A la memoria de Miguel Ángel, esposo, padre, abuelo y mi suegro.
A aproximadamente 30 kilómetros de Toluca y 35 de la Ciudad de México se encuentra La Marquesa, un Parque Nacional Protegido que institucionalmente posee el de Parque Nacional Insurgente Miguel Hidalgo y Costilla. Fue establecido en 1936 por decreto presidencial y cuenta con más de 1,700 hectáreas. Su ubicación geográfica se halla entre la Delegación Cuajimalpa de Morelos y los municipios de Ocoyoacac, Huixquilucan y Lerma, estos tres últimos pertenecientes al Estado de México.
Desde sus inicios, La Marquesa ha estado asociada a un lugar de paz y recreación, rodeado de naturaleza, alejado del ruido y del estrés de ambas ciudades, donde se puede disfrutar de renta de cuatrimotos o también montar a caballo. Sus paisajes boscosos y su natural frío han propiciado la construcción y renta de cabañas que ofrecen una relajante escapada en familia o en pareja. Pero no todo es paz y tranquilidad, pues los pobladores de estos municipios que la conforman –en especial Ocoyoacac– guardan un terrible y cruento secreto.
Su composición orográfica se nutre del Valle del Silencio, Valle de las Monjas, Valle de la Amistad, Valle del Conejo y Valle de Salazar. Sus mayores cimas son Las Peñas Barrón, el Tepehuisco, Tres Peñas, Las Palmas y Peña Torcida, que son muy usadas para prácticas de alpinismo y rapel. Sus valles y cimas son cobijados por bosques de coníferas y pastizales de alta montaña, oyameles, cedros y encinos, entre otros. Prestaremos especial atención a Valle del Conejo.
En La Marquesa no todo ha sido naturaleza, deportes y paz, desde hace algunos años han venido sucediendo una serie de homicidios aparentemente sin más motivo que el de causar daño y provocar terror, el silencio cómplice de las autoridades, comerciantes y empresarios de la zona, no sólo perpetua el problema, sino que lo agrava, pues el afán de mantener el turismo es mayor que el de las vidas humanas que se han perdido en ese lugar.
Esta breve investigación documental inicia el 13 de julio del 2006 cuando la policía ministerial halló en el valle de Toluca el cadáver de una mujer asesinada. La víctima, no identificada y con un corte en el cuello, aparentemente hecho con arma punzocortante, fue abandonada en el paraje Valle del Conejo del bosque La Marquesa, municipio de Ocoyoacac.
Según los primeros peritajes, la mujer no fue violada, como sucedió con dos víctimas encontradas días antes, y a diferencia de éstas, no tenía más lesión que la que al parecer le causó la muerte.
El viernes 12 de septiembre del 2008 se encontraron los cadáveres de 24 hombres, aproximadamente a las 19:00 horas. Los ejecutores tuvieron protección y complicidades que les facilitaron mover a las víctimas, presuntamente albañiles, en un mismo vehículo y matarlos, uno a uno, y luego escapar.
La escena ocurrió en el Valle del Conejo, un paraje de la Marquesa, entre los municipios de Xalatlaco y Ocoyoacac.
Por otra parte, el 9 de enero del 2013 secuestraron a una pareja. El secuestro duró casi 4 días, al hombre lo colgaron de un árbol, lo desnudaron y lo torturaron, mientras que su novia fue violada en repetidas ocasiones. Según el testimonio de una de las víctimas, los tres secuestradores tenían los rasgos de las personas que rentan los caballos. Los familiares de las víctimas tuvieron que pagar $60,000 pesos para el rescate de ambos.
El 29 de agosto del 2017 fue hallado un cadáver en el Valle del Silencio, en La Marquesa, según la Fiscalía General de Justicia del Estado de México (FGJEM); el occiso contaba con aproximadamente 50 años de edad.
De acuerdo con reportes policíacos de ese día, el cuerpo fue hallado por pobladores de la zona envuelto en bolsas de plástico y cinta. En ese momento no se dieron mayores detalles de la forma en que se encontró el cadáver, aunque se mencionaba que presentaba marcas de tortura.
Prosiguiendo, el 4 de noviembre del 2019 el cadáver de una mujer, amordazado y con golpes en el rostro y cuerpo, fue hallado de igual manera en La Marquesa, sobre la carretera La Marquesa-Tenango.
Fue alrededor de las 12:00 de la tarde cuando visitantes del paraje conocido como Valle del Silencio encontraron a la joven, de unos 28 años, tirada sobre el pasto.
El 11 de febrero del 2020, una víctima identificada como Adolfo Hugo iba a bordo de un Nissan tipo Versa cuando fue atacado de igual forma en la carretera La Marquesa– Tenango a la altura del paraje Valle del Potrero, municipio de Ocoyoacac. La víctima fue hallada en su vehículo con impactos de proyectil de arma de fuego.
El sábado 29 de febrero del 2020 pobladores de La Marquesa reportaron el hallazgo del cuerpo de una mujer a un costado de las palapas, en el paraje Valle de Silencio, sobre la carretera Acazulco-La Marquesa en el municipio de Ocoyoacac. El cuerpo de la víctima presentaba signos de tortura y abuso sexual.
El 21 de marzo del 2020 dos hombres fueron asesinados dentro de un restaurante ubicado a un costado de la carretera México-Toluca, en la zona del parque de La Marquesa, Ocoyoacac. De acuerdo con los primeros reportes, los hechos ocurrieron dentro del establecimiento con razón social “Emperador”, donde fueron acribillados dos masculinos de entre 35 y 40 años, los cuales habrían sostenido una discusión con otras personas.
Dos días después, el lunes 23 de marzo del 2020, una llamada a los números de emergencia notificó el hallazgo del cuerpo sin vida de un hombre, el cual fue encontrado entre el paraje Valle del Conejo y El Potrero, en la localidad de San Pedro Atlapulco, municipio de Ocoyoacac.
Cuando agentes de seguridad arribaron al lugar se percataron del cuerpo sin vida de un hombre, quien a simple vista tenía múltiples huellas de tortura. Debido a la fauna de la zona, el cuerpo presentaba un avanzado estado de descomposición
El 15 de junio del 2020 con varios disparos por arma de fuego, asesinaron a un hombre en La Marquesa; no hubo detenidos. De inmediato, elementos de Protección Civil de Ocoyoacac se trasladaron al sitio del incidente y descubrieron a una persona con heridas de bala sin signos vitales.
El domingo 25 de octubre del 2020 cuatro miembros de una familia fueron asesinados por impactos de proyectil de arma de fuego al interior de su domicilio en el municipio de Ocoyoacac, sin que hasta este momento la Fiscalía General de Justicia (FGJEM) haya podido dar con los responsables.
Finalmente, el último acto de barbarie y violencia ocurrió el 26 de diciembre del 2020 cuando Miguel Ángel, un hombre de familia, electricista de profesión, fue torturado de manera brutal y asesinado mediante asfixia. Su cuerpo fue hallado aproximadamente a las 17:00 horas del sábado colgado de un árbol. Miguel Ángel era esposo, padre y un orgulloso abuelo. Disfrutaba de cuidar a sus borregos y guajolotes. Jugaba al futbol los domingos en una pequeña liga local y a decir por sus familiares y amigos, fue una persona que siempre trató de ayudar a los demás en la medida de lo posible. Tenía 40 años y todavía un futuro por delante, en casa lo esperaban su esposa y sus hijos, sin embargo, unos sádicos criminales le arrebataron la vida, los sueños y su inconfundible gran sonrisa.
Hasta la fecha, por todos los casos de homicidio que se mencionan aquí, no hay detenidos –a excepción del ocurrido el 12 de septiembre del 2008 donde se detuvo a una persona–, pobladores y personal de la Fiscalía apuntan que casos como el de Miguel Ángel son comunes en esa zona y apuntan a que los posibles responsables sean un grupo de personas que andan armadas y a caballo. Incluso algunos turistas víctimas de abusos han señalado directamente a las personas que rentan caballos y cuatrimotos como sujetos sumamente violentos que amedrentan y amenazan cuando se les hace frente por alguna cuestión.
La obstinada y enferma obsesión de parte del gobierno y los empresarios de la zona en ignorar la situación, en favor de mantener la imagen turística de La Marquesa, ha permitido que el problema se agrave, ha revestido de impunidad a las personas que se dedican a cometer este tipo de actos, no son justicieros ni defensores, puesto que sólo han asesinado a gente inocente que tuvo la desgracia de cruzarse con ellos. Son asesinos, no son ni demonios, ni animales, no podemos permitirnos rebajarlos de categoría, son seres humanos que disfrutan del sufrimiento y el dolor ajeno.
La Marquesa no es ya lo que era, no es lo que se cree, la paz se ha esfumado de ese parque, el silencio y la indiferencia han provocado que su bosque se llene de muerte y dolor. El lugar que fue lleno de naturaleza y fauna, ya no es seguro para nadie, no importa lo que muestre la publicidad o las reseñas en sitios de viaje, La Marquesa es hoy por hoy, tierra de nadie, donde todos podemos tener el mismo destino cruel y trágico, y donde con el dinero del turismo se sigue favoreciendo este tipo de acciones.
La solución está en todos nosotros, dejar de asistir y patrocinar la muerte de inocentes, hasta que las autoridades hagan algo y den con los responsables de tanta barbarie.
#EnLaMarquesaMatanInocentes
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