calentamiento global

Hacia un nuevo paradigma del desarrollo global

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En medio de las turbulencias políticas en varias regiones del mundo, entre ellas, en América Latina y ante el riesgo de una recesión económica global, es oportuno reflexionar sobre la necesidad de un cambio de paradigma sobre el desarrollo global. Las actuales estructuras políticas y económicas parecen claramente rebasadas para la solución de la problemática contemporánea y para enfrentar los retos que nos depara el futuro tanto en el corto como en el largo plazo.

Por ese motivo quiero traer a la atención del lector el último informe presentado al Club de Roma, que recientemente se publicó en español: “Come on! Capitalismo, cortoplacismo, población y destrucción del planeta”. Señalo que es oportuno comentarlo nuevamente porque ya efectué un comentario en estas páginas cuando se publicó hace unos meses en inglés.

Estoy convencido de que este libro es de enorme trascendencia para el análisis y la solución de la problemática global. El Club de Roma cumplió recientemente 50 años de su fundación. El informe contenido en este libro se inscribe en la tradición de los más importantes reportes que ha patrocinado el Club de Roma como lo fue “Los límites del crecimiento”  o más tarde “La primera revolución global”. Es un texto en el que se reitera la tradición del enfoque transdisciplinario, multisectorial, para lograr una visión holística, global, y sobre todo de largo plazo.

El Club de Roma ha publicado numerosos informes, muchos de ellos en el plano de la prospectiva y de los estudios de futuro, pero este reporte está inscrito más en el campo de la reflexión. El contenido es una propuesta de análisis sobre el presente y el futuro, sobre la situación que tiene el mundo y las causas que nos llevaron al actual estado de cosas, así como las propuestas de soluciones en la problemática global. Se trata de salvar al planeta, nuestra casa común, pero también vencer los desequilibrios que nos hacen habitar en un mundo tan desigual y por lo mismo tan inestable.

El libro pone en manos del lector la agenda global contemporánea y plantea con claridad los retos que deberá enfrentar la humanidad en el siglo XXI. Pero sobre todo, señala su confianza en que el ser humano sabrá superar los obstáculos que se le presenten.

Problemas sociales.
Ilustración: Stuart McReath.

El mundo vive un profundo cambio de época en todos los sentidos, como la inestabilidad política internacional, el crecimiento demográfico global, la nueva composición de la población con el envejecimiento de la misma, la cuarta transformación tecnológica- industrial que modificará muchos aspectos de la vida económica y social, pero enfrenta particularmente la acelerada destrucción de la naturaleza y el ambiente, del cual el cambio climático es una expresión, así como la sobreexplotación, con frecuencia hasta su agotamiento de los recursos naturales en un mundo finito.

La inestabilidad política internacional está relacionada con el hecho de que, de la actual población mundial, que alcanza casi 7,700 millones de personas, alrededor de 4,000 mil millones, esto es, más de la mitad, viven en situaciones extremas de diverso tipo, entre los que se incluyen conflictos bélicos, tiranías, sequías, inundaciones, hambre y pobreza absoluta.

Asimismo, enfrentamos crecientes problemas por el cambio climático, la escasez de suelo fértil, y la extinción masiva de especies. Frente a esos desafíos, las Naciones Unidas aprobarán por unanimidad la Agenda 2030, los Objetivos del Desarrollo Sostenible.

De igual forma, diversos grupos como el propio Club de Roma han elaborado estudios prospectivos hacia el 2050, lo cual nos ayuda a tomar decisiones con visión de largo plazo.

El libro se divide en tres partes. La primera está dedicada al análisis que postula que las tendencias actuales no son en absoluto sostenibles. Se analizan los diferentes tipos de crisis, desde la creciente desigualdad y la persistencia de la pobreza en algunas regiones del mundo, con la paradoja de que en otras áreas como en varios países del Asia-Pacífico, nunca tantas personas han salido de la pobreza. Se señala el problema de una economía internacional en la que la especulación financiera, y la concentración del ingreso y la riqueza siguen siendo una de las causas de la desigualdad actual. Un mensaje particularmente importante es que estamos aplicando soluciones basadas en teorías y creencias formuladas para resolver los problemas de un mundo vacío, y no para la realidad actual de un mundo saturado.

Humanidad.
Ilustración: Jun Cen

Se destaca la actualidad y relevancia de los límites del crecimiento, el informe del MIT al Club de Roma publicado en 1972. Al respecto se describe la problemática derivada del Cambio Climático, así como de los 9 límites planetarios.

Se plantean las características fundamentales de la era del antropoceno. Por supuesto, una parte central del libro es el desafío climático, así como una descripción de las posibles soluciones. También es importante destacar el aspecto demográfico, la agricultura y la alimentación; la Agenda 2030 de Naciones Unidas y sus contradicciones; la transición de un mundo vacío a un mundo lleno. En esta edición hay un anexo sobre los límites materiales planetarios.

La segunda parte del libro está dedicada hacia la necesidad de la construcción de una nueva lustración; los errores filosóficos del dogma del mercado, con especial referencia a la manipulación del pensamiento de Adam Smith, David Ricardo y Charles Darwin. Hay una severa crítica a la filosofía reduccionista que es plana e insuficiente, así como al divorcio entre la teoría, la educación y la sociedad, pero sobre todo a la necesidad de la búsqueda de nuevos equilibrios entre el hombre y la naturaleza; entre el corto y el largo plazo; entre lo privado y lo público, entre otros.

La tercera parte del libro está dedicada tanto a las soluciones globales como a las específicas. Es necesario construir una economía regenerativa, rediseñar todo. Se exponen casos de éxito en la India rural; los principios de la economía azul, planteados por Gunter Pauli; la transición energética; las políticas agrícolas sostenibles; la urbanización regenerativa: la ecópolis, los casos de Adelaida y Copenhague; la economía circular; la necesaria reforma del sistema económico, la importancia de medir el bienestar no sólo el PIB; e inclusive un análisis del papel de la sociedad civil y el liderazgo colectivo. Se enfatiza la necesidad de la acción global para el establecimiento de normatividad a escala mundial así como de las acciones en el ámbito nacional, las reformas instrumentadas en países tan diferentes como China y Bután, así como de la educación para una civilización sostenible. Este libro es un llamado a la acción colectiva y se puede obtener vía Kindle.

En suma, se trata de un estudio que contiene la discusión actual de la agenda global y sus posibles soluciones.

México, país de contrastes

Lectura: 4 minutosEstimados lectores, creo que la mayoría de ustedes estará de acuerdo con su humilde servidor que tenemos un hermoso país, con muchas riquezas (petróleo, metales preciosos y no preciosos, flora, fauna, selvas, etc.), y sin embargo, hay una “terrible” desigualdad, nuestro pueblo cada día es más pobre, no cuenta con viviendas dignas, servicios básicos, seguridad social, empleos dignos que les permita vivir, simplemente, vivir.

Estoy completamente de acuerdo que no es sólo un problema de México, casi todo Centro y parte de Sudamérica es igual o padece de lo mismo; entonces, ¿dónde está el problema? ¿Se trata posiblemente de una enfermedad? El tema es mucho más profundo, y no me voy a meter en buscar una solución a lo que pasa en otros lugares, con mi país tengo suficiente y es una labor muy ardua.

Con tristeza veo que cada seis años, la clase política (sea del partido que sea) ofrece, promete, busca a los mejores mercadólogos que les diseñen el “lema de campaña” con el que no habrá ningún votante o serán mínimos los que no lo hagan por ellos; así mismo, los diseñadores de imagen, que logran cambios sorprendentes entre “él antes y él después” del partido, y cuando al final de la jornada, aquellos postulantes, ¡finalmente ganan!, lamentablemente se olvidan de las personas que lograron posicionarlos en ese puesto, voltean la mirada a lo que les importa de verdad: el poder, el dinero, tener más que al que sustituyen, evitar al máximo ser ventaneados en algún escándalo.

Políticos.
Imagen: Pinterest.

Y aún si eso pasa, vemos con dolor que la realidad es que “no pasa nada”, la historia, la verdadera historia nos lo dice, el conflicto estudiantil del 68, caso sin resolver. El típico “Arriba y Adelante” cuando nuestra moneda pasó por las devastadoras devaluaciones cada seis años, producto de la mala administración de los jefes de Estado y del saqueo provocado por ellos mismos, pasando por el “ni los veo, ni los escucho”, o “lo que el presidente quiso decir…”, hasta el clásico, “sí ya se que ustedes no aplauden”.

Llegué a escuchar en algún viaje familiar por Sudamérica, que definían a nuestro México como la máquina de hacer millonarios cada seis años, obviamente esto no enorgullece a nadie, te hace sentir mal, muy mal, por esa “desigualdad” tan marcada que tenemos, y que en el pasar y pasar de los años, la brecha –en lugar de acortarse– se amplía más.

Hoy, preferimos perder miles de millones de pesos cancelando la obra más importante del país (NAIM), mandando un pésimo mensaje al mundo inversionista, pero claro, como no es producto del actual Gobierno, se cancela y hasta se plantea “inundarla”. ¿Acaso somos el país más rico del mundo? ¿O nos falta un tornillo?

Abismo.
Ilustración: Nexos.

¿Se imaginan la cantidad de prosperidad que se pudo haber generado con los miles de millones que se pagaron para su cancelación, cuántas comunidades no se pudieron ver beneficiadas al fin, con los servicios básicos, agua potable, escuelas, hospitales, o construir la famosa carretera que les pudiera ahorrar tiempo para llegar a sus trabajos, al pueblo cercano más grande donde tienen que hacer sus compras? Claro está, sólo cuando tienen dinero para las mismas. Obvio,  eso nunca se sabrá.

Pero tenemos otro tema, nuestro famoso “Tren Maya” que se supone beneficiará a varios estados de la República, devastando selvas, comunidades, poniendo en riesgo el hábitat de la escasa fauna que aún existe, pero esto ¿para qué? No lo entiendo, y lo peor es que somos muchos los que tampoco lo entendemos. Aunque el 50% de los mexicanos hubieran elegido al ejecutivo actual, existe el otro 50% que no lo hizo y que no está de acuerdo en las políticas y el actuar del mismo se supone que un mandatario gobierna para todos, no sólo para una parte, y su principal función es la de “unir”, hacer un frente común, pero –por desgracia– la división está dada y marcada por palabras del mismo presidente: “fifís”, “fuchi”, “guácala”, etc., es decir, habla de una forma a la parte del pueblo y de otra a la ciudadanía.

Desigualdad y contrastes.
Ilustración: Letras Libres.

A mi parecer, juega con el doble discurso, ya que con la salida de “yo tengo otros datos”, está demostrando que sólo él tiene la verdad. Afirma que en su gabinete no hay indicios de “corrupción”, y al señalar a Manuel Bartlett (artífice del fraude electoral con su caída de sistema en la elección entre CárdenasSalinas), lo defiende como leona a su cachorro, y le permite aparecer en vídeos cuando se le cuestiona directamente sobre sus propiedades y fortuna con respuestas como el “chu, chu, chu” (olvidando que es un servidor público y los contribuyentes pagamos su sueldo), sobre un asunto de interés para todos, ya que nos interesa saber cómo con un salario de Secretario de Estado, Diputado, Senador y nuevamente Secretario, logre tener lo que tiene.

Con lo expuesto, me temo que el tema toral de su servidor, desigualdad, no se verá resuelto ni en el corto plazo ni en el largo, simplemente –para mi humilde óptica–, “no hay voluntad política”. Lo importante es sacar el mejor provecho del periodo presidencial, no permitir daño ni político ni colateral, cosa que veo prácticamente imposible por los últimos acontecimientos en Sinaloa y que paso a pasito el mismo pueblo se dará cuenta que el famoso Mesías no resultó serlo y que vino sólo a hacer más grande esa diferencia abismal que tenemos.

Les recuerdo que en columnas pasadas lo escribí, sin ser de mi aceptación, le deseo que le vaya bien en su mandato, ya que de ser así, nos irá bien a todos los mexicanos, pero de no serlo, no me imagino la profundidad del barranco en donde nos meterá y del cual, veo que tardaremos mucho en salir.

Pero como siempre, ustedes tienen la última palabra.