Ultrasonido

De la guerra, 2ª Parte

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La industria militar se vuelve tecnología cotidiana

Si consideramos que la historia se manifiesta a partir de la expresión de un mecanismo de “selección natural” entre los grupos humanos “más aptos” estamos avalando que la parte más animal de nuestra esencia es la que rige nuestro actuar en el devenir de los tiempos. La lucha por la paz, la bondad, la generosidad, la inocencia y la solidaridad no son valores  reconocidos, ni se promueven de forma real. Las polarizaciones religiosas, ideológicas, políticas preservan un sistema en el que la capacidad para sobrevivir se convierte en un asunto de poder económico que, más allá de gobiernos o justicia social o equidad en el acceso, se impone con una ambición que segrega cada vez más.

Las causas de la guerra las hemos explorado en la entrega anterior, ahora lo que quiero revisar es la evolución de la forma de hacer la guerra y algunos beneficios que se han desprendido a partir de la invención científica aplicada en artilugios de guerra. Vamos a ver, en principio, la evolución de las culturas nos ha llevado desde el uso de rocas, hondas y contacto físico directo, a las diferentes formaciones de infantería que utilizaban espadas, arco y flecha, armas de corto alcance como puñales o cuchillos para el combate cuerpo a cuerpo, hasta los ataques nucleares o biológicos a distancia para el exterminio a distancia, es decir, sin que los ejércitos se vean en la necesidad de un enfrentamiento directo y personal.

Guerra.
Ilustración: Variety Magazine.

Por supuesto, fue a partir de la Revolución Industrial la que marcó el mayor cambio en la forma de hacer la guerra. La producción en masa vuelve a ser la causante de una diversificación en las maneras, herramientas y hasta procedimientos para combatir al enemigo. Sabemos entonces cómo se modifican los elementos para la lucha, por lo tanto, hoy vamos a destacar que la industria militar aporta muchos beneficios que terminan por tener una aplicación positiva en la vida cotidiana de muchas personas que están en condición de tener acceso a estos satisfactores.

Es así que en la era moderna las innovaciones militares han sido parte de la carrera por la competencia tecnológica. La mayoría de los avances han sido creados por las culturas más belicosas como Estados Unidos y Alemania, a partir de la Segunda Guerra Mundial y durante la Guerra Fría. En ese momento histórico, los gastos del mundo en guerra se enfocaron a la creación de tecnologías que, aunque pueda parecer paradójico, hoy usamos como objetos cotidianos, por ejemplo:

Sistema de navegación GPS

El Global Positioning System es un sistema generado a partir de una necesidad militar estratégica para localizar la posición del enemigo en tiempo real. Hoy lo usamos de manera cotidiana en cualquier parte del mundo, ya que permite una ubicación bastante precisa de objetos, personas y lugares. Este sistema se inventó en el Departamento de Defensa de los Estados Unidos en 1964 y funciona a través de la sincronización satelital que cubre todo el planeta. En 1967 el GPS inició su uso comercial. Ofrece ventajas que consisten en el ahorro de tiempo en la ubicación en un espacio, además es económico y práctico. Lo que no podemos perder de vista es que nació como una brújula multiusos para los bombardeos selectivos que realizaban los Estados Unidos durante la Guerra del Golfo Pérsico y en la actual de Siria.

GPS.
Fotografía: Boredpanda.
Microondas

Calentar una sopa en el microondas o prender el televisor con un control remoto son actividades que hoy en día no generan asombro alguno, sin embargo, para aquellos que teníamos que levantarnos de la silla para cambiar un canal o encender el aparato es un beneficio importante. Estas funciones se realizan ya que las ondas electromagnéticas operan bajo un espectro de frecuencia utilizado en la radiodifusión y las telecomunicaciones. Incluso, esta tecnología de microondas es usada por radares con el fin de generar información meteorológica. Pero, ¿cuál es su origen? La tecnología de los radares nació en 1946 con el propósito de tener un localizador de tanques y de maquinaria de guerra. A partir de ahí, todo fue resignificar los usos y agregar elementos, por ejemplo, el diseño de una caja metálica con una abertura para introducir comida –ya sea para calentarla o cocerla, a través de la energía almacenada en un microondas–, modificó para siempre, si no la forma de cocinar, sí la de acelerar los tiempos en la preparación de alimentos para su consumo.

Radares.
Fotografía: Loomislab.
Ultrasonido

Monitorear embarazos, valorar lesiones, dar seguimiento a la evolución o involución de tumores sólidos en diferentes momentos del diagnóstico y/o de tratamientos médicos utilizando el ultrasonido, es una posibilidad que se generó a partir de un invento de la Primera Guerra Mundial. Buscando la forma de protegerse de la amenaza submarina de los alemanes, se utilizaron unos artefactos denominados hidrófonos, que captaban las turbulencias generadas por los submarinos y permitían ubicar la posición de los enemigos. Hoy su uso y aplicación está asociado, sobre todo, a situaciones de cuidado de la salud, lo que, desde mi perspectiva representa un gran avance para la humanidad.

Submarino.
Fotografía: Pinterest.

Como estos ejemplos de inventos, resignificados para su uso diario, existen muchos otros que continuaremos revisando en la siguiente entrega, porque considero que identificar estas aplicaciones positivas de la tecnología de guerra resulta interesante, atractivo y esperanzador. Ante la guerra y su destrucción, lo único que nos rescata es justamente la esperanza, es esa expectativa de que podremos volver a confiar en que lo cotidiano suceda en un ambiente armonioso y pacífico. Sigamos identificando las ganancias de las pérdidas, es decir, la posibilidad de transformar algo utilizado para el mal, en un objeto usado para el bien, para la preservación de la especie.