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Campañas negras vs. propuestas

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Conforme se aproxima la elección del 6 de junio, los golpes bajos, las descalificaciones, las calumnias y las campañas sucias se convierten en el día a día de los espacios mediáticos, medios impresos, audiovisuales y redes sociales. 

La arena natural de combate y enfrentamiento, donde los políticos dirimen sus controversias y cruzan acusaciones es, lamentablemente, la esfera pública.

Los medios masivos de comunicación y ahora, de manera cada vez más frecuente, las redes sociales, son los lugares donde se libran verdaderas batallas por ganar una candidatura, obtener un posicionamiento, desbarrancar o golpear al adversario.

Desde el Jefe de la Nación y algunos expresidentes, pasando por legisladores, gobernadores, alcaldes, dirigentes de los distintos partidos políticos y ahora hasta correligionarios y simpatizantes se increpan, descalifican y ofenden.

Con tal de llegar, liderar y ganar una elección los políticos y sus equipos son capaces de todo: calumniar, inventar, desacreditar y, ahora, la moda es filtrar campañas negras para bajar la popularidad del oponente.

La gran mayoría dispara al adversario desde el anonimato y la clandestinidad, aprovechando la ausencia de regulación de las redes sociales que, por desgracia, le confiere absoluta impunidad a los detractores.

campañas negras electorales
Imagen: MercoSur.

Por eso las redes sociales son el territorio ideal para desplegar campañas de desprestigio, esparcir chismes y patrañas para desinformar a la opinión pública.

Por igual, sirven a los políticos para golpear, ridiculizar, desgastar y difamar a los adversarios que van arriba en las encuestas.

Todo sea por el poder. 

De repente, de todos los candidatos empiezan a surgir historias desconocidas, de su pasado y su presente, algunas ciertas a medias, pero la gran mayoría falsas.

Incluso hay montajes capitulados, perpetrados por expertos en la siembra de rumores, quienes utilizan magistralmente las redes sociales, el terreno más fértil para sembrar infamias.

Las campañas negras son el recurso más sucio de la propaganda política, llegó a la vida pública para quedarse desde hace años y ya se institucionalizó como parte de las contiendas político-electorales. 

Como si fueran telenovelas, las audiencias siguen historias falsas que se van tejiendo y magnificando cada día con la complicidad de líderes de opinión, conductores de radio y televisión, reportes en medios impresos y todo tipo de influencers que las viralicen en redes sociales, donde se consume fácilmente todo tipo de basura. 

“En la actualidad las campañas negras son cada día más sofisticadas, es decir, se basan más en estrategias y menos en ocurrencias”, señala un experto en campañas electorales que pidió el anonimato.

“En el pasado estaban más basadas en filtraciones o grabaciones, pero hoy son golpes alineados, diseñados claramente para pegar en temas específicos”, concluye el experto.

calumnias politicas
Imagen: La Voz de Galicia.

La mayor efectividad de las campañas negras en las audiencias se alcanza al replicarlas en los medios tradicionales, vía acuerdos económicos con dueños, directivos o periodistas de medios impresos y electrónicos, quienes les imprimen “veracidad”.

Pero las campañas negativas terminan también afectando al candidato que las emite. Primero porque es imposible sostenerlas por mucho tiempo y tarde o temprano se sabe que las orquesta, por lo regular, los candidatos más débiles.

En el mediano y largo plazos, una campaña basada en propuestas, compromisos congruentes y en una estrategia de cercanía del candidato con la gente, con ideas precisas, es mucho más rentable que una campaña negra.

Los mexicanos estamos hartos de los chismes, los ataques y las descalificaciones de los actores políticos, esperemos que privilegien las propuestas y desechen cada vez más la politiquería negra por el bien del país.

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Tres dilemas entre Sanders-Trump

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El partido demócrata en Estados Unidos busca candidato. Una difícil tarea en tiempos de polarización, que no se salva de la tendencia actual de sociedades divididas, políticos divididos, partidos divididos. 

Las diferentes corrientes del partido están reflejadas en sus propios contendientes: los progresistas, Bernie Sanders y Elizabeth Warren, los del establishment, el exvicepresidente, Joe Biden o el flamante Mike Bloomberg, los de centro, Amy Klobuchar y Pete Buttigieg.

Estamos a finales de febrero y, salvo las elecciones del próximo 29 en Carolina del Sur, –donde se espera que gane Joe Biden por el voto afroamericano–, el pre-candidato puntero es el senador Bernie Sanders. Es sorpresivo porque en las elecciones del 2016 no pudo contra Hillary Clinton, la representante del establishment. Es sorpresivo también porque ha demostrado, hasta ahora, que tiene muchos elementos para ganar: va adelante en las encuestas, tiene un buen equipo de campaña que ha sabido mandar el mensaje correcto y, sobre todo, tiene los recursos monetarios para sostener su carrera hacia la presidencia.

Lo que desconocemos es si todo esto es suficiente para ganarle las elecciones al presidente Trump, aquí los dilemas:

sanders y trump
Ilustración: Behance.

Primer dilema: En una encuesta reciente de Real Clear Politics –el promedio lo obtienen de varias encuestas–, Sanders aventaja a Trump con 3 puntos de diferencia, tiene 49. 7 % frente a Trump que tiene 45.3%. Es allí donde está el dilema, la diferencia no es mucha y podría ser una elección muy cerrada.

Segundo dilema: El tema de los fondos, de acuerdo a opensecrets.org, para enero de 2020 Sanders había recaudado $333, 456, 491 USD frente a Trump con $217, 940,58, lo que le permite tener más líquido para gastar que el presidente actual.

Tercer dilema:  que las catástrofes y las declaraciones incómodas no acaben con su candidatura.

El presidente Trump no la tiene nada fácil frente al coronavirus. Ha tratado de minimizar el fenómeno por todos los medios, pero justo esta semana y por presiones internas, tuvo que nombrar una “coordinadora” para responder y articular –una especie del zar del coronavirus– las acciones en la eventual posibilidad que el virus llegue al país. La elegida fue la embajadora Debbie Brix, quien actualmente funge como la representante del gobierno de Estados Unidos en el combate del VIH/Sida a nivel global. Ella tendrá, a su vez, que reportar la situación al vicepresidente Mike Pence. Poco se imagina Debbie Brix que la reelección del presidente Trump está en sus manos. Si el coronavirus llega a Estados Unidos, llega en el momento más delicado, en pleno proceso electoral, y si el manejo de la “crisis” se complica, el costo para Trump y su gabinete puede ser muy alto.

En cambio, el senador Sanders tiene que cuidar más sus formas. En declaraciones recientes se ató la soga al cuello ya que hizo declaraciones enfáticas sobre Cuba y sobre el grupo de lobistas más poderoso pro-Israelí, AIPAC.

sanders y trump
Ilustración: FT.

Declaraciones que poco le favorecen con ciertos grupos afiliados al partido demócrata y con el electorado más moderado. Alabó el proyecto educativo de Fidel Castro y se negó a ir a la reunión anual del AIPAC, argumentando que le preocupa que el grupo apoye a líderes intolerantes de Israel.

El mensaje es contradictorio porque la opinión demócrata podría alegar que, en una actitud muy convenenciera a su ideología, acepta a la figura de los “dictadores de izquierda” pero no de “autoritarios de derecha”.

Pero Sanders le tiene que ganar primero a sus contrincantes demócratas que, como se vio en el debate del pasado martes, se le fueron a la yugular. Este tipo de declaraciones juega en su contra.


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