Guardia Nacional

Crean oficina presidencial para “Héroes-Paisanos” en México

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Esta mañana, el presidente Andrés Manuel López Obrador anunció la puesta en marcha del Programa Héroes-Paisanos. Es decir, una estrategia dirigida al apoyo de connacionales que arriban a México en épocas decembrinas y que incluye la creación de una oficina en materia desde Presidencia de la República. 

Durante la conferencia matutina de este 14 de diciembre, el primer mandatario advirtió que en la oficina presidencial se van a coordinar todas las actividades en favor de los paisanos. Incluso, López Obrador informó que la Guardia Nacional tiene órdenes para que desde que lleguen al país, pasen las aduanas y cuenten con protección y apoyo. 

“Queremos apoyarlos, ayudarlos, protegerlos. Que no los extorsionen al llegar a su patria. Que se les trate como lo que son: ciudadanos,  héroes paisanos”, dijo el funcionario. 

Desde Palacio Nacional, el líder de la autollamada Cuarta Transformación hizo un llamado al personal de aduanas, migración y policía de caminos a fin de que actúen con rectitud y honestidad.  El jefe del Ejecutivo aseguró que no se permitirá ningún abuso en contra de los paisanos. 

Por su parte, Francisco Garduño Yáñez, comisionado del Instituto Nacional de Migración, explicó que las instituciones estarán pendientes de la atención de los paisanos que ingresen al territorio. Asimismo,agregó que desde el 911 se llevará a cabo la supervisión del orden en el programa. 

De esta manera, los paisanos que presenten alguna problemática en la nación podrán comunicarse a la línea telefónica del 911. El número contará con la coordinación de más de 40 dependencias que atenderán, entre otras situaciones, casos de extorsión, seguridad en el camino, denuncias de malos tratos y asistencia médica por COVID-19.

Guardia Nacional vigila cierre de la Basílica de Guadalupe

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Elementos de la Guardia Nacional permanecerán en los alrededores de la Basílica de Guadalupe a fin de vigilar su cierre —del 10 al 13 de diciembre—. Asimismo, la institución estará presente en las carreteras federales que confluyen en la Ciudad de México (CDMX)

En la tarea de asegurar el centro religioso, también están participando miembros de la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC) y de la alcaldía Gustavo A. Madero. Al decir de las autoridades, las dependencias únicamente tienen funciones informativas.

Por medio de su cuenta oficial de Twitter, la Guardia Nacional expresó que su objetivo es concientizar a los feligreses que buscan asistir al templo mariano. Esto, por medio de un llamado de persuasión dirigido a la medida de “Quédate en casa” instaurada a causa de la pandemia de COVID-19

“A partir de hoy y hasta el 13 de diciembre, elementos de Guardia Nacional brinda seguridad en las inmediaciones de la Basílica de Guadalupe y en las carreteras federales que confluyen a la CDMX, para concientizar a los feligreses de cuidarse y regresar a sus casas”, escribió la institución. 

Lo mismo apuntó la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum Pardo, en una conferencia de prensa. De acuerdo con la funcionaria, la misión de la Guardia Nacional en los alrededores de la Basílica de Guadalupe, únicamente consiste en informar a la gente que decida ir, pese a la suspensión de acciones. 

Cabe señalar que el personal encargado de vigilar los accesos a la CDMX, se encuentra en las estaciones de Cuajimalpa, Tlalpan, Chalco, Ecatepec, Cuautitlán Izcalli, Texcoco y San Agustín. La Guardia Nacional puso de manifiesto que bajo cualquier circunstancia, tiene la obligación de actuar en apego a los Derechos Humanos. 

Y es que a partir de hoy y hasta el 13 de diciembre del 2020, las puertas del recinto permanecerán cerradas. Como resultado de un pacto entre las autoridades eclesiásticas y el Gobierno de la Ciudad de México, se acordó el cierre temporal a fin de evitar un foco de contagios del virus SARS-CoV2

Feligreses adelantan sus visitas 

Un día previo a su cierre, el atrio de la virgen de Guadalupe acogió a 17 mil 687 personas, según datos de la alcaldía Gustavo A. Madero. Con dicha cifra, tan solo del 1 al 9 de diciembre se acumularon un total de 175 mil 333 feligreses.

Ante que la GAM es la segunda demarcación con mayor impacto de COVID-19  en la CDMX —29 mil 159 contagios y 2 mil 493 defunciones—, las autoridades locales implementaron el operativo “Peregrino Quédate en Casa”. En este sentido, quienes asistieron a la Basílica días antes de su cierre, pasaron por una serie de filtros sanitarios que incluyeron la toma de temperatura, uso de gel antibacterial y filas con sana distancia. 

Finalmente, cabe señalar que a partir del 14 de diciembre el ingreso al centro religioso seguirá contando con las mismas medidas preventivas que tenía.

Embajada de Japón y Guardia Nacional fortalecen esquemas de intercambio de información

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Yasushi Takase, Embajador de Japón en nuestro país, reconoció la excelente relación bilateral entre ambos países y manifestó su mejor disposición para el fortalecimiento de las relaciones e intercambio de información de inteligencia entre la Agencia Nacional de Policía Japonesa con la Guardia Nacional de México.

El Comandante de la Guardia Nacional y Comisario General GN, Luis Rodríguez Bucio, recibió la visita de una delegación de diplomáticos del Japón, con quienes acordó fortalecer los esquemas de cooperación e intercambio de información en materia de seguridad entre ambas naciones.

El Embajador de Japón en México, acompañado del Cónsul Kazuyoshi Shimizu, acreditaron la confianza de su país para mantener los centros de trabajo con inversión japonesa, como las más de mil empresas que operan en Querétaro, Guanajuato, San Luis Potosí y Jalisco, entidades donde se realiza un esfuerzo importante para ofrecer condiciones de seguridad.

El Comisario General, Luis Rodríguez Bucio, respaldó la instrucción presidencial de incrementar el despliegue de la Guardia Nacional en todo el territorio mexicano y expresó la disposición, como ocurre con las comunidades de extranjeros en nuestro país, para establecer los canales de coordinación a fin de responder con oportunidad a sus reportes y atender sus necesidades.

Del mismo modo el Comandante de la Guardia Nacional informó del avance en la Estrategia de Seguridad Pública, sustentada en el despliegue de Coordinaciones Estatales y Regionales, el funcionamiento de las Mesas de Coordinación para la Construcción de la Paz, así como un fuerte impulso al reclutamiento y capacitación, lo que sin duda, redundará en mejores condiciones de vida en todo el país.

Pandemia de violencia

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Sin quitarle al COVID-19 su enorme impacto en nuestras vidas y en nuestro futuro inmediato, hemos sufrido de una enfermedad igual, o peor, en la forma de la violencia y el crimen en todas sus manifestaciones.

Particularmente la semana pasada y el inicio de ésta han sido periodos aciagos en materia de inseguridad y los efectos que provoca en una sociedad, tristemente, acostumbrada ya a la impunidad y al delito.

Con las consecuencias de una serie de masacres ocurridas en Sonora y Oaxaca, además del asesinato cobarde de un juez y su esposa, llegamos al viernes pasado para atestiguar un atentado en contra del secretario de Seguridad Ciudadana de la capital del país, Omar García Harfuch, en un operativo criminal no visto antes en la Ciudad de México y menos en contra de un funcionario de tan alto perfil.

El despliegue de células organizadas con armamento de guerra, logística, vehículos y una planeación que no se puede explicar sin colaboración interna, trajo al corazón del país escenas que sólo habíamos visto en puntos de nuestra nación ya convulsionados por la violencia y que demostraban lo lejos que todavía estamos de alcanzar la paz y la tranquilidad que tanto demandamos.

pandemia violencia
Ilustración: Jeff Gomez.

La aparición pública de líderes de cárteles, así como las ineficiencias de autoridades y jueces para fincar responsabilidades a presuntos responsables de delitos, involucrados con los primeros, y hasta la detención de otros criminales a quienes se les atribuyen horrores como la desaparición de 43 jóvenes, nos obliga a reflexionar que, con o sin coronavirus, el problema de la falta de seguridad seguirá siendo un talón de Aquiles para el cambio verdadero de la República.

Coincide con el primer aniversario de la creación de la Guardia Nacional, un cuerpo de seguridad cuyo despliegue a lo largo del territorio nacional aún deja muchos más pendientes que resultados, aunque debemos reconocer avances en ciertas áreas de combate al crimen, como el tráfico de combustibles, el robo en carretera y una marginal contención de algunos crímenes que mantienen baja la cifra negra como el robo a vehículos, en tanto que los homicidios dolosos se estancan o aumentan irremediablemente.

Como si el semáforo de la pandemia no fuera suficiente, el semáforo de la inseguridad pareciera mantener no ya el color rojo intenso, sino violeta, sin importar la aparición de un contagioso virus que detuvo al mundo, pero no a quienes en estos momentos atacan, atracan, y viven de la ilegalidad; una industria que se hizo incontrolable después de décadas de complicidades, tolerancia, corrupción e impunidad.

Entramos en el segundo tercio del sexenio y los números de los delitos que se cometen todos los días se mantienen altos, a la par de que no hay señales claras de que las detenciones, los procesos judiciales y las sentencias crezcan gracias a la coordinación de autoridades y la eficiencia de los cuerpos policíacos estatales o municipales.

Regiones enteras del país están sometidas a los intereses de grupos criminales que no piensan dejar su negocio en poco tiempo, y si para ello es necesario subir el nivel de violencia en contra de quienes les cierran el paso, lo harán sin ningún miramiento; de ese tamaño es el poder económico que está en juego.

violencia a mano armada
Ilustración: Curt Melo.

Mientras tanto, los ciudadanos nos preparamos lo mejor posible para entrar en una nueva realidad, pero con los viejos problemas de siempre, lo que hará más difícil que salgamos de la crisis económica y de empleo que ha traído la crisis sanitaria.

Advierto, sin embargo, que no creo que haya un engrosamiento de las filas de las organizaciones criminales, no funciona así, pero muchos jóvenes sí podrían ser enganchados con dinero fácil para entrar a los primeros escalafones del delito, mucho más si las bandas les confirman que hay espacio para prosperar por los errores y la complicidad de quienes tienen la tarea de defendernos.

No obstante, el papel de la ciudadanía es más importante que nunca para lograr un descenso considerable del crimen organizado (que es todo) si le damos su lugar a los buenos policías, los buenos guardias nacionales, y denunciamos cualquier incidente que afecte nuestro bien vivir.

Recuperaremos poco a poco cierta movilidad y eso podría dar a los delincuentes la falsa impresión de que pueden volver a las andadas sin que opongamos resistencia. Es el peor mensaje que podemos enviar como una sociedad que debe actuar como una sola y aprovechar las nuevas condiciones de convivencia para prevenir, apoyar y colaborar con las buenas autoridades, que sí las hay.


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El sorpresivo acuerdo. Replanteamiento de la estrategia de seguridad. ¿Riesgo calculado?

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Gran asombro ha causado el reciente acuerdo del Ejecutivo por el que se dispone de la Fuerza Armada permanente para llevar a cabo tareas de seguridad pública, en principio porque se aprecia a contracorriente de la política declarada desde la campaña respecto a la modificación de la estrategia de combate al crimen que, hasta hace unos días, fue enfática en señalar que no se debe “combatir el fuego con el fuego”, fustigando con insistencia las malas decisiones de administraciones anteriores por el empleo que se hizo de las Fuerzas Armadas para combatir al narcotráfico y que desembocó en un incremento de la violencia en todo el país con el baño de sangre asociado.

 El presidente fue también explícito en las declaraciones sobre su determinación de sustraer paulatinamente a las Fuerzas Armadas de esas tareas, lo que brindó la justificación fundamental para la creación de la Guardia Nacional (GN), con un carácter civil y una vocación policial, si bien, echando mano de efectivos militares de tierra, mar y aire para su conformación.

El acuerdo publicado el pasado día 11 de este mes causó extrañeza, no sólo por lo intempestivo de su emisión y la reversa del planteamiento original, sino por la circunstancia que atraviesa el país ante la emergencia sanitaria, generando toda clase de especulaciones y expresiones públicas de diversos sectores sociales y del Alto Comisionado para los Derechos Humanos de la ONU cuestionando la medida.

que hacer con la guardia nacional
Ilustración: Víctor Solís.

Las suposiciones fluyen, algunos consideran que esto constituye un retroceso en el giro que pretendía dársele a la construcción de la paz. La pregunta es: ¿Qué motivó al Primer Mandatario a tomar esta decisión en este preciso momento?

Si se acude al contenido del documento publicado, debería entenderse, de manera textual que las innegables condiciones de inseguridad y violencia en ascenso demandan de la participación obligada de las Fuerzas Armadas para su contención, toda vez que el experimento de la Guardia Nacional no ha cuajado y se requiere de tiempo para su consolidación. Otras lecturas más radicales señalan que la decisión se adopta ante el fracaso de la naciente policía nacional, lo que obliga a recurrir nuevamente a las tropas.

Los partidarios de la sospecha y la conspiración, por su parte, han comenzado a plantear escenarios que van desde desacuerdos internos entre los actores principales del gabinete de seguridad que obligaron al comandante supremo a tomar la decisión extrema de disciplinar a los militares y ponerlos al mando de un secretario civil (SSPC), quien es, formalmente, el jefe de la GN.

Algunos de tendencia geopolítica sugieren presiones externas o condicionamientos en la relación diplomática, que tendrían que ver, entre otros temas, con la reciente petición de información que hace el gobierno mexicano a la embajada norteamericana sobre el operativo “rápido y furioso”. Otros prospectivistas, hacen referencia a un acto de previsión frente a una potencial crisis social que sería originada por las afectaciones de la pandemia en la economía y particularmente por la pérdida de empleos de millones de personas, en un esquema de recesión y consecuente conflicto.

sorpresivo acuerdo
Ilustración: Kathia Recio.

 Los más estratégicos identifican una maniobra al estilo vuelta inglesa en la que se generó la idea de producir, con el propio embrión de las Fuerzas Armadas, una nueva organización bajo un mando civil, que, una vez constituida, apostara por engullir a su progenitora.

La realidad es que, ante la ausencia de tratamiento público del tema, el lacónico acuerdo abre amplias posibilidades a la especulación y a la negación, particularmente por el mensaje difuso que se envía a la opinión pública y genera expectación e incertidumbre, cuando no, abierta oposición en sectores determinados, básicamente aquellos que han pugnado, desde el origen de la estrategia anunciada por Calderón, por el retorno de los soldados a sus cuarteles.

Es innegable el alto índice de violencia e inseguridad en el país, la ostensible demostración de fuerza que despliegan los cárteles y su creciente capacidad operativa, de control territorial y social, que será catalizado por la crisis y no se percibe otra manera de contenerlo sin la participación de las Fuerzas Armadas ante la realidad evidente. Es innegable también que no puede exigirse a la Guardia Nacional que a un año de ser formalmente anunciada su alta se le pidan resultados mágicos, cuando, en la práctica, su creación rompió ligas orgánicas institucionales de alto calibre, tanto en la estructura netamente militar como en el esquema de seguridad pública, con las consecuencias funcionales, legales, operativas, morales y doctrinales, que no son temas negligentes.

acuerdo con la guardia nacional
Ilustración: @MaguMonero.

Si se pretende fincar en la Guardia Nacional un fracaso, es muy temprano. Si se pretende subordinar a las Fuerzas Armadas a esta fuerza policial de reciente cuño y esencia castrense, que es su origen y mantiene un mando militar, aunque hoy depende de una autoridad civil, lo que se avizora es confusión y conflictos de autoridad que deben preverse y definir con nitidez los alcances y los límites de actuación.

Los ejércitos de México, sus soldados de tierra, mar y aire tienen una tradición mística hereditaria, un ADN peculiar, con el cual han superado, con creces, los avatares políticos e ideológicos, en ello fundan su institucionalidad como soporte de la legalidad y la fortaleza de la república, no son entidades efímeras ni fácilmente remplazables. Son cuerpos orgánicos que actúan con sentido, identidad y armonía, adaptándose a las circunstancias, pero deben calcularse milimétricamente los riesgos y las consecuencias de su empleo.

Seguramente el debate se intensificará en los próximos días y se calentará el ambiente político y mediático, pero debe tenerse presente que la primordial responsabilidad del Estado, la esencia y razón de ser de ese mítico Leviatán, es la de garantizar la protección de la vida y propiedad de la sociedad, que hoy se ve seriamente amenazada para mantener razonables niveles de estabilidad y convivencia. 

No se conoce bien a bien la razón del brusco viraje. Como sea, la decisión ya ha sido tomada, sutil, silenciosa y sorpresivamente y no se percibe intención de dar marcha atrás.

Los acontecimientos hablarán y darán su veredicto con la realidad patente.


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Confianza en las Fuerzas Armadas

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En el debate sobre la presencia de las Fuerzas Armadas en tareas de seguridad pública, es importante no olvidar que este cambio de estrategia en el gobierno federal reside también en un elemento indispensable para disminuir la violencia: la confianza que la sociedad tenga en los cuerpos de seguridad.

Entramos en el segundo año de esta administración, uno marcado por la pandemia más severa en fechas recientes, y el tiempo se agota para abatir el principal problema que teníamos los mexicanos hasta antes del coronavirus, la inseguridad, la cual no se detuvo de la misma forma en que el resto de las actividades normales en el país lo hicieron.

Bajo esa realidad, el gobierno de la república continúa en la misma ruta con dos objetivos que parecen primordiales: utilizar la respetabilidad de las Fuerzas Armadas para obtener el respaldo social muy necesario para aumentar las denuncias, la información de inteligencia y el rechazo ciudadano a la criminalidad, y la eficacia de su operación a partir de la figura del mando militar y su estricta disciplina.

Si, como se nos ha informado, el Ejército y la Marina pueden remodelar y equipar un hospital en una semana, entonces pueden con múltiples tareas, incluida la seguridad de los mexicanos, una labor que habían desempeñado de todos modos desde hace al menos dos sexenios sin un sustento legal claro o una fecha final que ya se estableció en principio para el final del actual gobierno.

apoyo a las fuerzas armadas
Fotografía: El recorte.

Sin embargo, al igual que cualquier otra institución, las Fuerzas Armadas pueden sufrir un desgaste acelerado si los resultados en seguridad pública no son los esperados y ese es un riesgo enorme, además de que relegan a los debilitados cuerpos policiacos locales y federales, muchos infiltrados por el crimen, evitando que puedan consolidarse como un cuerpo necesario, responsable de la paz y la tranquilidad.

En ese contexto, la Guardia Nacional puede surgir como el término medio de una estrategia que funcione y, por un lado, reflejar los valores de las Fuerzas Armadas, al mismo tiempo que genera una identidad propia para preparar a las y los nuevos policías que México requiere.

Pero hablamos de una situación de emergencia, que por su naturaleza va contra reloj y exige logros inmediatos, una presión que es fácil convertir en argumento político y no necesariamente en sistemas, buenas prácticas y casos de éxito técnico.

Un elemento podría inclinar la balanza y ayudar a que esta dirección que han tomado las autoridades obtenga dividendos, sin embargo, es uno que muchas administraciones han obviado o no le dieron importancia frente a lo monumental del reto: la confianza de la ciudadanía en sus fuerzas de seguridad.

confianza en las fuerzas armadas
Fotografía: Seguridad y defensa.

Si los ciudadanos acompañamos a la Guardia Nacional, la hacemos nuestra, a la par que a nuestras Fuerzas Armadas, entonces la base social del crimen se debilitará rápidamente, lo que dificultará mucho su operación, basada en la impunidad y en las complicidades. De lo contrario, seguiremos fomentando los enfrentamientos entre éstas y los delincuentes por el control de las calles y de los territorios en los que cometen sus crímenes.

Generar esta confianza significa corresponsabilidad, es decir, que cada actor social haga lo que le toca. La Guardia Nacional y los cuerpos de seguridad que sí cuentan con cierta confiabilidad tendrán que convencer a la sociedad mexicana de que merecen ese respaldo, mientras que nosotros los ciudadanos cumplimos con nuestras obligaciones de denunciar, rechazar la criminalidad y desarmarnos en todo el territorio nacional.

No obstante, es fundamental que los mexicanos contemos con vías seguras y confidenciales para denunciar cualquier evento que perjudique nuestro buen y bien vivir, sin ellas, el miedo y el desinterés de cooperar con unas autoridades de seguridad poco confiables hoy, hará muy lento el combate a la delincuencia organizada, que es toda.

El problema no será el decreto, que ya conocíamos y fue aprobado por mayoría legislativa desde el año pasado, ni la duración de este encargo para la Fuerzas Armadas, que por otro lado da certidumbre a un limbo en el que habían desempeñado tareas de seguridad pública, sin la ausencia de confianza para colaborar y coordinarnos con quienes deben garantizarnos tranquilidad. La apuesta es por la confianza, sustentada en el prestigio de nuestras Fuerzas Armadas para detener la violencia y eso sólo se logra con el acompañamiento de la sociedad en su conjunto.


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¿Militarización en México?

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Fuerzas Armadas regresan a las calles de México durante contingencia

El Gobierno de México anunció un nuevo despliegue de las Fuerzas Armadas en las calles del país para participar en labores de seguridad pública, despertando la controversia por la presunta militarización del territorio nacional, algo que fue calificado de inmediato como un reconocimiento tácito del fracaso de la estrategia del presidente para bajar los niveles de criminalidad.

En un aviso publicado en el Diario Oficial, el presidente Andrés Manuel López Obrador ordenó que las Fuerzas Armadas (FA) participen “de manera extraordinaria, regulada y complementaria con la Guardia Nacional” en labores de seguridad pública.

En este papel, las Fuerzas Armadas estarán bajo el mando de la Guardia Nacional, una polémica policía con naturaleza castrense creada tras el arribo de López Obrador a la presidencia a finales de 2018, de acuerdo con el aviso.

Las nuevas funciones de las Fuerzas Armadas permanecerán hasta marzo de 2024, prácticamente lo que resta del gobierno de López Obrador, un veterano político que criticó en el pasado la decisión del expresidente Felipe Calderón de involucrar a marinos y soldados en la seguridad pública.

“Su estrategia de seguridad no funcionó y es por eso que tiene que ordenar con este decreto que las Fuerzas Armadas apoyen en seguridad pública”, consideró el especialista en seguridad Juan Ibarrola, en declaraciones al diario Milenio.

El experto añadió que esto permitirá “enfrentar nuevamente a grupos criminales que están haciendo de las suyas, que no estaban haciendo lo que el presidente les pedía hacer. Vamos a estar más seguros”.

López Obrador apostaba a que la criminalidad y la violencia bajarían con su política de no confrontación con grupos armados y con la presencia de la Guardia Nacional, algo que no ha sucedido.

De hecho, marzo ha sido el mes más violento durante el nuevo gobierno, pese al confinamiento de buena parte de la población por el brote de coronavirus. Ese mes hubo 2,585 homicidios dolosos, con un promedio diario de 83 asesinatos. En febrero, la cifra había sido de 2,352 homicidios dolosos, según cifras oficiales.

El mandatario reconoció recientemente que la criminalidad no se ha reducido de acuerdo con sus expectativas, así como la persistencia de la violencia y la confrontación entre las bandas criminales.

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