Salud mental: una necesidad impostergable

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“Mente sana en un cuerpo sano”, esta frase se le atribuye al poeta romano, Décimo Junio Juvenal, en el segundo siglo de nuestra era, y es que el pasado jueves 10 de octubre, dicha frase recobró visibilidad y notoriedad en el marco de la celebración del Día Mundial de la Salud Mental, en el cual –siendo el tema central la prevención del suicidio–, con las diversas manifestaciones artísticas, entrevistas mediatizadas con expertos y una gran variedad de actividades deportivas, formó parte de la puesta en escena de una situación que muchas veces –por ocupaciones rutinarias– pasa desapercibido para amplios segmentos poblacionales a escala planetaria.

En un principio, creo que la vorágine dialéctica, mediatizada bélicamente (y reproducida de forma constante en los microespacios comunitarios), aunado a los problemas latentes del presente siglo: terrorismo, xenofobia, y exclusión, contribuyen en su mayoría a que la humanidad vea, de una u otra manera, deteriorada su salud mental. Y es la población más desfavorecida del sistema la que más se ve afectada por ello, puesto que no “puede” responder asertivamente a la situación, debido a la multitud de limitaciones a la que se encuentra expuesta (llámese sectores sociales con bajo nivel adquisitivo).

Depresión.
Ilustración: Pinterest.

Bajo mi perspectiva, la erradicación de este flagelo pasa por la desactivación de los prejuicios, que muchas veces –consciente o inconscientemente– dirigimos a “el otro”, e invariablemente conduce a estas personas afectadas a guetos de exclusión y soledad (debido a la inoculación del “virus” del rechazo), y posteriormente los conduce a tomar decisiones que se tornan fatales (ya sea el autoinfligirse daño o tomar el camino equivocado del crimen, por el falso error de creer que no caben en las sociedades contemporáneas).

La Organización Mundial de la Salud (OMS) advierte reiterativamente en su constitución de que “La salud es un estado de completo bienestar físico, mental y social”, y añade que “no es solamente la ausencia de afecciones o enfermedades”, dicha afirmación me remite al pensador galo Félix Guattari, como una especie de paralelo, quien a través de su obra Las Tres Ecologías, deja entrever que la construcción de nuestra realidad humana es una constante en la que se entrelazan permanentemente aspectos medioambientales, mentales y sociales.

Al respecto, la OMS ha manifestado en sus diversos comunicados que la salud, por definición, siempre es pública; lo subrayo porque, a mi parecer, existen fallas en los microespacios comunitarios de salud (que están enclavados en el espacio público) y que amenazaría la existencia de otros seres humanos. Podría ejemplificarse con la enfermedad del virus del ébola en el continente africano, el cual, desde su identificación en 1976, movilizó esfuerzos con acompañamiento global para contener la epidemia en su origen.

Día Mundial de la Salud Mental.
Fotografía: FreeImages.

Para combatir la alta tasa de suicidios a la que nos enfrentamos, considero que esta situación amerita una confrontación dentro de la materia curricular y desde los centros educativos; también es importante la intervención del estado a través de políticas públicas (con acompañamiento en los sectores más vulnerables al problema) y con la implementación de lo que se podría llamar una suerte de “detección temprana” de intentos de suicidio; y, obviamente, resaltar el papel que desempeñamos los periodistas en la construcción de imaginarios, lo cual debe dar pie a evaluar la producción de contenidos y nuestros discursos.

En definitiva, pienso que cuidar de nuestra salud mental implica un llamado a la acción en el sentido de reinventar y darle “vida” a nuestras actividades cotidianas, a través de la construcción de mecanismos que nos permitan adherirnos a todo aquello que nos hace bien y desechar lo que nos afecta de manera negativa.

P.D.: Para este año, en relación a la prevención del suicidio como principal amenaza que entraña la salud mental, la OMS ha lanzado la campaña 40 segundos para actuar. La institución informa que, a nivel mundial, 800 mil personas fallecen a raíz del suicidio. Señala, además, que es la segunda causa de defunción de jóvenes entre 15 a 29 años.

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