Del color azul. Azul, pintado de azul. Parte I

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Azul el cielo y azul el mar, así es como el color azul se asocia a la gama de colores que los humanos percibimos y de los que disfrutamos. La relación con la naturaleza nos es clara y nos genera sensaciones de tranquilidad y armonía que disfrutamos a plenitud, sobre todo porque el azul del cielo y del mar representan tranquilidad, belleza y armonía. Cuando hay tormenta, el cielo encapotado y el mar embravecido pierden esos tonos azules que son tan seductores para el alma y nos alteran poniéndonos en un estado de alerta ante un riesgo inminente.

Ahora, se cuenta que no siempre fue así. Hay científicos que dicen que los primeros seres humanos eran daltónicos y solamente podían distinguir el negro, el blanco, el rojo y, ocasionalmente el amarillo y el verde. Por lo tanto, no existía el azul en su percepción y, por ende, el concepto azul era inexistente. En la Odisea el mar es descrito como color vino y esta descripción se toma como una prueba de la incapacidad de los seres que habitaban entonces para percibir el color azul.

mar profundo
Fotografía: EsMateria.

El cómo y el cuándo el cerebro desarrolló la capacidad de ver el color azul es algo que habría que dilucidar para ubicarlo en algún momento en el tiempo, sin embargo, aun sin tener el dato exacto sobre ese proceso evolutivo de la percepción de los colores, sí se sabe que el registro del primer color azul producido por el hombre se tiene identificado en Egipto. Así es, fueron los egipcios los que crearon un pigmento permanente, denominado el azul egipcio, que utilizaban en las artes decorativas. Desde ese antiguo Egipto el tono creado por ellos se fue incorporando a las paletas de los grandes maestros del arte a lo largo de su evolución en los siguientes 6,000 años.

Como mencioné anteriormente, el azul egipcio es considerado el primer pigmento sintético. Vamos a precisar un poco sobre su fabricación, éste se manufacturaba con la mezcla de piedra caliza molida, arena y algún mineral de cobre, como la azurita o la malaquita. La mezcla se calentaba a una temperatura de entre 800 y 900 grados centígrados. De esta combustión se tenía como resultado un vidrio azul opaco que se trituraba con un agente espesante como la clara de huevo para producir un barniz de larga duración, el cual se utilizaba para pintar piezas de cerámica, estatuas e incluso en la decoración de las tumbas de los faraones. Este color, en su devenir, se convierte en un tono muy popular en el Imperio Romano y se utilizó hasta el final del período greco-romano (332 a.C.-395 d.C.).

azul egipcio
Fotografía: Shutterstock.

Una característica curiosa e identitaria del azul egipcio es el hecho de que emite radiación infrarroja, de manera que los historiadores pueden utilizar luz fluorescente para autenticar los artefactos antiguos incluso cuando el color no se aprecie y ya no sea visible en la pieza.

El siguiente tono de azul que se utilizó fue fabricado utilizando el lapislázuli como materia prima. Los primeros que intentaron producir un pigmento con esta piedra semipreciosa fueron los egipcios que la importaban desde Afganistán. Su intención no tuvo frutos y se limitaron a utilizarla como pieza de artefactos y en joyería. Sin embargo, en el siglo VI se encuentra el primer vestigio del uso del lapislázuli como pigmento. El rastro está localizado en Bamiyan, en Afganistán, donde se utilizó en pinturas budistas. Cuando en los siglos XIV y XV los comerciantes italianos empezaron a importar el pigmento a Europa, se renombró como azul ultramar cuyo significado es “más allá del mar”. La elegante profundidad del tono lo convirtieron en el favorito de la Edad Media. Por supuesto que los únicos que tenían acceso al pigmento eran los ricos que podían pagarlo ya que era tan preciado como el oro.

El carísimo azul ultramar estaba reservado entonces para las obras comisionadas a los artistas para hacer su trabajo más importante. Gerard David lo utilizó en La Virgen y el Niño con santos y donantes,y Johannes Vermeer en la famosísima Joven de la Perla. El uso de este color pudo haber llevado a la banca rota a los artistas de la época. Incluso, corre el rumor de que el Santo Entierro de Miguel Ángel quedó inacabado porque el pintor no tuvo los recursos para comprar la cantidad de pigmento que necesitaba.

En el período entre los siglos XIII y XIX surge el azul cobalto. La cerámica y joyería se pintaba con este color. Los tradicionales diseños azules con blanco en la porcelana China utilizan este pigmento. Éste es el origen identificado de este tono, sin embargo, en 1802 una versión hecha con alúmina fue descubierta en 1802 por Louis Jacques Thénard. En 1807 se inició la producción comercial de esta tonalidad en Francia ofreciendo una alternativa ante el azul ultramar que seguía siendo terriblemente caro. Renoir y Van Gogh utilizaron este nuevo pigmento en su obra en la que los azules son distintivos. La noche estrellada de Van Gogh es una obra distintiva del uso magistral de los azules, entre los que el cobalto es protagónico.

Así, en camino al bolero Azul en el que Agustín Lara definía el “azul, como una ojera de mujer, como un listón azul, azul de amanecer”, nos vamos tarareando la despedida de esta segunda entrega del azul y su evolución en el tiempo. ¡Hasta la próxima!


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