, estaremos dando un paso sólido en nuestra educación.

La otra habilidad intelectual que considero ha sido desarrollada de manera exitosa por los estudiantes que usan el coding de manera pertinente es el de la autorregulación de los procesos intelectuales. Cuando solicitamos a un estudiante que programe una computadora o un dispositivo digital para que realice una tarea determinada, tenemos la oportunidad de favorecer su capacidad para corregir los eventuales errores que cometa al determinar las reglas, órdenes o procedimientos que la computadora o dispositivo debe seguir. Ello ocurre cuando el estudiante da las instrucciones a la máquina y ésta realiza una acción inesperada o indeseada por el estudiante. Hace algunos años, una estudiante de sexto grado de primaria se levantó de su asiento en el laboratorio de cómputo y dijo decepcionada: “Esta cosa no me obedece”. Una frase que resume la sensación de frustración cuando enfrentamos tareas intelectuales con resultados poco exitosos. A diferencia de la vida real, el coding permite a los chicos observar sus propios procedimientos y analizarlos hasta encontrar los errores y eso lo convierte en una suerte de espejo de la propia forma de razonar. Es un espejo de nuestro pensamiento y por ende un auxiliar maravilloso para mejorar la manera en la que pensamos.

Son pues estos dos conjuntos de habilidades intelectuales, capacidad ejecutiva y autorregulación de procesos intelectuales, los que el coding nos permite desarrollar de manera más palpable. Aunque no son las únicas.

El secreto de la aplicación del coding en nuestras aulas consiste en una función que los docentes conocen bien y no es de naturaleza tecnológica: definir aquellos temas del currículum que sirven para generar retos intelectuales. Es decir, poner en juego capacidad didáctica y una pedagogía renovada por parte del docente.

¿Debe “atravesar” el coding el nuevo modelo educativo?

Uno de los obstáculos para poder generalizar el uso del coding en las escuelas es la disponibilidad de dispositivos digitales. La difusión del empleo de tecnologías de esta naturaleza en nuestras escuelas es cada vez mayor y eso hace que la intención de contar con el coding sea mucho más factible. Sin embargo, los dos obstáculos más importantes para favorecer el uso de esta visión de lo técnico en las escuelas, es el cambio de paradigma en el uso de tecnologías en las escuelas y por ende el cambio en la mentalidad de los profesores para usar las computadoras en esta tarea esencial.

El proceso de formación docente debe pasar sin duda alguna por un cambio profundo de concepción de la tecnología y del coding sobre la forma en la que nuestros estudiantes aprenden a pensar. Implica una formación docente que supere la visión de la tecnología como herramienta o simple instrumento. Debemos concebirla como parte del proceso de aprendizaje. Aprender “en la tecnología” y no “para la tecnología”. El coding es el mejor medio para que la tecnología sirva como un elemento mediador más de los procesos intelectuales y su desarrollo dentro de las aulas.

La creación de la Coordinación Aprende 2.0 por parte de la SEP nos hace abrigar la esperanza en que el cambio en materia de mediación tecnológica del aprendizaje está en marcha. Habrá que ver si los funcionarios locales, las autoridades educativas y los profesores pueden dar este paso decisivo en la educación de nuestro país. No tenemos mucho tiempo.

Una vida mejor

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Estimados lectores, en esta ocasión en la Sociedad Mexicana de Estudios de Calidad de Vida hemos querido darle un giro a nuestra colaboración de esta semana. Alejarnos un poco del enfoque científico tradicional y acercarnos más a la sabiduría popular.

Recuerdo con afecto a mis padres, cuando encuentro el fundamento científico de sus consejos; mismos que en ocasiones venían aún de más atrás, de la generación de la abuela. Lo que pasa es que la Calidad de Vida requiere experiencia y buen sentido, pero sobre todo el genuino deseo de tener una vida plena mientras estemos en este plano existencial.

De ahí que se volvió relevante identificar en la sabiduría algunos consejos que podrían ayudarnos a mejorar nuestra calidad de vida, esperamos les sean de utilidad.

  1. Bebe mucha agua. 75% de tu cuerpo está hecho de este elemento.
  2. Desayuna como un rey, almuerza como un príncipe y cena como un mendigo. Toma el tiempo necesario para lograrlo, pocas cosas son tan importantes como la buena nutrición, a la que algunos llaman medicina preventiva.
  3. Come alimentos que crezcan en los árboles y plantas y menos alimentos producidos en fábricas. Hoy los alimentos orgánicos están disponibles, pero puedes comenzar con alimentos naturales y crudos y darás un gran paso adelante.
  4. Reserva tiempo para la contemplación y la oración. En este tiempo construirás una relación contigo mismo, ordenarás tus pensamientos y establecerás una conexión con lo divino, cualquiera que sea tu fe.
  5. Haz que los juegos sean parte de tu vida. Los juegos pueden ser una forma de ejercitarse como los deportes y otros más que hace no mucho jugábamos de niños; pero también son una forma de convivencia, una manera de ejercitar la imaginación. Frecuentemente nos producen risa, que es la más saludable práctica que podemos incorporar a nuestras vidas.
  6. Lee más libros que el año pasado. La lectura es un hábito genial, nos ayuda a descansar viajando a otros mundos y otras épocas, mejora nuestra ortografía y redacción, así como nuestro orden mental. Lee sobre lo que te guste, hay literatura para cada tipo de persona. Si piensas que eso no es para ti, probablemente se debe a que empezaste con un libro inadecuado. Trata nuevamente y si es necesario pide asesoría.
  7. Siéntate en silencio durante al menos 10 minutos al día. Hay que darle tiempo a la mente para que descanse y se reconcilie consigo misma. Cada vez es más difícil encontrar espacios silenciosos, pero ahí está el reto, en enfocarse y aislarse de su entorno. Intenten. No se arrepentirán.
  8. Duerme al menos 7 horas cada noche. Dormir es tan fundamental como comer, beber o respirar. Duerme suficiente, tu cuerpo te dirá cuánto es eso. Hay personas que requieren hasta 9 horas. Al dormir se realizan procesos fisiológicos únicos que sólo ocurren cuando estamos en esa condición.
  9. Dedica entre 10-30 minutos para caminar cada día. Sonríe mientras caminas. Lo importante es que sea un periodo continuo de caminata, el ir y venir de todos los días no cuenta para estos fines. Normalmente equivale a 2 kilómetros de distancia, pero si es necesario hazlo alrededor de tu comedor y si es en naturaleza y presencia de cuerpos de agua el efecto será aún mejor.
  10. No compares tu vida con la de los demás. No tienes ni idea de cómo es su vida realmente. Tú eres tu propia unidad de medida. Ponte metas cortas y alcánzalas. Felicítate por ello. La sensación de logro es fundamental en la calidad de vida. No tiene que ser nada complejo, pero sí puedes segmentar lo complejo en partes simples.
  11. No pierdas el tiempo en pensamientos negativos o cosas que no puedes cambiar. En lugar de eso, desvía tu energía a un momento positivo en el presente. La lucha contra los demonios de la mente es continua. Esfuérzate por dominarla y que trabaje para tu bienestar.
  12. Vive tu vida de acuerdo con este principio: Verdad, Empatía y Energía. La vida es un regalo temporal, asegúrate de hacer algo bueno con ella para que al final del camino te sientas orgulloso de tus logros, pero sobre todo de haber sido una persona valiosa, sensible y solidaria para quienes te rodearon.
  13. No tienes que ganar cada discusión. Puedes estar de acuerdo o no. Hay que saber elegir las batallas. La mayor parte de las discusiones no vale la pena librarlas. Y avasallar a un interlocutor no siempre es equiparable a triunfar. Vale más escuchar a la otra persona y reconocer sus puntos de acierto. Haz eso y ganarás además un amigo.
  14. No pierdas tu energía en chismes. Es algo que nunca termina bien. ¡Cuidado! Aléjate del chisme y del rumor. La reputación es importante. No te inmiscuyas en el juicio que otros hacen de los demás. Y sobre tú mismo, dale más peso a tu propio juicio que al de los demás sobre tu persona y tus actos.
  15. Sueña más mientras estás despierto. Soñar despierto es darle rienda suelta a la imaginación y a la creatividad. Ahí pueden iniciar grandes proyectos, obtener enormes sonrisas y reordenar tu vida en un sentido más satisfactorio. Sueña y mira a las estrellas.
  16. La envidia es una pérdida de tiempo. Muy por el contrario, trata en lo posible de vivir una vida austera y como dice el viejo adagio “Quiere poco. Y lo poco que quieras quiérelo poco”. Esto no significa no tener metas, pero que sean tus metas planteadas por tus propias razones desde tu interior.
  17. La vida es demasiado corta para odiar a la gente. No odies en vano. El odio es un veneno que sólo mata a quien lo toma, no a quien lo inspira.
  18. Nadie es responsable de tu felicidad, solo tú. Ocúpate de ello y comienza disfrutando lo que tienes, mientras continúas luchando por lo que anhelas. Ojo, la felicidad no es material, es una percepción que se cimienta fundamentalmente en nuestras relaciones en diversas dimensiones de la vida.
  19. La vida es una escuela y tú estás aquí para aprender. Los problemas son sólo una parte del aprendizaje, pero las lecciones que te enseñan estarán contigo toda tu vida.
  20. Sonríe más. Ríe más. Se ha demostrado que la sonrisa y la risa genera cambios bioquímicos benéficos, aún si no existe una razón aparente para reír. Así que recétese una terapia de risa, a solas o en compañía, ni al cuerpo ni al alma le importa la causa, pero le hace mucho bien.
  21. No te tomes la vida tan en serio. Las grandes obras son de generaciones no de hombres. Asegúrate de hacer tu parte y disfruta de ello. No te responsabilices del resultado general.
  22. Llama a tu familia a menudo. Los vínculos afectivos familiares son centrales para nuestro propio equilibrio emocional. No por nada se considera la unidad básica de medida en la sociedad. Esto más allá del estereotipo de la familia tradicional.
  23. Cada día haz algo bueno por otra persona. Puede ser algo pequeño como abrir la puerta, ceder el paso u ofrecer tu asiento a una persona mayor en el transporte público. Te sorprenderás de lo bien que se siente y como genera un efecto positivo en cadena hacia los demás. ¡Anímate! Y comienza hoy mismo.
  24. Perdona a todos y por todo. Al menos inténtalo. En la vida hay que viajar ligero. Que cada quien cargue con sus culpas y tú libérate tan pronto como puedas de las tuyas. Perdona, habla, escucha y déjalo ir.
  25. Pasa tiempo con personas mayores de 80 y menores de 6 años. Te enseñarán mucho sobre cómo es la vida en realidad. La sociedad nos permite hacer muchas cosas que solos no podríamos, pero también nos quita mucho de nuestra humanidad esencial. Recurre a aquellos que aún son puros y a aquellos que han aprendido a regresar al origen.
  26. Lo que otras personas piensen de ti no es de tu incumbencia. Si es un fenómeno general tienes un problema de reputación y vale la pena entenderlo y hacer lo necesario para corregir lo que esté a tu alcance. Sin embargo, nunca podrás satisfacer a todo mundo. Renuncia a esta posibilidad y sigue adelante.
  27. Tu trabajo no se ocupará de ti cuando estés enfermo. Tu familia y tus amigos lo harán. Tus prioridades deben reflejar esto. Hoy más que nunca el trabajo está cambiando dramáticamente. Asegúrate de alinear el trabajo a tu vida y no a la inversa.
  28. Haz lo correcto. Vale la pena a largo plazo. La satisfacción de hacer lo correcto no tiene precio y un mal comportamiento te puede perseguir para siempre y a tu familia también.
  29. Elimina todo lo que no sea útil, hermoso o que te haga disfrutar. No tienes idea de cuánto espacio ganarás en tu hogar y esas cosas le pueden servir a alguien más.
  30. Cuando estás enojado o molesto, busca la soledad antes de enfadarte con las personas que te rodean. No hables ni tomes decisiones hasta que estés sereno. Incluso si esto te toma un par de días.
  31. No importa que tan buena o mala sea la situación actual. Cambiará. Entender esto es fundamental para la buena toma de decisiones. Te dará prudencia en tiempos de abundancia y esperanza en tiempo de aflicción.
  32. Lo mejor está aún por venir. Siempre se positivo y buenas cosas vendrán. A nadie le gusta estar cerca de alguien negativo y hasta las oportunidades huirán de ti. Mantente optimista y lucha por ello.
  33. Cuando te despiertes vivo por la mañana, no lo des por hecho. Estás vivo un día más y asegúrate de vivirlo como si fuera el último de tu vida.
  34. Busca la felicidad verdadera, está muy cerca, en tu interior. Y además es la más duradera. Procura que te acompañe a lo largo de tu vida.
  35. Nunca te olvides de disfrutar el tiempo que tienes y el momento que estás experimentando con las personas que tienes a tu alrededor.

Sinceramente esperamos que estas sencillas reflexiones multivariadas sobre el bienestar general y la calidad de vida, en un formato más práctico y aplicable, le sea atractivo y útil amable lector. Esperamos que con ello encuentre una mejor manera de… Vivir con Sentido.

Un concierto diferente, un gran concierto

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Desde que Germán Fajardo llegó a la Facultad de Medicina, ha trabajado en su renovación e innovación, respecto a lo que se ha trabajado y logrado en los aspectos docentes y de investigación, lo comentaremos en otra ocasión, probablemente en otro espacio. Ahora comentaremos lo que se ha conseguido en la difusión de la cultura, otro de los pilares fundamentales de la actividad universitaria. Algunas de las acciones de la difusión de la cultura han sido utilizadas para establecer o mejorar las relaciones entre los miembros de la Facultad: los alumnos, los profesores, los investigadores y las autoridades universitarias, además de enriquecer el bagaje cultural de todos. La Feria del Libro de la Salud es un ejemplo, en ella además de reunir a todos alrededor de los libros se constituye en un marco de recepción para los alumnos de primer ingreso. El Concierto del Día del Médico se convierte en una ocasión para reunir a todos los integrantes de la Facultad con motivo de gozar todos de una maravillosa velada musical.

El eje del concierto fue: Los médicos y los músicos a 150 años de la restauración de la República. Fue un concierto diferente, poco convencional, porque la conformación del programa obligó a varias cosas diferentes, la primera la necesidad de un interlocutor; el propio Germán Fajardo y Samuel Máynez, quien es un músico profundo estudioso y rescatista de obras olvidadas del repertorio mexicano, además la propia conformación del concierto obligó cambios de tramoya frecuentes, pero todo esto al final lo hizo más interesante al mismo tiempo que diferente.

Sabemos que el Conservatorio nació en las instalaciones del Palacio de Medicina, que el fundador fue Agustín Balderas, que no sólo era músico, sino médico y que antes se le había propuesto a Eduardo Liceaga, quien no aceptó la responsabilidad por estar inmiscuido en varios proyectos de la salud.

El eje del concierto fue la obra de Aniceto Ortega que compartió a la perfección su trabajo como médico, fue director de una maternidad muchos años y como músico su obra es ‒en ese aspecto‒ muy amplia y destacada, además tuvo varios alumnos, pianistas destacados, como Felipe Villanueva y Melesio Morales.

Aniceto Ortega

De Aniceto Ortega escuchamos varios pasajes de Cuauhtemoctzin, la introducción que resulta muy interesante en la reelaboración que ha realizado Samuel Máynez, lo mismo podemos decir del dueto para tenor y soprano que es brillantísima, ambas contienen pasajes para instrumentos precolombinos que además de diferente las hace muy destacadas. Como corolario del concierto se tocaron la Marcha Zaragoza y la Marcha Republicana, que durante el gobierno del Presidente Juárez se intentó que suplieran al Himno Nacional, ambas son extraordinarias, muy poco convencionales, requieren de una orquesta muy amplia y poco convencional, destacando en este punto la presencia de dos pianos tocada a cuatro manos, por lo tanto, cuatro pianistas. Una prueba de lo brillante del concierto es lo contentos que estaban los intérpretes, a lo largo de todo el concierto pero especialmente al tocar estas dos obras.

Theodor Billroth
Theodor Billroth.

Ahí me enteré de Theodor Billroth, muy destacado científico y cirujano austro-alemán, era también músico, y escuchamos un Lied muy bonito, al más puro estilo de la época en que fue escrito. Asimismo, algunos nos enteramos que, Aleksandr Borodin, muy brillante compositor ruso, quien formó parte del famoso grupo de los cinco, era médico y de él escuchamos un estreno en México, un Serenata, dueto para violín y arpa ejecutados por los Máynez, hija y padre.

Alexander Borodin
Aleksandr Borodín.

De Agustín Balderas, el fundador del Conservatorio, escuchamos una romanza para chelo y piano, magníficamente interpretada por un joven Carlos Máynez al violonchelo, quien tiene un vibrato y afinación realmente destacables, al igual que una sonoridad brillante.

De Alfred Bablot, músico francés largamente asentado en México y uno de los primeros directores del conservatorio, La Marcha Franco Mexicano, es una obra orquestal al más puro estilo de su época y que incluye compases de la Marsellesa y del Himno Nacional.

La época que destaca el motivo del concierto vemos varios personajes que desempeñaban, brillantemente, varias actividades, en este caso se resaltan la medicina y la música. Las formas actuales de profundización y especialización de las profesiones lo impiden o lo dificultan mucho, pero hablan del desarrollo humanista de aquellos momentos.

orquesta juvenil
Orquesta Juvenil Universitaria Eduardo Mata de la UNAM.

La Orquesta que fue el centro del concierto fue la Orquesta Juvenil Universitaria Eduardo Mata de la UNAM, que como su nombre dice está conformada por jóvenes pero que exhibió una profesionalización destacada. El concierto no debe ser fácil de interpretar, muchas obras eran estrenos o reestrenos después de muchos años de no haber sido interpretados, con dificultades diversos; la orquesta mostró una afinación y una sonoridad muy buenas, está dirigida atinadamente por el maestro Rivera Weber, por cierto, hijo de un Profesor Emérito de la Facultad. La Orquesta Juvenil muestra un gran interés por parte de la UNAM en las actividades musicales. No sé si la antigua Orquesta de la Preparatoria fundada por el maestro Zanolli sigue activa, pero también nos brindó muchos conciertos memorables.

Lo sucedido durante el concierto es una muestra de cómo la cultura enriquece las relaciones entre los miembros de la sociedad y en general la vida.

Ricardo Anaya, su lápida

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Cuando hace ya unas semanas Ricardo Anaya acusó a El Universal de haber fabricado una campaña en su contra por encargo del PRI, para desprestigiarlo, para muchos sus declaraciones olieron a Morena y a complot, para otros a inexperiencia.

Los que conocemos y queremos la noble actividad del periodismo de tiempo atrás sabemos que lo inteligente es siempre estar cerca de los medios y lo acertado es el diálogo. Los periódicos son como los árbitros, tienen las tarjetas, tienen el poder, y es bueno que así sea.

Hace tiempo el danés Hans Christian Andersen escribió que “La prensa es la artillería de la libertad” y es que sin prensa, sin periodismo, cómo podríamos conocer lo que en realidad está sucediendo, porque si bien la prensa no es ni mucho menos la verdad absoluta, es uno de los mejores espejos que hemos inventado para mostrarla.

La verdad es tan grande, tan rica, a veces tan compleja y tan imponente que conocerla toda es casi imposible, sin embargo, los medios que nos dan pinceladas de ella, nos dan acceso a ella aunque sea imperfectamente.

La historia de la  relación del poder con la prensa ha dejado ya lecciones importantes, una de ellas es que quien se pelea con un medio cava, tarde o temprano, su propia tumba.

La verdad a la que tienen acceso siempre los buenos periodistas es tan fuerte que puede tumbar a cualquier persona y a cualquier gobierno. Cuando en los años setentas Bob Woodward, junto a Carl Bernstein sacaron a la luz en el ‘Washington Post’ el caso Wathergate, terminaron quitándole la Casa Blanca a Richard Nixon.

Hay otras historias en las que los medios ha pasado la factura a políticos que se han querellado con ellos, como es el caso de Néstor Kirchner y sus pleitos con el Clarín o el de Fox y el Bronco ‒modelos básicos similares‒, que cuando se han sentido exhibidos por los medios han sugerido al pueblo no leerlos . “Siempre están cuestionando” se atrevió a decir hace poco el Bronco quejándose de la prensa.

La Verdad no mata pero incomoda y si Ricardo Anaya, que le gusta tener el sartén por el mango, sintió que perdía el control, no debió nunca haber acusado al medio de un complot sino haberse ocupado en demostrar su inocencia.

Un periódico se puede equivocar, incluso decir una mentira, pero cuando El Universal mostró la información que presentó sobre Anaya, fue porque tenía bien amarrado el caso.

No voy a defender ahora a un medio porque además no lo necesita, basta reflexionar que El Universal, el gran diario de México, con más de 100 años de historia, no puede ni debe ser increpado así por un joven novel político. Versión nacional 2017 de David y Goliat.

La libertad de expresión es un derecho humano, de su protección y fortalecimiento dependen cosas mayores. La tarea de la prensa es ser vehículo para la difusión de un derecho esencial de toda democracia: la información.

No es maduro acusar a un medio cuando publica verdades incómodas, ni inmolarse por lo publicado.

Recuerde usted señor Anaya, sin libertad de expresión no hay democracia. Son conceptos que no pueden caminar por separado. Van unidos indefectiblemente, porque se nutren y se necesitan.

Son valores excluyentes don Ricardo: sin democracia no hay libertad de expresión y sin libertad de expresión no hay democracia.

Juan Arturo “El Pollo” Torres Landa

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Una de las plazas de toros más bellas del planeta de los toros se ubica en Querétaro, camino de Guanajuato y San Luis Potosí. Juan Germán Torres Landa fue el que diseñó y construyó el recinto de Provincia Juriquilla, que con el tiempo adquiere cada día que pasa, mayor solera.

El que le ha dado alma a la plaza es principalmente Juan Arturo, al que conocemos como El Pollo; él organizó la inauguración del recinto el 6 de junio del año de 1987, presentando un mano a mano entre los matadores “Curro Rivera” y Miguel Espinosa “Armillita”, lidiando toros de Don Javier Garfias, Miguel fue el triunfador de la corrida al lograr faena de orejas y rabo y así iniciar una historia que ahora acumula más de 30 años.

Los Torres Landa, hijos de Juan José y su esposa Teresita García, fueron siete hombres, todos con el nombre de Juan y tres mujeres. En 1987 iniciaron la construcción del complejo turístico Provincia Juriquilla que incluye hotel, dos campos de golf, lago, plaza náutica, fraccionamiento y la plaza de toros.

Alguna vez me comentó El Pollo: Cristalizamos el sueño de mi papá, que fue Provincia Juriquilla, donde habría plaza de toros, campo de golf… Él hablaba de una ciudad satélite; decía que la carretera 57 era la prolongación del Periférico de México… Sabía hacia dónde iba a crecer Querétaro y Guanajuato.

En Provincia Juriquilla se han presentado todas las figuras del toreo, de México por mencionar algunas, Manolo Martínez, Eloy Cavazos, Curro Rivera, David Silveti, Jorge Gutiérrez, El Zotoluco, Miguel Espinosa Armillita. De España José Ortega Cano, Capea, Joselito, El Cordobés, Morante de la Puebla, Enrique Ponce, El Juli, José Tomás, Joselito; así como la primera figura del rejoneo mundial Pablo Hermoso de Mendoza, quien en alguna época fue apoderado por El Pollo.

El Pollo nació en León, Guanajuato, y está casado con María Guadalupe Urquiza, a quien también se le dice afectuosamente la “Pollita”.

Viviendo en León, la familia Torres Landa cada quince días esperaban en familia el partido de fútbol, del 58 al 68 El Pollo lo jugó apasionadamente. Es más, recuerda haber participado en liguillas contra Querétaro, las cuales dice que eran muy intensas. Representamos primero a San José Iturbide y después al hotel Jurica, fueron tiempos que viví totalmente futboleros.

En Juriquilla se recuerda la reaparición de Pedro Gutiérrez Moya “El Niño de la Capea” y la de David Silveti, y el primer mano a mano de Miguel Espinosa “Armillita” y Jorge Gutiérrez. También una de las mejores faenas de Morante de la Puebla y a caballo una bellísima de Vistahermosa ejecutada por Pablo Hermoso de Mendoza.

El de José Arturo Torres Landa es un apodo tan conocido que hace incluso olvidar su nombre: Desde que tengo uso de razón me dicen el Pollo, y el apodo es tan oficial que muchos de mis amigos no saben ni como me llamo. A veces llaman a la casa antes de enviar una invitación para preguntar mi nombre.

Hace algunos años a los muchos que lo estimamos, nos dio un gran susto al ver su salud deteriorada, sin embargo, Dios, su fuerza de voluntad y el apoyo de su familia, hicieron el milagro de verlo recuperarse.

El 3 de mayo de 2014 reapareció en México, José Tomás con gran éxito en la despedida de los ruedos de Fernando Ochoa y fue una fecha inolvidable, un lleno espectacular en el que asistió público de todo el mundo taurino y así se va tejiendo la historia que se celebró el 28 de octubre de 2017, en un festejo incluyendo un torero peruano que va que vuela para dejar huella profunda y, que como novillero, se presentó en México en donde más, en Juriquilla.

Para celebrar los 30 años y más de 250 festejos, Leo Valadez de reciente alternativa, salió en hombros de la afición convirtiéndose en el absoluto triunfador de la tarde, Roca Rey se fue en blanco, Arturo Saldívar recibió una oreja y Pablo Hermoso de Mendoza se fue en silencio, los toros del rejoneador, de Marrón, los de a pie, de Los Encinos. Así la plaza queretana sigue creciendo su historia con un empresario que ama por sobre todas las cosas, al toreo.

Teorema de Mexicanidad

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                                                           I think true love is never blind

But rather brings an added light

An inner vision quick to find

The beauties hid from common sight

-Anónimo-.

-A la memoria de Abraham A. Moles en el 25 aniversario de su fallecimiento-.

Originan este artículo, algunas notas hechas hace poco más de 30 años, bajo la guía y colaboración de Abraham Moles, mi padre intelectual y amigo muy querido.

La sociología contemporánea ha desarrollado en los últimos 50 años, el concepto de “Estilo Cultural”, noción más o menos asociada a la idea de país, área geográfica o eventualmente a un grupo social.

Los nombres propios atribuidos a esos estilos culturales, derivan de la denominación misma de los grupos, pero rechazan en principio alguna definición formal o legal, i.e., Los mexicanos son las personas que tienen un pasaporte o un documento de identidad mexicano. Los franceses son lo que tienen una tarjeta de identidad francesa, o un pasaporte francés, etc.  Para favorecer una definición propiamente cultural, construida a partir del análisis de un conjunto de rasgos morfológicos, psicológicos, de comportamiento, de acción, que se comparten.

Este tipo de análisis suele hacerse más importante y claro cuando lo pensamos y aplicamos en el marco de los intercambios entre naciones, desde las migraciones masivas, desde el turismo, a partir de los casamientos fuera de la comunidad y desde el declive relativo, del nacionalismo estrecho. Esto genera una terminología mejor aceptada, por ejemplo:

  • La germanidad
  • La galicidad
  • La hispanidad
  • La latinidad
  • La helenidad
  • La niponeidad

Cabe en este sentido preguntarse si ¿podemos hablar legítimamente de una mexicanidad?

Este tipo de concepto no está ligado a una nacionalidad legal. Pueden existir, individuos, sitios o comunidades que tengan un alto grado de francidad en Italia, de germanidad en Alsacia, o de mexicanidad en los Estados Unidos de Norteamérica. Recíprocamente puede haber en México, personas o familias que tengan un origen extranjero, pero que acaten profundamente el estilo de vida y los valores del país, sin tener, por razones varias, la nacionalidad mexicana.  Éste es el caso de muchos retirados norteamericanos que no tienen una condición legal de inmigrantes pero que viven, consumen, se divierten y se curan en el país. Se trata más de un concepto estilístico que una idea que agrupa factores diversos, cada uno relativamente vago, siendo el conjunto, sin embargo, en sí mismo, preciso.  Ésta es, lo señala Moles en diversas obras, una situación epistemológica frecuente en las ciencias humanas: Los elementos son imprecisos pero sus combinaciones son precisas.

El concepto que delineamos y aquí específicamente a propósito de la “Mexicanidad ”, tiene de hecho un papel importante e influyente en el comportamiento de las personas, porque los conecta a una entidad global de naturaleza no legal, que consecuentemente no impone ni restricción ni obligación alguna; es gratuita. Los filósofos solían decir que las cosas gratuitas son las más caras. El estilo cultural impone así, una relación dialéctica en donde cada individuo puede aceptar, o rechazar su germanidad, su yucatanidad, o mexicanidad, siempre con sentimientos fuertes, eventualmente con violencia, porque cada individuo percibe que es una parte propia de su ser.

Naturalmente el estilo cultural tiene una relación evidente con la acumulación y la transmisión de cultura. Esta transferencia cultural se efectúa de manera más o menos inconsciente (de padres a hijos) y tiene, consecuentemente relación con la amplitud de la historia del grupo, con la fuerza del lenguaje y también –asunto que ha quedado muy bien demostrado con las persecuciones‒, con la fuerza de los ataques hacia quienes jugaron, en el pasado de los grupos, el papel de opresores-colonizadores (tal vez sea esta una de las razones por las que en la historia de las ideas contemporáneas de México, no haya quedado aún esclarecida una psicología precisa de lo mexicano: Clavijero, Ramos, Fuentes, Vasconcelos, López Ramos, Monsiváis, Paz, Alemán Velasco, Taibo II y otros, habiéndolo intentado, no presentan sino fragmentos parciales del mosaico identitario.

No existe actualmente un análisis claro y lógico de la mecánica cultural y de la medida de este tipo de conceptos. Sin embargo, su importancia aparece evidente, tanto en los países que tienen una fuerte identidad nacional (por ejemplo, la germanidad en Alemania, la italianidad en Norteamérica, la judeidad en muchos lugares), como en aquellos que están en busca de su identidad, como es el caso de muchos países de América Latina (i.e., ¿qué ocurre exactamente con la argentinidad o la brasilianidad?), cuando estos son países relativamente recientes en la historia o cuando implican factores más generales (la latinidad) que son incorporados en el concepto pero distinguiéndose al mismo tiempo de él.

La identidad es, en particular, un problema de México. En general, la mexicanidad para una gran parte de los mexicanos, tiene visibles relaciones con la hispanidad, también con los peninsulares (gachupines), criollos o con los mestizos vinculados a comunidades étnicas que comen chile o maíz y saben algunas palabras de náhuatl, zapoteco, rarámuri o maya.

Insistamos, la mexicanidad no es la nacionalidad, es más amplia pero más vaga: ¿puede ser más fuerte? Es una pregunta importante porque se trata de un valor latente cuyo sentido no nos es tan explícito y que se sitúa y confronta con el concepto convencional de Nación.

Conocemos sin duda y reconocemos la idea y el valor dinámico –motriz‒ de la nacionalidad y su hipóstasis (verdad real). Pero la Nación es de hecho una noción relativamente reciente en las civilizaciones occidentales. En la Antigüedad, la permeabilidad de las fronteras junto con la relativa dificultad de viajar, dejaba a los individuos su nacionalidad, pero con un valor débil. En muchos países, especialmente en Europa Central, cada individuo tenía simultáneamente una ciudadanía (administrativa) y una pertenencia cultural (Lengua y modo de vida) y no se planteaban problemas éticos o sentimentales.

El ejemplo del antiguo imperio austro-húngaro es un caso notable que ejemplifica esta situación, lo encontramos en Italia, Croacia, Eslovenia, en Montenegro y hasta en México si pensamos en tiempos del Imperio de Maximiliano.  El concepto de nación estaba disperso pero definido. Sin embargo, la Revolución francesa y sus teóricos, propusieron e impusieron en buena medida, una definición rígida de fronteras: “muros”, con todo un sistema de legislación, de impuestos, de lengua oficial, etc., lo convirtieron prácticamente en un concepto de uso en la vida cotidiana.

La nacionalidad como categoría política fundamental, tiene así, menos de tres siglos de antigüedad. Actualmente la nacionalidad se ha transformado en un referente operacional preciso; en cierre administrativo de fronteras, conjugado con la facilidad de transportación: es fácil viajar mecánicamente, transportarse, pero las barreras político administrativas constituyen un freno burocrático creciente que encierra prácticamente la idea de Nación como sistema legislativo de referencia.

En el último siglo, la idea de nacionalidad ha venido adquiriendo un sentido religioso, místico, por ejemplo, la exacerbación del odio, construida sobre la oposición de las nacionalidades de Francia y Alemania durante las guerras. Pensemos en la transformación de “nacionalidad” en “nacionalismo” del tercer Reich que se connotó como una palabra fuertemente negativa, más recientemente entre los Estados nacionales europeos y las comunidades migrantes, particularmente las de origen musulmán. Cataluña es un epifenómeno nacionalista que queda por glosar y que influirá sin duda en la anunciada balcanización del mundo. Actualmente en muchos países la palabra Nacionalismo suena mal y provoca una reacción de defensa, especialmente en las generaciones jóvenes, con sus be-moles en las fracciones neonazis en Austria, Alemania, Hungría, Holanda y Suecia y, aunque en menor grado, en Francia, Estados Unidos y España.

En este tiempo se escucha la oposición dura y ya un poco antigua, de un nacionalismo combativo, exclusivo, definido a través de criterios categóricos, maniqueístas y, por otro lado, de una palabra más abierta, más vaga, ligada a un concepto de comunidad, una nación cultural más que administrativa como puede ser eventualmente esta idea de “mexicanidad”. La observación puede transformarse en una pregunta: ¿puede remplazarse la idea de Nacionalismo por la idea de Mexicanidad?

México tiene evidentemente una identidad cultural. ¿Cuál es su fuerza? ¿Cuál es su valor para reunir individuos de categorías muy diversas, de niveles sociales muy diferentes, tanto al interior como al exterior del país?

Se requiere una definición más objetiva de la mexicanidad como conjunto de rasgos diversos y consecuentemente, en la línea estructuralista de Franz Boas, un “inventario” de ésta.

México ocupa el 14 lugar del mundo en superficie, el 11 en población, el lugar 14 en producción.  Tiene como como todos los países, una reputación, una imagen de marca, una representación mental en el espíritu de “los otros” países, individuos, instituciones internacionales, compañías industriales, y corrientes culturales. El país tiene un espacio en los libros de historia universal, en los grandes buscadores del internet. México se manifiesta al exterior a través de los intercambios turísticos que complementan los relatos de viajeros, de todos los tiempos, Cousteau, Humboldt, Strand, Artaud, Breton, Catherwood, Stevenson, Eisenstein, Trotsky y cientos, miles más, discretos y no menos curiosos del país.

La psicología social de la cultura está acostumbrada a considerar la fuerza de las imágenes, la imagen de marca al exterior (estereotipo) y al interior (auto-estereotipo). Conocerlos es un primer estadio en la construcción de una estrategia ya sea para ponderar ciertos vectores y valores y eventualmente para modificarlos.

La imagen de marca es un concepto muy general que implica varios aspectos:

  • La imagen mental (reputación)
  • La narrativa de las acciones de México como una totalidad
  • La imagen real simbólica o fáctica, que aparece en los mass-media en las redes sociales y los sitios más recurridos del internet.

Un análisis solido de la mexicanidad implica la concretización, a través de métodos de investigación, de todas estas imágenes y la atención a sus aspectos comunes. Estos factores “latentes” son la expresión de la Mexicanidad.

Puede decirse más precisamente que la mexicanidad podría ser el soporte en la mente de los mexicanos, de su voluntad de pertenecer a México, y de reconocerse de esta manera. Naturalmente que este factor integrante está compuesto de otros factores parciales, que contribuyen a él, pero son diferentes: la hispanidad es por ejemplo uno de ellos, la referencia a una etnicidad particular, otro, la vinculación con una región, uno más. La comunidad lingüística con casi toda América del Sur, la oposición pertinente con la América del Norte (los gringos), la posición de ambigüedad frente a España, la reactividad (circunstancial) al testimonio de Europa como un tipo de juez neutral, la relación ambivalente con los países en pugna con Estados Unidos (Cuba, Venezuela, Corea del Norte), la presencia y el diálogo cada vez más significativo con China, son seguramente elementos psicosociales y socioeconómicos de la mexicanidad contemporánea.

México tiene fuerza para imponerse en lo que se llama la carrera por el desarrollo, su entrada en 1994 a la OCDE, la firma del TLCAN, su apertura económica con otras regiones, su planta industrial, sus recursos naturales, su fuerza cultural, aunque algunos de estos elementos no tienen mucho valor para esa mayoría de mexicanos que se encuentran en la base de la pirámide social, más preocupados por sobrevivir que por la situación del país en el concierto de las culturas. Una “Ingeniería de la Mexicanidad” pasa así también por el análisis y la consideración de factores que contribuyan a mitigar las desigualdades y a dar una imagen más homogénea e incluyente de país.                                                                                                                                                                                                            

Mande Usted

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Soy un cincuentón y de niño me enseñaron que si alguien me hablaba, mi respuesta -respetuosa- debía iniciar por un “mande”, si quien me hablaba era por ejemplo un adulto, o peor aún mi maestro, la respuesta debía ser: “mande usted”.

Hace tiempo que vengo diciéndoles a mis hijos o a mis estudiantes, que eviten ese tipo de expresiones, que nadie debe “mandarnos” y que por lo tanto la expresión, “mande usted”, deberíamos eliminarla de nuestro vocabulario.

Creo que es necesario encontrar expresiones que sean neutrales, que no denoten sumisión frente al otro. Se me ocurre, por ejemplo, un “dime” (o dígame según sea el caso), un “en qué puedo ayudarte”, o ya de plano un “qué onda”.

Igual sucede cuando -queriendo ser corteses- decimos, por ejemplo: “perdone, ¿podría indicarme -si es tan amable- hacia donde quedan las pirámides de Teotihuacán (o cualquier otro lugar)?”.

¿Por qué pedir perdón anticipado? Eso realmente no lo entiendo, si se analiza bien y despacio, no tiene sentido.

Nos dijeron que eso era respeto, sin embargo, en mi opinión me parece que no es así, ese tipo de expresiones creo, denotan sumisión. Y lo peor del caso es que termina siendo, auto-sumisión.

¿Por qué no iniciar con un, “hola, ¿sabes [o sabe] hacia dónde queda la torre de rectoría?” (o cualquier otro lugar).

Me parece, que todo lo anterior, tiene que ver con una cultura de la capitulación anticipada, del sometimiento y de la subordinación, cultura, por cierto, muy conveniente para algunos.

Así, el mensaje subliminal es que hay que ser sumiso frente a los padres o los abuelos (y frente a los tíos y demás parientes). Ni qué decir frente a los maestros o -peor aún- frente a los curas o confesores, sin olvidar que hay que ser sumiso -también- frente a la autoridad.

Pues me opongo.

Creo sinceramente que no tenemos que ser sumisos frente a nadie, y no se me mal interprete, esto no quiere decir que soy o pretendo ser un pedante irrespetuoso. Nada de eso, de hecho, soy un ferviente admirador de las relaciones interpersonales respetuosas, me gusta respetar y que se me respete. Pero para ello no necesito de estas fórmulas caducas, decimonónicas y peor aún, cargadas de culpa.

Creo además, que estas “supuestas fórmulas de cortesía” nos limitan, nos hacen pequeños. Estas formas de pensar nos dejan siempre, en la minoría de edad -intelectualmente hablando-.

Igual sucede con otro tipo de tradiciones que aún conservamos, por ejemplo, el excesivo uso de los títulos, académicos o no. En ese sentido, es común que cuando se le pide su nombre a alguien, ese alguien inicie por decir soy el Arquitecto tal o el Licenciado tal. Recuerdo cuando estudié mi maestría en Canadá, allá mi asesora de tesis, quien ostentaba un grado doctoral, era Madame Nicole Lacasse y yo era solamente Monsieur Héctor Mendoza, es decir, la señora Lacase y el señor Mendoza.

Nuestra relación, aunque era una relación de subordinación entre asesor-estudiante, siempre fue mucho más neutral, no recuerdo haber tenido que utilizar estas fórmulas arcaicas de las que hablo.

Igual sucede, en los llamados “actos solemnes”, en los que es común terminar con las manos inflamadas de tanto aplaudir a cada “invitado de honor,” del que además y particularmente en el ámbito académico, hay que escuchar previamente su currículum en extenso. Creo que estas fórmulas no ayudan, que terminan entorpeciendo nuestra forma de relacionarnos, es tiempo de cambiar, de superar esos atavismos culturales.

Mucho hablamos de la igualdad de los seres humanos, pero todo indica que, en realidad, en el fondo y como dicen algunos, siempre hay niveles, en muchos casos definidos por los códigos postales.