jardinería

De los jardines. ¿Es el Edén un jardín?

Lectura: 4 minutos

Hoy vamos a dar una vuelta por el jardín. Este jardín puede ser privado o público, sin embargo, su esencia es, desde su origen en Egipto y Mesopotamia, la misma, contar con un espacio de relajamiento que permita reposar y disfrutar de manera pacífica.

Curiosamente el origen de la palabra jardín llega a las lenguas romances a través de una adaptación del vocablo alemán “garten”. Es esta raíz la que deriva en el término “jardín” en español y el “giardino” italiano. A su vez, este vocablo proviene del franco de origen germánico –que no pasó por el francés– que significa “cercado” o “limitado por una cerca” y que, al pasar al francés, equivale al significado de “huerta”. Así se integra el concepto de un espacio limitado, donde se cultivan plantas que deleitan por sus flores, matices, aromas u otras particularidades.

jardines colgantes de Babilonia
“Jardines colgantes de Babilonia” (Imagen: Pinterest).

Las diversas culturas que han poblado la tierra han ido aportando su manera de ver y hacer la jardinería, sobre todo en respuesta al periodo que les toco vivir. Así tenemos los primeros registros de jardines, como lo había mencionado antes, entre los egipcios y los mesopotámicos.

Los jardines de Egipto y de Mesopotamia nacen cuando los seres humanos, ya sedentarios empiezan a generar espacios de satisfacción corporal y espiritual en un espacio pacífico y de recogimiento. En particular en Egipto hacían diseños geométricos en los que se ve un gran dominio de en la jardinería ya que, con las plantas y árboles que utilizaban, generaban espacios donde las palmeras se alineaban para tener sombra y ponían estanques en los que criaban peces comestibles, es decir, sus hermosos jardines ofrecían además utilidad adicional para el consumo y para el disfrute.

jardin romano
Imagen: Doms Romana.

Después tenemos los jardines de la antigua Persia. Ahí se hacían jardines-paraíso, que eran para el solaz y recreo. En una superficie cuadrada, en un espacio cerrado, y empleando redes de riego diseñaban una cruz filiar que representaba a los cuatro ríos cuyas aguas bañaban su territorio. Estos ríos, el Tigris, el Éufrates, el Guijón y el Pisón, responsables de la fertilidad de la región, daban a sus jardines un significado sagrado.

De Persia vamos a viajar en el territorio y en el tiempo hasta Grecia. La relación de los griegos con sus jardines, como espacios donde el crecimiento de la vegetación es controlado y diseñado por la mano del hombre, es social. Ellos diseñaban parques arbolados en los que se llevaban a cabo reuniones filosóficas, políticas, académicas, etc. Además agregaron elementos arquitectónicos por los que tenían una especial preferencia.

jardin romano
Imagen: Gardenia Madrid.

Por supuesto de los parques griegos tenemos que ir a los romanos. A diferencia de los jardines anteriores a la era romana, de estos jardines existen restos físicos en las ruinas de diferentes ciudades. Los romanos inventaron o incorporaron a la jardinería muchas herramientas. Además, pusieron fuentes y sistemas de riego porque tenían un enorme conocimiento de la hidráulica. Ahora bien, los romanos idearon las casas adosadas al jardín que son tan placenteras de habitar y que ellos denominaban “villas ajardinadas”.

Otro estilo clásico de jardines es el musulmán. Estos son jardínes al interior de las propiedades que lo que promovían era el recreo de los sentidos, el aislamiento y la intimidad. El elemento agua y las plantas aromáticas son distintivos de estos jardines. Plantas como el azahar, el jazmín o la lavanda son emblemáticas y, aún ahora, cuando uno tiene la oportunidad de sentarse en un jardín de naranjo y ensimismarse en la reflexión y el gozo y tranquilidad que el ambiente procura.

María en el huerto cerrado, con santos o Jardín del Paraíso
“María en el huerto cerrado, con santos” o “Jardín del Paraíso”, Anónimo, 1410.

El desarrollo de los jardines en la época medieval incluye el cultivo de productos alimenticios. Contar con un pequeño huerto, tanto en castillos como en monasterios se contaba con estas zonas de siembra de vegetales, árboles o arbustos frutales, plantas que eran utilizadas para el consumo y para la preparación de productos medicinales.

Hasta aquí el recorrido por los jardines en esta edición. En la siguiente iniciamos el paseo en el Renacimiento. Mientras, desde el encierro que esta pandemia nos exige, pensemos en nuestro jardín interior, ¿qué sembramos en nuestro corazón y nuestra alma? ¿Cómo hacemos para que nuestra vida florezca para nosotros y todos los nuestros?  


También te puede interesar: La química y la tecnología en el desarrollo de las esencias. Parte IV.

Ponte Verde con Composta en el Aislamiento

Lectura: 3 minutos

La labor de jardinería tiene diferentes aristas, con implicaciones en acciones, actitudes y emociones muy diversas. Ahora en el aislamiento, es muy importante mantener ejercitado el cuerpo y ocupada la mente para proteger nuestra calidad de vida. Depende de tu cultura familiar, pero interactuar con la vida del mundo vegetal es una actividad muy placentera y terapéutica para personas de cualquier edad.

Quienes tienen la oportunidad de tener un espacio de área verde a cielo abierto en su domicilio, deben considerarse privilegiados y sacar la mayor ventaja de él, tanto en lo individual como a nivel familiar o comunitario.

De inicio debemos decidir qué tipo de jardín queremos tener: a) uno de tipo ornamental; b) uno de tipo huerto; o c) uno mixto. Nada más como referencia, para que te des cuenta de los beneficios de la interacción con el mundo vegetal, a partir del huerto se ha desarrollado la “terapia de horticultura”. Esta terapia puede tener muchas aplicaciones, por ejemplo: desde la creación de paisajes como mecanismo para ayudar a la recuperación de pacientes hospitalizados, el diseño y cuidado de jardines sensoriales para niños y adultos con problemas cognitivos, horticultura ocupacional y muchas otras.

terapia de horticultura
Ilustración: Benjamin Flouw.

Está plenamente documentado por la Sociedad Mexicana de Estudios de Calidad de Vida que hacerse cargo de seres vivos que ofrecen tanto como las plantas, otorga muchísimos beneficios. Por ejemplo: Impide el deterioro del lenguaje; el hacerlo en familia permite fortalecer lazos emocionales; interactuar; hablar; y comunicarse, además de que otorga un elemento de atención plena.

La belleza de un jardín, o de un grupo de macetas bien organizadas al interior de casa a falta de un espacio exterior, ofrece la oportunidad de tener un conjunto de árboles frutales y hortalizas, flores y leguminosas. Todo ello es una fuente inagotable de aprendizajes y encuentros que apuntalan nuestra percepción de bienestar y el aprecio de la calidad de vida que experimentamos.

Una composta casera

Una tarea simple con múltiples beneficios es iniciar con la gestión de una composta casera.

Los residuos o desperdicios orgánicos que tiramos diariamente a la basura se estropean produciendo gases que contribuyen al efecto invernadero. Una alternativa fácil para combatir las consecuencias negativas que esto provoca es hacer compostas caseras.

Esto significa poner en marcha el proceso de descomposición en el que la materia vegetal se convierte en abono; es decir, descomponer de forma natural los residuos orgánicos para que puedan reintegrarse a la tierra y nutrir el suelo. Además de esto, el producto resultante de la composta se puede utilizar para airear la tierra o como sustituto de fertilizantes químicos, mismos que pueden provocar efectos ambientales negativos como un aumento de los microorganismos o contaminación de las aguas subterráneas.

composta
Ilustración: Mara Drozdova.

Los desechos orgánicos que podrás utilizar para tu composta deben ser solamente de origen vegetal, por ejemplo: frutas, restos de verduras, arroz, legumbres, raíces, papel, ramas, cartón o troncos. También puedes agregar cascarones de huevo, pero evita la carne o los huesos, pues esto podría atraer plagas y provocar mal olor.

Básicamente, las compostas se construyen con capas. Debes establecer una primera capa de hojas secas y/o cartón delgado; agregar una segunda capa de residuos orgánicos; y  luego una capa de tierra. En este punto riega la composta de manera que se mantenga siempre húmeda; haz pequeños orificios a la tierra para que se oxigene; y una última capa de cartón delgado. Rómpelo en pedacitos y cubre toda la superficie, esto ayudará a que los insectos no se metan en la composta. Además, conservará mejor la humedad. Riégala cada dos días o cada vez que veas que dejó de estar húmeda. Puedes seguir agregando capas conforme vayas teniendo residuos orgánicos. Si trituras o licúas los que vas echando tendrás resultados más rápidos. Cuando obtengas la tierra resultante podrás usarla para tus plantas o huertos.

EN PERSPECTIVA, es un hecho que el aislamiento social se extenderá probablemente por lo menos por el resto del año, en mayor o menor medida, según tu tolerancia al riesgo. Así que aprovechemos, quienes podemos, esta oportunidad de quedarnos en casa haciendo actividades para las que nunca antes habíamos tenido tiempo y que ahora la “nueva normalidad” nos permite hacer. Cultivar un jardín, un huerto o un puñado de macetas es una oportunidad de utilizar nuestro tiempo en aislamiento para mejorar nuestra calidad de vida.

Es una oportunidad de oro, ¿no lo crees así estimado lector?


También te puede interesar: Calidad de Vida para la Educación en México: ¿Otra ocurrencia de la 4T?