TLCAN

Del TLCAN al T-MEC

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El Tratado de Libre Comercio y su camino al T-MEC

Por 25 años el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) rigió la normatividad del comercio exterior entre México, Estados Unidos y Canadá. Un acuerdo firmado en 1994 por George H.W. Bush, Brian Mulroney y Carlos Salinas de Gortari, que culminó con un proceso iniciado desde 1988.

El primer Tratado de Libre Comercio se firmó el 17 de diciembre de 1992 y su proceso de ratificación también fue tan aletargada en el Congreso de Estados Unidos como el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), e incluso en 1993 se llegó a pensar que se cancelaría todo intento de acuerdo, siendo el tema laboral punto sensible en la negociación y fue en enero de 1994 cuando finalmente el TLCAN entró en vigor.

El TLCAN prometió ser de gran utilidad para la economía mexicana. El gobierno planteó que con el libre comercio con Estados Unidos y Canadá, el mercado mexicano podría crecer vigorosamente y mejorar las condiciones salariales de los trabajadores; sin embargo, los números macroeconómicos no arrojaron datos históricos que respaldaran esa teoría.

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Por más de veinte años, el comercio exterior de México descansó en la relación comercial con Estados Unidos, ubicando a su vecino del norte como su principal socio comercial.

El largo camino del T-MEC

Sin embargo, el escenario cambió de manera radical con la llegada de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos en 2017 cuando llevó a revisión los lineamientos del Tratado de Libere Comercio señalando “abusos” de sus socios contra la economía estadounidense.

En mayo de 2017, cuatro meses después de la llegada de Trump a la Casa Blanca, iniciaron oficialmente las negociaciones para la modernización del TLCAN, proceso que tomó más de dos años en concretarse y que incluyó el cambio de gobierno en México de Enrique Peña Nieto a Andrés Manuel López Obrador.

Desde los inicios de la negociación hasta la primera firma del T-MEC en diciembre de 2018, se pueden destacar puntos clave del proceso:

  • Noviembre 15 de 2017: termina la Quinta Ronda en CDMX, es evidente que no habrá acuerdo este año.
  • Mayo 7 de 2018: reunión de ministros tras dos rondas sin avances. La posibilidad de que el Congreso de EE.UU. ratifique un tratado antes de las elecciones de noviembre se ha desvanecido.
  • Junio 1 de 2018: EU impone aranceles en acero y aluminio a México y Canadá.
  • Agosto 27 de 2018: Luego de una convocatoria urgente finaliza la negociación México / EU, el 30 de agosto es el último día para que el acuerdo pueda ser firmado por Peña Nieto.
  • Septiembre 30 de 2018: se suma Canadá al acuerdo, el último día posible ya dentro del periodo de 90 días para entregar el acuerdo al Congreso de EU.
  • Noviembre 30 de 2018: firma del T-MEC durante la reunión del G-20.

El documento firmado en el marco del G-20 en Argentina no fue el fin del proceso. El T-MEC pasó a manos del Congreso de Estados Unidos en medio de una contienda política interna que aletargó un año más la ratificación.

Ahora bajo el liderazgo de Andrés Manuel López Obrador, México negoció los cambios al documento original. El equipo liderado por Jesús Seade, subsecretario de Relaciones Exteriores para América del Norte, logró concretar la creación de un nuevo documento que fue bien visto por los gobiernos de Estados Unidos y Canadá, concretándose la firma del adendum en diciembre de 2019 en México.

Con el beneplácito del Congreso estadounidense y el de Canadá, el 29 de enero de 2020 la ratificación del T-MEC finalmente se ve concluida en una ceremonia protocolaria en la Casa Blanca.

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TLCAN ¿un sueño vuelto pesadilla para México?: Los errores y el precio que se está pagando

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“Cuando en este país todo se hacía mal, crecíamos del 6 al 7 por ciento. Hoy que todo se hace bien, cuando crecemos al 3 por ciento, hay fiesta en casa”. Antonio Gazol.

Entrevista Noviembre 2017

Pareciera que la llegada de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos vino a desestabilizar la economía mexicana, pero no es así. Las políticas e iniciativas del magnate republicano sólo vinieron a remover las aguas y mostrar el empantanamiento en el que se encuentra el comercio internacional de México.

Si bien el culpable de llevar a revisión el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) es Donald Trump, el riesgo de la derogación del acuerdo muestra la vulnerabilidad de la economía mexicana y destapa los errores que por décadas México ha cometido.

El panorama catastrófico que se vislumbra para la economía del país ante un escenario en donde desaparece el TLCAN, tiene un origen y México es el gran culpable.

En entrevista con El Semanario, Antonio Gazol Sánchez, catedrático de la UNAM y experto en economía internacional, destacó que la economía no ha registrado los beneficios que prometió un acuerdo comercial como el TLCAN y adjudica el resultado a la falta de política industrial en México y la inadecuación al modelo.

El problema está en el cambio, de cómo no supimos cambiar lo que llaman el modelo, de una economía protegida a una economía más abierta y ese es el precio que estamos pagando,” señaló el subdirector de Planeación de la Universidad Nacional Autónoma de México.

La media de crecimiento desde los años 80 a la fecha está en el 2.0 y 2.5 por ciento, tasa muy por debajo de lo registrado en la época de los 40, cuándo México crecía al 6 ó 7 por ciento. Sin embargo, esto no se traduce en que el país deba regresar a las políticas proteccionistas y a la sustitución de importaciones que rigió la economía en ese tiempo, pero si hace un llamado a reflexionar en los errores cometidos y los hechos por corregir.

“Cuando en este país todo se hacía mal, crecíamos  del 6 al 7 por ciento. Hoy que todo se hace bien, cuando crecemos al 3 por ciento, hay fiesta en casa”, destacó Antonio Gazol.

Un error recurrente es considerar que México abrió su economía cuando ingresó al Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio (GATT, por sus siglas en inglés)  en 1986. Gazol Sánchez aclara que debido a que el país había abierto su economía, fue que se concretó su entrada al GATT, acto con lo que se formalizó una economía abierta en México.

Desde su apertura comercial México cometió una serie de errores que están surtiendo efecto y en 2017 los resultados se exponencían ante el riesgo de la desaparición del TLCAN.

Los errores

México creyó que abrir su economía pondría solución a distintas adversidades a las que se enfrentaba; sin embargo, mantuvo una distinta orientación de la política económica en donde dejó de lado el fortalecimiento de su economía interna y la creación de cadenas productivas domésticas.

“Todavía seguimos padeciendo la lamentable frase de un exfuncionario que dijo: `la mejor política industrial es la que no existe´. Si por Política Industrial se entiende como proteccionismo es que somos ignorantes”.

La falta de política industrial en México resultó en una ausencia de cadenas productivas en la economía interna, dejando al TLCAN sin efecto positivo para el país, más allá del incremento de las exportaciones.

Otro gran error de México ha sido el destino de su comercio exterior, algo particularmente grave que ha contribuido a la mayor concentración geográfica del comercio mexicano. “No se trata de no aprovechar la vecindad con un mercado tan importante como el estadounidense, pero de ahí a concentrar todo o casi todo en un solo mercado, va contra cualquier lógica.”

“Un empresario medianamente informado y responsable, sabe que parte de su éxito depende de la diversificación del riesgo.”

México no fue mejor después del TLCAN

En el gobierno de Salinas de Gortari, se presentó al TLCAN como el mecanismo que iba a impulsar la actividad económica y llevar a México a niveles óptimos de crecimiento, además se dijo que “con el TLCAN exportaremos mercancías y no personas. Ocurre que exportamos mercancías y personas.”

Para Antonio Gazol, el gran “pecado” del TLCAN es que no cumplió con esa meta. “Seguimos con esos mediocres crecimientos del 2 y 2.5 por ciento, cuando bien nos va. Ese es el efecto del TLCAN, lo demás es literatura barata.”

“(A México) le fue muy cómodo la cercanía con Estados Unidos. Y si, México exporta mucho más que antes del TLCAN, pero para exportar un dólar tiene que importar 60 ó 70 centavos. El contenido importación de lo que se exporta a crecido enormemente. No se ha hecho nada para integrar cadenas productivas internas,” indicó Gazol Sánches, académico de la Facultad de Economía de la UNAM.

Si bien los efectos del TLCAN a la economía mexicana no fueron los esperados, el problema no es culpa del acuerdo, sino la falta de aprovechamiento de los beneficios con una política industrial y comercial que fuera más allá de la simple suscripción de tratados, una serie de estímulos para mejorar la credibilidad y confianza de la iniciativa privada.

Las consecuencias

La dependencia económica de México con Estados Unidos por la concentración geográfica de sus exportaciones, llevó a la renegociación del TLCAN a crear una atmósfera de incertidumbre afectando el comportamiento de toda la economía en su conjunto.

“El hecho de que desaparezca el tratado o cambie radicalmente en contra de los intereses mexicanos, genera incertidumbre e inquietud y entonces piensan que viene una debacle.”

De terminar el TLCAN, “el efecto de un proceso especulativo sería muy grave, muchos inversionistas retendría inversión, habría menos empleo, desequilibrios internos muy serios.” Una recesión de tamaño tal, que México no sería capaz de enfrentar.

¿La solución? La realidad es que el tiempo no se puede retroceder y lo que no se hizo en 23 años no se puede remediar hoy.

“Ya tardaron mucho en hacer el plan B, ese es el problema. México ya está tarde. La política debía de haber sido orientada a diversificar la política exterior.”

“Yo mañana empezaría a exportar a otros países a depender menos de Estados Unidos.”

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México y el TPP 11: peor en los primeros 10 meses

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Ellos se ríen de mí porque soy diferente,
Yo me río de ellos porque todos son igualitos.
Anónimo.

En múltiples ocasiones he comentado la deplorable evolución del comercio exterior mexicano durante los 26 años de vigencia del TLCAN debido a que, hasta la fecha, no ha surgido estrategia alguna que nos permita hablar positivamente de su desarrollo, pues nunca hubo complemento para que se lograran los 5 objetivos que se plantearon para negociarlo y firmarlo, de tal manera que hasta la fecha no se ha registrado, como se proponía, una integración comercial y productiva con Canadá y Estados Unidos; tampoco han logrado aprovechar las ventajas comparativas ni volver a México más competitivo, sino todo lo contrario; menos se ha logrado incrementar el flujo de inversión extranjera directa y, consecuentemente, tampoco se han creado empleos ni elevado el nivel de vida de la población.

Era fundamental para el éxito de este proyecto, el más importante para el desarrollo económico de México en la historia moderna, definir una estrategia integral para aprovechar las supuestas ventajas negociadas en el TLCAN, sin embargo, los teóricos del comercio exterior y los altísimos funcionarios encargados del desarrollo del proyecto se olvidaron del mismo y, en su lugar, se pusieron a firmar TLC’s compulsivamente hasta totalizar 48 países en el año 2018, lo que los convirtió en campeones del libre comercio, aunque las consecuencias para nuestro país eran funestas, pues en el periodo 2001-2081, en que prácticamente estuvieron en vigor los TLC’s, con esos países y los 33 APPRIS que supuestamente iban a lograr nuestro desarrollo económico, México cayó de la 9ª a la 15ª posición como economía mundial y nuestro PIB per cápita descendió de 41º al 74º lugar.

En el mismo periodo, nuestra participación en la generación de riqueza mundial descendió de 2.65% a 1.41%, por lo que nuestro PIB per cápita pasó de estar 33% por arriba del promedio del PIB cápita mundial a -15% por debajo del mismo en el año 2018.

A pesar de los pésimos resultados obtenidos en la desequilibrada carrera de nuestros funcionarios obsesionados por un “libre comercio” completamente dogmático e irracional, insistieron en la firma del TPP porque Estados Unidos estaba participando en las negociaciones y, por tanto, debíamos participar para influir y defender nuestros intereses.

Una vez que Estados Unidos inteligentemente se retiró del proceso de negociación del TPP, nuestros funcionarios insistieron en seguir participando en este aberrante proceso que las cifras del intercambio nos muestran.

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Hoy, con cifras de los primeros 10 meses de la entrada en vigor de TPP-11, los resultados de su aberración ya los tenemos enfrente y, desgraciadamente, no son nada agradables, al contrario, pues mientras la exportación mexicana a los 6 nuevos socios se redujo en -398 millones US, la importación procedente de los mismos se incrementó en -3,806 millones US para alcanzar un déficit de -14,421 millones US, nada más, y aunque esos funcionarios señalaban que todo estaba fríamente calculado para defender a la planta productiva nacional, las cifras dicen lo contrario.

Especial referencia me permito hacer a la relación con Vietnam, un país totalmente arrasado por una terrible guerra que en estos primeros 10 meses nos recetó un déficit de -4,875 millones US, superior en -1,284 millones US al del mismo periodo de 2018.

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También me permito hacer especial referencia a una industria que fue ferozmente defendida por los negociadores mexicanos y que, a pesar de sus providencias, ahora se ve seriamente dañada por las importaciones de calzado, casualmente procedentes de Vietnam, país que en el periodo 2003-2019 se presenta como el principal proveedor de México con 4,044 millones US.

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Sin duda, algo no ha funcionado con nuestro comercio exterior, empezando por la calidad de las instituciones públicas y sus funcionarios, siendo incapaces de crear un marco sistémico que permita trabajar a la planta productiva nacional en un nivel competitivo, situación empeorada por la carencia de una estrategia de promoción con programas, proyectos y políticas públicas realistas.

La deplorable situación que se presenta en nuestro comercio exterior, y particularmente en la relación con el TPP-11, obliga a que en la 4ª Transformación se realice una revisión seria de nuestra política y de la estrategia de promoción del comercio exterior y de las inversiones, a fin de que nuestro país también se haga acreedor de los beneficios que estas actividades normalmente generan y que muchos otros países sí han logrado.

T-MEC con frutos a largo plazo

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Beneficios del T-MEC en la economía mexicana serán en el largo plazo.

La segunda semana de enero del 2020 fue trascendental para la economía mexicana con la votación a favor del nuevo Tratado comercial entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) en el Pleno del Senado estadounidense.

El gran logro celebrado por el gobierno mexicano puso fin a un aletargado proceso de negociación que desde 2017 buscó un nuevo acuerdo que dictaminara la normatividad del comercio exterior en sustitución a la fijada desde 1994 en el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN). Pero, a pesar de los buenos augurios que se tiene para la economía mexicana por efecto del T-MEC, economistas aseguran que no habrá crecimiento, al menos en el corto plazo.

¿Qué dicen los analistas?

De acuerdo con analistas consultados por El Financiero, los beneficios del T-MEC en la economía mexicana se verán reflejados en el mediano y largo plazo.

Carlos González Tabares, director de análisis económico y bursátil de Monex, afirmó que la ratificación que hizo el Senado de Estados Unidos es una noticia positiva que se venía esperando y que contribuye a dar certeza a los inversionistas.

No obstante, dijo que esto debe venir acompañado de mensajes claros del gobierno mexicano para crear un entorno propicio para los inversionistas.

“Sin duda es una buena noticia que ayudará a incentivar las inversiones de largo plazo y el crecimiento. Sin embargo, queda pendiente que el gobierno mande señales de certidumbre, en materia de regulación, Estado de derecho, fiscal, laboral entre otros, para que se detonen las inversiones”, dijo el especialista.

Marco Oviedo, jefe de investigación económica para América Latina de Barclays, señaló que la ratificación del T-MEC reduce la posibilidad de que Donald Trump siga usando a México como pretexto en su campaña presidencial, lo que favorecerá, ya que le daría estabilidad al peso mexicano.

Señaló que es probable que el T-MEC ponga a la región de Norteamérica en una zona de mejores condiciones en el mediano plazo, en medio de las potenciales fricciones entre Estados Unidos y China, lo que favorece la inversión.

Para Alonso Cervera, economista en jefe para América Latina de Credit Suisse, el anuncio de la ratificación del tratado en Estados Unidos ya estaba más que descontado por el mercado, por lo que no espera cambios en sus perspectivas económicas.

“Ya estaba muy descontada en el mercado. No hay cambios en perspectivas, la aprobación en Estados Unidos era el escenario base”, mencionó.

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A pesar de las proyecciones de especialistas en materia económica, el gobierno mexicano se muestra esperanzado y con buenos ánimos sobre el votado T-MEC.

La noticia de la ratificación en el Senado de Estados Unidos fue bien recibida en México. El presidente Andrés Manuel López Obrador en envió un mensaje en sus redes sociales destacando los beneficios que este nuevo acuerdo traerá para México.

“Este tratado va a significar más confianza en México para la llegada de inversiones, se establezcan empresas, trabajo con buenos salario, que haya bienestar para nuestro país”, dijo AMLO.

Urge un entendimiento en las inversiones

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Aunque en todo primer año de gobierno caen las inversiones y el PIB, en 2019 la contracción fue extraordinaria; la caída en las inversiones públicas (14%) se explica por el mandato de austeridad, subejercicio y por la novatada de algunos funcionarios.

Por su parte, la formación bruta de capital privado cayó 8.6% de octubre 2018 al mismo mes del año pasado, lo que se explica, como cada inicio de sexenio, por condiciones de incertidumbre relacionados con las decisiones del nuevo gobierno y, en 2019, además, con menores exportaciones industriales y con la suerte que correría el T-MEC.

México necesita revertir la desaceleración económica y sólo podrá hacerlo con el entendimiento entre gobierno y empresarios; las inversiones privadas reaccionan a la expectativa de ganancias que dependen de su propia eficiencia para entender y atender el comportamiento de los mercados, de la estabilidad macroeconómica, y de condiciones intangibles que configuran lo que llaman “confianza”.

desaceleracion economica
Ilustración: Havana Times.

Las condiciones del mercado interno han de mejorar este 2020 por el aumento de los salarios y por una mejor planeación de las inversiones en infraestructura.

Sobre esto último, recordemos que el año pasado, gobierno y empresarios configuraron un plan nacional de infraestructura para todo el sexenio. Durante varios meses, Antonio del Valle Perochena, del Consejo Mexicano de Negocios, y Carlos Salazar Lomelín, del Consejo Coordinador Empresarial, sostuvieron reuniones con López Obrador para identificar proyectos de inversión carretera, aeroportuaria y portuarias, que les serían presentarlos a diversas compañías.

Se conformó así un Plan Nacional de Infraestructura consistente en unos 1,600 proyectos, con una inversión total estimada en 424 mil 149 millones de dólares, de la cual el 56% sería empresarial y el 44% pública, a realizarse en cinco años, a partir de enero de 2020.

Como sea, el mercado interno será, según el gobernador del Banco de México, Alejandro Díaz de León, el soporte de la actividad económica durante este año, lo que no ocurrió durante las décadas en que todo se enfocó a las exportaciones en el marco del TLCAN.

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Ilustración: Capital México.

Si las condiciones de mercado son al alza y la estabilidad macroeconómica se ha mantenido estrictamente para animar las inversiones privadas, falta que el gobierno sea más institucional y menos personalista en sus decisiones, y que los empresarios entiendan que hay nuevos elementos sobre la mesa de negociación para invertir en diversos sectores, como ocurrió en el de infraestructura, que aparentemente satisfizo a los involucrados.  

Ahora se está negociando el plan de infraestructura del sector energético con la intención de presentarlo en febrero, pero las cúpulas empresariales ya reclamaron airadamente la reanudación de las licitaciones de una actividad extraordinariamente rentable como es el petróleo.

En su conferencia de prensa del 8 de enero, López Obrador descartó la reanudación de tales licitaciones, quizás con fines de negociación de sus términos; sería desastroso que el empresariado viera en ello mayores motivos de desconfianza y pesimismo y que contuviera sus inversiones a lo indispensable por el resto del sexenio.

México: mal con los Tratados de Libre Comercio

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Gran parte de los funcionarios mexicanos relacionados con el comercio exterior, han mostrado un enorme dogmatismo basado en aspectos meramente teóricos sin que exista una correspondencia con la realidad mexicana, por lo que, con sus grandes ideas, han generado enormes daños a la planta productiva nacional y provocado un proceso de reducción de riqueza en el país que se manifiesta en los principales datos macroeconómicos, especialmente en la caída de México como potencia económica, en el decreciente valor que se genera en nuestro país y la reducida captación de IED mundial, así como mínima creación de empleos e importante disminución del bienestar para la mayor parte de los mexicanos.

Desgraciadamente, en los 25 años más recientes, muchos de nuestros altísimos funcionarios “se han convertido en expertos en comercio internacional” con base en un esquema de simulación e improvisación, frente a un público que difícilmente entiende de esta materia.

No hay duda de que esos funcionarios tienen numerosos posgrados y muchos de ellos saben de memoria y pueden recitar y repetir constantemente los términos y conceptos manejados en el comercio internacional y en los TLC´s, sin embargo, eso deja mucho que desear pues son incapaces de aplicarlos para diseñar una estrategia realista, con programas, proyectos y políticas públicas que tengan resultados positivos que incidan favorablemente en el desarrollo económico de nuestro país.

El currículum de muchos de ellos es larguísimo y habla de los numerosos puestos a nivel ejecutivo y directivo que han tenido, pero los mismos están faltos de referencias a actividades que generen logros concretos en materia económica.

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Imagen: Pinterest.

Sin importar el nivel, en su CV sólo aparecen los puestos que han desempeñado sin incluir alguna experiencia real ni algún logro económico pero, eso sí, nos hablan de numerosas reuniones, la intensa participación en congresos y mesas redondas, la profusa impartición de conferencias, múltiples viajes etc., así como la negociación y firma de numerosos Tratados que han convertido a México en el Campeón del Libre Comercio, pero que en la realidad han pauperizado a la mayor parte del pueblo mexicano debido al reducido y decreciente valor agregado en nuestra producción orientada al mercado interno y al de exportación.

Esto ha generado un déficit enorme en la balanza comercial con un creciente número de países con los tenemos un TLC, mismo que en el año 1993 era de -11,923 millones US con 30 países; para 2018 fue de -59,402 millones US con 34 países; y para dicho periodo acumuló un total de -844,5355 millones US.

Un deterioro similar se presenta en relación con la proporción de la Inversión Extranjera captada por el México ya que si en el año 1994 captamos el 4.31% de la IED Mundial, para el 2018 sólo captamos el 2.44% de tal manera que en el mismo periodo pasamos de ser el 4º destino preferido para invertir, al 15º lugar en el año 2018, muy a pesar de que durante este periodo se firmaron 32 (Acuerdos para la Promoción y Protección Recíproca de las Inversiones) APPRIs, supuestamente, para posicionar a México y lograr captar mayores flujos de IED.

Conviene señalar que el cuadro anexo, al principio de cada Administración, cíclicamente se presenta un importante incremento de los flujos de la IED hacia México debido a la esperanza que todos los mexicanos y muchos extranjeros tenemos de que la situación mejore, sin embargo, conforme avanza el sexenio y se va conociendo mejor a los funcionarios, la confianza en los mismos se va perdiendo, por eso también, gran parte de la IED que llega a nuestro país es de mala calidad pues es de compra de activos.

Al ser el comercio exterior la palanca del desarrollo económico del país y la IED un complemento muy importante, el cuadro comparativo de la evolución de las principales variables económicas de nuestro país en los años más recientes nos muestra que, especialmente en el periodo 2001/2018, en que han estado en vigor los TLC’s con 48 países y los 33 APPRIs, los resultados para México han sido nefastos, situación que ha empeorado en los primeros nueve meses de 2019, con la entrada en vigor del TPP-11  para totalizar 54 países con los que han firmado Tratados de forma compulsiva e irresponsablemente.

Conviene señalar que de todas las variables que miden la competitividad de México, el Foro Económico Mundial (WEF) otorga pésimas calificaciones, las peores para ser más precisos, a la calidad de las instituciones públicas y a sus funcionarios debido a que durante los 25 años más recientes, reiteradamente han mostrado su incapacidad para definir estrategias con programas, proyectos y políticas públicas realistas que incidan positivamente en el desarrollo del país.

La manifestación más clara de esta aberración se manifiesta en la carencia de un marco sistémico que permita a la planta productiva nacional generar bienes en un nivel competitivo pues, en el periodo 1999/2018, la competitividad de México cayó del 34º al 48º lugar, dicha situación se ve agravada porque esos funcionarios definen programas ignorando esta situación que ellos mismos han creado, independientemente de que también definen programas sin conocimiento de la estructura de la planta productiva nacional y de su oferta.

Peor es que también han negociado otros Tratados de Libre Comercio con 54 países sin considerar estos elementos, es decir, con un gran desconocimiento de la oferta exportable, de la operación real del comercio internacional y de nuestro comercio exterior pues, en su mayoría son teóricos e improvisados burócratas habilitados como expertos en comercio internacional que nunca han tenido experiencia en la operación real y la promoción del comercio exterior, motivo por el cual sus actividades están caracterizadas por la simulación.

La futura entrada en vigor del T-MEC nos obliga a hacer algo por el desarrollo del país, cosa que es posible siempre y cuando haya una estrategia con los complementos adecuados para aprovechar esta nueva oportunidad que con el TLCAN desaprovecharon nuestros altísimos funcionarios pues, en lugar de definir una estrategia para capitalizar las supuestas ventajas negociadas, se pusieron a firmar TLC’s por todo el mundo, sin antes aprovechar la cercanía que tenemos con el mercado más grande del mundo, su alto nivel de consumo, con el que somos muy complementarios y con el que habíamos firmado un TLC convirtiéndonos en el primer país de América Latina que logró acceso preferencial a dicho mercado.

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Imagen: Pixabay.

Con la firma compulsiva de estos Tratados, lo único que lograron nuestros altísimos funcionarios fue descuidar nuestro posicionamiento en el mercado de Canadá y Estados Unidos, atomizar nuestras reducidas fortalezas y propiciar una competencia desleal para la planta productiva nacional de tal manera que, ninguno de los cinco objetivos que se plantearon para firmar el TLCAN, se ha cumplido a la fecha.

A continuación me permito proporcionarles un vínculo relativo a una entrevista televisiva que me hicieron en el programa En sus propias palabras, conducido en esta ocasión por el Dr. Enrique Villarreal, en el cual hago referencia a mi experiencia como estudiante del comercio exterior y, más importante, a mis inicios como Oficial Administrativo de la Contaduría de la Federación (SHCP), encargado de la Glosa de Operaciones Aduanales de Importación de las cuatro aduanas más importantes de México (Ciudad Juárez, Nuevo Laredo, Tampico y Veracruz); mi experiencia como funcionario promotor del comercio exterior mexicano en España y Portugal; como Consejero Comercial en Costa Rica, Nicaragua y Panamá; Cónsul en Rotterdam –en aquella época el puerto más importante del mundo– y Consejero Comercial para el BENELUX y Países Escandinavos, así como Consejero Comercial para Quebec y las Provincias Marítimas de Canadá con sede en Montreal, de 1990 a 1993, periodo durante el cual se realizaron las negociaciones del TLCAN.


Aprovecho la ocasión para desear a todos una muy Feliz Navidad, un próspero año 2020 y también deseo que para que este nuevo año, haya por fin algo que durante los 25 años más recientes he deseado fervientemente: buenas noticias en relación con el comercio exterior de México.

México y el TPP-11: muy mal en los primeros 9 meses

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La firma compulsiva de Tratados de Libre Comercio hasta llegar a un total de 54 países, convirtió a México en el campeón del libre comercio, sin embargo, los resultados de este ilógico proceso nos muestran el fracaso de nuestro país debido a la errónea “estrategia” adoptada en materia de comercio exterior.

En el año 1993 registramos déficit con 30 de esos países por un total de -11,293 millones US, en el año 2018 lo tuvimos con 34 por -59,402 millones US, en tanto que para el periodo 1993/2018, el déficit fue con 39 países por -844,535 millones US.

La cifra del déficit acumulado resulta terrible, pues equivale al 70% del PIB de México en el año 2018, situación que resulta más terrible si consideramos que del total de las exportaciones mexicanas que en el mismo año ascendieron a 450,572 millones US, sólo el 37% es de contenido mexicano y sin incluir al petróleo, el porcentaje se reduce a un ridículo 28%; esto como consecuencia de la “estrategia” propiciada por nuestros altísimos funcionarios de importar crecientemente para reexportar con decreciente valor agregado, convirtiendo a nuestro país en un maquilador básico con labores simples de ensamble.

Independientemente de esta terrible situación, conviene señalar que, durante los 6 años más recientes, en numerosas ocasiones advertí que la firma del TPP naturalmente constituiría un fracaso adicional para México debido a la nula competitividad que generaba el pésimo marco sistémico nacional existente en nuestro país.

Sin duda, la evolución del comercio exterior de México con los que serían nuevos socios de México en el TPP-11 era un antecedente negativo para firmarlo pues el déficit acumulado con esos países era creciente y enorme por lo que plantear la firma de dicho Tratado constituyó una irresponsabilidad terrible por parte de los altísimos funcionarios encargados de diseñar la política y la estrategia del comercio exterior mexicano.

Hoy, a nueve meses de que prácticamente entró en vigor el TPP-11, los resultados no pueden ser más desalentadores pues las exportaciones mexicanas a los “nuevos” socios de México de dicho Tratado disminuyeron en -367 millones US, debiendo mencionar que al único país al que nuestras exportaciones se incrementaron fue Japón con un total de 114 millones US.

Conviene señalar que en el año 2018, el cuarto producto más importante en la exportación mexicana a Japón fue el aguacate, un producto cuya exportación continua y sostenida se inició en el año de 1988 como resultado del Proyecto de Promoción y Exportación de Aguacate a Europa que propuse e implementé siendo Consejero Comercial de México para BENELUX y Países Escandinavos con sede en Rotterdam, mismo que fue financiado por la Comunidad Económica Europea como parte del proyecto de cooperación adoptado en la Reunión de la Comisión Mixta México-CEE en 1984.[1]

En el mismo periodo, las importaciones procedentes de esos países, excluyendo a Japón, se incrementaron en 2,542 millones US e, incluyendo a Japón, las importaciones en los tres primeros trimestres se incrementaron en 2,924 millones US.

Como consecuencia de esta desigual situación, nuestro déficit con los seis nuevos socios del TPP-11 se incrementó en -3,275 millones e, incluyendo a Japón, el déficit total ascendió a -3,430 millones US.

Conviene señalar que los dos nuevos socios con los que registramos el déficit más alto son Malasia y Vietnam, países que casualmente nos exportan bienes que tradicionalmente producíamos y exportábamos, y que ahora ellos nos suministran en grandes volúmenes mismos que incluyen confección, calzado, productos electrónicos y, aunque usted no lo crea, café.

Una situación nada agradable sobre la cual advertí en múltiples ocasiones, –sin que los altísimos funcionarios pensaran, ni remotamente, en los elementos que resultaban fundamentales para lograr éxito en un proceso de exportación que incluyen un marco sistémico que permita a la planta productiva mexicana trabajar y generar productos en un nivel competitivo–, así como una estrategia de comercio exterior con programas, proyectos y políticas públicas realistas.

A continuación se presenta un cuadro comparativo de los elementos que miden la competitividad de México con esos países, en el que muy gráficamente se presentan las enormes desventajas de nuestro país pues, de un total de 126 variables, sólo tenemos ventaja en 18 y desventaja total en 108, situación verdaderamente terrible muy a pesar de la cual, nuestros improvisados expertos, insistieron en firmar el TPP-11.

Especial referencia me permito hacer a los principales elementos que dentro de este conjunto generan el gran problema, mismo que está constituido por las instituciones públicas y sus funcionarios a quienes el WEF clasifica con pésima calidad debido a que han sido incapaces de definir políticas públicas que incidan positivamente en un marco sistémico que permita a la planta productiva nacional producir en un nivel competitivo, así como tampoco son capaces de definir estrategias con programas y proyectos realistas que permitan a México aprovechar las numerosas oportunidades que presentan los mercados internacionales.

Sin duda, la baja calidad de nuestras instituciones y de sus funcionarios es la causante de los enormes retrocesos que ha registrado la economía mexicana en los 25 años más recientes pero, especialmente, a partir del año 2001 en que ocupábamos la 9ª posición como economía mundial.


Notas:

[1] Me permito comentar que desde el año 2016, el aguacate es el principal producto de exportación agrícola mexicana, misma que en el año 2018 alcanzó un monto de 2,735 millones US.

En el año 1987, la exportación total de aguacate mexicano fue de 1,675 toneladas; en 1988, primer año en que se puso en práctica el Programa de Promoción y Exportación de Aguacate a Europa que menciono en el texto anterior, las ventas totales de aguacate al exterior ascendieron a 13,100 toneladas y a partir de ese año, la exportación de aguacate mexicano registró importantes incrementos hasta llegar a 1 millón 198,202 toneladas en el año 2018, lo cual nos muestra que cuando se deja a un lado la simulación y la improvisación y en su lugar hay conocimientos, experiencia, coherencia y convicción, se puede diseñar una estrategia exitosa, elementos de los cuales desgraciadamente ha carecido “nuestra política de comercio exterior” durante los 25 años más recientes.

Singapur excelente, TLCAN mal y México pésimo

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Ellos se ríen de mí porque soy diferente,
yo me río de ellos porque todos son igualitos.
Anónimo.

La visita del Primer Ministro de Singapur es una magnífica ocasión para hacer una revisión del desarrollo del TLCAN y de México teniendo como referencia un país que decidió utilizar al comercio internacional como palanca de desarrollo –al igual que México–, desgraciadamente, con resultados completamente distintos y deplorables para nuestro país.

México y Singapur iniciaron su participación en el comercio exterior bajo un esquema muy similar basado en la maquila, es decir, bajo un sistema de producción compartida en el que se importaban insumos para luego exportar.

En principio, ambos países buscaron hacer más competitiva a su economía y México, en los años 80 y principios de los 90, con ese objetivo realizó una lógica e importante desregulación de su economía que incluyó un proceso de reformas que, hacia el interior, incluyeron los sectores de autotransporte federal de carga, de turismo y de pasajeros; patentes y marcas, reformas al artículo 27 constitucional en materia de propiedad de la tierra; cogeneración y autoabastecimiento de energía eléctrica; inversión extranjera, medicamentos genéricos y eliminación de controles de precios

En el exterior, se caracterizó por una apertura comercial que se inició con el acceso de México al Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio (GATT), al Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC, por sus siglas en inglés) y a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), que continuó con diversos acuerdos de complementación con miembros de la Asociación Latinoamericana de Integración y que tuvo su corolario con la firma del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, acuerdo que nos brindaba acceso preferencial al mercado más grande del mundo, el más cercano, principal importador mundial con alto nivel de consumo y complementario con México en mucho aspectos, por lo que se constituía como el proyecto más importante para el desarrollo económico del país.

El conjunto de medidas señaladas generó una importante competitividad de la economía mexicana e imprimió gran dinamismo a nuestro comercio exterior, sin embargo, hay que señalar que éste no fue resultado de un proyecto nacional de desarrollo como se había planteado en su origen sino, fundamentalmente, ocasionado por la presencia de numerosas empresas transnacionales radicadas en territorio mexicano que, a través de una estrategia corporativa muy exitosa, realizaban operaciones intrafirma utilizando a nuestro país como un centro de costos.

Desgraciadamente, la presencia de esas empresas en nuestro territorio no fue aprovechada para generar riqueza ni añadir mayor valor en su producción, por lo que el porcentaje de insumos mexicanos en los productos orientados al mercado interno y al de exportación fue decreciente, dado que tampoco hubo complemento alguno para utilizar adecuadamente su presencia y al marco creado por el TLCAN ya que este proceso de apertura comercial se realizó teniendo como paradigma el axioma de que “la mejor política industrial es la que no existe”.

Así, una vez que los efectos positivos de las reformas señaladas se diluyeron, México empezó a perder competitividad y nuestros retrocesos se hicieron manifiestos de una manera terrible, pues en el periodo 1999-2012 caímos de la 34ª a la 66ª posición, lo que generó la desaparición de más de 2,500 empresas exportadoras de nuestro país, 900 de las cuales eran maquiladoras.

A partir del año 2001, también empezamos a perder posiciones como economía mundial debido al decreciente porcentaje de valor agregado que incorporamos en los bienes orientados al mercado interno y al de exportación por lo que, prácticamente, nos convertimos en un maquilador básico con actividades de ensamble simple en nuestro territorio; y también perdimos posiciones como destino de la inversión extranjera.

En el periodo 1993/2018, a pesar de la enorme diferencia en el volumen de población, el valor agregado de Singapur se incrementó en 159,139 millones US, en tanto que el mexicano lo hizo sólo en 136,219 millones US, de tal manera que el valor agregado per cápita se incrementó en 21,957 US y 895 US, respectivamente.

Comentarios

En el año 2018, Singapur, un país con sólo 5.6 millones de habitantes –equivalentes al 0.08% de la población mundial–, contribuyó al PIB mundial con 0.41%; en tanto que México, con 124.78 millones de habitantes –equivalentes al 1.67% de la población mundial–, sólo generó el 1.41% de la riqueza mundial, es decir, la simple comparación de las proporciones ya nos dice que se está muy mal en nuestro país, porque no ha habido una estrategia que nos permita aprovechar las supuestas ventajas negociadas en el TLCAN debiendo destacar los siguientes elementos como determinantes en los retrocesos que México ha sufrido:

~ Pérdida de competitividad por la ausencia de una política ad hoc, lo que ha provocado un marco sistémico deficiente en que la pésima calidad de las instituciones públicas y de sus funcionarios fue determinante debido a su nula capacidad de crear políticas públicas realistas, lo que se ha traducido en una pesada tramitología y altos costos de operación para las empresas radicadas en nuestro territorio.
~ Ausencia de una política de fomento industrial.
~ Ausencia de una política realista de comercio exterior.
~ Carencia de programas, proyectos y estrategias de exportación.
~ Salida de nuestro territorio de más de 900 empresas maquiladoras.
~ Reducida y decreciente variedad en la producción y exportación de bienes.
~ Reducido y decreciente valor agregado nacional de bienes orientados al consumo nacional y al exterior.
~ Decreciente participación en la captación de flujos de inversión extranjera mundial.
~ Destrucción de la estructura de promoción de las exportaciones y de la inversión extranjera directa.
~ Carencia una estrategia de promoción con programas, proyectos y políticas públicas realistas.
~ Firma compulsiva de TLC’s con otros 52 países sin antes penetrar ni consolidar la presencia de México en el mercado norteamericano, con programas específicos que permitan capitalizar las supuestas ventajas negociadas
~ Apertura comercial totalmente incongruente basada en una desgravación arancelaria unilateral como ningún otro país la ha realizado, lo que ha debilitado a la planta productiva nacional y le ha generado una competencia desleal.
~ Flotación sucia del peso generando una moneda fuerte, así como importante subsidio a la importación, independientemente del gran volumen de divisas que se ha utilizado para sostener una paridad irreal.

A continuación, se incluye un cuadro comparativo de México en relación con sus socios de Asia y Oceanía del TPP, en el cual se muestra la nula competitividad de nuestro país para poder ganar en su participación en dicho “proyecto”, muy a pesar de lo cual los altísimos funcionarios se empecinaron en negociarlo.

No en balde el Foro Económico Mundial les adjudica una pésima calificación a nuestras instituciones y a sus funcionarios, lo que representa enormes desventajas para México debido a que supuestamente, desde hace más de 90 años, se abandonó la era de los caudillos corruptos para pasar a la de las instituciones corruptas que Álvaro Obregón creó y que Plutarco Elías Calles prácticamente consolidó por decreto.

Especial referencia merece Singapur, al cual sólo superamos en dimensión del mercado, lo cual en la realidad, nada significa teniendo en cuenta el muy reducido nivel de ingresos de los mexicanos en relación con ese país.

Apuntes finales

La evolución del PIB total y del PIB per cápita del nuestro país en relación con el de Singapur, es una manifestación plena de las lacras que ha padecido nuestra nación y que han provocado que la carencia de una estrategia no permita avanzar al ritmo que lo hacen otros países con características y nivel de desarrollo similares al nuestro.

La referencia que hice sobre las proporciones que se manejan acerca de Singapur y México en el año 2018, adquieren una dimensión de calamidad si hacemos una comparación de la evolución de ambos países tomando como referencia el año 1993, pues en ese año el PIB per cápita de México se ubicaba 13% por arriba del promedio mundial, en tanto que el de Singapur se ubicaba -56% por debajo; para el año 2001 el mexicano se ubicó 33% por arriba pero, sorprendente, el de Singapur 289%; y para el año 2018, las cifras son de dar pena, pues el mexicano cayó -15% por debajo en tanto que el de Singapur alcanzó 439% por arriba, es decir, en el periodo 1993/2018, el PIB per cápita de Singapur pasó de 2,139 US a 61,230 US, en tanto que el de México pasó de 5,467 US a 9,614 US, lo que significa que su crecimiento fue de 2,863% en tanto que el nuestro fue de un raquítico y ridículo 176%.

Mucho más deprimente es el hecho de que en el periodo 2014/2018, el PIB per cápita mexicano se redujo de 10,981 US a 9,614 US, lo que significa que en los últimos cuatro años, los mexicanos perdimos -1,367 US de nuestro ingreso anual y ese bienestar que nuestros altísimos funcionarios nos prometieron con su “política de fomento”, la firma de TLC’s con 52 países adicionales y la firma de 33 APPRIs ha sido inalcanzable debido, especialmente, a la pésima conducción de nuestro comercio exterior.

Sin duda, en los 25 años de vigencia del TLCAN, no ha habido una estrategia realista que nos haya permitido aprovechar las enormes oportunidades que presenta el comercio internacional como lo ha hecho Singapur y, mucho más preocupante, es que con la idea dogmática de diversificación geográfica que ha prevalecido en la “política de comercio exterior” diseñada por nuestros altísimos funcionarios, sólo se ha generado la atomización de las reducidas fortalezas de México.

Peor ha sido que no se ha propiciado el desarrollo de ventajas competitivas ni se han aprovechado las ventajas comparativas, entre la cuales podemos contar el ser el vecino más cercano al mercado más grande del mundo, con el que logramos un acceso preferencial a un mercado de alto consumo, que es el primer importador mundial y con el que somos complementarios en muchos aspectos, independientemente de que tampoco logramos establecer una política regional y por eso, los resultados para Canadá y Estados Unidos también han sido decepcionantes.

Lo peor es que nuestros altísimos funcionarios continúan prometiendo el oro y el moro con la firma de TLC’s adicionales, a pesar de las evidentes muestras de fracaso de su pésima “estrategia”.

México debería haber sido el gran ganador del TLCAN si se hubiera realizado una estrategia realista que permitiera aprovechar y desarrollar adecuadamente el proceso de manufactura en el que habíamos logrado ciertas habilidades, pero nuestros funcionarios nunca pudieron concebirlo como tal debido a la improvisación y simulación que ha caracterizado a sus actividades, por lo que tampoco han podido impulsar la calidad de socio estratégico de nuestro país y lo han convertido en el patio trasero de los Estados Unidos.

Sin duda, la situación que actualmente se presenta en México es crítica y sólo podrá ser revertida si se define una estrategia integral que permita utilizar adecuadamente al comercio exterior como palanca del desarrollo así como Singapur lo ha hecho, sobre todo, teniendo en cuenta la enorme debilidad del mercado interno que padecemos por la creciente pobreza en nuestro país.