Paco Camino

Ocho décadas de El niño sabio de Camas

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El que escribe era muy niño cuando a México vino a torear y convertirse en un ídolo de la afición mexicana el torero de Camas, Paco Camino, quien era un jovencito o mocito como dirían en España cuando debutó como matador de toros en el Toreo de Cuatro Caminos, el 1 de enero de 1962, con El Calesero y Antonio del Olivar con toros de Pastejé.

El tiempo pasa volando y el 14 de diciembre cumple 80 años uno los toreros más importantes de la historia y es motivo de alegría desearle parabienes a quien tanto nos retribuyó en los ruedos. Trayectoria majestuosa a partir de sus once años y que entre los años 1958 y 1959 tomó velocidad como novillero, ganándose el mote de “el niño sabio de Camas” por su clara facilidad en la práctica del toreo.

Eran épocas de nuestro país en las que el toreo ocupó un lugar preponderante en los hogares mexicanos, había tres canales de televisión y los domingos por canal 2 era una costumbre el futbol a mediodía; luego la corrida o novillada en la voz de Pepe Alameda y, al terminar, el cuento de Cachirulo.

Rápidamente se dio a conocer en todo el país El camero y según he podido platicar con aficionados de aquella época, en especial el 27 de enero de 1963 cuando toreó en La México con Juan Silveti y Alfredo Leal.

paco camino
Imagen: Al Toro México.

Los toros eran de Mariano Ramírez y no había pasado mucho durante el festejo, hasta que Paco anunció un toro de regalo de nombre Novato que brindó al entonces presidente Adolfo López Mateos, popular político –ya no hay de esos– y muy reconocido aficionado taurino.

Seguramente aconsejado por su gran apoderado Chopera, a través de los micrófonos de la televisión, le brindó su lidia que resultó en una faena de apoteosis, en la que los naturales y la suerte suprema fueron de tal magnitud que le concedieron los máximos trofeos y su consagración plena en México, presenciada prácticamente en todo el continente y retrasmitida con la magistral crónica de Pepe Alameda.

Pero tal vez la tarde más representativa en su trayectoria mexicana, lo fue la de los berrendos de Santo Domingo, en El Toreo de Cuatro Caminos el 31 de marzo de 1963. Faenas vibrantes que se pueden apreciar en las imágenes que existen en las redes sociales, con la voz emocionada de Pepe Alameda, celebrando la manera de interpretar el toreo del andaluz y la comunión con la afición mexicana.

Genio y figura del que siempre es una alegría recordarlo sabiendo que actualmente goza de cabal salud, uno de los ídolos más importantes de la historia del toreo mundial y que, además, a través de su ganadería, tiene presencia en muchas dehesas mexicanas por su encaste, Santa Coloma.

No sé por qué, tendrá su explicación, pero hay recuerdos de la infancia, de la adolescencia o de la juventud y, entre esas remembranzas que se mantienen vigentes en la memoria, está aquella tarde de Querétaro en mano a mano con Manolo Martínez y el toro Navideño de Javier Garfias, el 18 de diciembre de 1977, faena que le brindó, por cierto, a Lorenzo Garza. Cuando regresábamos de la corrida le dije a mi papá: “tenías razón, éste es uno de los mejores cinco toreros de la historia”.

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Imagen: Alamy.

El apellido Camino se convertiría puntal en Madrid con doce puertas grandes en su carrera y así sucedió en muchas otras plazas.

Y para muestra de lo que implica ser figura del toreo una historia, en 1970, la afición de Madrid, igual que la de Sevilla, se había quedado sin ver a Paco. La petición para que se respetase su cache no había casado bien con los intereses de ambas empresas que decidieron dejarlo fuera.

Ante tal situación, Paco Camino comenzó a rondar la idea de hacer una gesta.

Y qué mejor que seis toros en la corrida de Beneficencia. Además, quería hacerlo gratis, para dejar claro que, al reivindicarse como figura del toreo, el dinero estaba en un segundo plano. Lo que de verdad quería en aquel momento era demostrar que su trayectoria merecía un respeto, que sentía no había recibido por parte de las empresas de la Maestranza y Las Ventas.

A las seis en punto de la tarde, Paco Camino se hizo presente en la arena de Las Ventas vestido de grana y oro. La gran ovación que sonó al aparecer ya no cesó un sólo instante en las apenas dos horas que duró el festejo. Pero Camino no se conformó y pidió que saliera el segundo sobrero de Felipe Bartolomé, al que El camero cortó la octava oreja de tan apoteósica tarde.

Datos escuetos de una trayectoria plena de vicisitudes en las que predominó el carácter, la gracia y la determinación de no apearse de su sitio en el planeta taurino y por eso lo reconocemos como uno de los más grandes.

Tengo la gran fortuna de platicar con él de vez en cuando y siempre lo siento animado, añorando a México y apasionado por la vida. Por eso, es una gran alegría recordarles a todos que el 14 de diciembre es un día especial, pues nació en Camas uno de sus iconos más grandes, y para quienes lo hemos tratado, el ser humano en otro plano, esto es, en términos mexicanos, una persona a toda máquina. Dios le conserve la salud muchos años más.


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Una anécdota “nueva” de Paco y Jorge

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Es bien sabida la gran popularidad de Paco Camino en México y en un año especial en su historia esto es; 60 años de su alternativa y 50 de torear con gran éxito en solitario en Madrid, y Dios mediante en diciembre cumplirá 80 de haber nacido en Camas, pueblo vecino de Sevilla, nos provocan gran alegría a los que le admiramos como torero y también lo estimamos como persona.

Recientemente platiqué con Jorge Gutiérrez y le comenté que había platicado con el hidalguense Camero –de quien se expresó con elogios– y que se encontraba como él: “enchiquerado por la pandemia”. Afortunadamente ambos con buena salud, uno en España, el otro en Juriquilla en Querétaro.

Jorge se deshizo en elogios para un torero con un sitio único, merced a su privilegiada manera de interpretar el toreo y refirió que de cierta manera fue de aquellos toreros especiales, en los que miró en sus pininos como uno de los referentes y como ejemplo a seguir en su carrera.

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“El Coloso de Tula”, torero mexicano retirado (Fotografía: NTR Zacatecas.

Jorge se consagró en la historia de La México como consentido, por su trayectoria impecable y llena de faenas inmortales desde su época de novillero, categoría en la que debutó ante novillos de Santoyo, el 26 de junio de 1977, con “Paquiro” y “El Brillante” –su gran amigo y quien recién celebró 45 años de haber debutado en el Coso de Insurgentes– y enhebró en su ruedo 9 festejos.

Por aquella época de cuando Jorge era novillero, ya estaba el mandón Manolo Martínez y Paco en España partía el bacalao como coloquialmente se dice. Pues bien, en 1976 Don Nicolás González y su hijo ganadero, también propietarios de la bellísima plaza Santa María de Querétaro, lograron, después de más de doce años, convencer al Camero de venir a torear a México, hecho que sucedió el 4 de diciembre de 1976, medio año antes del debut de Jorge en La México.

En la corrida con toros de Garfias, Manolo se constituyó como el triunfador y se abrió una serie de confrontaciones entre el regiomontano y el Camero, en las que participaron, desde luego, otros toreros de México y España en la recta final de la carrera de Paco, a quien vimos actuar en mano a mano con Manolo Martínez, en Querétaro el 17 de diciembre de 1977 cuando la inmortal faena que instrumentó a “Navideño de Garfias”, toro que por cierto brindó a Lorenzo Garza.

Ya para esa fecha Jorge estaba a punto de cerrar su ciclo como novillero y el 25 de 1977 con un astado de San Manuel y en el cartel del Estoque de Plata que disputó con Ángel Majano, Alfredo Gómez “El Brillante”, Rafael Sandoval, José Antonio González “Chilolín” y Jesús Salazar, logró ungirse el triunfador y se llevó el trofeo en disputa.

Angel Majano
Ángel Majano González, torero español (Fotografía: Sol y Sombra).

Luego, el 11 de febrero de 1978, Gutiérrez recibió la alternativa con toros de Garfias en La México; su padrino fue Manolo Martínez y como testigo, Curro Rivera. El toro de su alternativa se llamó “Perla Negra” y se le reconoce como uno de los toreros más queridos por su afición.

Traigo a colación todo el entramado porque recordar es vivir y además porque recién me enteré que el vestido verde y oro con el que actúo Paco Camino en Querétaro con “Navideño de Garfias”, le fue otorgado a Jorge Gutiérrez, conjuntamente con el otorgamiento del Estoque de Plata.

Esa anécdota para mí fue novedosa y supongo lo será para otros que en los vericuetos del toreo ignoramos muchos detalles como el que ahora relato, y por eso es grato rememorar pequeños pasajes de la maciza historia de dos grandes figuras del toreo.

Sirva de recuerdo de tiempos idos y presagio de tiempos nuevos que nos darán motivo en el futuro de traerlos a colación, como prueba de que el toreo es parte fundamental de la cultura de países como el ibérico y el nuestro. Larga vida deseamos a los maestros y celebrar con ellos sus logros.


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Por siempre el torero andaluz Paco Camino

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Este año de pandemia lo que nos provoca a los taurinos (que llamé conumdrum) es detenernos, recordar su historia y varios de sus hechos.

Ésta ocasión el que nos ocupa, es el sucedido el 4 de junio de 1970, día en que en la corrida de Beneficencia de la plaza de las Ventas en Madrid – uno de los festejos más emblemáticos del calendario taurino anual– se presentó actuando en solitario el  genial torero andaluz, Paco Camino

El festejo se anunció con seis toros de diferentes ganaderías y “El Sabio de Camas” además lidió al llamado sobrero en España, o sea, un séptimo, por cierto este último, de la ganadería de Arranz.

1970 fue un año de tardes memorables en Madrid; el 2 de mayo Andrés Vázquez, el conocido también como “Brujo de Zamora”, toreó en solitario seis astados de Victorino Martín que contribuyen a la bien ganada fama de la ganadería del padre de quien hoy en día, preside la Fundación del Toro. 

El  triunfo Andrés lo amarró en el tercero, del que obtuvo un par de trofeos. 

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Andrés Mazariegos Vázquez, toreo español (Fotografía: ABC).

Por cierto, él fue el primero en hacerlo en la historia de la ganadería y como remate consigno que al cumplir 80 años (hará unos ocho) lidió con gran capacidad un Victorino, al que le hizo una faena magistral y recibió los máximos trofeos.

El Cordobés en dos tardes, el 20 y 23 de mayo, obtuvo la friolera de ocho trofeos auriculares, en sus cuatro turnos con toros de Pérez Tabernero y Atanasio Fernández.  

Cabe también recordar a Toño Lomelín, nuestro paisano, quien el 30 de mayo con los toros de Alonso Moreno de la Cova, logró tres trofeos y salió en hombros para gloria del toreo mexicano.

Y consigno los datos memorables anteriores gestados en el coso de la calle de Alcalá, que darán una idea de la competencia que se vivía entre las figuras por aquellos años y la dorada época que lo fue, para la tauromaquia.

Respecto a lo que refiere a Paco, las crónicas comentan que fue una lección de torería, ante diferentes matices de comportamiento en los astados que lidió de diferentes encastes y que le propiciaron la oportunidad de demostrar sus grandes cualidades; artística y técnica, etiquetadas como sabiduría. Ampliamente sustentada aquella tarde memorable, y de la cual en las redes sociales se pueden ver imágenes que nos permiten afirmar lo inolvidable que debió resultar para los afortunados testigos, que atiborraron el coso.

Provocó la locura colectiva con su actuación que fue una suerte de cachetada con guante blanco y puño de hierro, para los empresarios que por aquella época tenían disputas con el torero por sus honorarios y los de El Cordobés, pero que con las faenas realizadas y ocho trofeos en la espuerta, ratificó categoría y popularidad entre los aficionados madrileños.

Paco Camino en su carrera como torero (Fotogrfía: Toros y Toreros).

Su toreo fue en aquella ocasión como lo fue en su trayectoria, la expresión de la técnica y la inspiración artística que le dieron el sello “caminista” que le permite disputar el mítico lugar de ser el mejor torero de la historia.

El día después de la fecha conmemorativa le llamé por teléfono y, como siempre, con gran generosidad charlamos de varios tópicos y disfruté de su claridad para analizar el toreo y la vida misma. Como todos en el mundo, está muy preocupado por la situación actual y en particular la del toreo.

Sin embargo, al recordar aquella tarde de hace cincuenta años, le noté la alegría y satisfacción de quien sabe que su gesta perdura tanto en la memoria de quienes lo disfrutaron y lo pueden contar, así como también por aquellos quienes a través de letras e imágenes nos imaginamos la grandeza de una corrida, que perdurara en nuestra cultura taurina a través del tiempo.

Ya pasó el aniversario de su alternativa, el cincuenta de la gran corrida de la Beneficencia en Madrid y vienen más fechas muy importantes para recordar su ejemplar trayectoria.

A través de un servidor, manda Paco un saludo a los mexicanos, nos desea salud, y al reciprocarlo para España, me dijo: “espero que pronto nos demos un abrazo en vivo”. Nada nos daría más alegría y que así sea, maestro.


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