Ayer, Hoy y Mañana

De los jardines. ¿Es el Edén un jardín?

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Hoy vamos a dar una vuelta por el jardín. Este jardín puede ser privado o público, sin embargo, su esencia es, desde su origen en Egipto y Mesopotamia, la misma, contar con un espacio de relajamiento que permita reposar y disfrutar de manera pacífica.

Curiosamente el origen de la palabra jardín llega a las lenguas romances a través de una adaptación del vocablo alemán “garten”. Es esta raíz la que deriva en el término “jardín” en español y el “giardino” italiano. A su vez, este vocablo proviene del franco de origen germánico –que no pasó por el francés– que significa “cercado” o “limitado por una cerca” y que, al pasar al francés, equivale al significado de “huerta”. Así se integra el concepto de un espacio limitado, donde se cultivan plantas que deleitan por sus flores, matices, aromas u otras particularidades.

jardines colgantes de Babilonia
“Jardines colgantes de Babilonia” (Imagen: Pinterest).

Las diversas culturas que han poblado la tierra han ido aportando su manera de ver y hacer la jardinería, sobre todo en respuesta al periodo que les toco vivir. Así tenemos los primeros registros de jardines, como lo había mencionado antes, entre los egipcios y los mesopotámicos.

Los jardines de Egipto y de Mesopotamia nacen cuando los seres humanos, ya sedentarios empiezan a generar espacios de satisfacción corporal y espiritual en un espacio pacífico y de recogimiento. En particular en Egipto hacían diseños geométricos en los que se ve un gran dominio de en la jardinería ya que, con las plantas y árboles que utilizaban, generaban espacios donde las palmeras se alineaban para tener sombra y ponían estanques en los que criaban peces comestibles, es decir, sus hermosos jardines ofrecían además utilidad adicional para el consumo y para el disfrute.

jardin romano
Imagen: Doms Romana.

Después tenemos los jardines de la antigua Persia. Ahí se hacían jardines-paraíso, que eran para el solaz y recreo. En una superficie cuadrada, en un espacio cerrado, y empleando redes de riego diseñaban una cruz filiar que representaba a los cuatro ríos cuyas aguas bañaban su territorio. Estos ríos, el Tigris, el Éufrates, el Guijón y el Pisón, responsables de la fertilidad de la región, daban a sus jardines un significado sagrado.

De Persia vamos a viajar en el territorio y en el tiempo hasta Grecia. La relación de los griegos con sus jardines, como espacios donde el crecimiento de la vegetación es controlado y diseñado por la mano del hombre, es social. Ellos diseñaban parques arbolados en los que se llevaban a cabo reuniones filosóficas, políticas, académicas, etc. Además agregaron elementos arquitectónicos por los que tenían una especial preferencia.

jardin romano
Imagen: Gardenia Madrid.

Por supuesto de los parques griegos tenemos que ir a los romanos. A diferencia de los jardines anteriores a la era romana, de estos jardines existen restos físicos en las ruinas de diferentes ciudades. Los romanos inventaron o incorporaron a la jardinería muchas herramientas. Además, pusieron fuentes y sistemas de riego porque tenían un enorme conocimiento de la hidráulica. Ahora bien, los romanos idearon las casas adosadas al jardín que son tan placenteras de habitar y que ellos denominaban “villas ajardinadas”.

Otro estilo clásico de jardines es el musulmán. Estos son jardínes al interior de las propiedades que lo que promovían era el recreo de los sentidos, el aislamiento y la intimidad. El elemento agua y las plantas aromáticas son distintivos de estos jardines. Plantas como el azahar, el jazmín o la lavanda son emblemáticas y, aún ahora, cuando uno tiene la oportunidad de sentarse en un jardín de naranjo y ensimismarse en la reflexión y el gozo y tranquilidad que el ambiente procura.

María en el huerto cerrado, con santos o Jardín del Paraíso
“María en el huerto cerrado, con santos” o “Jardín del Paraíso”, Anónimo, 1410.

El desarrollo de los jardines en la época medieval incluye el cultivo de productos alimenticios. Contar con un pequeño huerto, tanto en castillos como en monasterios se contaba con estas zonas de siembra de vegetales, árboles o arbustos frutales, plantas que eran utilizadas para el consumo y para la preparación de productos medicinales.

Hasta aquí el recorrido por los jardines en esta edición. En la siguiente iniciamos el paseo en el Renacimiento. Mientras, desde el encierro que esta pandemia nos exige, pensemos en nuestro jardín interior, ¿qué sembramos en nuestro corazón y nuestra alma? ¿Cómo hacemos para que nuestra vida florezca para nosotros y todos los nuestros?  


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Aquí vamos otra vez, comenzando el 2021, y concluyendo el agradable tema de los perfumes. Vamos a retomar en las postrimerías del siglo XIX y haremos un recorrido que nos dejará justo en la puerta del desarrollo de las fragancias en el inicio de este nuevo año.

A finales del siglo XIX el desarrollo de la ciencia permitió que las mezclas químicas posibilitaran la creación de perfumes más delicados. El alcohol, su grado de pureza y las mejores técnicas de extracción y destilación de esencias florales o de hierbas establecieron nuevas formulaciones entre las que destacó el Eau de Cologne (agua de colonia) creada por Jean-Marie Farina y que la desarrolló inspirado en el Aqua Mirabilis que se producía en los monasterios italianos de la Edad Media. Aparentemente Farina sólo agregó bergamota a la fórmula de la Mirabilis y con ello consiguió un aroma que rememoraba olores de las frutas y flores, incluso él la describía como una esencia que estimulaba “sus sentidos y su imaginación”.

El siguiente paso importante en el desarrollo de fragancias lo dio la casa Houbigant, en el año 1882. En este establecimiento, el perfumista Paul Parquet crea la fragancia “Fougère Royale” que marcó una nueva tendencia en perfumería. La línea Fougère es la la base de una nueva familia icónica de perfumes de fantasía, ya que es la primera en incluir en su composición una molécula de síntesis: la cumarina.

esencia siglo xix
Imagen: Pinterest.

A finales del siglo XIX se comienzan a usar los nitroalmizcles. Esta formulación fue descubierta de forma totalmente accidental por Albert Baur que, buscando sintetizar una sustancia que él esperaba fuera mejor explosivo que el TNT, terminó obteniendo la denominación de “Musk Baur” como el primer musk sintético de varios que fueron desarrollados posteriormente.

El siglo XX llega como marco del máximo desarrollo de la perfumería como industria. Pierre-François Pascal Guerlain crea la compañía que firma con su nombre y que es, hasta la fecha, una de las marcas emblemáticas de perfumes.

En la Belle Époque, con el Art Nouveau como muestra de la expresión artística de la era, François Coty crea su primer perfume que lanza bajo la marca “Chypre” en 1917, haciendo popular esa familia olfativa. El éxito de Coty lo lleva a crear la Cité des Parfums, donde genera un complejo industrial a las afueras de París, dedicado exclusivamente a la creación y desarrollo de perfumes. Lalique se asocia entonces con Coty e inician el desarrollo de los perfumes como un producto de lujo que se vende a nivel mundial, es decir, la perfumería moderna en todo su esplendor.

Así transcurre el siglo XX entre arte, moda y perfume. Los años 20 son una época  alocada en la que los habitantes de la post-guerra buscan emociones extremas e intensas. Así, en la industria de los perfumes se incorporan los aldehídos que aportan una novedosa frescura y dinamismo  a los perfumes.  Entre éstas, está una de las fragancias emblemáticas del siglo XX, el Chanel No. 5 que Ernest Beaux crea para Coco Chanel en 1921. Este perfume tuvo un gran éxito en la alta sociedad de la época y, su estilizado envase lineal, sigue siendo icónico aún en esta primera veintena del siglo XXI.

Posteriormente, en los años 30, se desarrollaron las fragancias llamadas “cuero” que contenían ciertas inflexiones florales que fueron agregando variedad a las esencias de las que se disponía dando diversidad y más posibilidad de mezclas. Este desarrollo continua hasta después de la Segunda Guerra Mundial cuando la casa Dior lanza el New Look, que marca el inicio de los nuevos tiempos en los que la moda y el perfume se vinculan, singularizándose los de las marcas de alta costura.

chanel no 5
“Chanel No.5”, Andy Warhol (1997).

En los años 50 se establece el apogeo de las marcas de perfumería francesa. Poiret, Worth, Chanel, Lanvin, Nina Ricci y Patou (“el perfume más caro del mundo”), son los grandes nombres de la moda que tienen su perfume. Adicionalmente se abre un mercado masculino con las «eaux de toilette» con aromas como la lavanda y el vetiver. Por otro lado, el perfume americano avanza rápidamente para ocupar un lugar de relevancia en el mundo. Además, inicia un nuevo mercado de perfumes y fragancias más asequibles que vienen a democratizar, con aromas más ligeros, simples y diversos, el acceso para otros niveles socioeconómicos.

La Revolución Hippie de los años 60 pone de moda el patchouli. Aparecen aromas frescos con una intención de ofrecer fragancias suaves. Después, la reivindicación femenina/feminista de los años 70 genera una oferta más conceptual para seducir a una mujer más sofisticada, provocadora, que desea ser además, natural y romántica. Los atributos que las mujeres valoraban entonces en los perfumes eran variados y polifacéticos, tal como ellas comenzaban a concebirse, y a partir de las características que fundamentaban una nueva identidad femenina contemporánea.

De los años 80 a los 2000 se popularizaron aromas potentes, que provocaban fuertes sensaciones, que se asociaban a ambientes y elementos de la naturaleza. Así es como el mar se pone de moda. Las esencias que representaban las conquistas de hombres y mujeres en los deportes extremos y en el campo profesional fueron valoradas por los yuppies y baby boomers. Emociones fuertes, excitantes, muy intensas que compartían el mercado con otro tipo de aromas que buscaban evocar ambientes hogareños y tranquilizadores con la dulzura del gusto por la vainilla y el caramelo. Esta tendencia se corona con el lanzamiento de “Angel”, fragancia de Thierry Mugler que, en muy poco tiempo, se posiciona en el top ten europeo. 

Finalmente, el siglo XXI está identificado en la industria de la perfumería como el de la explosión de la creatividad. En el XX se marco la tendencia con la creación de moléculas. El siglo XXI debe resistir modas e incorpora tecnologías revolucionarias para crear perfumes lifestyle, que incluyen el ludismo y la participación de celebridades que, de un momento a otro se ponen de moda y hacen famosa alguna marca, incluso las que desarrollan bajo sus propias firmas.

esencias lifestyle
Imagen: Behance.

Ésta es una época que desafía a los sentidos. Las fragancias Gourmand, basadas en creaciones olfativas dulces que se expresan en perfumes “golosos” y rememoran la infancia o provocan la fantasía son una de las principales tendencias. Otra es la de las “summer fragances”, otra está basada en los desarrollos bajo una marca paraguas que, utilizando diferentes concentraciones de una esencia “madre” diversifican su oferta, incluyendo otro tipo de artículos perfumados como desodorantes, lociones corporales, gel de ducha, shampoo, etc. Otra de estas tendencias es la de incorporar aromas orientales que, a través de los inciensos y especias, abren nuevas posibilidades para los consumidores occidentales. Como podemos ver, es un mercado que se diferencia de manera importante y que busca satisfacer los deseos de muchos segmentos de población diferentes aproximándose a las aspiraciones de cada grupo.

Por ejemplo, ahora que en la primera veintena del siglo XXI la conciencia medioambiental está asentada y se consolida más allá de una simple tendencia de la moda, el desarrollo de la perfumería ha tenido que incorporar certificaciones sobre métodos de extracción realizados con buenas prácticas ecológicamente sostenibles, incluso sustentables. Los envases, estuches y accesorización en torno a los perfumes encuentra nuevas formas de expresión en la exploración de nuevos materiales. Incluso, se abren nuevas puertas para aventurarse en la evolución de esta industria, principalmente la perfumería molecular que ofrece una infinidad de posibilidades a los perfumistas. Este desarrollo molecular ofrece una nueva paleta de fragancias con las que se crean auténticas obras de arte con aromas sorprendentes y deliciosos. Esta tendencia es una fusión de la inteligencia humana y artificial que, uniendo la ciencia y la naturaleza, seguirán sorprendiéndonos con nuevos e insospechados aromas.

¿A qué crees que olerá tu futuro? ¿Cuáles serán las esencias que marcarán tu historia? Aquí seguiremos juntos para descubrirlo y disfrutarlo. Hasta la próxima.


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El Mediterráneo oriental es escenario del resurgimiento del perfume cuando el imperio bizantino está en su apogeo. La entonces Constantinopla, es sede de una civilización árabe sumamente refinada y que, además de aportar nuevas esencias al repertorio (ámbar gris, almizcle o agua de rosas), agrega una nueva forma de procesar las fragancias: el alambique. Los perfumes y los aromas son tan importantes en esta cultura que en el Corán se hace referencia al almizclado olor del paraíso. Además Mahoma era conocido como un apasionado de los perfumes.

Mientras tanto, las consecuencias de las Cruzadas y de los viajes de Marco Polo y las misiones comerciales de Italia propiciaron el aporte de nuevas técnicas y materias primas que vendrían a enriquecer el panorama de los aromas en Europa. Evidencia de ello queda en pinturas y grabados donde parte del ajuar de cuidado personal de los ricos de la época incluía unas figurillas de arcilla que se denominaban “pajaritos de Chipre” o, en su defecto, pequeños sacos con polvos aromáticos que, al quemarse, desprendían las esencias de su contenido que bien podía ser musgo, roble o almendra. El humo, al liberarse por los pequeños hoyos en la figura de barro, aromatizaban el ambiente dosificando la cantidad de fragancia.

Además del uso de las fragancias para el placer de los sentidos, en los conventos se cultivaba una farmacopea de los aromas para utilizarlos de forma medicinal que eran colocados en vasijas perforadas que se portaban en el cuello o la cintura, y se les introducía la esencia y plantas aromáticas que se consideraran necesarias para el tratamiento del enfermo. Estas vasijas, denominadas “pomander”, fueron realizadas en todo tipo de materiales para todo tipo de bolsillos, es así que algunas eran rústicas y manufacturadas en madera, mientras que otras eran verdaderas piezas de joyería fabricadas en oro y plata con incrustaciones de piedras preciosas.

pomander

En este devenir del perfume por Europa, es Felipe II quien reconoce en Francia la profesión de perfumista lo que permite el surgimiento de las primeras escuelas con el sistema de maestros y aprendices.

Para el siglo IV, se genera una derivación importante en el desarrollo de los perfumes. Esto sucede en la corte húngara cuando la Reina Isabel de Hungría, que sufría de dolores reumáticos y otros varios problemas de salud a sus más de setenta años, recibió un elixir compuesto de aguardiente y flor de romero que la rejuveneció de manera tan notable que esta “Agua de Hungría” se volvió un referente, no sólo por los beneficios que proporcionaba, sino porque por primera vez se utilizó un alcohol como base para la manufactura de perfumes.

Los siglos XV y XVI llegan con un resurgimiento de las artes en una añoranza de la cultura grecoromana. Es el Renacimiento en el que las ciencias y la estrecha observación de la naturaleza toman especial relevancia convirtiendo a Florencia en cuna del movimiento que se extiende por toda Europa. En estos siglos se abren nuevas rutas marítimas, se agregan nuevos ingredientes como el alcanfor, las pimientas, el jengibre, el aloe. Es, adicionalmente, el momento de la invención de la imprenta. El cambio es paradigmático porque ahora las diferentes recetas, preparaciones y mezclas pueden ser impresas y difundirse con mayor facilidad.

El gusto italiano es reconocido y valorado por los grandes perfumistas que marcan tendencia desde Venecia donde, además de elaborar fragancias, se comienza a perfumar la marroquinería para quitar el apestoso olor de las pieles. Asimismo, la peste se hace presente y la importancia de la higiene en la ropa utilizando al perfume como complemento.

perfumes y fragancias en el renacimiento
Imagen: Media Science.

Entre la moda y la salud, el desarrollo de los perfumes con base de mirra, rosa o lirio se vuelven poderosas armas de seducción. Las técnicas como el enflorado o el alambique de vidrio son más y mejor conocidas, así como las cualidades de los componentes. De esta manera, el perfumista se especializa y es cada vez más calificado. De Florencia y Venecia, los Medici van llevándolos a Francia y España. Muchos se instalan en París y se ponen de moda los guantes perfumados en toda la región. Estos guantes eran objeto de deseo y símbolo distintivo de la época.

La perfumería sigue triunfando y es emblemática en la época del Barroco en Versalles y las cortes de Francia y el resto de Europa en los siglos XVII y XVIII. En la época de oro de la corte de Luis XV, se le identificaba como “la corte perfumada”, ya que se encomendaba a los criados bañar de perfume a palomas que se soltaban a volar durante las fiestas para que dispersaran los aromas que humedecían su plumaje.

Dada la inclinación a la ciencia iniciada en el Renacimiento, y ya durante el Barroco, el florecimiento de las profesiones reguladas como los perfumistas, guanteros o botanistas, generan métodos de trabajo que, en el caso particular de la perfumería, permiten el desarrollo de las primeras clasificaciones de olores de acuerdo con sus propiedades. Esto, sumado a la mejora de pureza en los grados de alcohol, permite la creación de fragancias más delicadas que se consiguen a través de mejores técnicas de extracción y destilación. Por supuesto que estas técnicas tenían aplicación en el desarrollo de otros productos como medicamentos, licores y bebidas varias que dieron, a su vez, crecimiento a otras áreas de la producción y de la creatividad humana. Es así que las bebidas, los vinos, cognacs, hasta el café, se clasifican también por sus cualidades aromáticas. Y bueno, éste ha sido hasta el momento un largo recorrido por la historia del perfume. ¿Les parece bien si continuamos en la próxima edición y mientras decantamos un buen vino o nos tomamos un delicioso cafecito? Hasta la próxima.


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La evolución del perfume en el tiempo es un proceso sumamente interesante que deja constancia en la evolución de la cultura general y de la industria en lo particular. La alquimia olfativa en el desarrollo de los aromas es un arte embotellado que se realiza de manera global y masiva. Mencionaba, desde la edición anterior, que los perfumes se han utilizado en prácticamente todas las culturas. Vamos a recorrer algunas de éstas para ver cuál es el camino que hemos investigado en la creación de fragancias para el uso de los seres humanos.

Vamos a empezar en la India allá por el año 3300 a.C. al 1300 a.C. El ittar, perfume natural destilado es mencionado en los textos ayurvédicos (doctrinas médicas del período posvédico, posterior al siglo VII a.C.), Charaka Samhita y Sushruta Samhita. Hay continuas referencias al perfume que se identifican en Brihat-Samjita, “enciclopedia” escrita por Varaja Mijira, astrónomo, matemático y astrólogo de Ujjain, considerada una de las “nueve joyas” de la corte del maharajá de Malwa. Todo lo relacionado con el perfume señala principalmente la creación de fragancias con el fin de beneficiar a “personas reales y miembros de harenes”.

Por otro lado, en la antigua China también se utilizaba el perfume. Una de las características del uso de fragancias en este territorio es que se utilizaba en pequeños saquitos de tela o de hilo de oro con hierbas aromáticas. Éstas deben haber sido una de las primeras presentaciones de las bolsitas de sachet, ¿no? ¿Cómo llegaron a esta forma de utilizar los aromas? No se tiene una clara idea, lo que sí sabemos es que el mecanismo es eficiente porque permite que los átomos de la fragancia puedan atravesar las paredes de su recipiente textil o metálico y difundirse en el cuerpo, la ropa y los espacios aromatizándolo todo.

xiangbao perfume

Las invasiones griegas, encabezadas por Alejandro Magno, y luego las romanas, provocaron el desplazamiento de los perfumes hacia Europa. En el poema Ítaca, el griego Cavafis propone:

“Ancla en mercados fenicios y compra
cosas bellas, madreperla, coral, ámbar y ébano
y voluptuosos perfumes de todas partes,
compra todos los aromas sensuales que puedas;”

Sí, menciona los perfumes como un lujo sensorial que podemos adquirir y compartir para el deleite de nuestros sentidos. Además, la llegada a Europa agrega al catálogo de aromas nuevas fragancias, ya que esta perfumería usa plantas mediterráneas aportadas por los comerciantes fenicios desde diferentes lugares (tomillo, hinojo, rosa, lirio, incienso, mirra, cardamomo, azafrán, etcétera).

Los mitos griegos están impregnados de perfume e incienso y sus grandes personajes también, por ejemplo, Alejandro Magno solía empapar sus túnicas en esencia de azahar para dejar una olorosa y deliciosa estela a su paso, es decir, las fragancias se convierten en la rúbrica aromática de algunos personajes célebres.

Otros usos de los perfumes se asociaron a cuestiones de salud o sanidad. Hipócrates, padre de la medicina, solía recomendar a sus pacientes que tomaran baños perfumados, también aconsejaba envolver a los muertos en telas perfumadas.

perfume en la antigua roma
Imagen: Museo Nazionale Romano.

Elementos importantes para la evolución de la industria de los perfumes ha sido el desarrollo de la botánica. Esto nos lleva de nuevo a Grecia donde Teofrasto, el padre de la botánica, realizó una clasificación de plantas documentadas en su Historia Plantarum donde el cistus, el iris, la rosa, la menta, el jacinto, el narciso y la canela, entre otras, quedaron registradas dando una serie de ingredientes de base para generar las fragancias.

Sólo para reforzar el hallazgo del uso de los perfumes en la cultura griega existen vestigios, de vasijas y frascos, que se usaban para guardar perfumes. Estas piezas rescatadas por los arqueólogos son verdaderas obras de arte que hoy se muestran en museos alrededor del mundo. 

Para rematar con los griegos, incluso en su mitología, existen numerosas referencias al perfume. Cuenta esta mitología que Afrodita, diosa del amor, la belleza y la fertilidad, se presentaba siempre precedida por el aroma de las rosas que eran sus propias lágrimas derramadas por el joven Adonis cuando él agonizaba en sus brazos. Estas lágrimas de Afrodita se convirtieron en blancas rosas, algunas teñidas de un hermoso color rojo por la sangre que salió de las manos de la diosa al herirse con unas zarzas al intentar auxiliar a su amante. 

afrodita
“Afrodita”, François Boucher (1703–1770).

Es bien sabido que cuando Roma conquistó Grecia se sintió subyugada por su cultura. Además de las costumbres y el arte, los perfumes griegos sedujeron los olfatos de los conquistadores. Los registros realizados por Plinio nos permiten enterarnos de diferentes elementos que se utilizaban en la elaboración de perfumes. Con una descripción bastante puntual del tipo de ingredientes Plinio identifica un elemento oleoso, los ingredientes que dan el olor o cuerpo al perfume, fijadores que prolongan la evaporación, sal para la mejor conservación del aceite y colorante para dar estabilidad a la mezcla, de manera que la luz no modificara la composición química del compuesto.

Así, al llegar a Roma, se “profesionaliza” la actividad del perfumista y se tiene registro de los primeros que tienen laboratorio de mezclas y tienda en un mismo local. Es más, se empezó a generar moda en fragancias, tendencia que se ha mantenido hasta nuestros tiempos. Ya tendremos oportunidad de revisar esta información en nuestra próxima emisión sobre los perfumes y su desarrollo. Mientras, haz como dice Cavafis, llénate de perfumes voluptuosos que, a través del estímulo sensorial olfativo, nos hacer recordar lo bella que es la vida.


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Cada uno de nosotros tenemos una huella olfativa, un humor corporal que hace que nuestro aroma personal nos defina como un elemento de identidad biológica. Estos olores de nuestra biología, propios de nuestra naturaleza humana son, en función de nuestro estado de salud general, de nuestras normas de higiene individual y de nuestras características más o menos agradables para la percepción de los demás.

El sentido del olfato tiene un sistema de funcionamiento que a mí me parece maravilloso. A través de la mucosa de la nariz se recogen los átomos que se desprenden de las diferentes sustancias generando la experiencia sensoperceptual de oler. Esos átomos son descifrados por el cerebro y permiten que identifiquemos más de 10 mil aromas que nos ayudan, no sólo a hacer la vida más placentera sino a sobrevivir. ¿Sabías por ejemplo que al gas de uso doméstico se le agrega un aroma para que podamos percatarnos cuando hay una fuga? De lo contrario, los accidentes mortales por inhalación de gas serían muchos más de los que suceden en la actualidad. Así hay sustancias que son venenosas y que el cuerpo repele por su desagradable olor u otras sustancias cuyo aroma está diseñado para atraernos. En esta categoría entran las hormonas que el cuerpo produce de forma natural y los perfumes que artificialmente hemos creados los seres humanos.

¿Cómo fue que se nos dio esta necesidad de crear aromas para disfrazar otros? En una historia de esas que pueden comenzar con un “érase que se era” podemos iniciar un viaje en el tiempo que nos lleve hasta la antigua Mesopotamia donde, al parecer, fueron los sumerios los primeros en crear un perfume. En una excavación arqueológica en Mesopotamia que data de los 3,500 años a.C., en la tumba de la reina Schubab de Sumeria, encontraron evidencias de que esta civilización ya estaba a la elaboración del perfume y cosméticos.  

reina Schubab de Sumeria
Imagen: Blasting News.

A partir de los sumerios, las culturas emergentes fueron asimilando el arte de la perfumería de manera que en el antiguo Egipto se potenció dicha industria con la elaboración de aceites, ungüentos y perfumes para celebrar sus ceremonias religiosas. Dado que era una actividad sacra, los sacerdotes fueron los encargados de la preparación de las fragancias y los laboratorios estaban instalados en sus dependencias.

Desde entonces en adelante el desarrollo de la industria del perfume tuvo su evolución llegando a su máximo apogeo en la historia antigua, en los tiempos, tan famosos, del Rey Salomón. La visita de la Reina de Saba llevó hasta el reino de Salomón una gran cantidad de camellos cargados con urnas de perfumes, oro y piedras preciosas. Estos perfumes, una vez ubicados en el Nilo, encontraron campo fértil para su producción. Nuevas flores, plantas, maderas y sustancias animales fueron pretexto para la fabricación de otros aromas, de fragancias cuya belleza servía para cautivar y para distinguir a las clases superiores, como suele suceder, gracias al lujo al que la perfumería les daba acceso. Religiosos y nobles tenían el privilegio de este disfrute sensorial.

alquimia cosmetica, perfumes
Imagen: Cinco Noticias.

El uso ceremonial y litúrgico fue seguido por la cultura cristiana. Sus ritos incluyen, desde muy tempranas épocas, la inclusión de inciensos y aromas que se asocian a sus celebraciones. Cubrir el cuerpo de Jesucristo con ungüentos aromáticos o la ofrenda de oro, incienso y mirra de los Reyes Magos al Niño Jesús, son muestras del valor que se daba a las fragancias y a su uso en eventos verdaderamente relevantes dentro de sus expresiones de fe. Hoy en día, cuando se visita un templo católico durante alguna homilía, se puede identificar el aroma de inciensos y flores que forman parte de la representación de la ceremonia, bodas, bautizos y misas fúnebres. Todas tienen su propio repertorio floral aromático, nardos, jazmines, camelias o azucenas; todas huelen a los perfumes de esas iglesias en ceremonia.

¿Qué olores te llevan a tus ceremonias personales? ¿Cuáles son los aromas de tu infancia? ¿A qué olía tu abuela? ¿Qué perfume te recuerda a tu madre? ¿A tu padre? ¿A aquel primer amor de la juventud? Seguiremos recordando en la próxima edición. ¡Hasta entonces!

Sumeria, Mesopotamia, Historia del perfume
Imagen: Perfumísimo.

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Vamos a rematar con el azul, ésta será la última nota sobre este color y entraremos a él hablando desde el punto de vista de la época de los inventores y científicos que, mirando al mundo se lo explicaban, y nos ayudaban a todos a entenderlo a través de su observación, experimentación y análisis, es decir, aplicando el método científico.

El azul es uno de los colores del espectro visible de luz, los cuales están delimitados por la longitud de onda que nuestros ojos pueden percibir haciendo un corte dentro de una ventana visible. Justo nos referimos a ella como una ventana porque delimita el alcance de la visión del sujeto que observa. Por ejemplo, ¿sabías que en la ventana visible de las abejas se encuentra la luz ultravioleta? La capacidad de ver esta tonalidad de luz permite a las abejas identificar el néctar en las flores y recolectar el polen para fabricar la miel en sus colmenas.

En la ventana de color que los seres humanos percibimos, que va de la luz violeta hasta la roja, llega a haber hasta 10 millones de colores. ¡Impresionante!

colores, toda la gama
Imagen: Ambientum.

Seguramenta las lectoras no estarán de acuerdo ya que se tiene la creencia, o se ha fomentado el mito de que los hombres no somos capaces de distinguir más de 10 colores. Todo es cuestión de pedirnos opinión sobre un tapiz o color de vestido y los azules son claro y fuerte y las tonalidades de rosa también. La variedad de nomenclatura no nos es familiar, ya que tendemos a ser, quizá, menos fijados en esos “detalles”.

¡Ah! Me fui por la percepción del color y había dicho que entraríamos a hablar del color azul a partir de la ciencia. Aparentemente el azul es entre los básicos o primarios, el color de más difícil manejo. Sobre todo por su falta de representación en la naturaleza. En flores y plantas podemos ver los otros dos colores primarios, rojo y amarillo, sin embargo, el azul es un color que nos imaginamos. El cielo, en realidad, no es azul. El mar tampoco, ni los lagos, ni los ríos, es nuestra percepción la que integra, con frecuencias electromagnéticas que percibe a través de los ojos, la experiencia del azul. Este tramposo y simpático color es difícilmente asible. No se puede tomar un pedazo de cielo o un poquito de agua color turquesa de los mares del Caribe y tener un trozo de azul en las manos.

planeta tierra
Imagen: Desde la Plaza.

Esta incapacidad de recolección del azul es uno de los motivos que provoca que este color tenga tantos significados simbólicos. Primero porque la materia prima para generarlo es escasa y segundo porque, dada su rareza, se presta para darle nombre a emociones, sensaciones y valores que nos hacen humanos.

Total que, para seguir en este discurso de la ciencia, es interesante contarles que se dice que en una actitud totalmente no científica, Newton forzó la idea de los siete colores del arcoíris. En un pensamiento totalmente cualitativo y arbitrario a partir de criterios culturales imperantes en su época que resultan, vistos desde aquí, un poco absurdos en su necesidad de encuadrar los colores en siete como los días de la semana, las notas de la escala musical y los siete planetas conocidos hasta entonces. ¿Por qué o para qué? Parece ser que Newton no lo explicó y, consternados, sus colegas de entonces sólo asumieron esta decisión, un poco caprichosa, del maestro.

Newton y el arcoiris
Imagen: Invdes.

Y, ¿por qué no seguir con esta lógica newtoniana? Mejor vamos para allá. Si es el último artículo sobre el azul, vamos a llevarlo a lo más profundo, trascendente y emblemático de éste. Por ejemplo, ¿de qué color te imaginas la paz? ¿Blanco, violeta, algún sutil tono de rosa? Pues el acuerdo, la convención cultural es que el azul es el color de la paz. La bandera de la paz, por lo menos en el mundo occidental es azul y parecería que hace sentido si valoramos que la vibración del azul se asocia a armonía y tranquilidad.

Estas características generan sensación de seguridad y confianza. En la psicología del color, los diferentes matices y tonalidades de azul se asocian a atributos positivos que generan reacciones inconscientes en quien mira el color. Va otro ejemplo, un traje azul marino genera una imagen de elegancia y confiabilidad, de seriedad y formalidad. Una camisa o vestido azul claro genera sensaciones de comodidad, ligereza y suavidad. Estos estímulos permiten una respuesta orgánica de los sujetos que los portan y que miran el vestuario basado en estos tonos. Simpatía, amistad y confianza se pueden favorecer en tonos de azul.

flores azules en campos de Japon
Campos de flores en Japón (Imagen: Diario Ecología).

También se considera al azul como el color de la fidelidad. Este atributo se asocia al azul porque flores raras en sus tonos de azul como las madreselvas, las hortensias, la flor de cardo y el “no me olvides”, se acercan a esa gama de color. Son flores delicadas, distintas, poco frecuentes, y por ello cuidadas con devoción. Por eso la fidelidad es un bien preciado como estas flores, se debe cuidar, procurar en su fragilidad y respetar en su representación como un valor humano que se expresa en las relaciones personales y, sobre todo, en la capacidad de ser fieles a nosotros mismos.

Siguiendo el camino del azul, es necesario hacer la reflexión de que también es el color que representa lo divino, lo eterno, la fantasía. El azul en la naturaleza se percibe como una especie de ilusión, de espejismo –está de más poner el ejemplo del cielo o el mar ¿cierto?–.

vestido azul en el mar
Imagen: IstockPhoto.

Este color es un género musical, es un estado de ánimo, es el asombro y la emoción. Es el color de la banda que utilizan los reyes europeos en las ceremonias de gala como máximo distintivo y, en los aros olímpicos se determinó que este mismo continente fuera representado en azul porque sus diferencias políticas, económicas e ideológicas no permitían más que el contraste. Sin embargo, el azul atravesaba las religiones y se eligió con la intención de encontrar un valor superior que, de manera laica y deportiva, representara a Europa, el color de la paz.

Ya para rematar, sólo quiero hacer una última reflexión: visto desde el espacio, nuestro planeta es el planeta azul. ¿Qué significa para ti esto?, ¿vivimos en un espejismo, en un sueño de planeta y tenemos la oportunidad de hacerlo más azul?, ¿más pacífico?, ¿más armonioso? ¡Así sea! Los dejo pensando en azul… azul… azul… construyamos ilusiones y sueños azules.


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Del color azul. Azul, blue, bleu, blau… Parte II

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Siguiendo por el camino azul vamos a ubicarnos en el punto exacto en el que nos quedamos la vez pasada: el azul cobalto; y haremos un alto ahí sólo para comentar que este tono del azul tiene un alias que deviene de la preferencia que el pintor americano Maxfield Parrish tenía por su uso en los paisajes celestes que pintaba. ¿Se te ocurre cuál es el alias que le proporcionaron a este tono? ¡Claro! Azul Parrish.

Ahora, déjame seguir contándote sobre el desarrollo de otros pigmentos azules. El que sigue en esta narrativa histórica es el azul cerúleo. Compuesto de estannato de magnesio, este color cielo se perfeccionó cuando Andreas Höpfner, por allá en 1805, calentó cobalto con dióxido de estaño en 1805. Hasta este primer lustro del 1800, el cerúleo no estaba disponible para el trabajo artístico. Le llevó 75 años y la participación de la empresa Rowney and Company para su fabricación y comercialización como “coeruleum”. Berthe Morisot, en su reconocida obra Día de Verano de 1887 utilizó en el diseño cromático del abrigo de una de sus protagonistas, la combinación de cerúleo y ultramar, que son distintivas en esta prenda que se distingue en la coloratura de la pieza.

La Gran Ola de Kanagawa, Katsushika Hokusai
“La Gran Ola de Kanagawa”, Katsushika Hokusai, 1830-33.

Además, me llama la atención que una de las canciones más sentidas de la crónica social que hacía Salvador “Chava” Flores (1920-1987), prolífico compositor mexicano que se llama “La Misma Cara de Jula” hace referencia a la Virgen María y la capa que la cubre definiéndola por el color azul de la vestimenta. “En la iglesita vivía la Virgencita más chula, era la Virgen María con una capa cerúlea.”

El siguiente azul en el repertorio es el índigo que se extraía de la planta indigofera tinctoria que era de fácil cosecha en prácticamente cualquier lugar del mundo. Ya no era necesario utilizar el carísimo lapislázuli. El comercio textil se vio revolucionado por la importación de esta planta. Incluso, en el siglo XVI provocó guerras comerciales entre América y Europa.

Por primera vez un color era democrático, el índigo se utilizó para teñir ropa de hombres y mujeres de todas las clases sociales. Del origen natural a su versión sintética producida en 1880 y que se utiliza hoy en día para teñir los pantalones de mezclilla, se ha descubierto que la bacteria Escherichia coli, al ser modificada biológicamente para producir una reacción química igual que la que producía el índigo de origen vegetal. Este método se conoce como “bio índigo” y seguramente va a jugar un papel muy importante en la fabricación ecológica de la mezclilla en el futuro.

Picasso, arte
“La sopa”, Pablo Picasso, 1902-1903.

Después del índigo sigue el repertorio del azul marino que es una de las tonalidades más obscuras de la gama y matices de loa azules. Su nombre, que podríamos pensar está asociado a la mar y sus pecesitos, no tiene nada que ver. En realidad se denomina azul marino porque los uniformes de la Marina Real Británica, desde 1748 utilizan este elegante tono. El ambiente militar ha sido fuente de nombres y contexto para esta gama del azul, de manera que distintas variedades de marino han recibido su nombre a partir de términos o cargos militares. Por ejemplo, en 2007 se nombró, en honor a una marina espacial ficticia, como “Space Cadet” (cadete espacial) a una de sus variedades.

La creación de colores ha llevado a una gran cantidad de experimentación en la búsqueda de tonos y colores nuevos. Así fue como Johann Jacob Diesbach, fabricante alemán de tintes, descubrió por accidente el Berliner Blau (azul berlinés), más conocido como azul Prusia. Resulta que Diesbach estaba intentando crear un pigmento nuevo que fuera intensamente rojo. En su experimentación mezcló, aparentemente por accidente, potasa con sangre de animal provocando una reacción química sorprendente que dio lugar a este nuevo y vibrante tono de azul.

John Herschel
“Still in My Teens”, Cianotipia, Herschel.

El Prusia tiene además un lugar especial en la pintura. El pintor y grabador japonés Katsushika Hokusai lo utilizó en su icónica estampa, La Gran Ola de Kanagawa y en la serie Treinta y Seis Vistas del Monte Fuji. Por su lado, el famoso español Pablo Picasso, lo empleó de manera exclusiva durante su período azul. Además, las aplicaciones del Prusia han sido variadas. Cuando se descubrió la forma de producir este tono de azul se difundió la fabricación y empezaron a denominarlo de acuerdo a su lugar de origen, así se tenían tonos de este azul que se llamaban Azul París, Azul Amberes, de Sajonia, de Milori, de Turnbull, etc.

Posteriormente, en 1842 John Herschel, astrónomo inglés, descubrió que una propiedad ideal de este azul era su sensibilidad a la luz, por lo tanto servía notablemente para hacer copias, de manera que los arquitectos comenzaron a utilizarlo en sus planos y diseños que hacían en “blueprint”. Otra de las propiedades químicas que se vinculan al azul Prusia es la de incorporar materiales pesados tóxicos de forma tal que se utiliza para desintoxicar a personas que tienen cargas dañiñas de este tipo de materiales, incluso radioactivos.

¿Quién, cuándo, cómo y dónde se te hubiera ocurrido que los azules tengan tantos distintos orígenes, historias y aplicaciones? Yo lo encuentro fascinante, todo tiene una historia y una evolución en el tiempo. Hoy, aquí en esta columna estamos explorando los azules y, con toda la capacidad de asombro posible, ilustrándonos con sus múltiples aplicaciones y desarrollo en el arte y hasta en la medicina. Un mundo lleno de colores, en el que el protagonista de este cuento es el azul. ¿Será un color de ensoñación como el príncipe azul de las princesas en los cuentos de hadas?


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Azul el cielo y azul el mar, así es como el color azul se asocia a la gama de colores que los humanos percibimos y de los que disfrutamos. La relación con la naturaleza nos es clara y nos genera sensaciones de tranquilidad y armonía que disfrutamos a plenitud, sobre todo porque el azul del cielo y del mar representan tranquilidad, belleza y armonía. Cuando hay tormenta, el cielo encapotado y el mar embravecido pierden esos tonos azules que son tan seductores para el alma y nos alteran poniéndonos en un estado de alerta ante un riesgo inminente.

Ahora, se cuenta que no siempre fue así. Hay científicos que dicen que los primeros seres humanos eran daltónicos y solamente podían distinguir el negro, el blanco, el rojo y, ocasionalmente el amarillo y el verde. Por lo tanto, no existía el azul en su percepción y, por ende, el concepto azul era inexistente. En la Odisea el mar es descrito como color vino y esta descripción se toma como una prueba de la incapacidad de los seres que habitaban entonces para percibir el color azul.

mar profundo
Fotografía: EsMateria.

El cómo y el cuándo el cerebro desarrolló la capacidad de ver el color azul es algo que habría que dilucidar para ubicarlo en algún momento en el tiempo, sin embargo, aun sin tener el dato exacto sobre ese proceso evolutivo de la percepción de los colores, sí se sabe que el registro del primer color azul producido por el hombre se tiene identificado en Egipto. Así es, fueron los egipcios los que crearon un pigmento permanente, denominado el azul egipcio, que utilizaban en las artes decorativas. Desde ese antiguo Egipto el tono creado por ellos se fue incorporando a las paletas de los grandes maestros del arte a lo largo de su evolución en los siguientes 6,000 años.

Como mencioné anteriormente, el azul egipcio es considerado el primer pigmento sintético. Vamos a precisar un poco sobre su fabricación, éste se manufacturaba con la mezcla de piedra caliza molida, arena y algún mineral de cobre, como la azurita o la malaquita. La mezcla se calentaba a una temperatura de entre 800 y 900 grados centígrados. De esta combustión se tenía como resultado un vidrio azul opaco que se trituraba con un agente espesante como la clara de huevo para producir un barniz de larga duración, el cual se utilizaba para pintar piezas de cerámica, estatuas e incluso en la decoración de las tumbas de los faraones. Este color, en su devenir, se convierte en un tono muy popular en el Imperio Romano y se utilizó hasta el final del período greco-romano (332 a.C.-395 d.C.).

azul egipcio
Fotografía: Shutterstock.

Una característica curiosa e identitaria del azul egipcio es el hecho de que emite radiación infrarroja, de manera que los historiadores pueden utilizar luz fluorescente para autenticar los artefactos antiguos incluso cuando el color no se aprecie y ya no sea visible en la pieza.

El siguiente tono de azul que se utilizó fue fabricado utilizando el lapislázuli como materia prima. Los primeros que intentaron producir un pigmento con esta piedra semipreciosa fueron los egipcios que la importaban desde Afganistán. Su intención no tuvo frutos y se limitaron a utilizarla como pieza de artefactos y en joyería. Sin embargo, en el siglo VI se encuentra el primer vestigio del uso del lapislázuli como pigmento. El rastro está localizado en Bamiyan, en Afganistán, donde se utilizó en pinturas budistas. Cuando en los siglos XIV y XV los comerciantes italianos empezaron a importar el pigmento a Europa, se renombró como azul ultramar cuyo significado es “más allá del mar”. La elegante profundidad del tono lo convirtieron en el favorito de la Edad Media. Por supuesto que los únicos que tenían acceso al pigmento eran los ricos que podían pagarlo ya que era tan preciado como el oro.

El carísimo azul ultramar estaba reservado entonces para las obras comisionadas a los artistas para hacer su trabajo más importante. Gerard David lo utilizó en La Virgen y el Niño con santos y donantes,y Johannes Vermeer en la famosísima Joven de la Perla. El uso de este color pudo haber llevado a la banca rota a los artistas de la época. Incluso, corre el rumor de que el Santo Entierro de Miguel Ángel quedó inacabado porque el pintor no tuvo los recursos para comprar la cantidad de pigmento que necesitaba.

En el período entre los siglos XIII y XIX surge el azul cobalto. La cerámica y joyería se pintaba con este color. Los tradicionales diseños azules con blanco en la porcelana China utilizan este pigmento. Éste es el origen identificado de este tono, sin embargo, en 1802 una versión hecha con alúmina fue descubierta en 1802 por Louis Jacques Thénard. En 1807 se inició la producción comercial de esta tonalidad en Francia ofreciendo una alternativa ante el azul ultramar que seguía siendo terriblemente caro. Renoir y Van Gogh utilizaron este nuevo pigmento en su obra en la que los azules son distintivos. La noche estrellada de Van Gogh es una obra distintiva del uso magistral de los azules, entre los que el cobalto es protagónico.

Así, en camino al bolero Azul en el que Agustín Lara definía el “azul, como una ojera de mujer, como un listón azul, azul de amanecer”, nos vamos tarareando la despedida de esta segunda entrega del azul y su evolución en el tiempo. ¡Hasta la próxima!


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