Pez de Oro

Las reencarnaciones del drama

Lectura: 5 minutos

¿Cómo los géneros dramáticos han evolucionado?

En mi columna pasada analizaba el estado de supervivencia actual del teatro en esta pandemia pero, de forma irremediable, esto se transformará en una evolución del lenguaje escénico, formatos de producción y redefinición de audiencias. Dentro de la renovación del lenguaje escénico no podemos pasar por alto la experimentación y la evolución de los géneros dramáticos.

Un género, desde la crítica literaria del siglo XX, es una reflexión donde a partir de elementos estilísticos (manejo de lenguaje verbal), sintácticos (estructuras de composición) y semánticos (temas y significados) podemos hacer una clasificación de las obras. Existen quienes desdeñan la idea de categorizar la producción dramática (ya sea en el cine, la televisión o el teatro) porque consideran que son:

-Recursos mercadológicos y publicitarios.

-Canales efectivos de venta y distribución de la obra.

-Gustos académicos sin ningún impacto en el mundo de la producción.

Si nos quedamos con estos argumentos estamos perdiendo de vista la función principal de los géneros dramáticos: ser vehículos efectivos para lograr una experiencia emotiva y catártica en las y los espectadores. Sin estas categorías como guías podemos echar a perder el ejercicio de comunicación de la obra con las audiencias (sin importar el medio) y no podremos romper los paradigmas para establecer nuevas categorías de análisis.

generos dramaticos
Imagen: Revista Godot.

Desde hace cuarenta años, con la supremacía del cine y la televisión en la oferta mediática, los géneros dramáticos vivieron una nueva conceptualización al no sólo considerar principios literarios sino incluir estilos que surgían en los medios audiovisuales. Con la sofisticación tecnológica del internet, los videojuegos y las plataformas interactivas, estas categorías reencarnaron en una mixtura de narrativas sin precedentes en la historia de contenidos dramáticos.

Si hoy analizáramos los contenidos de ficción en internet, la televisión y el cine serían extraordinarios los casos de un solo género. El formato más recurrente es tener un género dominante combinado con elementos de otro. Así podemos encontrar las grandes categorías dramáticas por excelencia (tragedia, comedia, pieza, farsa, tragicomedia y melodrama) mezcladas con otras formas de expresión.

¿Cómo el teatro en México ha vivido la evolución de los géneros dramáticos?

El teatro en México se ha quedado rezagado frente a la evolución de lenguaje de los diferentes medios y los géneros híbridos. Los únicos lugares donde se han podido ver esbozos de esta nueva voz de ruptura son los laboratorios teatrales en su mayoría financiados por presupuestos del Estado para instancias culturales o universitarias (pienso en la UNAM o la Universidad Veracruzana).

Los esfuerzos que se han hecho se relacionan con los cambios de tiempo en la misma historia o con la inclusión (en los últimos cinco años) de diversidad ante los arquetipos de personajes más usados para la idiosincrasia mexicana. No obstante, todavía falta camino por recorrer en cuanto a estructura, ritmo, dialogación, semántica y sintaxis.

Arrepentidos protagonizada por Margarita Sanz y Alejandro Calva en el Teatro Helénico
“Arrepentidos” protagonizada por Margarita Sanz y Alejandro Calva en el Teatro Helénico (Fotografía: Canal Once).

Netflix, el anime, las Instagram Stories o Quibi, a modo de ejemplo, están muy lejos de la escritura teatral. Después de un año de un cierre total y parcial de los teatros, es necesario considerar la oferta mediática para, como creadores teatrales, cuestionarnos cómo hacemos la experiencia escénica más  vital, relevante y cercana.

En este sentido, aquí expongo cinco provocaciones para repensar los géneros dramáticos desde su enseñanza formal y manejo en la vida profesional en las producciones que dependen del dinero de la taquilla para existir. De hecho, en varios puntos han existido ya búsquedas en la cartelera de años pasados y las pongo de referencia para seguir esos caminos:

1. Tragicomedia como género cercano a las audiencias contemporáneas

El género por excelencia en este país es el melodrama. Como mexicanas y mexicanos nos produce sentido esta forma de interpretar la realidad en cuanto a la exacerbación de las emociones y las reminiscencias del romanticismo del siglo XIX. Sin embargo, las películas más taquilleras en la última década son tragicomedias entendidas como historias donde un “héroe” rechaza cumplir la misión a la que está destinado. Los grandes ejemplos tragicómicos en el cine son todas las películas de “Harry Potter” y “Los Vengadores”. Tal vez, en el renacimiento teatral este género sería una apuesta efectiva con las y los espectadores porque están acostumbrados por el cine a su narrativa.

2. La diversidad de personajes como motivo de relevancia

La inclusión diversa de personajes es uno de los caminos más seguros para quitarle al teatro este halo de solemnidad y academicismo. Pienso en series televisivas como “I May Destroy You” de Michaela Coel o “Veneno” de Javier Calvo y Javier Ambrossi donde se representan grupos que generalmente no se representan en la ficción comercial. La multiplicidad de versiones de sexualidad, color de piel, religiones, razas, clases económicas y hasta de identidad de género abren un camino inmenso en el teatro mexicano. Recuerdo un destello de esta aproximación con la obra “Arrepentidos” protagonizada por Margarita Sanz y Alejandro Calva en el Teatro Helénico sobre la reasignación de sexo.

3. Interactividad como elemento para potenciar la escena

El mayor reto para la dramaturgia contemporánea es integrar la experiencia interactiva. Ésta es la primera condicionante de productos de internet y de los videojuegos. El futuro va a requerir experiencias donde las audiencias puedan decidir en tiempo real sobre una experiencia en vivo. Uno de los grandes ejemplos de esta búsqueda fue “The Shakespearean Tour” de Mariano Ruiz.

The Shakespearean Tour de Mariano Ruiz
“The Shakespearean Tour” de Mariano Ruiz (Fotografía: Milenio).

4. Integración tecnológica como espectáculo híbrido

La pandemia abrió un sinfín de posibilidades tecnológicas para contar historias. Por ejemplo, el año pasado hubo una oferta creciente de espectáculos hechos en Zoom. Sin embargo, después de meses de haber hecho los primeros intentos con este formato, la pregunta queda pendiente: ¿cómo integrar la tecnología al teatro para brindar una experiencia relevante a audiencias en un formato presencial y a distancia con un mismo espectáculo? Todavía queda mucha investigación en cuanto a la sintaxis y semántica porque este tipo de proyecto se sale de los principios de video o televisivos.  Una pieza clave para resolver el rompecabezas está en la idea de la interactividad en tiempo real apoyada en la tecnología. Un modelo depurado de este trabajo es la plataforma de contenidos de FicStream de Luly Garza.

5. Experiencia en vivo como una experiencia VIP

La gran explosión tecnológica para comunicarnos tendrá un pendulazo. Poco a poco, revaloraremos la conversación en vivo como una experiencia VIP. En este sentido, la otra veta por la cual el teatro puede acercarse a las audiencias es encontrar estructuras dramáticas donde se origine un conversatorio entre las y los espectadores. Por supuesto, este tipo de experiencia sería para audiencias que no sean tímidas por participar en el hecho escénico. Es importante pensar y hacer obras como pretextos para hablar de un tema importante en el (in)consciente colectivo. Una muestra de esta exploración fue “Nuestro Cuaderno Rojo” de Claudia Romero y dirigida por Alejandra Ballina.

Nuestro Cuaderno Rojo de Claudia Romero y Alejandra Ballina
“Nuestro Cuaderno Rojo” de Claudia Romero y Alejandra Ballina (Fotografía: Sin Embargo).

Los creadores teatrales necesitamos cuestionarnos la importancia de los géneros dramáticos en nuestros proyectos como impulsos de renovación a la escena teatral o, de manera más cautelosa, como ganchos a lo que sea hacía antes de la pandemia.


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La inercia de la nostalgia

Lectura: 8 minutos

My soul is lost, my friend
Tell me how do I begin again?
My city’s in ruins
My city’s in ruins

Now with these hands
With these hands
With these hands
I pray Lord…

Come on, rise up!

“My City Of Ruins” de Bruce Springsteen.

Prólogo

Mi última columna la hice el 15 de mayo de 2020. Dejé de escribir porque no tenía certeza de qué preguntas formular y qué argumentos proponer. Sólo me dediqué a observar el escenario para tratar de encontrar un momento de silencio y evitar, a toda costa, un arranque de (auto)validación sobre mi ser y hacer en el teatro. Si lo veo a la distancia, viví un bloqueo gestivo y emotivo.

Decidí no hacer las #NominacionesPezDeOro 2020 porque no era oportuno. Fue una decisión difícil y dolorosa. Sólo había visto ocho obras en un formato presencial hasta marzo del año pasado con el primer cierre de los teatros. Tengo en la cabeza la imagen de estar en el Centro Cultural Teatro 2 mientras veía “Hoy no me puedo levantar” con Belinda y Yahir, con un teatro lleno, y pensar que sería mi última experiencia de ese tipo en mucho tiempo. Así fue. Todavía recuerdo cómo ahí me empezaba a incomodar tener tan cerca a un hombre en la butaca de a lado, cuando la mínima distancia ya era una amenaza para el cuerpo.

También me parecía muy apresurado considerar a los espectáculos en línea en ternas de premiación porque había visto muy poco en el 2020 de este tipo de experiencias para considerar criterios de análisis. Por otro lado, me hubiera sentido esquizoide organizar una fiesta en un ambiente donde no había nada que celebrar.

Mi única conclusión que pudo calmar mi inquietud fue: hay momentos para celebrar y hay momentos para callar. Cuando sucedió el cierre de teatros, el tablero se cayó y las piezas volaron. Ahora, a casi diez meses después del inicio de esta pesadilla pandémica, las piezas siguen en el aire.

Shapkespeare, teatro coronavirus
Imagen: OPB.

I.

Decidí escribir este texto cuando acepté que esas piezas seguirán en el aire más tiempo de lo que todas y todos en el gremio queremos creer. Con esta columna quiero plantear cuestionamientos y prepararnos para el impacto de las piezas cuando caigan. Ya sea en el mismo tablero, en un tablero diferente o en el suelo.

Y, sin duda, no quiero comenzar los argumentos con una “competencia de la herida”: ¿a quién le ha ido peor?, ¿quién tiene las mayores pérdidas?, ¿quién ha hecho los mayores sacrificios? Todas y todos los que pertenecemos al gremio teatral hemos pagado una tristísima factura con la pandemia. Todas y todos, desde su propia circunstancia, han tenido que tomar decisiones lamentables en lo económico, laboral y personal. Enfrascarnos en descubrir a quién le ha ido peor nos aleja de una estrategia viable y sostenible en el tiempo.

Descarto por completo esta idea que he leído repetidas veces en redes sociales (compuestas en un 75% por personas dedicadas a disciplinas escénicas): el teatro dejará de existir. Hace poco veía un documental del Canal 22 sobre teatro (hecho hace diez años) y Luis De Tavira comentaba que en los setenta lidió con el anuncio apocalíptico de que el teatro moriría. A todas las generaciones de creadores teatrales, por lo menos del siglo XX, les ha tocado enfrentar estos mensajes catastróficos. Y el teatro sigue y seguirá vivo. Aquí los verdaderos cuestionamientos son: quién seguirá haciendo teatro y cómo ese teatro vivirá en el futuro.

II.

Es verdad que muchos problemas actuales se deben a la pandemia pero algunos de ellos han existido desde antes y esta eventualidad sólo aceleró su complejidad y amenaza para el gremio.

La prioridad, hoy por hoy, es encontrar una subsistencia saludable en términos económicos para cualquier compañía. Pero si pienso en el dinero como la única meta a lograr, estaría reduciendo los argumentos. Cuando la situación epidemiológica esté controlada, nos caerá otra realidad como bloque. Nos pondrá en otro lugar. Con este artículo, propongo cuatro ideas para pensar cuando eso pase, cuando la emergencia se haya contenido:

teatros con covid
Imagen: Agencia BA.

Ampliación de las audiencias (espectadores y consumidores)

Desde antes de la pandemia, el compromiso del sector teatral con la generación de nuevas audiencias estaba mermado. El teatro tiene sus audiencias, espectadores y consumidores pero no sé si sean suficientes para reactivar la actividad teatral. Aquí la pregunta más acuciante será: ¿queremos quedarnos con esas personas que ya están cautivadas por la oferta teatral o queremos apostar por otras audiencias? ¿Queremos que el teatro sea de un pequeñísimo nicho o apostar por los grupos grandes de espectadores?

Desde mi punto de vista, la reactivación de los teatros depende, en gran medida, de  encontrar nuevas personas dispuestas a pagar por un boleto. Y, en gran medida, el camino más fiable para lograrlo será emprender un análisis de audiencias (cautivas y no) en cuanto a sus estilos de vida, perfiles psicográficos y competencias comunicativas.

La investigación cuantitativa y cualitativa despejarán marañas mentales y patrones creativos anquilosados para lograr un ejercicio de comunicación más certero y, sobre todo, gratificante. Estoy convencido que los resultados del análisis nos darán más luz sobre ejes temáticos de montajes, por ejemplo.

Me angustia pensar que quienes pertenecemos al gremio nos hemos convencido de una realidad inexistente. Por miedo a abandonar a nuestras filias académicas o de costumbre (autores, obras y abordajes temáticos) no queremos cambiar.

En este sentido, he tomado la decisión que esta columna incluirá dentro de su agenda de temas la investigación de las audiencias en diferentes zonas de la Ciudad de México (ojalá tuviera los recursos para hacerlo en todos los estados del país). Ya pediré ayuda por este medio a ciertas personas del gremio para colaborar y encontrar resultados sobre el comportamiento de las audiencias teatrales.

Tal vez sea una necedad mía querer encontrar respuestas con estos métodos y técnicas de investigación. La creación de nuevas audiencias es una deuda pendiente que con la pandemia nos explotó en la cara.

teatro de sombras, covid
Imagen: maxresdefault.

Cuestionamiento a modelos educativos de enseñanza formal

La otra vez comentaba con un amigo qué pensarán y sentirán los estudiantes de recién ingreso sobre la carrera de Literatura Dramática y Teatro de la UNAM en medio de la distopía pandémica. Y, con este ejemplo, estoy pensando en todas las personas jóvenes que desean dedicarse al teatro, sin importar el área de producción donde quieran estar, y deciden tener una educación formal en un ambiente con tanta incertidumbre.

Los modelos educativos, sin importar el área, están viviendo cambios vertiginosos y drásticos que han cuestionado principios inamovibles durante décadas. Ante los cambios vertiginosos de la realidad, ¿queremos enseñar lo mismo?, ¿las búsquedas metodológicas serán las de siempre?, ¿será necesario reconsiderar los métodos de aprendizaje?

Esta reactivación teatral que sucederá después de la pandemia dependerá de la capacidad de colaboración y comunicación entre los miembros de un equipo de trabajo. Mi pregunta incisiva es (porque me la hago todos los días cuando facilito un grupo de estudio): ¿qué estamos haciendo para lograr una adaptación de las y los estudiantes a esas circunstancias?

A modo de ejemplo, es tan importante leer todas las obras de Shakespeare como saber dar una retroalimentación a un equipo de trabajo. Es momento de cuestionar los modelos educativos para repensar la educación formal del teatro y abandonar esquemas que desde Seki Sano se usan. ¿Las escuelas del 2021 están emparejadas con la realidad del 2021? ¿Quién va adelante y quién atrás?

teatro covid
Imagen: Somos el Medio.

Exploración del lenguaje teatral

En el primer punto propuse que la ampliación de audiencias será esencial para la reactivación del teatro después de la pandemia. Sin embargo, someter únicamente la cartelera teatral a la demanda es peligroso. Todos los trabajos de investigación y laboratorio escénicos, bajo esta premisa, no tendrían sentido.

Por eso es importante pensar en la enorme y urgente necesidad de espacios de exploración de lenguaje teatral desligados de las ganancias económicas de la taquilla. Este trabajo tendría la responsabilidad de apuntar a la evolución de un lenguaje más cercano a las audiencias a partir de los siguientes elementos:

-Proxemia del espacio.

-Participación de la audiencia durante el montaje.

-Duración del espectáculo.

-Relación de la tecnología con el cuerpo del intérprete.

-Sintaxis narrativa y escénica.

-Construcción de espacios inmersivos.

-Diversidad de representación de narrativas.

-Desarrollo de temas y estructuras dramáticas alternativas a los que dominan la oferta teatral.

Éstas son las líneas de investigación del Laboratorio Experimental de Actrices y Actores (LEAA), grupo del cual soy coordinador metodológico, a las que se deben atender, por lo menos, en los próximos años. Cada grupo de investigación será capaz de encontrar sus propias búsquedas y sumará a la causa final: lograr una evolución del lenguaje teatral.

Después de la pandemia las ganancias económicas para cualquier compañía y productora serán una prioridad. El mundo y los gobiernos están en una crisis económica. ¿Quién va a sustentar en términos financieros esta investigación? Quienes hemos llevado un trabajo de laboratorio sabemos que estos proyectos requieren años de búsqueda. Entonces, reformulo, ¿quién va a sustentar, en términos financieros y a largo plazo, esta investigación? ¿La iniciativa privada? ¿La subvención? ¿Los bolsillos de quienes queremos hacerlo?

futuro del teatro
Imagen: CNN.

Reconstrucción de los puentes del gremio

Tal vez una de las consecuencias más dolorosas de la pandemia es la destrucción de puentes entre diversos grupos teatrales. Cuando decimos “teatro” no nos podemos referir a una forma única y estandarizada de hacerlo; cuando usamos esta palabra hacemos alusión a múltiples presupuestos, equipos de trabajo y modos de producción.

En los últimos tres años, a pesar de las dificultades del gremio teatral para mantener las producciones a flote y convocar a las audiencias, se había empezado a construir conexiones entre grupos disímiles. Estábamos generando, poco a poco, un lenguaje común y metas que beneficiaban a todos.

Las secuelas pandémicas traerán un retraso considerable para lograr un diálogo entre todas las realidades del teatro no sólo de la Ciudad de México, sino nacional. A modo de ejemplo, del 2017 al 2020 vi esfuerzos de compañías de diferentes estados del país para encontrar semejanzas con las compañías de la CDMX y viceversa con un afán de descentralizar la oferta teatral. Ahora esos vínculos están rotos porque las realidades son muy diferentes. Costará mucho trabajo propiciar espacios de diálogo y colaboración.

Necesitamos restablecer las conexiones, en lo pequeño y en la medida de lo posible, para que esto no se convierta en un eterno “sálvese quien pueda”.

teatro a distancia, desde casa
Imagen: The NewYork Times.

III.

Hay un punto pendiente en mi cabeza que todavía no sé resolver: las premiaciones teatrales. Y lo digo, en primera instancia, por las #NominacionesPezDeOro. Hacer un ejercicio de reconocimiento a los mejores trabajos teatrales de determinado tiempo y espacio necesita adquirir otro matiz estratégico ante la destrucción, para aportar de alguna manera a las cuatro ideas que acabo de exponer. Pero todavía no sé cómo.

Lamento de todo corazón la pesadilla que estamos viviendo en el gremio teatral. Estamos en un modo de supervivencia y así será en una gran parte del 2021. Pero si empezamos a apuntalar el futuro, para cuando la epidemia esté lo más controlada que se pueda, seremos más conscientes y estratégicos en nuestros movimientos de reactivación.

Amo el teatro. Tanto filosófica como poéticamente. Pero sé que para reanimarlo, como en una pareja, no basta sólo el amor. Me da miedo paralizarme por la añoranza. Me da pavor hundirme en esfuerzos por replicar un recuerdo. En esfuerzos para seguir la inercia de la nostalgia. Me entristece buscar algo que sé, en lo más profundo de mi corazón, que ya no está.


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Apuntes del teatro en una pandemia

Lectura: 7 minutos

Poco a poco tienes que crear una niebla en tu alrededor;
debes borrar todo cuanto te rodea hasta que nada pueda darse por hecho,
hasta que nada sea ya cierto.
Carlos Castaneda en “Viaje a Ixtlán”.


Un día de ___ del 2020
3:00 a.m.

Estoy encerrado en mi casa. En la última semana he dormido hasta las tres de la mañana. Mis hábitos se volvieron más nocturnos conforme fui creciendo. De hecho, cuando dirigí mi último montaje, sentía mayor enfoque y productividad por la noche. Sin embargo, tres de la mañana es un nuevo límite que rompí.

Tengo el celular en mi mano después de haber leído un capítulo de “Mujer en papel”, la biografía de Rita Macedo. Abro Twitter cada cinco minutos. Hago scroll como autómata a pesar de que quiero checar si existe alguna actualización de la pandemia. Ninguna novedad. Ni científica, gubernamental o sanitaria.

Me topo con la cuenta de un director de teatro. Nos hemos saludado unas cuantas veces en estrenos. Conozco más su trabajo que su persona. Leo su preocupación sobre el cierre forzoso de los teatros hasta nuevo aviso. El scroll toma sentido. Este tuit tiene 78 comentarios: muchas palabras desesperanzadoras al recorrer la pantalla con mi dedo.

¿Debería escribir un artículo sobre el teatro en tiempos de pandemia? Ha pasado una semana y media desde la orden del confinamiento riguroso. Leo otro tuit sobre las pérdidas económicas en el gremio teatral. En ese mismo instante, recuerdo proyectos teatrales en donde iba a estar y que, de forma inesperada, se frenaron. En un modo de supervivencia emocional, he tratado de esconderlos de mi cabeza.

cierre de teatros por pandemia
Fotografía: Forbes.

Siento que no es el momento de escribir sobre el teatro (en estas condiciones) porque no tengo nada claro. De hecho, no tengo nada claro sobre el mundo. Vivo en una situación en donde es prácticamente imposible no pensar en la totalidad y ahora la totalidad no tiene un significado claro. Lo único que pienso es en lo pequeños y frágiles que somos; en lo egocéntricos y absurdos que podemos ser.

Todavía no es tiempo de escribir porque el mundo está revuelto y se me perdieron las palabras para hablar de casi todo. También del teatro. Ahora quiero concentrarme en la cotidianidad. No quiero pensar en el teatro.

Siento un poco de culpa porque hay una parte de mí que me ordena mantener el tren creativo a pesar de no hacerlo. Escucho a mi madrastra interna decir: “debes crear para ser”.

Sin embargo, prefiero concentrarme en qué voy a comer, qué debo limpiar, qué necesita mi mamá.

Hoy no quiero pensar en el teatro.

Otro día de ___ del 2020
16:30 p.m.

El tiempo es una historia que nos contamos para entretenernos. Si checo el calendario, he estado encerrado por tres semanas aunque, a veces, esas semanas se han sentido como cinco días, cuatro meses o un año. El tiempo es una historia que nos contamos a nuestra conveniencia para sentirnos satisfechos, tristes, orgullosos, valientes, productivos. Para usar cualquier máscara.

Hoy me siento productivo. He podido librarme de una terrible holgazanería que me azotó en días pasados (¿importa la unidad para medir el tiempo?). Tengo una reunión virtual con tres productores quienes han sido mis amigos por ocho, cinco y dos años, respectivamente. Los admiro porque han levantado proyectos a contracorriente. En mi cabeza los recuerdo como obras memorables y conmovedoras. Han perdido mucho dinero en el teatro pero aún así siguen haciéndolo.

Dos de ellos cerraron dos producciones en temporada por la contingencia. Sin pensarlo, yo lanzo un torrente de palabras de consuelo cuando uno de ellos me interrumpe: ¿qué crees que le pase al teatro? No sé qué contestar. Cierro la conversación con un “ya veremos”.

teatro en pandmeia
Ilustración: Golden Cosmos.

Al terminar la reunión, pienso realmente en qué le va a pasar al teatro. Tengo muchas ideas en mi cabeza. Después de quince años de actividad profesional, me consagro a ciegas a la concepción filosófica del teatro: al ritual, a la mimesis, a la catarsis, a la performatividad. Y si lo pienso mejor, me entrego sin cuestionármelo a esa magia que vi en el Teatro Hidalgo cuando era niño. Por esa magia incrustada en mi cabeza decidí hacer teatro.

No obstante, hay una parte operativa del teatro donde todo se vuelve irritablemente cuestionable: la competencia mediática, las audiencias, el sistema cultural del país, el modelo de negocios, la precariedad de los sueldos, la fragilidad del sustento.

Sin duda, esta pandemia ha agravado la situación del teatro en México. Pero también ha acelerado y aumentado la intensidad de varios problemas que ya existían. En el encierro, nos explotó una bomba de tiempo en las manos. Problemas viejos adquieren novedad y urgencia: los sueldos bajos, la obsolescencia del cuerpo en todas las relaciones personales, la inteligencia artificial. 

Hace cinco años creía que lo único que puede diferenciar al teatro de otros medios es la experiencia en vivo. ¿En estas circunstancias mi argumento seguirá con algún tipo de validez? Encuentro publicaciones en Facebook donde mis amigos promocionan presentaciones teatrales en plataformas digitales. ¿Eso también será teatro?

Uno de mis amigos productores me decía que el teatro no va a dejar de existir porque el teatro nos cuenta historias y las personas las necesitan. También lo hace el cine, la tele. Netflix. Amazon Prime. La política. La religión. La cultura. Los humanos nos contamos historias todo el tiempo para entender la realidad y calmar nuestra ansiedad ante la muerte. ¿Qué tipo de historias entonces contará el teatro? Y, mejor aún, ¿quiénes querrán esas historias?, ¿para qué servirán esas historias en la vida de las personas?

Leo un estudio hecho por el INEGI y encuentro que el consumo del teatro ha disminuido un 6.6% del 2016 al 2019 entre una audiencia urbana y mayor de dieciocho años, entre otras características más. Una encuesta responde al momento particular de un segmento de la sociedad. Es sólo un indicador. ¿Deberíamos prestar atención a los indicadores? ¿Deberíamos dejar de pensar en arte y pensar en un ejercicio de comunicación donde el otro es lo más importante?

teatro online
Imagen: IIE.

Cualquier día de____ del 2020
17:48 p.m.

Me gustan mucho los atardeceres en silencio en mi casa. Es mi refugio ante la vorágine y la tormenta. Ante la rutina y las exigencias. Después de varios días, he logrado despejar mi cabeza a fuerza de voluntad. Pongo un vinilo de Bruce Springsteen. Escucho “My City of Ruins”: “My soul is lost, my friend. Tell me how do I begin again?”.

Hoy he pensado que no puedo ser un evangelista del teatro si no soy capaz de llevar todo lo que el teatro me ha enseñado a mi vida. De nada me sirve creer en el teatro sólo al ver una obra, como una especie de fuga. En quince años, maestros, historias, escritores,  directores, actores, escenógrafos, iluminadores, vestuaristas y espectadores me han mostrado, de forma directa o indirecta, el camino de la autocompasión.

Hago teatro porque quiero intentar saber quién soy. Conectarme con alguien de manera profunda. Creer en algo más grande que la vida. Y esto no lo quiero hacer sólo sentado en la oscuridad de una sala. Lo quiero en mi vida. En las pequeñas cosas. En mis amores. En la vida y en el mundo que me tocan vivir.

Hoy no quiero juzgarme por no ser creativo. Por no creer que soy lo que hago. Hoy estoy tranquilo con las preguntas sin respuesta. En decir no. En contradecirme. Hacer teatro me ha enseñado a lidiar con la incertidumbre. En cada función nadie sabe qué va a pasar. Es momento de aplicar ese aprendizaje en mi vida: a lidiar con la incertidumbre del futuro no sólo del teatro sino del mundo.

Cada quien luchará por defender al teatro a su manera y a sus posibilidades. ¿Cómo será el teatro después de esto? ¿Cuál es el camino que debemos seguir? ¿Qué buscarán los espectadores en el teatro? No lo sé. Me preocupa el modelo de negocios. El pensar una estrategia que pueda sacar más o menos a flote la actividad.

El encierro, casi en un sentido espiritual, nos orilla a replantearnos quiénes somos. Los creativos teatrales estamos pensando quiénes somos creadores. Hoy pienso en cómo los que hacemos teatro le profesamos religiosidad al teatro como una abstracción. Al final, es una historia más. Nos contamos esa historia porque la necesitamos para seguir adelante. Esos dioses del teatro no buscan que miremos hacia arriba, buscan que miremos dentro y entre nosotros.

A mí el hacer teatro me ha invitado todo el tiempo a ver mi mundo interior. A conectarme con las personas a partir de mi interioridad.

grabacion
Fotografía: Ethos media.

Algunos querrán aferrarse a los paradigmas, otros los querrán derribar porque encuentran una nueva oportunidad. Al final, el teatro cambiará a pesar de nosotros. Esta pandemia nos restriega todo el tiempo que el cambio es la única constante en esta experiencia humana. Hoy leí en Facebook un plan de reapertura de actividades a partir de junio. ¿Qué implica este nuevo mundo? No lo sé.

Yo estoy pensando en nuevas posibilidades del teatro. Yo quiero cuestionármelo todo. Creer menos en abstracciones y en ideas encajadas en mi cabeza desde la academia. Abandonar el tributo a mis héroes teatrales. Creer que esa magia que vi de niño en el teatro sólo es un impulso pero no es el fin. Pensar en un ejercicio comunicación. Creer en la sorpresa. Hacer tribu y comunicarme mejor con mi tribu antes que con los espectadores. Ser cómplice. Conocer a los espectadores. Dejarme modificar por los espectadores. Despedirme de quien soy ahora y darle muchas gracias por lo que es y dejará de ser.

Tal vez moriré y no veré ese cambio radical de poética y técnica que ahora busco. Cada quien hace lo que puede.

Pienso en esa idea incisiva de Antón Chéjov que está en todas sus obras de forma explícita o implícita: “¿Qué pensarán de nosotros dentro de cien años?”. El tocadiscos deja salir la voz de Bruce que dice estas palabras: “Come on, rise up! Come on, rise up!”.


Fuentes de consulta:
Castaneda, Carlos, Viaje a Ixtlán, Fondo de Cultura Económica, México, 2012.

Electrografía:
Presenta INEGI Resultados del Módulo de Eventos Culturales Seleccionados (MODECULT) (consultada el 4 de mayo a las 17:00 hrs.).


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Las cuatro llamadas de Emilio (Carballido)

Lectura: 7 minutos

Lo que a continuación vas a leer tiene fechas y nombres que se apegan fehacientemente a la vida de Emilio Carballido. Sin embargo, las anécdotas que se narran nacen de la ficción para cumplir con el propósito del artículo.


Avión de papel

“¡Emilio!” se escuchaba en una casa que era bañada por los rayos del sol de verano. Era 1933 y Emilio tenía ocho años. Había regresado al lugar donde nació: a la casa de Córdoba; cuando cumplió el primer año, su familia se lo llevó a vivir a la Ciudad de México.

Emilio no pudo crear ningún apego a ese pueblo y mucho menos a esa casa. Ahora que regresaba, por compromisos familiares, trataba de grabar en su memoria todo lo que le era posible: el aroma, la temperatura, los colores.

Con un calor infernal, Emilio jugaba en el patio con un avión de papel. Aunque se divertía, extrañaba su casa de la Ciudad de México por muchas razones: su abuela quien en sus ratos libres le enseñaba algunos versículos de la Biblia; leer por segunda vez “Veinte mil leguas de viaje submarino” de Julio Verne; tomar de la biblioteca familiar esos libros de poesía griega que dos semanas atrás había encontrado.

cuatro vientos
Imagen: Aviación.

“¡Emilio, a comer!”, gritó un hombre. El niño dejó su avión en el suelo para correr al interior de la casa. Hasta el patio se podía escuchar la conversación que la familia tenía mientras servían la sopa: el odio al presidente Abelardo L. Rodríguez, la desaparición del avión Cuatro Vientos, las ventajas y desventajas de ser socialista. Todo esto acompañado por una melodía de Silvestre Revueltas que se transmitía por la radio local.

Pater familias

“¿Emilio?”, le decía la mujer que lo atendía en la recepción. Él estaba absorto. “Emilio, aquí está la llave”, fueron las palabras que lo regresaron a la realidad (real). “Perdón, gracias”, tomó la llave y fue directo a su habitación.

Emilio, de 23 años, regresó a Córdoba. Viajó desde la Ciudad de México, solo, con la intención de encontrar un poco de inspiración para escribir. No quiso quedarse en la casa familiar. Decidió hospedarse en un modesto hotel. En su memoria, ya tenía registradas algunas imágenes de ese pueblo. Ahora le parecía algo familiar y eso le bastaba para hacer de este lugar un refugio.

Cuando estaba a punto de entrar a su cuarto de hotel se topó con un hombre de su misma edad que le pareció guapo. Los dos, solos en el pasillo y con un silencio sepulcral, se miraron fijamente.

Para Emilio, ésa era la señal para abalanzársele y comerlo a besos. Si estuviera en otra circunstancia seguro lo haría, pero ahora tenía una misión que le demandaba toda su atención: demostrarle a su gran maestro, Rodolfo Usigli, que era un escritor de teatro que valía la pena.

Emilio había entrado a la UNAM. Estudió derecho y al terminar se metió a la especialidad en Arte Dramático y Letras Inglesas en la Facultad de Filosofía y Letras. Ahí conoció a su maestro Rodolfo; su relación nació del amor y de la admiración. Él le había enseñado el espíritu del teatrista, la vanguardia literaria y los secretos de los clásicos.

Rodolfo Usigli
Rodolfo Usigli (1905-1979)(Fotografía: Poblanerías).

Pero, poco a poco, Emilio mostró desprecio por la exigencia que su maestro le pedía en cada trabajo, por sus criterios tan rígidos al evaluar las tareas de sus alumnos y sus comentarios, sin ningún reparo, petulantes.

Con un pequeño ventilador, unas hojas y un lápiz que a cada rato se le rompía la punta, Emilio intentaba escribir una obra de teatro extraordinaria. Su impulso creativo no era el de la expresión genuina, como su maestro le contaba de Emily Dickinson, sino el de exorcizar la furia hacia al maestro, hacia el guía, hacia el pater familias.

La semana anterior había decidido abandonar para siempre la clase de Rodolfo porque estaba harto de sus exigencias y sus altos estándares. Lo que al principio lo enamoró ahora lo separaba. Le dolía que a partir de ahora su “padre” lo mandaría directamente a la lista de los indeseables de su clase y se burlaría de él por no tener un temple de verdadero “escritor”.

carballido
Fotografía: Vanguardismo.

Escribía y sufría. Escribía y pensaba en Rodolfo, en el hombre que encontró hace media hora en el pasillo, en su abuela, en las carencias económicas, en la doble moral; en la vida cultural mexicana que siempre imitaba al extranjero, en lo difícil que es ganarse la vida como escritor de teatro, en lo difícil que es hacer teatro; en la homosexualidad, en el odio a lo diferente, en las buenas costumbres, en la hipocresía de la familia mexicana, en el amor como un acto de egoísmo, en el machismo, en su madre. Pensaba en lo que dirían Jorge, Luisa Josefina y Sergio, sus amigos de clase, de haber abandonado al maestro. Pensaba en la belleza de lo cotidiano.

Dos años más tarde, Emilio estrenaba en el Palacio de Bellas Artes su obra de teatro “Rosalba y Los Llaveros” con un éxito inaudito.

Libertad

“Emilio… –decía una mujer que traía un vaso en la mano– aquí está tu café”. Emilio Carballido le recibía el vaso con una enorme sonrisa que trataba de disimular su angustia por la reducción de presupuesto para su próximo montaje. Tenía que adaptar la obra para simplificar varias escenas y eliminar a unos cuantos personajes incidentales.

Emilio Carballido
Fotografía: Crónica.

Era 1997. Estaba a punto de ensayar con un grupo de jóvenes teatreros que estudiaron en la Escuela Nacional de Teatro. Por supuesto que ese día no podía informarles del poco dinero que contaban para hacer la obra. No los quería desanimar.

Esos minutos previos a que llegaran los actores, trataba de encontrar la manera de infundirles pasión por el teatro a pesar y en contra de todo. Los problemas para claudicar en el oficio teatral eran evidentes: una enorme oferta contra una escasa demanda de obras; reducción del presupuesto institucional; copias fallidas de modelos culturales del extranjero; una pobre evolución del lenguaje teatral mexicano; la imposibilidad de generar una escuela mexicana de pensamiento teatral.

Ya tenía una buena reputación. Era el Maestro Emilio Carballido. Sus alumnos lo veían como el pater familias. Como él veía a Rodolfo Usigli. Pero Emilio –sin el apellido que lo encasillaba en la figura del héroe trágico teatral– quería que la gente que él había formado matara al padre y tuviera libertad.

Emilio sabía que ya no le correspondía buscar la maestría técnica ni la vanguardia. Eso lo quería de joven. Tampoco quería rivalizar con sus ídolos teatrales ni mucho menos colgarse una pose de “artista” sólo para alimentar una frágil identidad. Era demasiado viejo para creer que el teatro lo iba a salvar de muchas horas de terapia. Sabía que en ese momento se necesitaba un teatro desde lo social: en la denuncia, en la visibilización de injusticias, en la mirada a la profunda mexicanidad con todas sus contradicciones y bendiciones.

Desde que era joven, supo que el teatro estaba en desventaja. Por eso, siempre trató al montar una obra de desenamorarse de las creencias arraigadas en el gremio o de los cánones académicos. El teatro no podía ser un reducido club de amigos, debía de abrirse para hacer una invitación a la gente de a pie que no hace teatro. Emilio estaba en esta reflexión cuando escuchó la voz del primer actor que llegó al ensayo: “Hola, maestro”.

Emilio Carballido, dramaturgo

Réquiem

“Emilio. Emilio, gracias”. Fueron las palabras que dijo un actor en un homenaje póstumo que le organizaron los alumnos más allegados de Emilio Carballido en Córdoba. En el salón, de manera indistinta, se escuchaban risas, aplausos, sollozos y gritos para celebrar la vida del maestro.

Al término del homenaje, los alumnos se fueron a casa. Cada uno, a su manera, vivía el duelo. Sin embargo, lo que más les pesaba era que no sabían cómo continuar con el legado de Emilio. Sus preguntas eran difíciles de responder porque el teatro era difícil de responder.

Carballido, escritor y dramaturgo
Fotografía: Grado Cero Prensa.

“Rosalba y Los Llaveros” se estrenó en 1950; el teatro en México ya no tenía los apoyos gubernamentales de aquel entonces. “Rosa de dos aromas” fue una obra con una venta inaudita de taquilla: había hecho tres mil representaciones; ahora las temporadas a duras penas duraban treinta funciones. Cuando se estrenaba una obra de Carballido era una garantía para los espectadores; ahora ellos no tenían en mente al teatro como diversión; muchos jóvenes teatreros ya no conocían a Emilio Carballido.

¿Qué seguía? ¿Cómo seguiría lo que tenía que seguir? ¿El teatro no debe ser un club de amigos? ¿Hacer teatro es una necedad? ¿Qué es el teatro ahora? Tal vez, la mayor lección de Emilio, no de Emilio Carballido, sino de Emilio, fue la valentía de cuestionarse todo el tiempo el quehacer teatral hasta sus últimas consecuencias y desde las necesidades de su tiempo. Y ver al teatro no como un enamorado ve a un cadáver. Sino como un enamorado que simplemente ve.   


Fuente de consulta:
Merlín, Socorro, La estética en la dramaturgia de Emilio Carballido. Universidad Autónoma de Baja California. México, 2009.


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¿Dónde está el Nuevo Teatro?

Lectura: 6 minutos

Melodrama en un acto
Personajes:
Rosario
Jorge

Toda la acción sucede en una cafetería de la colonia Santa María La Ribera en la época actual.

Rosario: ¿Pensaste que estaríamos aquí como fantasmas? Tú estás muerto hace 37 años. Yo hace 46. Y henos aquí, deambulamos en esta ciudad como espectros esperando a que algo pase. Deberíamos sentir orgullo: los melodramas siempre usan fantasmas para amarrar la emoción.

Jorge: Me quedé con ganas de escribir más melodramas.

Rosario: Ya me imagino lo que hubieran dicho tus amigos los críticos y las altas mentes del teatro: “Jorge desperdicia su trabajo en algo tan vil como un melodrama”.

Jorge: Hablaron mal de mí de cualquier modo porque me atreví a cometer un pecado más grave: escribir más que teatro. Hice cuentos, novelas, ensayos. Hasta telenovelas. Nadie en el teatro me lo pudo perdonar. Querían que me quedara siempre ahí. Sólo para el teatro. No podía. Por eso ya nunca escribí obras. Mi arte no podía con tanta presión.

Rosario: ¿Fuiste artista?

Jorge: Si no fuimos artistas, ¿qué fuimos entonces?

Rosario: Hicimos teatro.

Jorge: Hicimos arte.

Rosario: Sólo fui una “humilde dramaturga”. Me encanta esa palabra: dramaturga. Y tú también sólo fuiste un “humilde dramaturgo”.

dramaturga de teatro
Fotografía: El Enateneo.

Jorge: ¿Por qué te causa escozor la palabra “artista”?

Rosario: Muy pronto me di cuenta que se volvería un problema en mi trabajo.

Jorge: ¿Problema?

Rosario: El ser “artista” me encerraría en una pose que sólo usaría en las fiestas bohemias. Aplastaría toda mi creatividad para hacer sólo caprichos y extravagancias. Yo sólo quería salir de mí, conectar con alguien más. Hacer un teatro digno de nuestro tiempo capaz de transformar, sanar. Lo que más me emocionaba de escribir teatro era dialogar con la gente. Preocuparme por los que estaban dispuestos a observar y escuchar.

Jorge: El teatro siempre se preocupa por el público.

Rosario: En este tiempo, ya escuché a más de un teatrero que no le dice público sino espectadores.

Jorge: Como le quieras llamar. El teatro se preocupa por el que observa.

Rosario: ¿El teatro siempre se preocupa por los espectadores?

Jorge: Sí.

Rosario: ¿Cómo?

Jorge: ¿Nunca viste las obras de Luis, José, Juan?

Rosario: No menciones a las vacas sagradas del teatro. Ellos sólo se preocupaban por ellos.

Jorge: A mí siempre me importaron los espectadores.

Rosario: ¿Te preocupaban los espectadores sólo porque compraban un boleto y se sometían a tu búsqueda artística?

Jorge: Por supuesto que no. Porque quería decirles algo importante.

Rosario: Tú escribiste telenovelas y con ellas también les decías algo importante a las personas. También lo hace el cine, los periódicos, las revistas. Mira, ahora, toda la gente camina con un montón de aparatos en la mano que todo el tiempo les dice algo importante.

Jorge: No es lo mismo.

Rosario: ¿Por qué?

Jorge: Porque en el teatro hay magia.

espectadores
Ilustración: Pinterest.

Rosario: Jorge, eres terrible al usar lugares comunes. Define magia.

Jorge: El teatro es un juego donde los artistas jugamos con la mente de los espectadores.

Rosario: También “artistas” juegan con la mente de los espectadores desde otros medios. Me encanta cómo juega conmigo Agnès Varda.

Jorge: ¿Nunca pensaste hacer un performance? A lo mejor ese era tu camino.

Rosario: Amo profundamente el teatro.

Jorge: No se nota.

Rosario: Sólo siento que me convertí en dramaturga cuando el teatro había agotado sus posibilidades. Las obras que escribí, las escribí pensando en los grandes escritores que nos repetían hasta la náusea nuestros maestros: Sófocles, Shakespeare, Molière, Chéjov. El diálogo que quiero establecer con las personas está en otra estructura. El modelo que conocemos se agotó.

Jorge: A lo mejor te agotaste tú.

Rosario: Cada semana nos paseamos por varios teatros de esta ciudad y vemos que las salas no están precisamente llenas. ¿No te parece eso una señal de desgaste del lenguaje teatral?

Jorge: A lo mejor ahora es más caro.

Rosario: El dinero es un problema sin duda. Pero hay uno más grande de fondo.

Jorge: Rosario, desde que estábamos vivos nos quejábamos de que la gente no iba al teatro. Es parte de sufrir la profesión.

Rosario: ¿Sufrir la profesión? ¿De qué estás hablando? ¿No te parece que hay una necesidad más grande todavía?

Jorge: ¿Fundar un Nuevo Teatro?

Rosario: ¡Exacto!

teatro clasico
Fotografía: Enateneo.

Jorge: ¿Por qué no fuiste performancera?

Rosario: Un Nuevo Teatro es lo que necesitamos. Aprender del pasado para construir algo totalmente diferente. Fuera de la norma, de lo habitual, de lo esperado. Alejado de lo que las personas ya tienen para ver y escuchar.

Jorge: No le trates de mejorar la plana a Shakespeare. Desde que éramos jóvenes conocí a muchos artistas como tú que decían lo mismo: “contstruir algo diferente”. Y cayeron en lo mismo. El teatro es lo que es.

Rosario: ¿Sabes por qué nos aferrábamos a escribir como Shakespeare o como cualquier otro escritor que admirábamos? Porque queríamos los efectos que lograron en su tiempo. Pero nunca nos dimos cuenta que las fórmulas que ellos usaron ya no nos sirven ahora. Son una buena pista para empezar. Sólo eso.

Jorge: ¿Te parece ocioso estudiar a los clásicos?

Rosario: No. Yo lo que quería era partir de ellos para encontrar algo nuevo. Su búsqueda me serviría para mi búsqueda.

Jorge: ¿Encontraste esa Nuevo Teatro?

Rosario: No.

Jorge: Touché.

Rosario: En cada nueva obra que escribía siempre mi intención era encontrar ese Nuevo Teatro. A lo mejor me faltó valentía de romper con todo lo que yo creía o con lo que yo había entrenado.

Jorge: Tu Nuevo Teatro me parece una cosa terapéutica que muchos ya intentaron…

Rosario: Puede ser terapia.

Jorge: Que muchos intentaron y ya fracasaron. Yo cada vez que escribía quería demostrarme qué mejor artista podía ser.

Rosario: En el teatro siempre me importó más la comunicación que el arte.

Jorge: Por eso nunca te dieron becas.

Los dos ríen.

arte del teatro
Imagen: Pinterest.

Jorge: No sabes cómo me dolió ya no escribir teatro.

Rosario: ¿Por qué dejaste de escribir obras?

Jorge: Ya te dije. Nadie del gremio me perdonó que hiciera otro tipo de trabajos.

Rosario: Ya sé. El “gremio” es muy celoso. Pero a mí no me puedes mentir. Siempre fuiste muy cínico y hubieras soportado cualquier mala cara de nuestros colegas en cualquier estreno tuyo. ¿Por qué dejaste de escribir?

Jorge: Yo estrené una obra de teatro en junio de 1970 que para mí era la mejor que pude haber escrito. Mi síntesis artística.

Rosario: “Los enredos de Jacinta”.

Jorge: Amabas esa obra. No lo niegues. Al mismo tiempo, se estrenó una telenovela que también escribí. La hice sólo por dinero.

Rosario: ¿La que hizo la gran Sonia? “La mirada del perdón”.

Jorge: Odiabas esa telenovela.

Rosario: Me encantaba. Y lo digo sin ironía.

Jorge: En una comida familiar, todos habían ido a ver la obra y conocían la telenovela. Toda la comida se la pasaron hablando de la telenovela y ni una palabra de la obra de teatro. Todos se emocionaban al hablar de los personajes de la televisión. Las pocas referencias a la obra eran como algo que le debían de rendir pleitescía sin ningún ápice de emoción. Sin víscera. Sentí que mi mensaje no era poderoso. Que yo no tenía la magia del teatro.

escritor fracasado
Ilustración: Romanzo.

Rosario: ¿En serio crees eso?

Jorge: ¿Por qué les importaba más la telenovela que la obra? ¿Por qué hicieron suya la telenovela y no hicieron suya la obra?

Rosario: A lo mejor fuiste demasiado artista en el teatro.

Jorge: A lo mejor no estaba a la altura del Nuevo Teatro.

Los dos suspiran.

Jorge: Amas profundamente el teatro.

Rosario: Por eso espero algo más. Si no lo pudimos encontrar tú y yo, espero que alguien lo pueda hacer.

Jorge: Y henos aquí, deambulamos en esta ciudad, por los teatros, como espectros esperando a que algo pase.

Rosario: A que algo pase.

OSCURO


Entremos en debate:
~ ¿Tú de qué lado estás?
~ ¿Piensas más como Rosario o como Jorge?
~ ¿Qué importa más: la comunicación o el ejercicio artístico?
~ Ahora la telenovela va a la baja. Para ciertas audiencias, el producto audiovisual más socorrido es la serie. ¿Una serie puede ser más profunda que una obra de teatro?
~ ¿Dónde está la magia del teatro que no la podemos encontrar en la televisión?
~ ¿Necesitamos un Nuevo Teatro?

Espero tus respuestas en redes. Puedes encontrarme como @pezdeoromx en Facebook y Twitter.


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#GanadoresPezdeOro 2019

Lectura: 5 minutos

Categorías sujetas a análisis y valoración

1) Mejor diseño sonoro:

~ Eduardo Villarreal Molina – “El Feo”
~ Miguel Ángel Jiménez – “Sasha y Spot. Aventura en un acto para una niña y una lámpara”
~ Jorge Valdivia – “Nacahue: Ramón y Hortensia”
~ Cristóbal MarYán – “El Ensayo (10 Out of 12)”
~ Rodrigo Castillo Filomarino – “Acá en la Tierra”

2) Mejor diseño de vestuario:

~ Aldo Vázquez – “Sasha y Spot. Aventura en un acto para una niña y una lámpara”
~ Estela Fagoaga – “Pequeña Voz”
~ Libertad Mardel – “Nacahue: Ramón y Hortensia”
~ Sergio Mirón – “La Vida de Roth”
~ Lissete Barrios – “Acá en la Tierra”

3) Mejor diseño de iluminación:

~ Tania Rodríguez – “Nacahue: Ramón y Hortensia”
~ Kay Pérez – “Sasha y Spot. Aventura en un acto para una niña y una lámpara”
~ Víctor Zapatero – “El Ensayo (10 Out of 12)”
~ Jesús Hernández – “Acá en la Tierra”
~ Ingrid SAC – “Humedad”

4) Mejor música original para un montaje:

~ Cristóbal MarYán – “El Ensayo (10 Out of 12)”
~ Dano Coutiño – “The Pillowman”
~ Rodrigo Castillo Filomarino – “Acá en la Tierra”
~ Iker Madrid – “Sasha y Spot. Aventura en un acto para una niña y una lámpara”
~ Leonardo Soqui – “Algo en Fuenteovejuna”

5) Mejor diseño de escenografía:

~ Matías Gorlero y Félix Arroyo – “La Ceguera no es un Trampolín”
~ Aldo Vázquez – “Sasha y Spot. Aventura en un acto para una niña y una lámpara”
~ Philippe Amand – “Ejercicios Fantásticos del Yo”
~ Adrián Martínez Fraustro – “Humedad”
~ Auda Caraza – “Nacahue: Ramón y Hortensia”

6) Mejor musical:

~ “Rentas Congeladas”
~ “Jesucristo Súper Estrella”
~ “Chicago”
~ “Para la Libertad”
~ “Sugar”

7) Mejor dirección hecha en un contexto mexicano para un musical:

~ Mario Espinosa – “Rentas Congeladas”
~ Omar Olvera – “Para la Libertad”
~ Anahí Allué – “Sugar”

8) Mejor actor principal de musical:

~ Ariel Miramontes “Albertano” – “Sugar”
~ Erik Rubín – “Jesucristo Súper Estrella”
~ Javier Oliván – “Rentas Congeladas”

9) Mejor actriz principal de musical:

~ Bibi Gaytán – “Chicago”
~ Susana Zabaleta – “Casi Normales”
~ Lucía Huacuja – “Para la Libertad”

10) Mejor actor de reparto de musical:

~ César Enríquez – “Rentas Congeladas”
~ Kalimba – “Jesucristo Súper Estrella”
~ Pepe Navarrete – “Chicago”
~ Benito Castro – “Sugar”
~ Juan Pablo Ruiz – “Para la Libertad”

11) Mejor actriz de reparto de musical:

~ Berenice Mastretta – “Rentas Congeladas”
~ Alma Cero – “Chicago”
~ Irasema Terrazas – “Para la Libertad”
~ Crisanta Gómez – “Jesucristo Súper Estrella”
~ Tere Ríos – “Sugar”

12) Mejor dramaturgia mexicana contemporánea:

~ Paula Zelaya Cervantes – “Sasha y Spot. Aventura en un acto para una niña y una lámpara”
~ Claudia Romero – “Nuestro Cuaderno Rojo”
~ Omar Olvera – “Para la Libertad”
~ Luis Eduardo Yee – “Acá en la Tierra”
~ Alejandro Román – “Novo. Un Clóset de Cristal Cortado”

13) Mejor localización (traducción y adaptación lingüística) de una obra extranjera:

~ Ana Graham y Antonio Vega – “El Ensayo (10 Out 12)”
~ Stefanie Weiss – “El Feo”
~ Miguel Septién – “The Pillowman”
~ Jerónimo Best – “Blackbird”
~ Tomás Segovia, Ángel-Luis Pujante y Flavio González Mello – “Hamlet. Príncipe de Dinamarca (primera parte)”

14) Mejor obra extranjera contemporánea montada en la Ciudad de México:

~ “Blackbird”de David Harrower
~ “El Padre” de August Strindberg
~ “The Pillowman” de Martin McDonagh
~ “El Ensayo (10 Out 12)” de Anne Washburn
~ “¿Quién teme a Virginia Woolf?”de Edward Albee

 15) Mejor trabajo de coreografía y movimiento escénico:

~ Miguel Septién – “Argonáutika”
~ Marco Antonio Silva – “El Padre”
~ Mauricio Rico – “La Vida de Roth”

16)  Mejor ensamble actoral:

~ “El Ensayo (10 Out 12)”
~ “La Vida de Roth”
~ “La Reunión”
~ “Nacahue: Ramón y Hortensia”
~ “Acá en la Tierra”

17) Mejor actor de reparto:

~ Luis Miguel Lombana – “Algo en Fuenteovejuna”
~ Emmanuel Lapin – “El Ensayo (10 Out 12)”
~ Odiseo Bichir – “Pequeña Voz”
~ Alfonso Borbolla – “The Pillowman”
~ Marco Antonio García – “El Padre”

18) Mejor actriz de reparto:

~ Ana Graham – “El Ensayo (10 Out of 12)”
~ Vicky Araico – “Acá en la Tierra”
~ Amanda Farah – “Pequeña Voz”
~ Yadira Pérez – “Nacahue: Ramón y Hortensia”
~ Marta Aura – “El Padre”

19) Mejor actor principal:

~ Juan Carlos Beyer – “La Reunión”
~ Gerardo González – “Novo. Un Clóset de Cristal Cortado”
~ Mario Eduardo D´León – “Nacahue: Ramón y Hortensia”
~ Roberto Soto – “El Padre”
~ Alejandro Calva – “Blackbird”

20) Mejor actriz principal:

~ Assira Abbate – “Acá en la Tierra”
~ María Penella – “Pequeña Voz”
~ Julieta Egurrola – “Hamlet. Príncipe de Dinamarca (primera parte)”
~ Ana Karina Guevara – “La Reunión”
~ Sonia Couoh – “Nacahue: Ramón y Hortensia”

21) Mejor dirección:

~ Miguel Septién – “The Pillowman”
~ Ana Graham y Antonio Vega – “El Ensayo (10 Out of 12)”
~ Guillermo Navarro – “Novo. Un Clóset de Cristal Cortado”
~ Juan Carrillo – “Nacahue: Ramón y Hortensia”
~ Pilar Boliver – “La Reunión”

22) Mejor obra de teatro del 2019:

~ “La reunión” de Trinidad González
~ “El Ensayo (10 Out of 12)” de Anne Washburn
~  “Novo. Un Clóset de Cristal Cortado” de Alejandro Román
~ “Nacahue: Ramón y Hortensia” de Juan Carrillo
~ “The Pillowman” de Martin McDonagh

#NominacionesPezDeOro2019

Lectura: 5 minutos

Metodología para seleccionar a los nominados y ganadores en cada terna

~ A partir de haber asistido a 51 obras de teatro presentadas en la Ciudad de México, durante el 15 de diciembre de 2018 hasta el 12 de diciembre de 2019, se seleccionaron los trabajos más destacados en las áreas de producción y desempeño escénico en un montaje teatral.
~ Las nominaciones fueron categorizadas en 22 ternas.
~ Cada terna tiene como máximo cinco nominados.
~ Las personas nominadas a este reconocimiento en el año 2018 no fueron consideradas en esta selección.
~ En una misma categoría puede estar nominada una misma persona que haya participado en dos proyectos diferentes.
~ En una misma categoría pueden estar dos personas que trabajen en el mismo montaje.
~ En diferentes categorías puede estar nominada una misma persona que haya participado en proyectos diferentes.

Los criterios generales para elegir a las personas nominadas de cada categoría son:

a) El dominio técnico del área en cuestión.
b) La concordancia del trabajo del área con el concepto literario y escénico de la obra.
c) La capacidad de exploración simbólica en cada una de las áreas.
d) La capacidad de aproximarse a las competencias comunicativas de las audiencias.
e) La capacidad de exploración del lenguaje teatral en cada una de las áreas.
f) La pertinencia del tema, la premisa y la historia para el momento político, económico y social de la Ciudad de México.
g) Los criterios estéticos, estilísticos y poéticos propios de cada área de nominación.

Entérate de más información en #NominacionesPezdeOro2019 en Twitter y Facebook.

Categorías sujetas a análisis y valoración

1) Mejor diseño sonoro:

~ Eduardo Villarreal Molina – “El Feo”
~ Miguel Ángel Jiménez – “Sasha y Spot. Aventura en un acto para una niña y una lámpara”
~ Jorge Valdivia – “Nacahue: Ramón y Hortensia”
~ Cristóbal MarYán – “El Ensayo (10 Out of 12)”
~ Rodrigo Castillo Filomarino – “Acá en la Tierra”

2) Mejor diseño de vestuario:

~ Aldo Vázquez – “Sasha y Spot. Aventura en un acto para una niña y una lámpara”
~ Estela Fagoaga – “Pequeña Voz”
~ Libertad Mardel – “Nacahue: Ramón y Hortensia”
~ Sergio Mirón – “La Vida de Roth”
~ Lissete Barrios – “Acá en la Tierra”

3) Mejor diseño de iluminación:

~ Tania Rodríguez – “Nacahue: Ramón y Hortensia”
~ Kay Pérez – “Sasha y Spot. Aventura en un acto para una niña y una lámpara”
~ Víctor Zapatero – “El Ensayo (10 Out of 12)”
~ Jesús Hernández – “Acá en la Tierra”
~ Ingrid SAC – “Humedad”

Aca en la Tierra
Puesta en escena de “Acá en la Tierra” (Fotografía: Cartelera de Teatro)

4) Mejor música original para un montaje:

~ Cristóbal MarYán – “El Ensayo (10 Out of 12)”
~ Dano Coutiño – “The Pillowman”
~ Rodrigo Castillo Filomarino – “Acá en la Tierra”
~ Iker Madrid – “Sasha y Spot. Aventura en un acto para una niña y una lámpara”
~ Leonardo Soqui – “Algo en Fuenteovejuna”

5) Mejor diseño de escenografía:

~ Matías Gorlero y Félix Arroyo – “La Ceguera no es un Trampolín”
~ Aldo Vázquez – “Sasha y Spot. Aventura en un acto para una niña y una lámpara”
~ Philippe Amand – “Ejercicios Fantásticos del Yo”
~ Adrián Martínez Fraustro – “Humedad”
~ Auda Caraza – “Nacahue: Ramón y Hortensia”

6) Mejor musical:

~ “Rentas Congeladas”
~ “Jesucristo Súper Estrella”
~ “Chicago”
~ “Para la Libertad”
~ “Sugar”

7) Mejor dirección hecha en un contexto mexicano para un musical:

~ Mario Espinosa – “Rentas Congeladas”
~ Omar Olvera – “Para la Libertad”
~ Anahí Allué – “Sugar”

8) Mejor actor principal de musical:

– Ariel Miramontes “Albertano” – “Sugar”
– Erik Rubín – “Jesucristo Súper Estrella”
– Javier Oliván – “Rentas Congeladas”

9) Mejor actriz principal de musical:

– Biby Gaytán – “Chicago”
– Susana Zabaleta – “Casi Normales”
– Lucía Huacuja – “Para la Libertad”

jesucristo superestrella
Cast de “Jesucristo Super Estrella” (Fotografía: Milenio).

10) Mejor actor de reparto de musical:

– César Enríquez – “Rentas Congeladas”
– Kalimba – “Jesucristo Súper Estrella”
– Pepe Navarrete – “Chicago”
– Benito Castro – “Sugar”
– Juan Pablo Ruiz – “Para la Libertad”

11) Mejor actriz de reparto de musical:

– Berenice Mastretta – “Rentas Congeladas”
– Alma Cero – “Chicago”
– Irasema Terrazas – “Para la Libertad”
– Crisanta Gómez – “Jesucristo Súper Estrella”
– Tere Ríos – “Sugar”

12) Mejor dramaturgia mexicana contemporánea:

– Paula Zelaya Cervantes – “Sasha y Spot. Aventura en un acto para una niña y una lámpara”
– Claudia Romero – “Nuestro Cuaderno Rojo”
– Omar Olvera – “Para la Libertad”
– Luis Eduardo Yee – “Acá en la Tierra”
– Alejandro Román – “Novo. Un Clóset de Cristal Cortado”

13) Mejor localización (traducción y adaptación lingüística) de una obra extranjera:

– Ana Graham y Antonio Vega – “El Ensayo (10 Out 12)”
– Stefanie Weiss – “El Feo”
– Miguel Septién – “The Pillowman”
– Jerónimo Best – “Blackbird”
– Tomás Segovia, Ángel-Luis Pujante y Flavio González Mello – “Hamlet. Príncipe de Dinamarca (primera parte)”

14) Mejor obra extranjera contemporánea montada en la Ciudad de México:

“Blackbird” de David Harrower
“El Padre” de August Strindberg
“The Pillowman” de Martin McDonagh
“El Ensayo (10 Out 12)” de Anne Washburn
“¿Quién teme a Virginia Woolf?” de Edward Albee

 15) Mejor trabajo de coreografía y movimiento escénico:

– Miguel Septién – “Argonáutika”
– Marco Antonio Silva – “El Padre”
– Mauricio Rico – “La Vida de Roth”

El Padre
Puesta en escena de “El Padre” de August Strindberg (Fotografía: Alternativa Teatral).

16) Mejor ensamble actoral:

– “El Ensayo (10 Out 12)”
– “La Vida de Roth”
– “La Reunión”
– “Nacahue: Ramón y Hortensia”
– “Acá en la Tierra”

17) Mejor actor de reparto:

~ Luis Miguel Lombana – “Algo en Fuenteovejuna”
~ Emmanuel Lapin – “El Ensayo (10 Out 12)”
~ Odiseo Bichir – “Pequeña Voz”
~ Alfonso Borbolla – “The Pillowman”
~ Marco Antonio García – “El Padre”

18) Mejor actriz de reparto:

~ Ana Graham – “El Ensayo (10 Out of 12)”
~ Vicky Araico – “Acá en la Tierra”
~ Amanda Farah – “Pequeña Voz”
~ Yadira Pérez – “Nacahue: Ramón y Hortensia”
~ Marta Aura – “El Padre”

19) Mejor actor principal:

– Juan Carlos Beyer – “La Reunión”
– Gerardo González – “Novo. Un Clóset de Cristal Cortado”
– Mario Eduardo D´León – “Nacahue: Ramón y Hortensia”
– Roberto Soto – “El Padre”
– Alejandro Calva – “Blackbird”

20) Mejor actriz principal:

– Assira Abbate – “Acá en la Tierra”
– María Penella – “Pequeña Voz”
– Julieta Egurrola – “Hamlet. Príncipe de Dinamarca (primera parte)”
– Ana Karina Guevara – “La Reunión”
– Sonia Couoh – “Nacahue: Ramón y Hortensia”

21) Mejor dirección:

– Miguel Septién – “The Pillowman”
– Ana Graham y Antonio Vega – “El Ensayo (10 Out of 12)”
– Guillermo Navarro – “Novo. Un Clóset de Cristal Cortado”
– Juan Carrillo – “Nacahue: Ramón y Hortensia”
– Pilar Boliver – “La Reunión”

22) Mejor obra de teatro del 2019:

– “La reunión” de Trinidad González
– “El Ensayo (10 Out of 12)” de Anne Washburn
–  “Novo. Un Clóset de Cristal Cortado” de Alejandro Román
– “Nacahue: Ramón y Hortensia” de Juan Carrillo
– “The Pillowman” de Martin McDonagh

Los empeños del teatro (por interesar y existir)

Lectura: 3 minutos

Tragedia en cuatro actos

Basada en hechos reales

 ACTO I

Cosas que algunos teatreros dicen para que vayan a sus obras de teatro:

“Si compras los boletos en preventa, tendrás un 50% de descuento”.

“Hoy es 2×1 en Ticketmaster. Los boletos de la obra te pueden salir súper baratos”.

“Hoy es jueves de 30 pesos en el teatro.”

“Si mandas un tuit con el nombre del protagonista de la obra, te regalamos un pase doble”.

Boletos de teatro.
Fotografía: Blog Love for musicals.

ACTO II

Cosas que algunos espectadores que nunca han ido al teatro dicen:

“Es que el teatro es muy caro”.

“El dinero que voy a invertir en un sólo boleto de teatro lo puedo ocupar para tres boletos de cine”.

“Si un boleto es muy barato, la obra debe ser muy mala”.

“Yo voy al teatro sólo si me dan cortesías”.

Entrada al teatro.
Fotografía: elmundo.es.

 ACTO III

El primer punto donde coinciden los prejuicios de los teatreros frente a los espectadores y viceversa es el dinero que inviertes en un boleto. Y esto me lleva a preguntar: ¿cómo los espectadores deciden gastar su dinero en una obra?

Una persona gana determinado dinero al mes (“mes” por decir cualquier temporalidad); parte de ese dinero es ocupado para su “entretenimiento” donde podemos enlistar: restaurantes, cines, museos, parque de diversiones, suscripciones de plataformas digitales, conciertos, alcohol y teatro. Una obra no compite realmente con otra obra, compite con todas las opciones de entretenimiento que alguien considere dentro de su presupuesto mensual.

Si alguien por gusto, hábito o formación decide gastar su dinero destinado al entretenimiento en teatro, es genial. Pero alguien que nunca ha ido al teatro, los descuentos, ofertas y promociones no tienen ningún sentido porque ni siquiera lo considera una opción.

Sin embargo, el problema es mayor si salimos de la realidad teatral. La “cultura de la libertad creadora” (así como la tipifica en su libro Dinero para la cultura de Gabriel Zaid) es algo que en este país está castigada histórica y políticamente porque ante la urgencia, esto parece una necesidad postergable.  Esta cultura aparece como el punto de colisión de fuerzas educativas, políticas y económicas.

Espectador de teatro.
Fotografía: Málaga Luxury Magazine.

ACTO IV

¿La cultura en este país está condenada a ser necesidad y nunca urgencia?

Si una obra de teatro lucha por salir con los gastos mínimos de su producción con espectadores cautivos, ¿también sería su responsabilidad hacer un esfuerzo (económico) por atraer espectadores potenciales?

¿Vale la pena abordar un análisis de audiencias del teatro? ¿Es muy capitalista? ¿O el teatro es muy artesanal para ser susceptible a un análisis de audiencias?

¿A qué audiencias le habla una obra cuando genera un plan de publicidad? ¿A las cautivas o a las potenciales?

¿Cuáles son los criterios para definir a los espectadores potenciales del teatro?

¿Hay un análisis de espectadores del teatro fuera del sector publicitario? ¿Existe uno psicográfico o de hábitos de consumo?

¿Cómo lograr una sustentabilidad en el proyecto de atraer espectadores potenciales más allá de políticas sexenales?

¿Qué tanto la creación teatral debe someterse a los intereses temáticos de los espectadores para que se vuelva más atractiva?

 

OSCURO.