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El niño “tontito” que llegó a ser un maestro en el arte: Emilio Sola

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Nunca se acaba de conocer a una persona incluso viviendo con ella y es que por lo general buscamos mostrar sólo una parte de nuestra identidad y más cuando se trata de una persona pública o influyente como Emilio Sola, el reconocido pintor español que desde niño sintió el poder del pincel y tomó la decisión más importante de su vida al renunciar a la exitosa carrera de jurista y dedicarse al arte, la pasión que lo mantiene más vivo y feliz que nunca.

En entrevista con Emilio Sola, El Semanario encuentra al ser humano que formó al famoso pintor español, que dejó una acaudalada y cómoda vida para alcanzar sus sueños.

En exclusiva y en la intimidad de su estudio en la Ciudad de México, Emilio cuenta detalles de su núcleo familiar, su infancia, cómo aprendió de su madre la sencillez y de su padre el valor de la vida.

Hoy en día, el maestro Sola es un reconocido pintor español considerado como uno de los artistas más internacionales de su generación y sus obras ambientan fondos públicos y privados en más de veinte países entre los que destaca Alemania, Arabia Saudita, Argentina, Australia, Canadá, Colombia, Chile, España, Estados Unidos, Francia, Guatemala, Indonesia, Inglaterra, Italia, México, Portugal y Venezuela. Un artista innato que también ha destacado en otras ramas como la poesía y narrativa de cuentos. Pero ¿De dónde surge?, ¿cuáles son sus raíces?, ¿qué valores y principios lo formaron? Más allá de la pintura y el arte ¿Quién es realmente Emilio Sola?

Desde su estudio, un espacio acogedor en donde cada rincón anida arte y guarda una combinación perfecta entre plantas y colores, Emilio Sola nos permite adentrarnos en la esencia del pintor, conocer sus fortalezas, principios y valores que lo han llevado a colocarse como uno de los artistas más destacados en Europa, y que desde hace más de una década ha conquistado el mercado mexicano.

Sus orígenes y la sencillez

Pocas veces es que Emilio Sola habla de su infancia. En su plática con El Semanario cuenta que de niño vivió bajo el estilo digno de una familia de  linaje. A Emilio le deparaba una vida de élite, con todas las comodidades que la sociedad española podría pedir, pero su corazón volaba más alto y estuvo dispuesto a cruzar ríos y sortear obstáculos con tal de ver realizados sus sueños.

“Fui un niño modélico, igual también moralista. A veces me jodía ser tan bueno, porque me daba cuenta de que triunfaban los que no eran tan buenos como yo, era un niño modélico, pero tontito.”

Sus raíces hacen de Emilio Sola un personaje particular, conocedor de dos mundos que bien podrían parecer opuestos pero que en él forjaron un carácter sencillo, humilde, mesurado, pero también determinante, con la fuerza suficiente que le permitió superar cada prueba, enfrentar las consecuencias de sus decisiones y luchar, hasta el día de hoy, por cada meta que se propone.

“La fortaleza es darte cuenta que mi destino en la vida ya me venía, diseño de fábrica. No tuve que trabajarme una cualidad para ser pintor porque me vino de regalo,” dijo a El Semanario.  

Las caras de la doble vida de Emilio Sola

Pocos conocen la doble vida del artista que tuvo por años. A El Semanario nos cuenta cómo mantuvo por años al arte en segundo plano en su vida.

Emilio Sola cursó la carrera en derecho, pero al finalizar la licenciatura en leyes, el joven solo tenía algo en mente, cursar la segunda carrera en Bellas Artes.

“Yo desde que era chico era pintor, yo exponía desde los 18 años, con 21 acabo derecho, me urgía acabar derecho para irme a Paris a estudiar Bellas Artes,” narra el artista.

Como jurista, Emilio Sola vivió rodeado de lujos, tenía todo cuanto quería, pero no era feliz.

Por 18 años Emilio vivió una doble vida, ejerció como jurista, en un mundo completamente distinto, pero por las tardes era el pintor de cabello ensortijado que ahora en 2021 todo el mundo conoce, despojado del traje y corbata.

“Yo todos los días tenía que defender un traje y una corbata, los mismos pelos, yo me echaba gomina por la mañana y por la tarde me metía los dedos y me los expandía y cada vez que yo exponía ni Dios sabía que yo era el abogado. La doble vida de Verónica se quedaba en bragas.”

 “Ciertamente te das cuenta de que la vida se vive una vez y aunque te estén pagando no eres feliz,” añadió. “Gauguin también fue un pintor que dejó todo por irse a pintar a una isla”, recuerda Sola.

Conociendo al pintor y al ser humano

Bajo su propia descripción, Emilio Sola es una persona que toda la vida siguió buscando el camino que necesariamente tenía que transitar. Una persona que siguió el sueño de su vida porque lo tenía muy claro.

“Siempre tuve una vocación demasiado primaria, tenía clarísimo que quería ser pintor,” dijo un convencido el artista, al reconocer que su formación se basa en vicisitudes positivas y negativas que finalmente se transforman con la actitud ante la vida y la insistencia en lograr lo que se pretende.

“Este es el camino, aquí están los focos y para delante, así cueste trabajo, para delante, así sea un río que estás atravesando cuesta arriba,” añadió.

Para Emilio, esos ríos que cruzó fueron los momentos que tuvo que tomar caminos no sencillos, como las separaciones matrimoniales que vivió o sus múltiples cambios de país de residencia.

“Lo fácil sería un confort de estufa. De aquí soy, aquí me quedo y como estoy contento no pido nada más”.

“Cuando eres inquieto, cuando sabes que tienes que buscar la perfección por encima de todo, así no la consigas, tienes que quemar el cielo por vivirlo, como dijo el poeta. Y entonces sí, a veces me costó trabajo dar saltos.”

Emilio Sola confiesa que llegar a México fue uno de esos saltos que tuvo que dar. Hace doce años el pintor llegó al país donde conoció a su actual esposa y ha logrado hacer numerosas exposiciones y abrirse campo en el mercado latinoamericano.

El arte, la pasión innata de Emilio Sola

La pintura sedujo a Emilio Sola desde pequeño y recibió el respaldo de sus padres que, viendo el talento que tenía, lo dotaron de herramientas.

“El arte cuando de verdad te engancha, cuando de verdad te das cuenta de que es el aire que respiras, imposible vivir sin él, te das cuenta de que es lo que te cobija. Ahí si no te da un confort de estufa, lo que te da es toda la calidez que te puede dar el mundo,” expresó.

Para Emilio, “el arte es la sublimación de todas las sensibilidades y podemos jugar a muchas cosas, pero solo te libra el arte del frio que congela cada el día con ese peso gris que todo lo aglutina y entonces eso da esa chispa de color.”

Sin dedicatoria, salvo una que otra excepción, las obras de Emilio son creadas para quién las quiere hacer suyas.

“Me preguntan cuál es el significado de mi obra y yo les digo, ‘es lo que tú sientas y veas’. Las personas se adentran en la pintura y ven cosas que ni yo vi cuando estaba pintando.”

Más allá de sus logros artísticos, su obra y legado cultural, Emilio Sola reflexiona y confiesa que la huella que realmente busca dejar es ser recordado como una buena persona. “Yo lo que busco es que todo mundo que me haya podido conocer diga: ’¡Hostia!, se murió y era una buena persona’. A lo mejor no lo logro, pero es lo que intento.”

¿Qué es lo que Emilio Sola ve en el espejo 40 años después de haber recorrido un sinuoso pero entrañable camino? La respuesta es particular. El pintor confesó que realmente poco se ve al espejo. Su esposa suele dejar por las mañanas mensajes con labial en el baño, mensajes que no logran captar la atención del español hasta después del medio día.

Más allá de lo que veo ahora, me gustaría ver “una persona coherente, consciente, consecuente, que nunca le haya hecho mal a nadie al menos de manera voluntaria. Me sale el niño tonto de mi infancia.”

Y siendo una persona sencilla pero inquieta y decisiva, Emilio Sola quiere ser recordado con la frase: “Confieso que he vivido.”

La pandemia, las pérdidas y el refugio en el arte

Durante los meses de confinamiento, Emilio Sola también ha sufrido los estragos del freno económico, se ha visto obligado a cancelar sus exposiciones y sumergirse más de diez horas en su estudio para dar vida a nuevas obras que sinceramente se le ha complicado colocar en el mercado.

“Las redes sociales no son lo mío, abrí Instagram @emiliosola.pintor y ahí pueden ver mis obras.”

La Covid ha traído tragedia a la vida del pintor. Dos personas cercanas han perdido la vida por el virus. “Dos amigos que más que amigos con familia y que la pandemia se los llevó.”

Actualmente Emilio Sola poco sale de su casa estudio, viaja en Metro para ir al centro de la Ciudad de México a comprar material para sus obras y confiesa que no deja de sorprenderse de las pocas medidas sanitarias que se toman en el transporte público y en la calle.