Reflexiones

¿Qué sigue?

Lectura: 3 minutos

Cada día es nuevo, aquí recluidos, unos más que otros, pero todos de alguna forma nos hemos aislado y cuidado de la mejor manera que esté dentro de nuestra capacidad física, emocional o económica.

Cada día tenemos sentimientos nuevos, diferentes y encontrados, algunos días con ganas de emprender algo nuevo, otros sin ganas de levantarnos; todos estamos leyendo muchas cosas, no todas ciertas, no todas positivas, tenemos un mar de recomendaciones, de cómo combatir esta pandemia, de cómo debemos cuidarnos, o aislarnos, de qué usar o qué no hacer, pero desafortunadamente muy poca información de cómo debemos cuidarnos emocionalmente, de cómo lidiar con la ansiedad, el miedo, la soledad y el aislamiento.

sin libertad
Ilustración: Chavo Roldán.

Cada vez nos cuesta más trabajo conciliar el sueño, a veces acudimos a la meditación, los que saben y pueden, otras a remedios caseros y si no a medicinas. El nivel de incertidumbre es altísimo, algunos por temas de trabajo, otros por miedo a contagiarnos de esta enfermedad o que alguno de nuestros seres queridos se infecte, todos al apagar la luz al acostarnos, en la obscuridad, tenemos que lidiar con esto de la mejor forma posible para poder dormir y después amanecer con la esperanza de un día nuevo, de tiempos mejores.

Todos quisiéramos despertarnos y que esto ya hubiera pasado, que pudiéramos recuperar nuestra libertad, nuestro ritmo de trabajo, el poder de nuevo abrazar a nuestra pareja, a nuestros hijos, nuestros nietos, a hermanos y amigos, somos un pueblo que estamos acostumbrados y nos gusta abrazarnos, disfrutamos tener contacto con nuestros seres queridos, sentarnos en una mesa y mirándonos a los ojos, hablarnos, tocarnos, ayudarnos y saber de nuestras vidas.

Esta pandemia deberá servirnos a todos, realmente me refiero a todos, sin importar raza, origen, color, nacionalidad, preferencia política o religiosa, sexo o educación, para valorar lo importante que es la vida y lo vulnerable que somos, lo poco coordinados que estamos y, sobre todo, de la alta dependencia que tenemos en nuestras autoridades para que las cosas salgan bien, de la poca intervención de nosotros como sociedad organizada para ayudarnos y apoyarnos.

libertad y cuarentena
Ilustración: Edo.

¿Qué sigue…? recuperar todo esto, sin duda valoraremos mucho más lo que significa la salud, la libertad, el trabajo, el amor y la amistad; tomaremos conciencia de lo mucho que tenemos que hacer para protegernos, para buscar el bien de todos. Exigirnos como individuos y a nuestros gobernantes el establecimiento de medidas, protocolos y procedimientos para tener la capacidad de salir adelante, no tan sólo de cómo prever un evento futuro, o de cómo actuar más rápido y de manera más eficiente, sino qué necesitamos para restablecer nuestras vidas de una manera digna y satisfactoria.

Tenemos que asegurarnos qué les dejaremos a los que nos siguen un mejor modelo, un mejor sistema de vivir, de compartir, de trabajar y, principalmente, la conciencia de lo frágiles que somos y lo mucho que tenemos que hacer nosotros mismos.

Lograr el bien común debe ser nuestra prioridad no sólo desde un punto de vista moral, ético o religioso, sino también debe quedarnos claro que es fundamental para sobrevivir.


También te puede interesar: Fragilidad, incertidumbre y un enemigo invisible.

El mundo es plano, caliente y sobrepoblado

Lectura: 3 minutos

Sin duda estamos viviendo en un mundo muy diferente al de hace tan sólo algunos años, en donde una gran cantidad de personas no están satisfechas con lo que ven, con lo que viven o hacen, se sienten injustamente tratados por el sistema o modelo de su país, no tienen claro qué van a hacer o cómo deben de educar a sus hijos; muchos se sienten desplazados ya sea por la tecnología, por la cantidad de datos, su manejo o explotación, y todo esto va aumentando la incertidumbre al igual que polariza la convivencia social.

En 2008 Thomas L. Friedman escribió un extraordinario libro, Hot, Flat and Crowded. Why we need a green revolution and how it can renew America, en el cual nos dice que el mundo se ha convertido en un lugar caliente (hot) debido a las altas y excesivas temperaturas que ha estado alcanzando, principalmente en lo climático, pero también en lo intenso de los cambios políticos, económicos y sociales. Y en estos momentos en donde una enfermedad ocasionada al otro lado del mundo, se convierte en una pandemia prácticamente global, que ataca sin discriminar raza, religión, nacionalidad o estatus social, nos lleva a reflexionar que a pesar de todos nuestros avances médicos, tecnológicos y de comunicaciones, algo más nos ha faltado desarrollar, que seguimos siendo muy vulnerables no tan sólo a desastres naturales sino también a otros riesgos. 

El autor se refiere a lo plano (flat) en el sentido de que todos estamos interconectados 24/7/365 –horas, días y año–, lo cual ha ocasionado que todos tengamos la misma información, que todos nos podemos ver y comunicar sin costo, que estemos buscando las maneras más eficientes para trabajar, para armar, desarrollar o vender un producto o servicio. Realmente nos hemos convertido en una comunidad única, donde las barreras de la distancia o lenguaje ya no impiden el progreso. Por el desarrollo de los sistemas y medios de comunicación parecería que iremos avanzando rápidamente a un proceso cada vez más globalizado.

Loren f mundo plano
Thomas Loren Friedman, periodista y escritor estadounidense.

Esto ha implicado un intercambio intenso entre nuestras comunidades así como de nuestros negocios, las famosas cadenas de valor ya son una realidad, al igual que nuestras dependencias sociales entre diferentes países, por eso la Tierra no tan sólo es plana, sino que se parece más a una cancha de futbol común para todos, pero con árbitros y reglas diferentes, y todos queriendo jugar el mismo juego pero sin protocolos y, a veces, hasta con pelotas diferentes. Tal situación está quedando en evidencia con el COVID-19, donde no se ve un protocolo ni común ni suficiente para atacar un tema vital global.

Cuando Friedman se refiere a aquello sobrepoblado (crowded), lo entiendo también para otros temas diferentes al poblacional, como son los médicos, los de información, de datos fidedignos y falsos, seguridad, etc. Parecería que lo indispensable ahora es poder diferenciar y discernir qué es lo importante de tanto ruido; ya no es un tema de lenguaje sino de saturación y de lo que era antes un riesgo aislado o focalizado, ahora se puede convertir en un tema mundial y tendremos que aprender a tratarlos de esa manera, tendremos que encontrar protocolos globales que nos ayuden a minimizar y a convivir con estos riesgos.

Parecería que los modelos anteriores ya no funcionan y todavía no se ve un país líder, con un sistema o acuerdo social que muestre cómo se puede crecer de manera sostenida y sustentable, pero sobre todo sin pobreza y desigualdad.

mundo en agua
Ilustración: The Daily Times.

En esta nueva cancha tendremos que establecer las nuevas reglas, lineamientos, protocolos y árbitros que nos permitan además de minimizar los riesgos –médicos, seguridad, cibernéticos, sanitarios, económicos, entre otros–, también crecer de una manera sustentable, sostenida y que realmente se pueda erradicar la pobreza y minimizar la desigualdad, no como un tema humanitario sino como un tema de supervivencia.

Es fundamental  encontrar un país líder, que establezca el ejemplo de cómo enfrentar este nuevo mundo de manera exitosa, y si esto no es posible, sí deberíamos tener la capacidad de desarrollar  una institución global que lo haga. Reitero, y es una tristeza que así esté ocurriendo, el ejemplo del COVID-19 nos debe llevar a un cambio urgente para buscar de manera permanente el bien común.


También te puede interesar: El mundo está globalizado, cuidemos los riesgos.