OCDE

Los retos globales para 2020

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El año que comienza es crucial para el futuro global. No me referiré a la compleja coyuntura que se vive a nivel internacional derivada de la creciente tensión entre los Estados Unidos e Irán, sino a algunos de los retos estructurales que amenazan el futuro de la civilización contemporánea y de la humanidad misma. En primer término, a los derivados de la creciente destrucción de la naturaleza y el ambiente; asimismo a los de carácter social por la persistencia de la pobreza y de la desigualdad en varias regiones en el mundo y, por último, al retroceso que se vive en varios países por la pérdida de la calidad de la democracia, el Estado de derecho y las fallas en cuanto al respeto a los derechos humanos.

La humanidad vive una situación inédita en su historia debido a la progresiva y acelerada destrucción de la naturaleza, la sobreexplotación de los recursos naturales, el Cambio Climático de origen antropocéntrico y las tensiones sociales crecientes en un contexto de un aún muy elevado crecimiento demográfico. En los próximos 30 años, la población mundial aumentará en 2,300 millones de personas, para pasar de los actuales casi 7,700 millones de seres humanos a 10,000 millones en 2050, con un marcado envejecimiento de la población.

Es cierto que vivimos una etapa inédita por el progreso y el bienestar de buena parte de la población mundial, pero también vivimos en un mundo lleno de enormes contradicciones, que se dan en el momento del mayor desarrollo científico y tecnológico de la historia. Nunca antes tanta gente había salido de la pobreza, pero hay que precisar que es el caso de los países del área Asia-Pacífico. Sin embargo, también es cierto que, en casi todo el mundo los avances tecnológicos han permitido resolver problemas ancestrales y mejorar el nivel de vida de muchas personas.

huella global
Imagen: Pinterest.

A pesar de esta situación, la pobreza y la desigualdad persisten en muchos países. De la población actual de casi 7,700 millones de personas, más de la mitad, cerca de 4,000 millones viven en situaciones de extrema tensión por hambre, pobreza, migraciones, el cambio climático, guerra civiles e internacionales. Además, la desigualdad se ha disparado, a nivel global, aún en países miembros de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos).

Frente a esta situación, la ONU aprobó la Agenda 2030: “Los Objetivos del Desarrollo Sostenible”. Estos 17 objetivos que la comunidad internacional organizada se comprometió a lograr dentro de diez años van desde la erradicación del hambre y de la pobreza extrema hasta el combate al Cambio Climático. Estos objetivos son el resultado del consenso internacional y conllevan un ajuste de fondo de las formas de lograr el crecimiento y el desarrollo; de los esquemas de producción y consumo. El año 2020 es crucial para evaluar si podremos llegar a las metas comprometidas.

Pero aún si se logran avances en la materia, la amenaza del Cambio Climático genera riesgos crecientes para la economía y la sociedad globales. El Acuerdo de París, suscrito en diciembre de 2015, fue la culminación de un largo proceso internacional para detener el fenómeno del Cambio Climático, uno de los mayores riegos de la humanidad. Las medidas para lograr que el calentamiento global no rebase los 2°C y de preferencia 1.5°C, cuantificados desde la época pre-industrial para evitar riesgos catastróficos, resultan insuficientes. Además, todo parece indicar que el aumento de la temperatura media del planeta será de al menos 3°C con graves consecuencias en todos los órdenes de la vida social y económica.

La Cumbre de Madrid sobre el Cambio Climático, de diciembre de 2019 no logró conclusiones concretas para instrumentar el Acuerdo de París. En este sentido, es fundamental fortalecer los esfuerzos de los gobiernos nacionales, estatales, de las ciudades, de las empresas y de la sociedad civil para lograr cumplir con la Agenda 2030 de las Naciones Unidas y con el Acuerdo de París de 2015.

global matters
Ilustración: Media Matters of America.

Desde mi perspectiva es fundamental entender que vivimos un cambio de época, no solamente una época de cambios. Las crisis políticas y sociales se suceden unas tras otras en muchas regiones en el mundo porque seguimos aplicando ideologías, teorías y creencias pensadas para un mundo vacío cuando estamos en un mundo lleno, saturado.

Vivimos en la era del antropoceno, en la cual el hombre es capaz de controlar todos los acontecimientos, incluso la composición biogeoquímica de la Tierra. Aún es tiempo de salvar el planeta y de construir un futuro próspero para todos, pero para lograrlo es necesario desvincular la generación del ingreso y de la riqueza de la destrucción de la naturaleza y de la sobreexplotación de sus recursos. Es necesario impulsar una nueva agricultura, promover la transición energética, en suma, actuar en numerosos ámbitos. Es necesario actuar en lo global y en lo específico.

La ciencia y la tecnología nos permiten articular la solución a los problemas que enfrentamos, pero se estrellan con frecuencia con las redes de intereses creados. En este contexto de búsqueda de soluciones debemos preservar, en todo momento, el respeto a los derechos y las libertades fundamentales, el Estado democrático de derecho y la defensa de la dignidad de la persona humana.

Debemos actuar de inmediato porque el tiempo se agota. No se trata de enviar mensajes apocalípticos, sino de atender a los llamados que nos da la ciencia. Es necesario actuar contra la desinformación de grupos que pretenden imponer los intereses particulares sobre el interés general de la población porque está en riesgo el futuro de todos. El año 2020 es crucial para el futuro global.

¿Estamos siendo productivos en nuestro trabajo?

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Yo creo que éste es el tipo de preguntas que nos deberíamos hacer todos los días, ¿estoy siendo productivo?, ¿administro bien mi tiempo?, ¿estoy dando lo mejor de mí en el trabajo? Y si las respuestas nos inquietan, entonces hay que poner manos a la obra inmediatamente.

En mi colaboración anterior, aquí en El Semanario, señale que, según datos de la OIT (Organización Internacional del Trabajo), de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos) y de un estudio de la UBS (Unión de Bancos Suizos), que los mexicanos somos muy trabajadores, pero al mismo tiempo somos profundamente improductivos. Es decir, trabajamos muchas horas y damos pocos resultados.

Si consideramos que en promedio trabajamos entre 40 y 50 horas a la semana, aunque es obvio que hay personas que por muy diversas razones trabajan muchas más horas, lo que nos tendríamos que preguntar es ¿qué hacemos en esas horas? Y aquí inicio con el desglose y las áreas de oportunidad que todos tenemos.

trabajo y productividad
Ilustración: Jonathan Rosas (Nexos).

Correos. Según un estudio del Instituto Georgia Tech, en promedio cada individuo recibe alrededor de 112 correos relacionados directamente con su trabajo diario, y otras fuentes señalan que recibimos alrededor de 40-60 correos adicionales de temas personales, publicidad, SPAM, etc. Es decir, recibimos más de 150 correos por día, lo que implica que tendremos que dedicarles aproximadamente entre 1 hora y 30 minutos y dos horas por día.

WhatsApp o equivalentes. Ante la saturación de los correos y la falta de respuesta a los mismos, la gente empezó a enviar mensajes por WhatsApp o aplicaciones similares, y obviamente ya sucedió lo mismo que con los correos. Esto es, una inmensa cantidad que es igual o inclusive superior a lo que recibimos por correo, por las inmensas ventajas que este sistema de comunicación tiene, así que consideren otro par de horas al día para atender sus mensajes.

Trabajos administrativos. Si trabajas para una empresa multinacional medianamente ordenada o una nacional ordenada, ya sabes que los temas administrativos quitan un montón de tiempo: desde comprobaciones de viáticos, llenado de formatos para pedir tal o cual cosa, los asuntos del área de recursos humanos, etc. Todo esto debe implicarte entre 15 y 30 minutos por día.

Llamadas telefónicas. Aunque cada vez es menos frecuente, las llamadas nos deben implicar unos 15/30 minutos al día; obviamente varía mucho según nuestro trabajo y puede que, para algunas personas, los vendedores, por ejemplo, esta cifra se pueda ir al doble o al triple.

Trabajo central. Es decir, nuestra responsabilidad; deberíamos pensar que hacer propiamente nuestro trabajo tendría que implicar al menos el 50% de nuestro tiempo, esto es, unas 4 horas al día.

Reportes. Los reportes de juntas, de avances con clientes, proveedores, información mensual estadística que debemos enviar a nuestro jefe, a las oficinas centrales, al corporativo, etc., podrían tomarnos entre 15 y 30 minutos al día.

Juntas. Este capítulo merece especial atención porque estoy convencido de que es aquí donde más áreas de oportunidad tenemos para hacernos mucho más productivos en nuestro trabajo.

trabajo y tiempo
Ilustración: Max Pepper Studio (money.cnn.com).

Según un estudio de la revista Harvard Business Review, un empleado normal pasará alrededor de 5 años de su vida en juntas y un ejecutivo de alto nivel más de 9 años. Establecer un promedio aquí es bien complicado, pero me queda claro, por mi experiencia trabajando con cientos de empresas en una docena de países en los últimos 20 años, que la media debe rondar entre dos y tres horas por día en juntas.

Las juntas pueden ser encuentros uno a uno hasta las reuniones en las que el director general presenta su informe mensual y a la que atienden cientos de empleados.

Por estas razones, les haré una serie de propuestas para mejorar sus juntas:

~ Definir el objetivo de la junta y responder a la pregunta “¿Qué se quiere lograr con la misma?”. De ahí tener claro si la junta es necesaria o podemos resolver el asunto con una llamada, un correo, etcétera.
~ Definir los tiempos de la junta (duración máxima recomendada: 50 minutos, sugiero hacerlas de 30 minutos, se sorprenderán de los beneficios).
~ Seleccionar adecuadamente a las personas que participarán. Tener claro quién debe estar y para qué.
~ Crear una agenda de temas a tratar en la reunión y compartirla con los invitados.
~ Convocar con antelación suficiente, mínimo 48 horas, a los asistentes para que tengan tiempo de preparar sus intervenciones.
~ Establecer un moderador para enfocar la reunión, una persona que controle los tiempos y un responsable para tomar nota de los acuerdos y los responsables para su seguimiento.
~ Ser puntuales, respetuosos y estar presentes (no celulares, laptops, etc.).
~ Asegurarse que la sala y los recursos necesarios estén disponibles y funcionando de manera óptima.

En adición, tenemos que considerar el tiempo utilizado para ir y tomar uno o varios cafés o vasos de agua, aquellos que fuman pues obviamente deben considerar entre 10 y 20 minutos adicionales para este tema, el tiempo para comer, los traslados internos dentro de la organización y los traslados externos si visitamos plantas, oficinas, clientes, proveedores, etc.; bomberazos y asuntos urgentes (siempre hay que dejar un espacio en la agenda diaria para los mismos, yo personalmente dejo mínimo 30 minutos al día para el tema); dar y recibir retroalimentación; capacitación o formación profesional de cualquier tipo; tiempo para hacer planeación; tiempo para hacer evaluación; tiempo para pensar en nuevas ideas: innovación, y un largo etcétera.

Como pueden ver, los días laborales llegan a ser entre 10 o más horas fácilmente si no establecemos prioridades y hacemos una correcta gestión de nuestro tiempo. Te invito a que hagas el ejercicio por una semana, al final del día haz un recuento de lo que hiciste y a partir de ahí busca tus mejoras.

Te deseo mucho éxito y que ganes unas cuantas horas para tener un mejor balance entre el tiempo invertido al trabajo y al resto de los asuntos de tu vida.

Malas noticias para la economía

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La economía global está creciendo a su ritmo más lento desde la crisis financiera, en la medida que los gobiernos le están dejando a los bancos centrales la tarea de reactivar la inversión, dijo el jueves la OCDE en una actualización de sus pronósticos.

La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) proyectó en su Panorama Económico que la economía mundial crecerá un 2,9% en 2019 y 2020, mínimos de una década, recortando su pronóstico para el próximo año desde el 3,0% que estimó en septiembre.

El foro con sede en París dijo que el crecimiento podría subir a un 3,0% en 2021, pero sólo si se contienen múltiples riesgos, que van desde guerras comerciales a una desaceleración inesperadamente brusca de la economía china.

Una preocupación mayor, sin embargo, es que los gobiernos no han entendido los desafíos globales como el cambio climático, la digitalización de sus economías y el derrumbe del orden multilateral que surgió luego de la caída del comunismo.

“Sería un error de política considerar esos cambios como factores temporales que pueden ser abordados con política monetaria o fiscal: son estructurales”, escribió en el reporte la economista jefa de la OCDE, Laurence Boone.

Sin una dirección clara de política en esos temas, “la incertidumbre seguirá siendo alta, dañando las perspectivas para el crecimiento”, agregó.

Entre las grandes economías, el crecimiento de Estados Unidos sería de un 2,3% este año, lo que representa una rebaja desde el 2,4% proyectado en septiembre, debido a que el estímulo de un recorte de impuestos de 2017 se ha desvanecido y por la debilidad de los socios comerciales de Washington.

Como la mayor economía más grande del mundo crecería un 2,0% en 2020 y 2021, la OCDE dijo que nuevos recortes de tasas se justificarían sólo si la expansión se debilita.

La economía de China, que no es miembro de la OCDE pero que es incluida en los reportes, crecería marginalmente más rápido en 2019 que lo previsto en septiembre, con una expansión de un 6,2% en lugar de un 6,1%.

Sin embargo, la OCDE dijo que China seguiría perdiendo impulso, con un crecimiento de 5,7% en 2020 y 5,5% en 2021 de cara a las tensiones comerciales y un cambio gradual del equilibrio de la actividad desde las exportaciones a la economía local.

En la zona euro, el crecimiento alcanzaría un 1,2% en 2019 y 1,1% en 2020, lo que representan un aumento de 0,1 puntos porcentuales respecto a las proyecciones de septiembre. Se expandiría un 1,2% en 2021.

No habrá tiempos mejores en 2020

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Mientras el presidente Andrés Manuel López Obrador insiste que en temas de economía las cosas van muy bien y recurre a indicadores como el tipo de cambio y la inversión extranjera directa, los analistas estiman que el crecimiento de la actividad económica 2020 en México avanzará 1.1 por ciento.

Los tecnócratas, como López Obrador los llama, refutan de nueva cuenta los pronósticos de que México crecerá al 2 por ciento para el cierre de 2019 y mantendrá ese nivel de dinamismo para 2020 con proyección de alcanzar el 4 por ciento al cierre de su sexenio.

economistas de instituciones financieras bajaron este miércoles su previsión de crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) de México para 2020, que pasó de 1.2 a 1.1 por ciento, de acuerdo con la encuesta quincenal de Citibanamex.

En el caso del avance de la economía nacional para este año, este se mantiene en 0.1 por ciento, aunque el rango de estimaciones de los participantes del sondeo se ubica ahora entre -0.2 y 0.3 por ciento, con 6 de las 23 instituciones bancarias consultadas proyectando un crecimiento cero.

Sobre el dólar, los analistas anticipan que cierre 2019 en 19.60 pesos, su previsión más baja desde hace un año, es decir, noviembre de 2018.

En el ejercicio previo, los analistas consultados mencionaron que el dólar terminaría este año en 19.75 pesos.

Por otra parte, los participantes coincidieron de manera unánime en que el Banco de México (Banxico) aplicará un nuevo recorte a la tasa de interés en su reunión del próximo diciembre. Solo uno de los analistas prevé una baja de 50 puntos base.

En el caso de la inflación, los economistas mantuvieron las expectativas para el cierre de 2019 en 3 por ciento, mientras que para 2020 el pronóstico subió a 3.54 por ciento desde un 3.50 por ciento previo.

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La contracción global inevitable

El panorama de bajo crecimiento económico no es exclusivo de México. La economía global está creciendo a su ritmo más lento desde la crisis financiera, en la medida que los gobiernos le están dejando a los bancos centrales la tarea de reactivar la inversión, dijo el jueves la OCDE en una actualización de sus pronósticos.

La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) proyectó en su Panorama Económico que la economía mundial crecerá un 2.9 por ciento en 2019 y 2020, mínimos de una década, recortando su pronóstico para el próximo año desde el 3,0% que estimó en septiembre.

El foro con sede en París dijo que el crecimiento podría subir a un 3.0 por ciento en 2021, pero sólo si se contienen múltiples riesgos, que van desde guerras comerciales a una desaceleración inesperadamente brusca de la economía china.

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Singapur excelente, TLCAN mal y México pésimo

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Ellos se ríen de mí porque soy diferente,
yo me río de ellos porque todos son igualitos.
Anónimo.

La visita del Primer Ministro de Singapur es una magnífica ocasión para hacer una revisión del desarrollo del TLCAN y de México teniendo como referencia un país que decidió utilizar al comercio internacional como palanca de desarrollo –al igual que México–, desgraciadamente, con resultados completamente distintos y deplorables para nuestro país.

México y Singapur iniciaron su participación en el comercio exterior bajo un esquema muy similar basado en la maquila, es decir, bajo un sistema de producción compartida en el que se importaban insumos para luego exportar.

En principio, ambos países buscaron hacer más competitiva a su economía y México, en los años 80 y principios de los 90, con ese objetivo realizó una lógica e importante desregulación de su economía que incluyó un proceso de reformas que, hacia el interior, incluyeron los sectores de autotransporte federal de carga, de turismo y de pasajeros; patentes y marcas, reformas al artículo 27 constitucional en materia de propiedad de la tierra; cogeneración y autoabastecimiento de energía eléctrica; inversión extranjera, medicamentos genéricos y eliminación de controles de precios

En el exterior, se caracterizó por una apertura comercial que se inició con el acceso de México al Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio (GATT), al Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC, por sus siglas en inglés) y a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), que continuó con diversos acuerdos de complementación con miembros de la Asociación Latinoamericana de Integración y que tuvo su corolario con la firma del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, acuerdo que nos brindaba acceso preferencial al mercado más grande del mundo, el más cercano, principal importador mundial con alto nivel de consumo y complementario con México en mucho aspectos, por lo que se constituía como el proyecto más importante para el desarrollo económico del país.

El conjunto de medidas señaladas generó una importante competitividad de la economía mexicana e imprimió gran dinamismo a nuestro comercio exterior, sin embargo, hay que señalar que éste no fue resultado de un proyecto nacional de desarrollo como se había planteado en su origen sino, fundamentalmente, ocasionado por la presencia de numerosas empresas transnacionales radicadas en territorio mexicano que, a través de una estrategia corporativa muy exitosa, realizaban operaciones intrafirma utilizando a nuestro país como un centro de costos.

Desgraciadamente, la presencia de esas empresas en nuestro territorio no fue aprovechada para generar riqueza ni añadir mayor valor en su producción, por lo que el porcentaje de insumos mexicanos en los productos orientados al mercado interno y al de exportación fue decreciente, dado que tampoco hubo complemento alguno para utilizar adecuadamente su presencia y al marco creado por el TLCAN ya que este proceso de apertura comercial se realizó teniendo como paradigma el axioma de que “la mejor política industrial es la que no existe”.

Así, una vez que los efectos positivos de las reformas señaladas se diluyeron, México empezó a perder competitividad y nuestros retrocesos se hicieron manifiestos de una manera terrible, pues en el periodo 1999-2012 caímos de la 34ª a la 66ª posición, lo que generó la desaparición de más de 2,500 empresas exportadoras de nuestro país, 900 de las cuales eran maquiladoras.

A partir del año 2001, también empezamos a perder posiciones como economía mundial debido al decreciente porcentaje de valor agregado que incorporamos en los bienes orientados al mercado interno y al de exportación por lo que, prácticamente, nos convertimos en un maquilador básico con actividades de ensamble simple en nuestro territorio; y también perdimos posiciones como destino de la inversión extranjera.

En el periodo 1993/2018, a pesar de la enorme diferencia en el volumen de población, el valor agregado de Singapur se incrementó en 159,139 millones US, en tanto que el mexicano lo hizo sólo en 136,219 millones US, de tal manera que el valor agregado per cápita se incrementó en 21,957 US y 895 US, respectivamente.

Comentarios

En el año 2018, Singapur, un país con sólo 5.6 millones de habitantes –equivalentes al 0.08% de la población mundial–, contribuyó al PIB mundial con 0.41%; en tanto que México, con 124.78 millones de habitantes –equivalentes al 1.67% de la población mundial–, sólo generó el 1.41% de la riqueza mundial, es decir, la simple comparación de las proporciones ya nos dice que se está muy mal en nuestro país, porque no ha habido una estrategia que nos permita aprovechar las supuestas ventajas negociadas en el TLCAN debiendo destacar los siguientes elementos como determinantes en los retrocesos que México ha sufrido:

~ Pérdida de competitividad por la ausencia de una política ad hoc, lo que ha provocado un marco sistémico deficiente en que la pésima calidad de las instituciones públicas y de sus funcionarios fue determinante debido a su nula capacidad de crear políticas públicas realistas, lo que se ha traducido en una pesada tramitología y altos costos de operación para las empresas radicadas en nuestro territorio.
~ Ausencia de una política de fomento industrial.
~ Ausencia de una política realista de comercio exterior.
~ Carencia de programas, proyectos y estrategias de exportación.
~ Salida de nuestro territorio de más de 900 empresas maquiladoras.
~ Reducida y decreciente variedad en la producción y exportación de bienes.
~ Reducido y decreciente valor agregado nacional de bienes orientados al consumo nacional y al exterior.
~ Decreciente participación en la captación de flujos de inversión extranjera mundial.
~ Destrucción de la estructura de promoción de las exportaciones y de la inversión extranjera directa.
~ Carencia una estrategia de promoción con programas, proyectos y políticas públicas realistas.
~ Firma compulsiva de TLC’s con otros 52 países sin antes penetrar ni consolidar la presencia de México en el mercado norteamericano, con programas específicos que permitan capitalizar las supuestas ventajas negociadas
~ Apertura comercial totalmente incongruente basada en una desgravación arancelaria unilateral como ningún otro país la ha realizado, lo que ha debilitado a la planta productiva nacional y le ha generado una competencia desleal.
~ Flotación sucia del peso generando una moneda fuerte, así como importante subsidio a la importación, independientemente del gran volumen de divisas que se ha utilizado para sostener una paridad irreal.

A continuación, se incluye un cuadro comparativo de México en relación con sus socios de Asia y Oceanía del TPP, en el cual se muestra la nula competitividad de nuestro país para poder ganar en su participación en dicho “proyecto”, muy a pesar de lo cual los altísimos funcionarios se empecinaron en negociarlo.

No en balde el Foro Económico Mundial les adjudica una pésima calificación a nuestras instituciones y a sus funcionarios, lo que representa enormes desventajas para México debido a que supuestamente, desde hace más de 90 años, se abandonó la era de los caudillos corruptos para pasar a la de las instituciones corruptas que Álvaro Obregón creó y que Plutarco Elías Calles prácticamente consolidó por decreto.

Especial referencia merece Singapur, al cual sólo superamos en dimensión del mercado, lo cual en la realidad, nada significa teniendo en cuenta el muy reducido nivel de ingresos de los mexicanos en relación con ese país.

Apuntes finales

La evolución del PIB total y del PIB per cápita del nuestro país en relación con el de Singapur, es una manifestación plena de las lacras que ha padecido nuestra nación y que han provocado que la carencia de una estrategia no permita avanzar al ritmo que lo hacen otros países con características y nivel de desarrollo similares al nuestro.

La referencia que hice sobre las proporciones que se manejan acerca de Singapur y México en el año 2018, adquieren una dimensión de calamidad si hacemos una comparación de la evolución de ambos países tomando como referencia el año 1993, pues en ese año el PIB per cápita de México se ubicaba 13% por arriba del promedio mundial, en tanto que el de Singapur se ubicaba -56% por debajo; para el año 2001 el mexicano se ubicó 33% por arriba pero, sorprendente, el de Singapur 289%; y para el año 2018, las cifras son de dar pena, pues el mexicano cayó -15% por debajo en tanto que el de Singapur alcanzó 439% por arriba, es decir, en el periodo 1993/2018, el PIB per cápita de Singapur pasó de 2,139 US a 61,230 US, en tanto que el de México pasó de 5,467 US a 9,614 US, lo que significa que su crecimiento fue de 2,863% en tanto que el nuestro fue de un raquítico y ridículo 176%.

Mucho más deprimente es el hecho de que en el periodo 2014/2018, el PIB per cápita mexicano se redujo de 10,981 US a 9,614 US, lo que significa que en los últimos cuatro años, los mexicanos perdimos -1,367 US de nuestro ingreso anual y ese bienestar que nuestros altísimos funcionarios nos prometieron con su “política de fomento”, la firma de TLC’s con 52 países adicionales y la firma de 33 APPRIs ha sido inalcanzable debido, especialmente, a la pésima conducción de nuestro comercio exterior.

Sin duda, en los 25 años de vigencia del TLCAN, no ha habido una estrategia realista que nos haya permitido aprovechar las enormes oportunidades que presenta el comercio internacional como lo ha hecho Singapur y, mucho más preocupante, es que con la idea dogmática de diversificación geográfica que ha prevalecido en la “política de comercio exterior” diseñada por nuestros altísimos funcionarios, sólo se ha generado la atomización de las reducidas fortalezas de México.

Peor ha sido que no se ha propiciado el desarrollo de ventajas competitivas ni se han aprovechado las ventajas comparativas, entre la cuales podemos contar el ser el vecino más cercano al mercado más grande del mundo, con el que logramos un acceso preferencial a un mercado de alto consumo, que es el primer importador mundial y con el que somos complementarios en muchos aspectos, independientemente de que tampoco logramos establecer una política regional y por eso, los resultados para Canadá y Estados Unidos también han sido decepcionantes.

Lo peor es que nuestros altísimos funcionarios continúan prometiendo el oro y el moro con la firma de TLC’s adicionales, a pesar de las evidentes muestras de fracaso de su pésima “estrategia”.

México debería haber sido el gran ganador del TLCAN si se hubiera realizado una estrategia realista que permitiera aprovechar y desarrollar adecuadamente el proceso de manufactura en el que habíamos logrado ciertas habilidades, pero nuestros funcionarios nunca pudieron concebirlo como tal debido a la improvisación y simulación que ha caracterizado a sus actividades, por lo que tampoco han podido impulsar la calidad de socio estratégico de nuestro país y lo han convertido en el patio trasero de los Estados Unidos.

Sin duda, la situación que actualmente se presenta en México es crítica y sólo podrá ser revertida si se define una estrategia integral que permita utilizar adecuadamente al comercio exterior como palanca del desarrollo así como Singapur lo ha hecho, sobre todo, teniendo en cuenta la enorme debilidad del mercado interno que padecemos por la creciente pobreza en nuestro país.