Estudio

¿Estudio luego existo?

Lectura: 2 minutos

¿Nuestros hijos estudian y aprenden lo que necesitan, o lo que un programa que dura muchos años diseñó para ellos?

Desde que son muy pequeños mandamos a nuestros hijos a la escuela para que los maestros les enseñen lo que los encargados de la educación en el mundo quieren o consideran que requerirán en el futuro. Así que niños de 2 años en adelante se sientan varias horas al día en un escritorio escuchando sus explicaciones.

¿En realidad así se aprende algo más allá de hablar, escribir y tener un poco de conocimientos generales?

Vamos a la escuela de los 2 a los 18 años, es decir, 16 años sin interrupción en los que de lunes a viernes desde las 9 a.m. hasta las 3 p.m. nos sentamos en un pupitre dentro de un salón a escuchar a diferentes maestros con diferentes materias para enseñarnos y “prepararnos” para salir a vivir la vida.

Con la pandemia hemos visto que los niños no necesitan ir a la escuela para aprender, basta con sus mamás y papás. Entonces, ¿mandamos a los niños a la escuela para que aprendan, o para que alguien se ocupe de ellos mientras las mamás y papás trabajan? O si las mamás no trabajan, ¿para que tengan un momento de paz y tranquilidad durante el día?

aprendizaje y estudio
Imagen: Marly Gallardo.

Después de estos 16 años de estudio, nos convencen a través de las universidades de que debemos de seguir estudiando algunos años más para prepararnos para trabajar, entonces escogemos estudiar una carrera a la cual dedicarnos, lo cual nos toma aproximadamente unos 4 años más.

Para entrar a la universidad, muchos tenemos que pedir un préstamo o trabajar al mismo tiempo que estudiamos para poder pagarla. En caso de haber pedido un préstamo, ¿cuántos años nos tomará de trabajo para poder pagar nuestra deuda?

Saliendo de la universidad, ¿encontraremos el trabajo que buscamos en atención a la carrera que estudiamos?

Por si esto no fuera suficiente, después nos ofrecen hacer una maestría para especializarnos en lo que estudiamos en la universidad, y acabándola, un doctorado para especializarnos aún más, lo cual equivale a otros 2 a 4 años de estudio adicional.

De tal manera que habremos pasado alrededor de 20 a 24 años estudiando –de los 2 a los 22 o 26 años de edad–.

¿Acaso en unos meses de trabajo no se aprende más que en unos años de estudio?

Así que después de todos estos años de estudio, ¿habremos aprendido lo que necesitábamos? ¿Eran necesarios tantos años? ¿Era éste el sistema adecuado?


También te puede interesar: ¿A dónde vamos?

El atractivo y el éxito van de la mano: estudio

Lectura: 3 minutos

Un reciente estudio llevado a cabo por economistas estadounidenses, concluyó que los estudiantes más atractivos no solo obtienen mejores resultados académicos sino que también permanecen más tiempo escolarizados.

El economista Daniel S. Hamermesh, de la neoyorquina Universidad de Barnard, y dos colegas de otras dos universidades de EE.UU. llegaron a esta conclusión tras estudiar la amplia información incluida en el informe estadounidense “Atención temprana a los niños y desarrollo en la juventud”, que sistematizó los datos de 1.300 niños edades entre 6 meses y 15 años de edad.

Para su investigación también utilizaron el informe británico “Estudio del desarrollo de la niñez en Reino Unido”, que contiene una cronología de la vida de 17.000 niños británicos nacidos en una sola semana en 1958.

Una de las preguntas que surge al leer las conclusiones preliminares del estudio publicadas por el Buró Nacional de Investigación Económica de Estados Unidos es cómo midieron los expertos el nivel de atractivo de los estudiantes.

¿Cómo determinar quién es lindo y quién no?

Diseñar una forma de medir la belleza es todo un desafío. Quizás por eso los autores decidieron confiar en las clasificaciones ya incluidas en los estudios que utilizaron para su investigación.

En el caso del informe estadounidense, la apariencia de los sujetos fue evaluada por un panel de al menos 10 jóvenes que miraron segmentos de videos de las entrevistas que ofrecieron los niños durante la investigación. Los evaluadores podían dar una calificación de 1 (no atractivo) a 5 (muy atractivo o lindo).

En el estudio inglés fueron los maestros los que ofrecieron una de las siguientes categorías a los menores: atractivo, no atractivo, con una “característica anormal” o “mal nutrido, desaliñado y sucio”.

Los niños evaluados como atractivos en ambos estudios demostraron tener mejores resultados académico que sus compañeros clasificados como menos atractivos, aunque los autores controlaron la influencia de otras variables como el origen étnico, el género, la educación y los ingresos de los padres.

La Dra. Judith Kleine Staarman, profesora de Educación de la Universidad de Exeter (Inglaterra) y especialista en los procesos de aprendizaje, advierte que el estudio relaciona los resultados académicos con el aspecto físico de los niños, pero que esto es solo una correlación y no se puede interpretar como causal.

Lo que intenta explicar es que no por lucir más atractivos las personas son más inteligentes. Pero entonces, ¿por qué se produce esta correlación?

¿Culpa de los profesores?

Hamermesh y sus colegas utilizaron la gran cantidad de datos disponibles para probar diferentes teorías. Encontraron evidencia de que los profesores suelen tener una mejor relación con estudiantes más atractivos, lo cual pudiera explicar la brecha entre unos y otros.

También concluyeron que los que fueron clasificados como no atractivos en algún grado, eran más proclives a reportar ser víctimas de acoso por parte de sus compañeros, lo cual afecta el rendimiento académico.

Además, vieron que se reportan menos casos de problemas de comportamiento entre los estudiantes más agraciados.

Así, los datos demuestran que los más “lindos” son más proclives a terminar sus estudios y a tener resultados positivos consistentes en lectura y matemática.

De hecho, el estudio de Hamermesh confirma que aquellos cuya apariencia “está un punto por arriba del promedio” logran mantenerse en la escuela cinco meses más que los compañeros que tienen una apariencia considerada promedio.

Judith Kleine considera que este estudio deja muchas preguntas sin respuesta. “El informe no explica claramente por qué está sucediendo esta correlación entre apariencia y desempeño académico”.

No obstante, no desestima la importancia de los prejuicios que tienen los profesores.

“Seguramente, uno tiene preferencias subconscientes, incluso yo, que estoy tan alerta sobre esto, pero le pasa a todo el mundo”.

El estudio estadounidense ofrece luz también sobre otras investigaciones que afirman que las personas atractivas ganan más dinero que las que no lo son.

Estas revelaciones podrían ayudar a comprender por qué, ya que de acuerdo a los resultados de esta investigación, los más “atractivos”, incluso siendo niños, suelen tener mejores experiencias educativas y mantienen un mejor rendimiento académico.

Esto podría significar que al llegar a la adultez las personas consideradas más atractivas tienen una posición más ventajosa para enfrentarse a la vida profesional.

Con información de BBC.