Sátira

La Tremenda Corte y Tres Patines

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En el programa original, José Candelario Tres Patines, era un personaje cuya actividad predominante era la estafa, pero quien se caracterizaba por su argumentación llevada al absurdo.

En días pasados y en torno al planteamiento de si debemos o no juzgar a los expresidentes mediante una consulta popular, nuestra Suprema Corte de Justicia de la Nación se convirtió de facto, en la versión mexicana de aquel exitoso programa cubano conocido como “La Tremenda Corte” (1942-1961).

Es vergonzoso ver cómo, nuestra Suprema Corte de Justicia de la Nación, garante de la Constitucionalidad de los actos de gobierno, se convirtió en un remedo de tribunal, incluso en un remedo de la mismísima Tremenda Corte.

Todo indica que nuestra Corte, al querer quedar bien con el presidente, logró muy al estilo de “Tres Patines” que se metieran en un berenjenal, pretendiendo defender lo indefendible y pretendiendo argumentar la constitucionalidad de algo evidentemente inconstitucional.

Siguiendo la modalidad de “Tres Patines”, consiguieron transformar una pregunta muy concreta (aunque inconstitucional) en otra francamente absurda, más absurda incluso que los eternos reclamos de Nananina, la Corte; nuestra “Tremenda Corte”, simple y llanamente se hizo bolas.

En ese ejercicio nuestro “Tres Patines” hipotético, sacó de entre sus más leguleyos argumentos, una pregunta que ni el original José Candelario Tres Patines hubiera sido capaz de imaginar.

Nuestro “Tres Patines” mexicano quiso quedar bien con Dios y con el Diablo, pero olvidó que eso es imposible, aunque la decisión final sea secundada por ocho ministros de nuestra mexicana “Tremenda Corte”.

Hoy lo que veo, me parece patético, vergonzoso y denigrante. Los “Tres Patines” mexicanos pudieron pasar a la historia como el contrapeso, pero decidieron doblegarse al presidencialismo, decidieron entregar la justicia a las manos del presidente, decidieron ser violados como poder Constitucional y presumir de dicha violación.

Lo que, por cierto, nunca sucedió en la “Tremenda Corte” original, la que de frente a lo sucedido con la mentada consulta, siempre fue más, mucho más digna e íntegra en sus decisiones.

temenda corte
Imagen: Red Ilustradores.

Corolario. La enredosa pregunta reformulada quedó así:

¿Estás de acuerdo o no en que se lleven a cabo las acciones pertinentes con apego al marco constitucional y legal para emprender un proceso de esclarecimiento de las decisiones políticas tomadas en los años pasados por los actores políticos encaminado a garantizar la justicia y los derechos de las posibles víctimas?

1. ¿Qué pasa si votamos por el “no”? ¿Eso significaría entonces que se pueden llevar a cabo “acciones pertinentes” (lo que quiera que ello signifique) ajenas al marco constitucional y legal?
2. Originalmente se pretendía poner a consulta si se debía o no juzgar a varios expresidentes, pero ahora se pretende dilucidar si es posible “emprender un proceso de esclarecimiento de las decisiones políticas tomadas en los años pasados”.
En este caso, ¿qué pasa si votamos por el “sí”? Entonces, ¿ya no habrá juicios, sino procesos de esclarecimiento? (lo que quiera que ello signifique).
3. ¿Qué debemos entender por “decisiones políticas tomadas en los años pasados”? ¿Hasta dónde podríamos llegar?, ¿podremos abrir juicios post-mortem a personajes como Porfirio Díaz?, ¿cuánto son o qué significa la expresión “los años pasados”?
4. De acuerdo con la replanteada pregunta, estos procedimientos pretenden “garantizar la justicia y los derechos de las posibles víctimas”. ¿Acaso la justicia y los derechos de las víctimas son consultables?, ¿son negociables? Hipotéticamente, ¿qué pasaría si gana el “no”?

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Imagen: Víctor Solís.

Eso significaría que ¿podemos procesar a quien sea sin garantizar la justicia y los derechos de las posibles víctimas?

Podría continuar reseñando la serie de absurdos, tanto legales como constitucionales, de la renovada pregunta emanada de nuestra “Tremenda Corte mexicana”, sin embargo, por razones de espacio debo concluir. Y concluyo que hoy dimos un gran paso hacia atrás, qué lástima, qué pena que mi país cada día más se convierte en el mundo al revés, el mundo de los absurdos.

Me pregunto, ¡¿y ahora quién podrá defendernos?!

¿Acaso en este mundo de los absurdos y sinrazones, deberemos invocar al Chapulín Colorado?


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