Hotel Ercilla

Agustín Martínez, el alma del Hotel Ercilla en Bilbao

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Nos enteramos con pena que Agustín Martínez Bueno, director general del hotel entrañable para los taurinos en Bilbao, se nos adelantó en el paseíllo de la vida hace unos días y recordé con nostalgia los días que viví en 2018 en compañía de mi hermano José Luis y un amigo afectuoso en una maravillosa ciudad que, como muchas, tuvo que suspender los festejos taurinos este año de su preciosa feria.

Agustín era un gran anfitrión en un lugar paradisíaco para los profesionales y los aficionados taurinos, parada obligada en las Corridas Generales de agosto en la capital vizcaína, antes y después de los festejos. Esa cultura la tienen quienes ahí curran como dicen de laborar en España.

Sus instalaciones y su cocina son de lo mejor, ideal porque además se sitúa a unas cuadras de la hermosa plaza bilbaína de Vista Alegre y que, según me comentaron, está siendo restaurada para, Dios mediante, abrir sus puertas el próximo año, reluciente.

Agustín Martínez Bueno (izquierda) junto a Juan José Hidalgo en La Glorieta en 2013 (Fotografía: La Gaceta de Salamanca).

Como en Aguascalientes en el Gran Hotel Alameda los participantes en la feria se hospedan arropados por la buena atención en la que se distinguía a su cabeza, el hasta ahora director general –quien fue yerno del propietario–, su esposa fue Marian Anasagasti a quien abrazamos con afecto y era particularmente afable con la prensa, fue periodista desde que emigró de Zamora a Bilbao.

Los premios del hotel en Toros y Teatro son muy apreciados por quienes los reciben año con año.

Agustín tenía la cualidad y la delicadeza de saber el nombre de la gran mayoría de sus huéspedes por su nombre. A mí, al tercer día al presentarme y charlar con él, me llamó por “Carazo de México”.

Recibió premios como empresario del sector turístico y el 90% de los huéspedes repiten no sólo en la época de Aste Negusia que son las fiestas bilbaínas dedicadas en la parte religiosa a la Virgen de Begoña. La clave del éxito la ubicaba en saber quién duerme en el hotel cada noche. Llamarle por su nombre. “Siempre he huido un poquito de ese hotelero sin el director general presente en el hall porque creo que hay que llevar un hotel de forma directa”. Llegó a decir.

En sus habitaciones y salas se han fraguado muchos hechos de la historia vasca en todos los ámbitos, además de todos los toreros y ganaderos desde los setenta del siglo pasado; por ahí se alojaron entre muchos otros, Dolores Ibarruri “La Pasionaria” y Tom Jones.

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Fotografía: De Sol y Sombra.

El hotel es un referente en el mundo taurino y como muestra uno de sus mejores amigos lo fue Pedro Moya y su familia. El Capea como más se le conoce a Pedro –por cierto, recibió en Bilbao el 17 de junio de 1972 la alternativa de manos de Paco Camino y su testigo fue Paquirri, con un toro de Lisardo Sánchez–, seguramente de sus habitaciones salió vestido para una fecha que se acerca al cincuentenario muy pronto. Agustín Martínez viajó con él a muchos lados.

De la feria de 2018, en la memoria nos trajimos la impoluta gran faena de Diego Urdiales al toro Gaiterito de Alcurrucén el 25 de agosto; la despedida de Juan José Padilla; Roca Rey a todo vapor; Luis David Adame con un toro de Torrestrella y el 19 de agosto una buena faena de Álvaro Lorenzo –quien recién toreó en Linares de gran forma, especialmente con un toro de Luis Algarra– con un toro de Victorino Martín y el cierre con toros de Miura. Además, Juan Leal tuvo una cornada, pero con un trofeo en la espuerta, mismo que consiguió Octavio Chacón y en el toreo a caballo Lea Vicens con un toro de Ángel Sánchez, y un trofeo en la tarde de debut en Bilbao de Guillermo Hermoso de Mendoza.

Un detalle inolvidable será que al salir en hombros ante el recién inaugurado busto de Iván Fandiño, en su salida de la Puerta Grande lo acercaron los que le cargaban y le dio un beso fraternal a la figura de su compañero y amigo, como el soñador de gloria.

Así recordaremos a Don Agustín y a Bilbao. Mantendremos la ilusión de algún día estar en el Ercilla reconociendo el legado de amabilidad de un magnífico ser humano, que aportó un lugar emblemático de encuentro en una ciudad maravillosa.


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