Plan Nacional

¿Más deuda para recuperarnos? Si y sólo si…

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Desde la decisión del Reino Unido de salirse de la Unión Europea así como con la llegada al poder, principalmente del presidente Trump, y de otros mandatarios de diferentes países, el orden mundial económico, la migración y la salud han cambiado de manera muy importante.

El populismo de derecha o izquierda ha aumentado de manera significativa,  así como los intentos de proteccionismo y aislamiento, ocasionando –entre muchas otras cosas– el retiro de fondeo para instituciones globales de comercio así como de salud. Esto ha ocasionado no tan sólo una baja sustancial en el comercio mundial sino también una falta de liderazgo en el contexto internacional y una lucha entre China y Estados Unidos en diferentes frentes económicos.

Si bien es cierto que no existe actualmente un modelo económico que esté teniendo éxito, definido éste como lograr un crecimiento sostenido, sustentable, que reduzca la desigualdad y elimine la pobreza, tenemos que seguir planeando y tratando de estructurar un modelo, o bien, un pacto o plan que busque consensuar a la sociedad para logar satisfacer sus necesidades y buscar un camino para crecer, para recuperar la confianza y para desarrollarse.

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Imagen: Canal abierto.

Desde enero, el entorno ha cambiado aún más, ya que aunado a lo anterior se nos presenta una pandemia que está barriendo el mundo, y que está transformando nuestros hábitos diarios de consumo y convivencia, ocasionando un alto grado de incertidumbre de lo que implicará el regreso a una “nueva” normalidad tanto sanitaria, social y económica.

Todo esto está creando una disminución en la movilidad, una contracción económica generalizada severa, una crisis de salud global, errática y desfasada en diferentes países y regiones, complicando aún más el regreso a una normalidad armónica y a la restauración de las cadenas productivas globales.

Creo que podemos afirmar que el crecimiento global del 2000 al 2018 se debió en gran parte al establecimiento de estas cadenas productivas regionales importantes, ocasionando un crecimiento muy notable en el comercio exterior, que benefició más a los países que estuvieron involucrados en este proceso.

De continuar la situación actual por mucho tiempo –y todo parecería que a si va a ocurrir–, aumentará el aislamiento y disminuirá más el comercio, y me temo que aumentarán las medidas populistas, nacionalistas y proteccionistas de diferentes países.

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Imagen: es.123RF.com.

Por todo lo anterior y bajo este contexto global, creo que es fundamental que en México reaccionemos de manera rápida y contundente para establecer un plan, un pacto nacional, que nos una a todos para buscar recuperar nuestra salud y recuperar nuestros empleos.

Creo que cualquiera que vaya a ser la propuesta, además de que es vital tener un plan nacional incluyente, deberá considerar un esquema de regreso a la normalidad sanitaria, cuidando evitar una segunda ola de contagios, e incluir varios temas importantes de los cuales hoy sólo mencionaré tres de ellos:

1.Sin duda deberemos continuar con una política monetaria agresiva y suficientes apoyos al sistema financiero para canalizar recursos a las empresas que lo necesiten, independientemente de su tamaño y sector, como está ocurriendo en muchos países.

2. Cada vez se ve más necesario el establecimiento de políticas fiscales que apoyen la recuperación del empleo y quisiera insistir en que estén orientadas a incentivar los empleos formales. La formalidad debería de ser la prioridad nacional.

3. Será necesario incrementar la deuda nacional, y muy importante que este aumento se prevea de manera temporal y orientado sólo a aquellos proyectos que tengan una alta rentabilidad social para que en un futuro cercano podamos regresar a los niveles “óptimos” de deuda, habiendo contribuido al crecimiento y la recuperación del empleo formal.

Creo que mientras nuestra estructura fiscal no cambie, con una recaudación muy baja y de muy pocas personas contribuyendo por la alta informalidad, el nivel objetivo de deuda a producto en periodos económicos “normales” no debería ser de más de 40%. Actualmente estaremos llegando a aproximadamente al 52%. Países con niveles de formalidad mucho mayores que el nuestro tienen porcentajes de deuda mucho más altos, sin que las calificadoras tengan una opinión negativa al respecto.

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Imagen: Buzos de la Noticia.

Es importante mencionar que México es de los países con un menor porcentaje de apoyos y estímulos en relación al PIB para combatir los efectos económicos y sanitarios de la pandemia, por ejemplo, el Reino Unido va en 17.7%, Francia en 15.2%, Alemania 14.2%, Italia 12.7%, Estados Unidos 11%, Corea 4.3%, Brasil 3.9%, Argentina 3.7% y México 0.7%.

La experiencia nos indica que cuando nos hemos tardado en implementar planes de apoyo como el que se requiere, o que estos han sido insuficientes,  el costo es muy alto y al final terminamos con costos mayores y tasas de decrecimiento también más elevadas.

Por otro lado, estoy convencido de que si actuamos rápido y de manera contundente, podríamos aprovechar los tratados comerciales que tenemos, restaurar nuestras cadenas productivas, incentivar la recuperación del empleo formal  y la salud. Con esto podríamos aprovechar la situación global actual para posicionarnos como un país abierto y altamente competitivo, lo cual sin duda nos ayudaría a recuperar una tasa de crecimiento sana y sostenible, a recuperar la confianza de nuestros inversionistas, y a revertir la expectativa negativa de las calificadoras.

Por el bienestar de todos, y aunque suene trillado, por el bien de los que más lo necesitan, necesitamos actuar rápido y de manera contundente con un plan, con un pacto nacional, que nos una a todos para establecer objetivos comunes para restaurar la salud, el empleo, y la confianza de nuestros inversionistas. Y si es necesario para alcanzarlo el tener que incrementar de manera temporal la deuda, no nos debería asustar, siempre y cuando ésta se encuentre encaminada a proyectos socialmente rentables y responsables.


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La nueva normalidad

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Todos hemos estado leyendo o escuchando que después de esta crisis sanitaria las cosas no volverán a ser iguales, que nuestra normalidad cambiará.

En un principio, suponemos que será paulatino el regreso a la rutina, y aquí nosotros podremos tomar el ejemplo de otros países que estarán ya terminando el aislamiento, para retomar las mejores prácticas. Deberíamos observar y aprender de ellos, y así anticiparnos a los cambios.

Con toda certeza las cosas cambiarán, y sobre todo al principio; vendrá una explosión del e-commerce para la adquisición de muchos productos; al viajar por avión, además de las medidas de revisión por seguridad, ahora incluirán un sinnúmero de precauciones sanitarias; el turismo se reactivará a nivel regional en una primera etapa, y poco a poco a otros destinos; las reuniones, consejos, comités y juntas de trabajo en gran medida de manera virtual; inclusive podríamos pensar que aumentarán las consultas médicas remotas, y podría continuar con muchas más actividades que cambiarán.

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Ilustración: El Mundo.

Un claro ejemplo que será diferente es lo que antes era una sencilla experiencia al acudir a una tienda a comprar algún artículo como una chamarra, un abrigo, un pantalón o unos lentes. Seguramente habrá control para el acceso a las tiendas –nos tomarán la temperatura–, desde el número de personas que puedan entrar hasta la utilización de cubrebocas y gel antibacterial. Probablemente no se aceptará efectivo, tendrá que haber control y desinfección de  los artículos que se pruebe un cliente y de todo lo que toque; en fin, podemos imaginarnos que lo que era una actividad cotidiana y simple, ahora será algo más complejo y que requiera cuidado.

Todo esto no nos debería preocupar, tendremos que ajustarnos y adaptarnos de buena manera y todos cooperando con la cordialidad y alegría que implicará regresar a nuestras actividades más sencillas, desde acudir a un centro comercial, a un restaurante, ir al cine, al boliche, a un bar o a jugar domino.

Nos debería preocupar que no tengamos pronto y de manera contundente establecidas las suficientes medidas para que se dé una sana recuperación de la salud y del empleo. La solución es que tengamos un Plan Nacional para que el país crezca de manera sostenida y sustentable. Ésta debería ser la preocupación y ocupación de todos.

Necesitamos pedirles a nuestros gobernantes y autoridades, a los partidos políticos, a nuestros organismos gremiales, a nuestras instituciones y a nuestro sindicato, tener pronto un plan, un gran pacto nacional cuyo objetivo sea recuperar nuestra salud, empleos y crecer.

En los últimos días hemos visto un enorme esfuerzo de parte del Banco de México, del Consejo Mexicano de Negocios y del Ejecutivo, pero desafortunadamente parece insuficiente, sobre todo porque no se ve un esfuerzo coordinado que abarque a toda la sociedad persiguiendo un mismo objetivo.

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Ilustración: Share America.

El Consejo Coordinador Empresarial (CCE) está organizando un gran pacto nacional para recuperar los empleos y el crecimiento del país. Este plan incluye 10 acuerdos fundamentales y 68 propuestas específicas. Es urgente que todos participemos y ayudemos a su implementación, lo importante es que actuemos todos coordinados. Cuando nos referimos a todos implica a los cuatro grandes sectores de nuestra sociedad: el público, el privado, el obrero y la sociedad civil.

El que logremos restablecer una nueva normalidad y que ésta tenga éxito y sea permanente, implicará que el pacto apoye a los que más lo necesitan, a los que perdieron su trabajo o su empresa, y a los que estuvieron enfermos.

Por esto es fundamental, por no decir vital, que todos estemos involucrados en un gran acuerdo que busque el bienestar de todos, y sólo lo lograremos recuperando la salud y los empleos.  Entre más pronto lo implementemos y pongamos a funcionar, será factible el regreso a una nueva normalidad.

En cualquier escenario que queramos ver o desarrollar, en cualquier acuerdo o pacto que se implemente, existe una constante para que regresemos a una normalidad que beneficie a todos y, de nuevo, a los que más lo necesitan, y ésta es que el país crezca de manera sostenida, y para que lograrlo debemos recuperar la confianza de nuestros inversionistas, de nuestros ahorradores, de nuestros consumidores, y de nuestra gente.


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